La diabetes constituye un problema global creciente, con una prevalencia del 10,5% en 2021 y una proyección del 12,2% para 2045. Tanto la DM1 como la DM2 incrementan de forma significativa el riesgo de enfermedad cardiovascular (ECV) y de mortalidad prematura. La DM2, mayoritaria, se asocia a infarto, ictus e insuficiencia cardiaca, aunque en Suecia se ha observado una mejoría sostenida en incidencia y supervivencia cardiovascular. Entre los principales determinantes del riesgo destacan la dislipidemia, la hipertensión, el tabaquismo, el control glucémico, la función renal y la duración de la enfermedad.
Son escasos los estudios comparativos entre DM1 y DM2 (p. ej., Ducluzeau PH et al.). Datos europeos previos apuntan a un mayor riesgo relativo en DM1 en edades avanzadas, aunque sin información clínica suficiente para su interpretación. Este estudio analizó el riesgo de eventos cardiovasculares mayores en adultos con DM1 y DM2 en Suecia, evaluando además la contribución de los principales factores de riesgo. (Sigue leyendo...)
Se desarrolló una cohorte nacional utilizando registros sanitarios y socioeconómicos suecos. Se incluyeron adultos de 18–84 años con DM1 o DM2 vivos al 1 de enero de 2016, hasta diciembre de 2020 y emparejados con dos controles sin diabetes por edad, sexo y área de residencia. Las variables basales se obtuvieron de registros previos y del dato más reciente del National Diabetes Register.
El desenlace primario fue un compuesto de ECV [IAM, ACV, IC o muerte cardiovascular (MCV)], con análisis secundarios de cada evento y de la mortalidad total (MCC). El riesgo se evaluó mediante modelos de Cox ajustados por edad, sexo y múltiples factores cardiometabólicos y socioeconómicos, con estratificación por grupos de edad (inferior a 50, 50–59, 60–69 y mayor o igual a 70 años).
El estudio incluyó 38.351 personas con DM1 y 365.675 con DM2, con un seguimiento medio de 4,3 años. La DM1 correspondía a individuos más jóvenes, con HbA1c más alta y mayor duración de enfermedad; la DM2 presentaba más comorbilidad, obesidad y mayor uso de fármacos cardioprotectores.
En los modelos ajustados por edad y sexo, la DM1 mostró un mayor riesgo global de ECV y mortalidad. Sin embargo, en menores de 50 años la DM2 presentó mayor riesgo de ECV, IAM e IC. A partir de los 50–60 años, la DM1 concentró mayor riesgo de IAM y MCV.
En los modelos multivariables, la DM2 mostró inicialmente mayor riesgo para todos los desenlaces, pero este patrón se invertía al añadir la duración de la diabetes, subrayando el papel crítico de la exposición prolongada a hiperglucemia en DM1. La HbA1c elevada, el tabaquismo y la duración de la diabetes se asociaron a mayor riesgo; el tratamiento hipolipemiante, la actividad física y el sexo femenino fueron protectores.
En personas con ECV previa, la DM2 mostró un riesgo significativamente menor para toda ECV (0,76; 0,70–0,81), para IAM (0,62; 0,56–0,70), MCV (0,68; 0,61–0,75) y MCC (0,71; 0,66–0,77) que la DM1 salvo en menores de 50 años, donde el infarto recurrente fue más frecuente en DM2. En individuos sin ECV previa, la DM2 mostró mayor riesgo en menores de 50 años, mientras que la DM1 concentró el exceso de riesgo a partir de los 60 años.
Los individuos con DM2 tuvieron un riesgo más alto que los individuos con DM1 para el objetivo compuesto de cualquier evento de ECV (HR 1,23; IC 95% 1,07–1,41) en edades menores de 50 años, pero un riesgo más bajo en edades mayores de 60 años (0,87; 0,82–0,92). Se observó un patrón similar para el IAM (0,67; 0,61–0,73) y la mortalidad por todas las causas (0,89; 0,84–0,95) en edades mayores de 60 años. Sin embargo, el riesgo de ictus fue globalmente menor en la DM2 (0,91; 0,84–0,98, todas las edades combinadas), mientras que para la IC fue mayor en edades menores de 50 años (1,60; 1,15–2,21).
Los modelos multivariables confirman el papel central de los factores clásicos (tabaquismo, hipertensión, dislipidemia, HbA1c y duración). El mayor uso de fármacos cardioprotectores en DM2 podría explicar mejores resultados relativos en edades avanzadas. Las principales fortalezas del estudio son su tamaño muestral y la calidad de los registros y el uso de controles emparejados; entre las limitaciones destacan la posible clasificación errónea, la confusión residual y la limitada generalización.
En conjunto, la DM1 presenta una carga cardiovascular comparable —y en edades avanzadas incluso superior— a la de la DM2, lo que refuerza la necesidad de intervenciones preventivas intensivas en ambos grupos. La duración prolongada de la enfermedad y la exposición acumulada a la hiperglucemia emergen como factores centrales en la génesis del riesgo.
La lección principal es clara: la prevención cardiovascular debe ser igual de ambiciosa en la DM1 que en la DM2.

No hay comentarios:
Publicar un comentario