10 de octubre de 2024

Luz, más luz, o igual no. Exposición a luz intensa nocturna e incidencia de DM2

 

Comentario del Dr. Javier Díez Espino (@DiezEspino)


Dicen que las últimas palabras de Goethe antes de fallecer en 1832 fueron “Luz, más luz”. Uno de los avances más notables de la civilización ha sido la luz eléctrica y con ella la iluminación nocturna. Los seres humanos hoy, a nivel urbano, sobre todo, nos desenvolvemos sin una clara diferenciación día/noche. A los indiscutibles beneficios de la iluminación nocturna parece que también pueden asociarse algunos problemas relacionados con la alteración de nuestros vulnerables ritmos circadianos y los ciclos sueño-vigilia como comentamos en el Blog recientemente y que estas modificaciones pueden afectar a nuestra salud e incrementar la incidencia de diabetes tipo 2 (DM2), aumentar la resistencia a la insulina y su secreción. Por otra parte, la menor exposición en el exterior a la luz solar se ha relacionado con alteraciones en el estado de ánimo, en el sueño y en el ritmo circadiano.
 
La pregunta de investigación de este artículo fue: ¿La exposición personal a la luz predice el riesgo de diabetes en una gran cohorte prospectiva? (Sigue leyendo...)

En el presente, y complejo estudio se evaluó si los patrones de exposición personal a la luz predecían el riesgo de DM2 incidente en una cohorte participantes del Biobanco del Reino Unido, utilizando ∼13 millones de horas de datos de sensores de luz. Los participantes (N = 84.790, edad (M ± SD) = 62,3 ± 7,9 años, 58 % mujeres) usaron sensores de luz durante una semana, registrando la exposición a la luz diurna y nocturna. La amplitud y fase circadianas se modelaron informáticamente a partir de datos de luz semanales.

Se registró la DM2 incidente (1997 casos; 7,9 ± 1,2 años de seguimiento; excluidos los casos prevalentes antes del seguimiento de la luz). El riesgo de DM2 incidente se evaluó en función de la luz diurna y nocturna, la fase circadiana y la amplitud circadiana, ajustando por edad, sexo, etnia, factores socioeconómicos y de estilo de vida, y riesgo poligénico.

Comparativamente con las personas con menor exposición a luz nocturna intensa (percentiles 0-50) el riesgo de DM2 fue mayor en los percentiles de exposición a luz nocturna más brillante [50-70: HR ajustado por múltiples variables = 1,29 (1,14-1,46); 70-90: 1,39 (1,24-1,57); y 90-100: 1,53 (1,32-1,77)]. El riesgo de DM2 fue mayor en las personas con una amplitud circadiana modelada más baja [aHR = 1,07 (1,03-1,10) por DE] y con una fase circadiana temprana o tardía (rango de aHR: 1,06-1,26).

El estudio, como comentan los autores  no está exento de limitaciones como la ausencia de datos sobre las horas de comidas, la edad de los participantes que limita la extrapolación a edades más jóvenes,  el modelo informático de ritmo circadiano fue desarrollado en poblaciones más jóvenes, la variabilidad interindividual a la sensibilidad a la luz, aspectos socioeconómicos individuales, la limitación de la recogida de datos a una sola semana, o la posibilidad de que las mangas de la ropa ocultaran el sensor que se llevaba en la muñeca.

Concluyen los autores que la luz nocturna brillante y el riesgo poligénico predijeron de forma independiente un mayor riesgo de diabetes. La diferencia en el riesgo de diabetes entre las personas con noches brillantes y oscuras fue similar a la diferencia entre las personas con riesgo genético bajo y moderado. El riesgo de DM2 fue mayor en las personas expuestas a una luz nocturna más brillante y en las personas expuestas a patrones de luz que pueden alterar los ritmos circadianos. Evitar la luz durante la noche podría ser una recomendación simple y rentable que mitigue el riesgo de diabetes, incluso en aquellas personas con alto riesgo genético.

Está claro que nuestros hábitos de vida, no solo los referentes a la nutrición, hábitos tóxicos o ejercicio físico, sino los medioambientales, en este caso la mayor exposición a luz brillante en horas nocturnas nos perjudica, como también perjudica al medio ambiente (contaminación lumínica) y que nuestra genética, que puede mucho, no puede con todo. Moderar la exposición e intensidad de la iluminación dentro y fuera de nuestros hogares podría ayudarnos a vivir mejor.



 
Windred DP, Burns AC, Rutter MK, Ching Yeung CH, Lane JM, Xiao Q, Saxena R, Cain SW, Phillips AJK. Personal light exposure patterns and incidence of type 2 diabetes: analysis of 13 million hours of light sensor data and 670,000 person- years of prospective observation. Lancet Reg Health Eur. 2024 Jun 5;42:100943. doi: 10.1016/j.lanepe.2024.100943. PMID: 39070751; PMCID: PMC11281921.
 
https://redgedaps.blogspot.com/2024/04/vivir-dormir-bien-tal-vez-sonar-y.html
 
Henson J, Covenant A, Hall AP, Herring L, Rowlands AV, Yates T, Davies MJ. Waking Up to the Importance of Sleep in Type 2 Diabetes Management: A Narrative Review. Diabetes Care. 2024 Mar 1;47(3):331-343. doi: 10.2337/dci23-0037. PMID: 38394635.
 
Mason IC, Qian J, Adler GK, Scheer FAJL. Impact of circadian disruption on glucose metabolism: implications for type 2 diabetes. Diabetologia. 2020 Mar;63(3):462-472. doi: 10.1007/s00125-019-05059-6. Epub 2020 Jan 8. PMID: 31915891; PMCID: PMC7002226.
 
Burns AC, Saxena R, Vetter C, Phillips AJK, Lane JM, Cain SW. Time spent in outdoor light is associated with mood, sleep, and circadian rhythm-related outcomes: A cross-sectional and longitudinal study in over 400,000 UK Biobank participants. J Affect Disord. 2021 Dec 1;295:347-352. doi: 10.1016/j.jad.2021.08.056. Epub 2021 Aug 27. PMID: 34488088; PMCID: PMC8892387.

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