La obesidad está relacionada con una larga lista de problemas de salud. La artrosis de rodilla es una de las más frecuentes, y tiene sentido: más peso implica más presión sobre las articulaciones. El estudio que comentamos investiga el efecto de semaglutida (SEMA) subcutánea frente a dos grandes desafíos médicos actuales: la obesidad y el dolor moderado o severo por artrosis de rodilla. Se llevó a cabo un ensayo clínico aleatorizado (ECA), doble ciego y controlado por placebo, durante 68 semanas en 61 localidades de 11 países, incluyendo a 407 participantes con obesidad (IMC ≥ 30) y diagnóstico clínico y radiológico de artrosis de rodilla.
El tratamiento con SEMA se combinó con actividad física y una dieta hipocalórica. Los objetivos principales fueron el cambio porcentual en el peso corporal y la mejora en el dolor evaluado mediante el índice de Osteoartritis de las Universidades Western Ontario y McMaster (WOMAC) (en una escala de 0 a 100, en la que las puntuaciones más altas reflejan peores resultados) desde el inicio hasta la semana 68. Un criterio de valoración secundario fue la puntuación de la función física en la Encuesta breve de salud de 36 ítems (SF-36), versión 2 (en una escala de 0 a 100; las puntuaciones más altas indican mayor bienestar). (Sigue leyendo...)
En la muestra recogida la edad media era de 56 años, el IMC medio de 40,3 y la puntuación media del dolor WOMAC de 70,9. El 81,6 % de los participantes eran mujeres.
Los resultados principales en reducción de peso fueron claramente beneficiosos: los participantes tratados con SEMA experimentaron una reducción media del 13,7 % en el peso corporal frente a un 3,2 % en el grupo placebo (p < 0,001). El 87 % de los participantes con SEMA logró una reducción de peso de al menos el 5 %, y el 70,4 % alcanzó una reducción del 10 % o más (p < 0,001).
En cuanto a la reducción del dolor, el dolor medido por el índice WOMAC disminuyó en 41,7 puntos en el grupo de SEMA, en comparación con una disminución de 27,5 puntos en el grupo placebo (p < 0,001).
El tercer resultado que llamó la atención fue la mejora en la función física medida por el cuestionario SF-36. En el grupo de SEMA se mejoró en 12 puntos frente a los 6,5 del grupo placebo, lo que evidencia un impacto real en la vida diaria (p < 0,001).
Otra cuestión interesante fue el uso de analgésicos. El porcentaje de participantes que consumían antiinflamatorios no esteroideos (AINE) o paracetamol disminuyó durante el ensayo, observándose una mayor reducción en el grupo de SEMA que en el grupo placebo, un dato que confirma que la reducción del dolor con SEMA no se debió a un aumento del uso de agentes analgésicos. Estos hallazgos sugieren que la SEMA puede reducir la necesidad de estos medicamentos, algo que no solo es bueno para aliviar el dolor sino también para evitar los efectos secundarios asociados al uso crónico de analgésicos como los AINE.
La incidencia de eventos adversos graves fue similar en ambos grupos (10 % en el grupo de SEMA y 8,1 % en el de placebo). Los efectos adversos gastrointestinales fueron la causa principal de interrupción del tratamiento con SEMA (6,7 % frente al 3 % en el grupo placebo).
Hay algunas limitaciones que vale la pena mencionar: lo más probable es que la reducción de peso contribuya en gran medida a aliviar el dolor de rodilla y la rigidez articular. En estudios previos se ha demostrado que los arGLP-1 tienen efectos antiinflamatorios. Pero, en este trabajo no se evaluaron cambios en marcadores inflamatorios o metabólicos, lo que podría haber dado una idea más clara del mecanismo detrás de los beneficios. Una seria limitación fue el seguimiento, que fue muy breve (tan solo 68 semanas), cuando sabemos que muchas personas recuperan el peso perdido al dejar de tomar medicamentos como SEMA. Otra cuestión es la aplicabilidad de estos resultados: la mayoría de los participantes eran mujeres. Además, el estudio se centra en la artrosis de rodilla; quizás sería interesante valorar otras articulaciones afectadas por este deterioro.
En resumen, el tratamiento semanal con SEMA en pacientes con obesidad y artrosis de rodilla redujo significativamente el peso corporal y mejoró el dolor y la función física en comparación con el placebo. Los resultados respaldan el uso de SEMA no solo como una intervención para la pérdida de peso, sino también como una estrategia complementaria en el manejo del dolor y la funcionalidad en la artrosis de rodilla. Esto nos recuerda que el cuerpo humano es un sistema complejo y que abordar un problema puede tener efectos beneficiosos en otros aspectos.
Pero nunca debemos olvidar que el tratamiento de un paciente no puede basarse únicamente en la prescripción de un fármaco. Es necesario un enfoque integral que combine medicamentos, cambios en el estilo de vida y apoyo del sistema sanitario.
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