El ejercicio ligero mejora la mortalidad en pacientes
con arteriopatía periférica y claudicación
El síntoma patognomónico es la claudicación de las extremidades inferiores
(EEII), un síntoma premonitorio que empeora a su vez la calidad de vida al
reducirse la función física condicionando que el paciente haga cada vez menos ejercicio
físico, y este a su vez es un factor independiente de mortalidad.
Si que es cierto que existen evidencias en individuos con claudicación que
habitualmente hacen actividades físicas entre moderadas a vigorosas y esto se
traduce en menor riesgo de MCC (Gardner AW et al) y MCV (Garg PK et al) que
aquellos que no practican esta actividad.
En este sentido pacientes con ITB inferior a 0,9 una reducción de la distancia
recorrida las semanas previas a un estudio se asoció con mayor riesgo de
eventos cardiovasculares (EvCV) (McDermott MM et al).
El problema, como hemos señalado es que la misma claudicación impide hacer ejercicios de
modera o intensa intensidad por las limitaciones que produce. Aún así, no se conoce si la práctica
intensid ligera en pacientes con claudicación mejora realmente la
supervivencia de dichos pacientes.
El objetivo de este estudio es determinar la asociación entre la actividad ligera y la incidencia de MCC en pacientes con EAP y claudicación durante un seguimiento de 18,7 años.
Los individuos captados tenían una EAP en estadio 2 de Fontaine stage II y un grado 1 de la escala
de Rutherford, un ITB inferior a 0,9 y
claudicación clínica.
En total se captaron 528 pacientes
voluntarios con EAP entre el 1994 y el 2020 de la Clinical Center at the
Baltimore VAMHCS hospital.
Los pacientes fueron clasificados en 1.- sedentarios, 2.- actividad física
ligera y 3.- actividad física moderada o intensa, en base a un cuestionario.
De los 386 seguidos, el 66,6% (257) fallecieron en los 18,7
años, que desglosados fueron 40 de 48 (83,3%) del grupo sedentario, 135 de 210
(64,3%) del grupo de intensidad ligera y 82 de 128 (64%) del grupo de moderada o lata intensidad.
Para la MCC la actividad ligera tuvo unas tasas aleatorias de riesgo en forma
de hazard ratio [HR] 0,523 (p 0,0007), al tiempo que la actividad
moderada a intensa de HR 0,425 (p inferior a 0,0001).
También ambas actividades fueron predictoras en la MCV, así de los 125
individuos que fallecieron por causas CV en el seguimiento (34,2), los que
realizaban una actividad ligera tuvieron una HR
0,511 (p 0,0113) y los de actividad modera a intensa HR 0,341 (p 0,0003).
Con ello concluyen
que una actividad ligera en un contexto de pacientes con EAP y clínica de
claudicación intermitente se asociaría con alrededor de un 50% menor riesgo de
MCC y MCV, y todo ello independiente del nivel de ITB, de las características
clínicas al inicio y de la comorbilidad acompañante.
La realidad es que este
estudio sugiere que en este tipo de individuos en los que la capacidad de
practicar el ejercicio físico está reducida, el ejercicio ligero añade hasta
2,5 veces beneficio relativo en la supervivencia que el que podrían ganar
personas sin esta condición de la población general realizando la misma
cantidad de ejercicio físico.
De la misma forma, una actividad entre moderada a intensa reduciría la MCC y
MCV en un 58 y un 66% respectivamente.
Se tratan de unas conclusiones muy interesantes en un colectivo limitado por su
propia patología y en el que una activad a la
medida de sus limitaciones mejoraría la MCC y MCV.
Este estudio tiene la fortaleza de ser un estudio muy largo (18,7 años) con una
media de supervivencia de los individuos de 9,9 años y ser el primero que
estudia la actividad ligera como factor preventivo de la MCC y MCV en pacientes de alto RCV.
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