Hasta los años 80, la diabetes en la infancia y adolescencia se consideraba casi exclusivamente como diabetes tipo 1 (DM1), de origen autoinmune. Sin embargo, a partir de esa época se comenzó a reconocer una nueva forma de diabetes tipo 2 (DM2) en jóvenes, con características similares a la de adultos. Ante el desconocimiento sobre su fisiopatología, epidemiología y evolución clínica, The National Institute of Diabetes and Digestive and Kidney Diseases (NIDDK) impulsó cuatro estudios multicéntricos clave: The SEARCH for Diabetes in Youth (SEARCH) study, para describir la epidemiología y complicaciones; The Treatment Options for Type 2 Diabetes in Adolescents and Youth (TODAY) study, centrado en tratamientos y fisiopatología; Restoring Insulin Secretion (RISE), que comparó la DM2 juvenil con la del adulto; y, más recientemente, DISCOVERY of Risk Factors for Type 2 Diabetes in Youth (DISCOVERY) study, orientado a identificar jóvenes con alto riesgo y diseñar estrategias preventivas.
En adolescentes, la sospecha de DM2 suele basarse en la presencia de hiperglucemia, obesidad, antecedentes familiares y comorbilidades del síndrome metabólico. No obstante, el incremento global de la obesidad y la superposición clínica entre la DM1 y la DM2 dificultan su diferenciación diagnóstica. En este contexto, la determinación de autoanticuerpos específicos resulta esencial. El estudio TODAY reveló que un número significativo de jóvenes diagnosticados clínicamente con DM2 presentaban autoanticuerpos, lo que indica un componente autoinmune subyacente y cuestiona la precisión del diagnóstico inicial. (Sigue leyendo...)
El estudio SEARCH, siguiendo el marco de la Asociación Americana de Diabetes (ADA), clasifica la DM1 por autoinmunidad y la DM2 por resistencia insulínica sin autoanticuerpos, aunque investigaciones fisiopatológicas muestran que adolescentes con índice de masa corporal (IMC) similar pueden presentar resistencia a la insulina comparable, independientemente del tipo, aunque solo en DM2 se desarrollan características del síndrome metabólico. Esto evidencia que la clasificación clínica no siempre refleja la etiología individual, enfatizando la necesidad de avanzar hacia una medicina de precisión.
Epidemiológicamente, SEARCH estimó en 2017 una prevalencia de DM2 juvenil de 0,67 por 1000 jóvenes entre 10-19 años, con un aumento del 95,3% en 16 años, mayor en mujeres y minorías étnicas, especialmente adolescentes negros no hispanos, y proyecciones que predicen un aumento seis veces mayor para 2050, impulsado por la obesidad y cambios demográficos. La prevalencia de complicaciones tempranas fue mayor en DM2 que en DM1, con un 75% de jóvenes afectados tras 8 años de evolución, asociado a factores de riesgo como hiperglucemia crónica, obesidad abdominal, hipertensión, dislipidemia y determinantes sociales adversos, y una mortalidad estandarizada 2,3 veces superior a la población general.
Aunque la resistencia a la insulina en músculo, hígado y tejido adiposo, así como la acumulación de grasa ectópica y los niveles bajos de adiponectina, son comunes en ambos grupos, la DM2 juvenil se caracteriza por una resistencia a la insulina más acentuada. Este fenómeno se atribuye, en parte, al aumento fisiológico de la hormona del crecimiento durante la pubertad, que intensifica la resistencia a la insulina propia de esta etapa, favoreciendo una secreción insulínica insuficiente y el desarrollo de disglucemia.
El estudio TODAY evaluó la eficacia de tres estrategias terapéuticas en jóvenes con DM2: metformina sola, metformina más intervención intensiva en el estilo de vida, y metformina combinada con rosiglitazona. Ninguna intervención resultó universalmente eficaz; metformina fue efectiva solo en el 50% de los casos, y la combinación con rosiglitazona mostró una modesta mejora del control glucémico, con mejor respuesta en niñas. El principal predictor del deterioro fue la disfunción de las células β, no la resistencia a la insulina. El consorcio RISE se creó para estudiar intervenciones que preservaran esta función en jóvenes y adultos con prediabetes o DM2 reciente.
A los 13 años de seguimiento, el 60% de los participantes presentó al menos una complicación microvascular y el 28% dos o más. La incidencia acumulada a 15 años fue muy elevada: 54,8% para nefropatía, 32,4% para neuropatía y 49% para retinopatía, superando las cifras en adultos. Además, se documentaron complicaciones cardiovasculares graves y muertes prematuras, evidenciando la gravedad de estas complicaciones. El aumento de DM2 juvenil también conlleva un mayor riesgo de complicaciones en embarazos precoces, con consecuencias negativas para madre e hijo.
El estudio RISE utilizó protocolos comparables en ambas poblaciones: insulina glargina seguida de metformina, o metformina durante 12 meses. En adultos, también se evaluaron liraglutida, placebo o cirugía bariátrica. El estudio mostró un deterioro progresivo de la función β en jóvenes con DM2, afectando tanto la secreción de insulina en fases temprana y tardía como la respuesta a secretagogos no glucémicos. Este deterioro fue más rápido que en adultos, con mayor aumento de HbA1c. La disfunción β fue el principal predictor de progresión en jóvenes, a diferencia de los adultos, donde también influyó la resistencia a la insulina. Persisten dudas sobre los mecanismos de la rápida pérdida de función β en esta población.
Los estudios SEARCH y TODAY han identificado estilos de vida poco saludables en adolescentes con DM2, caracterizados por baja actividad física, alto sedentarismo y una dieta rica en grasas saturadas. La obesidad de inicio precoz se asocia a su persistencia en etapas posteriores, lo que subraya la necesidad de intervenciones preventivas tempranas. Sin embargo, las estrategias actuales muestran eficacia limitada a largo plazo, y en el estudio TODAY las mejoras iniciales en el IMC no se tradujeron en un control glucémico sostenido. En cuanto al tratamiento, los resultados con fármacos distintos a la metformina han sido variables y aún insuficientes. Por otro lado, la cirugía bariátrica ha mostrado beneficios importantes en adolescentes con DM2 y obesidad severa: a los cinco años se observó una pérdida de peso del 27%, una elevada tasa de remisión de la diabetes y mejoría de comorbilidades metabólicas, consolidándose como una opción eficaz en casos seleccionados.
El estudio multicéntrico DISCOVERY, financiado por el NIDDK, tiene como objetivo mejorar la predicción y prevención de la DM2 en jóvenes con sobrepeso u obesidad durante la pubertad. Recluta a 3600 participantes para un seguimiento semestral de 2 a 4 años, con el fin de identificar factores fisiológicos, psicológicos y sociales que permitan desarrollar modelos predictivos útiles en la práctica clínica, determinar el momento óptimo de intervención, y establecer estrategias que integren desde la biología molecular hasta las políticas públicas. La DM2 juvenil, por su evolución agresiva y complejidad biopsicosocial, constituye un reto creciente que sitúa a la atención primaria en una posición clave para la detección temprana, el seguimiento longitudinal y la aplicación de intervenciones integrales adaptadas al contexto individual y comunitario.
En nuestras consultas, cada vez más frecuentemente nos enfrentamos a jóvenes con obesidad, sedentarismo y riesgo metabólico elevado. Como profesionales de atención primaria, debemos posicionarnos como agentes de cambio: promoviendo entornos saludables desde la infancia, detectando precozmente a los jóvenes en riesgo y colaborando con redes comunitarias y equipos multidisciplinarios. La creciente carga de DM2 juvenil no es solo un reto clínico, sino una llamada a la acción desde la equidad y la prevención. Solo con una visión comprometida y comunitaria podremos frenar esta tendencia y mejorar el futuro de nuestros jóvenes.
Un artículo imprescindible que invita a reflexionar profundamente sobre la urgencia de transformar nuestro abordaje clínico, preventivo y social frente a la DM2 de inicio en la juventud.
Copeland KC, Zeitler P, Geffner M, Guandalini C, Higgins J, Hirst K, et al. TODAY Study Group. Characteristics of adolescents and youth with recent-onset type 2 diabetes: the TODAY cohort at baseline. J Clin Endocrinol Metab. 2011 Jan;96(1):159-67. doi: 10.1210/jc.2010-1642.
RISE Consortium. Restoring Insulin Secretion (RISE): design of studies of β-cell preservation in prediabetes and early type 2 diabetes across the life span. Diabetes Care. 2014;37(3):780-8. doi: 10.2337/dc13-1879.
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