14 de febrero de 2019

¿Debemos replantear la estrategia de cribado de retinopatía diabética?

¿Debemos replantear la estrategia de cribado de retinopatía diabética?

Incidencia de la retinopatía diabética en diabetes mellitus tipo 2 y número necesario de retinografías de cribado: una revisión sistemática

Incidencia de retinopatía diabética en grupos de bajo riesgo; dos años de cribado con telemedicina

Comentario de Enrique Carretero Anibarro, @Enriq_Carretero

La retinopatía diabética (RTDM) es una complicación crónica y muy invalidante de la diabetes mellitus tipo 2 (DM2) que puede detectarse mediante el examen periódico del fondo del ojo. 
La incidencia de pérdida de visión por RTDM en personas DM2 está disminuyendo, probablemente como resultado de la mejora de las campañas de cribado con retinografía. En la mayoría de los países se recomiendan revisiones anuales o bienales para la RTDM en personas con DM2. Existe un interesante debate sobre la frecuencia del cribado de RTDM por ello a este tema le hemos dedicado ya varios post previos. 
Los datos de las últimas décadas indican que en la retinopatía leve (RTDML) detectada a tiempo es frecuente la regresión (46%), esta regresión se ve reforzada por el tratamiento eficaz de la hipertensión (HTA) y la glucemia. Aunque también es cierto que en la RTDML la progresión a ceguera por RTDM es 10 veces más frecuente que en las personas sin  RTDM previa.
Existen varias razones para replantearse con qué frecuencia realizar el cribado de la RTDM:
- En pacientes DM2 sin RTDM la incidencia de progresión a pérdida de visión es baja.
- La RTDM grave en DM2 es poco común y se desarrolla lentamente; por lo tanto, es muy poco probable que el desarrollo de RTDM no proliferativa a RTDM grave o proliferativa se produzca en un plazo de 3 años si no hay signos de RTDM en la última sesión de cribado. 
-El cribado regular de la RTDM conlleva un importante esfuerzo tanto para los pacientes como para el sistema sanitario, ambos se verían beneficiados de una reducción del número de sesiones. 
-Además, el cribado anual de la RTDM se asocia a un número desproporcionado de falsos positivos que conlleva estudios oftalmológicos innecesarios. 
A estas posturas hay quien contrapone que alargando los periodos de cribado se transmite al paciente una falsa sensación de seguridad que puede llevar a una falta de adherencia a este programa y a pérdidas de seguimiento.
Tras estos datos la pregunta es ¿Podemos ampliar el intervalo de cribado de RTDM?
Para responder a esta controvertida pregunta vamos a comentar dos estudios publicados recientemente que aportan nuevas perspectivas sobre las recomendaciones en la periodicidad del cribado de la RTDM.

*El primero es una revisión sistemática que se realizó en enero de 2017 a través de una búsqueda en las bases de datos PubMed, Embase, Web of Science y la COCHRANE Library publicados entre enero de 2000 y enero de 2017. Los estudios incluyeron poblaciones de más de 100 personas con DM2, que no tenían RTDM o sólo una RTDML o RTDM no proliferativa.  Se incluyeron 17 estudios de 13 países de cuatro continentes, registraron un total de 326 112 personas sin RTDM y 48 610 pacientes con RTDML. Los resultados fueron que las tasas promedio de incidencia de limitación visual severa en pacientes sin RTDM son de 1 por cada 100 personas/año y con RTDML de 8 por cada 100 personas/año. El promedio de pruebas necesarias para detectar un caso de RTDM con pérdida de visión en pacientes sin RTDM fueron 175 y en individuos con RTDML fueron 19.
Las principales conclusiones fueron: La incidencia de RTDM con severa limitación visual en DM2 sin RTDM fue baja, existe una tendencia decreciente. La tasa de incidencia de complicaciones en DM2 con RTDML es casi diez veces mayor que en las personas sin RTDM.
Las implicaciones de estos hallazgos sostienen que se amplíe el intervalo de cribado para las personas con DM2 sin RTDM. En los DM2 con RTDML, como la progresión es lenta y la regresión es común, sería útil plantear un intervalo de cribado adaptado a la posible progresión.

*El segundo trabajo es un estudio de cohorte retrospectivo que evaluó la RTDM en DM2 a través de un programa de telemedicina realizado por la aseguradora Káiser Permanente del Sur de California (EEUU). En el año 2012 se tomaron retinografías a 116.134 pacientes (79.445 sin RTDM o con RTDML). Tras dos años de seguimiento necesitaron tratamiento para la RTDM en los siguientes 2 años tan solo 11 pacientes sin RTDM (1 de 12.660 ó 0,000079 pacientes/año) y 11 pacientes con RTDML (1 de 1.784 ó 0,000561 pacientes/año). 
Concluyen que en pacientes DM2 sin RTDM o RTDML es poco probable que en dos años sufran un agravamiento o complicación que amenace la visión y que requiera tratamiento, consecuentemente en los casos de bajo riesgo puede ser razonable la ampliación del intervalo de seguimiento.
Curiosamente en 44 pacientes sin RTDM (1 de 3.165 o 0,000316 pacientes/ año) y 5 pacientes RTDML (1 de 3.924 o 0,000255 pacientes/ año) el tratamiento fue inducido por patologías no relacionadas con la DM2, por lo que se deduce que es importante el control de la presión arterial (PA) y el control glucémico porque influyen sobre la RTDM, y por lo tanto, es posible que estas recomendaciones no sean apropiadas cuando estos factores de riesgo no están controlados.
Los hallazgos de estos dos estudios coinciden con otros previos, y sugieren que sería interesante en el desarrollo de las guías para el cribado de RTDM considerar que es posible construir intervalos de cribado más adecuados en personas con DM2 sin RTDM o con RTDML.
Si ya abogamos por individualizar el tratamiento del paciente DM2 ¿Porque no podemos personalizar también el cribado de la RTDM? Un menor número de sesiones de cribado reduce el esfuerzo y los costes sanitarios. Esto ayudará a optimizar los recursos sanitarios, que no son infinitos, adecuaremos el seguimiento a las necesidades del paciente y así facilitaremos su adherencia a las pruebas diagnósticas y al tratamiento.
No por hacer más se hace mejor.  Es más importante la calidad que la cantidad.

Groeneveld Y, Tavenier D, Blom JW .Incidence of sight-threatening diabetic retinopathy in people with Type 2 diabetes mellitus and numbers needed to screen: a systematic review. Diabet Med. 2019 Jan 24. doi: 10.1111/dme.13908.

Modjtahedi BS, Theophanous C, Chiu S, Luong TQ, Nguyen N, Fong DS. Two-Year Incidence of Retinal Intervention in Patients With Minimal or No Diabetic Retinopathy on Telemedicine Screening. JAMA Ophthalmol. 2019 Feb 7. doi: 10.1001/jamaophthalmol.2018.6912. [Epub ahead of print]

Echouffo-Tcheugui JB, Ali MK, Roglic G, Hayward RA, Venkat Narayan KM.Screening intervals for diabetic retinopathy and incidence of visual loss: a systematic review. Diabet Med. 2013 Jul 2. doi: 10.1111/dme.12274. [Epub ahead of print]


3 comentarios:

Joan Barrot dijo...

Como puntualiza Enrique hay quien contrapone que alargando los periodos de cribado se transmite al paciente/médico una falsa sensación de seguridad que puede llevar a una falta de adherencia a este programa y a pérdidas de seguimiento. Una publicación reciente da que pensar. La frecuencia del examen ocular en EE.UU. es 'alarmantemente baja'. Benoit et al , Diabetes Care 2019 Jan; dc180828.

Se analizan las bases de datos de la aseguradora IBM Watson Health entre 2010 y 2014. Entre 298.383 personas DM2 sin RD, el 48,1% no realizó el examen periódico del fondo de ojo durante los 5 años de estudio , y sólo el 15,3% cumplió con las recomendaciones de la Asociación Americana de la Diabetes (ADA) para las visitas del examen ocular anuales o bienales. De los 13.215 DM2 con RD al inicio del estudio, el 11,2% no tuvo visitas del examen ocular y el 50,9% cumplió con las recomendaciones de la ADA. En ambos casos, las tasas del examen ocular fueron más bajas entre los adultos más jóvenes.
Entre los 2.949 DM1 sin RD al inicio del estudio, el 33,6% no realizó exámenes oculares durante el período de estudio y sólo el 26,3% cumplió con las recomendaciones de la ADA. De los 1.429 DM1 con RD al inicio del estudio, el 8,9% no se realizó exámenes oculares en 5 años y el 63,5% cumplió con las recomendaciones de la ADA. Y nuevamente, las tasas del examen ocular fueron más bajas entre los pacientes más jóvenes.

Enrique Carretero Anibarro dijo...

Tienes razón Joan, el principal objetivo de cualquier programa de cribado es que la adherencia sea aceptable y útil para detectar a tiempo la enfermedad o complicaciones que lo justifican. Las cifras que tú apuntas, del todo ciertas, presentan una bajísima adherencia, en definitiva un panorama muy lamentable, y nosotros hablando de ampliar los intervalos de seguimiento…

Pero no está de más recalcar que optimizar los programas de cribado adaptándolos a las necesidades reales servirá para incidir donde este sea más necesario. Aquellos pacientes con bajo riesgo de RTDM que si siguen el programa de cribado pueden aumentar la periodicidad de sus exámenes, de esta forma nos liberarán carga asistencial para poder enfocar nuestros esfuerzos en otros sujetos perdidos en el cribado de RTDM. Por los datos que aportas existe un porcentaje importante de individuos con tasas de examen ocular muy bajas, es en ellos donde debemos reforzar el programa.

Quizás la clave sea adaptar el programa de cribado a las características de cada paciente.

Al fin y al cabo como eso es individualizar.

Muchas gracias por tu interesante aportación Joan.

Enrique Carretero Anibarro, @Enriq_Carretero

Anónimo dijo...

Tienes razón Joan, el principal objetivo de cualquier programa de cribado es que la adherencia sea aceptable y útil para detectar a tiempo la enfermedad o complicaciones que lo justifican. Las cifras que tú apuntas, del todo ciertas, presentan una bajísima adherencia, en definitiva un panorama muy lamentable, y nosotros hablando de ampliar los intervalos de seguimiento…

Pero no está de más recalcar que optimizar los programas de cribado adaptándolos a las necesidades reales servirá para incidir donde este sea más necesario. Aquellos pacientes con bajo riesgo de RTDM que si siguen el programa de cribado pueden aumentar la periodicidad de sus exámenes, de esta forma nos liberarán carga asistencial para poder enfocar nuestros esfuerzos en otros sujetos perdidos en el cribado de RTDM. Por los datos que aportas existe un porcentaje importante de individuos con tasas de examen ocular muy bajas, es en ellos donde debemos reforzar el programa.

Quizás la clave sea adaptar el programa de cribado a las características de cada paciente.

Al fin y al cabo como eso es individualizar.

Muchas gracias por tu interesante aportación Joan.

Enrique Carretero Anibarro, @Enriq_Carretero