Relación de los niveles de folato, vitamina B6 y vitamina B12 con el síndrome metabólico
Autor: Fátima Victoria Villafañe Sanz @FatimaVillaf
En anteriores post se ha hablado sobre la relación de la microbiota intestinal y la dieta con el síndrome metabólico (SM). El trabajo analizado busca conocer si existe relación entre la incidencia de SM y el consumo de vitaminas B6, B12 y ácido fólico, pues hasta la fecha, a pesar de que algunos ensayos clínicos aleatorizados (ECA) han demostrado que suplementos con ácido fólico, solo o asociado a vitamina B6 y/o B12, redujeron la presión arterial (PA), la resistencia a la insulina (RI) y mejoraron el perfil lipídico; no hay trabajos que profundicen de manera directa en la hipótesis del reciente estudio.
Para desarrollar el trabajo se tomaron datos del estudio CARDIA (The Coronary Artery Risk Development In Young Adults Study) un estudio observacional y prospectivo que reclutó, en el año comprendido entre 1985 y 1986 (año 0), a 5.115 adultos jóvenes (de 18 a 30 años), blancos y negros, de EE.UU a quienes se realizó un seguimiento hasta el año comprendido entre 2015 y 2016 (año 30) mediante la valoración de la ingesta de vitaminas (historia dietética) y el registro de sus concentraciones séricas en el año 0, 7 y 15 de seguimiento.
El análisis de datos se realizó en 2021. Se excluyó a: a) personas con ingestas calóricas extremas (inferior o igual a 600 o superior o igual a 6000 kcal/día en mujeres e inferior o igual a 800 o superior o igual a 8000 kcal/día en varones), b) aquellos que no tenían un registro de vitamina B y c) quienes no habían realizado un ayuno previo de al menos 8 horas antes de la extracción, resultando finalmente una muestra de 4.414 participantes.
Se definió SM como la presencia de al menos tres de los siguientes criterios: 1) circunferencia abdominal superior o igual a 102 cm en varones o 88 cm en mujeres, 2) presión arterial sistólica (PAS) superior o igual a 130 mmHg, presión arterial diastólica (PAD) superior o igual a 85 mmHg o tratamiento antihipertensivo, 3) triglicéridos (TRIG) superiores o iguales a 150 mg/dL o tratamiento reductor de TRIG (fibratos o estatinas), 4) colesterol unido a lipoproteínas de alta densidad (HDL-c) inferior a 40 mg/dL en varones o a 50 mg/dL en mujeres o bien estar realizando tratamiento hipolipemiante, 5) glucemia plasmática superior o igual a 100 mg/dl o tratamiento hipoglucemiante.
Para el análisis estadístico se establecieron quintiles en la ingesta de las vitaminas ajustadas por energía, y en su concentración plasmática. Se utilizó la regresión de Cox para analizar la relación de cada ingesta de vitamina ajustada por energía con la incidencia de SM. Se calculó el Hazard Ratio (HR) y sus intervalos de confianza al 95% (IC 95%) para los quintiles 2º y 5º. También se ajustó por edad, sexo y raza. De los 4.414 participantes, 2.225 eran de raza negra (50,4%), 2.331 mujeres (52,8%). La edad media (desviación estándard- DE) al inicio fue 24,9 (3,6) años.
Se notificaron 1.240 casos de SM (28,1%).
La mediana de las vitaminas ajustadas por la ingesta de energía para los quintiles 2º y 5º fueron 129,3 ug/1000 kcal y 353,7 ug/1000 kcal para ácido fólico; 0,8 ug/1000 kcal y 2,8 ug/1000 kcal para vitamina B6 y 2,1 ug/1000 kcal y 8,2 ug/1000 kcal para vitamina B12 respectivamente. Las mujeres de raza blanca fueron el grupo de personas con ingestas más elevadas de folato, vitamina B6 y vitamina B12, quienes además solían tener un nivel educativo y mayor sedentarismo. Igualmente, el hábito tabáquico y el consumo de alcohol se observaron menos.
El índice de masa corporal (IMC), la PAS, la circunferencia abdominal y los TRIG eran más bajos en el grupo de mujeres blancas, mientras que el HDL-c era mayor.
La incidencia de SM las personas agrupadas en el quintil más alto de consumo de folato ajustado por energía, fue un 61% menor que el de sujetos incluidos en el quintil más bajo (HR 0,39; IC 95%, 0,31-0,49, p valor inferior a 0,001).
En lo que respecta al consumo ajustado por energía de vitaminas B6 y B12, la incidencia de SM fue de un 39% (HR 0,61; IC 95%, 0,46-0,81; p valor igual a 0,002) y 26% (HR 0,74; IC 95%, 0,58-0,95; p valor igual a 0,008) menor respectivamente. Igualmente, la ingesta de vitaminas se relacionó de manera significativa a sus concentraciones y las tres se relacionaron de manera inversa con la incidencia de SM (quintil 5º vs 1º: HR 0,23; IC 95%, 0,17-0,33; p inferior a 0,001 para ácido fólico; HR 0,48; IC 95%, 0,34-0,67; p inferior a 0,001 para vitamina B6; y HR 0,70; IC 95%, 0,51-0,96; p=0,01 para vitamina B12).
Con lo observado podemos concluir que la ingesta de ácido fólico, vitamina B6 y vitamina B12 es inversamente proporcional a la incidencia de SM en la población analizada, por lo que se podría aconsejar la dieta rica en ácido fólico, vitamina B6 y vitamina B12 como una medida más de prevención del SM puesto que concentraciones menores pueden comprender mayor riesgo de SM.
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