Coste y uso de la atención médica en pacientes con insuficiencia cardíaca en España
Comentario de Carlos H. Teixidó @carlos_teixi
Un Sistema Sanitario universal permite el acceso a la asistencia sanitaria completa de todos los pacientes sin importar su capacidad económica o su situación personal. Este modelo, mayoritariamente seguido por todos los países europeos, trae consigo un elevado coste económico. Por otro lado, sabemos que algunos tratamientos con claros y reconocidos beneficios cardiorrenales, conllevan igualmente un sobrecoste frente a otros tratamientos igual válidos, pero que no poseen ese "extra" cardiorrenal.
En el caso de los inhibidores del co-transportador sodio-glucosa tipo 2 (iSGLT-2), son un grupo farmacológico con amplios beneficios en cuanto a la insuficiencia cardiaca (IC), que como nos refleja el DAPA-HF (Dapagliflozin And Prevention of Adverse-outcomes in Heart Failure trial), que comentamos, pueden reducir la hospitalización por la misma hasta un 30%. Conocer el coste derivado de algunos procesos y comorbilidades incluidos en ese "extra" que comentábamos, es altamente interesante.
El estudio que hoy os traemos es un análisis de los costes derivados de la IC en España. Para ello, los autores han realizado un estudio observacional y retrospectivo sobre una cohorte de pacientes obtenida de la base de datos de la vida real de la vida real BIG-PAC (sede electrónica:www.rlifedata.com).
En el estudio fueron incluidos 17.163 pacientes con IC y se analizaron durante los años 2015-2019. El paciente tipo es un hombre de 77,3 años, con fracción de eyección reducida (FEr) y con una clase funcional NYHA (New York Heart Association) II. El 33,9% de los pacientes presentaba diabetes tipo 2 (DM2).
Entre las comorbilidades más frecuentemente encontradas destacan, la DM2, la fibrilación auricular (FA), la enfermedad renal crónica (ERC) o antecedentes de infarto agudo de miocardio (IAM). Con respecto a los fármacos, todos los individuos contaban con medicamente específicos para la IC. Destaca el bajo valor que se le daba en 2015 a los iSGLT2, presentes tan solo en 3 pacientes (2 de ellos con DM2).
El coste derivado de la IC entre los años 2015 y 2019 fue de 15.373€ por paciente. Este coste incluye los gastos secundarios a visitas en Atención Primaria (AP), en Atención Hospitalaria, Servicios de Urgencias, hospitalización, pruebas diagnósticas y fármacos.
El coste total acumulado de los gastos fue de 11.649€, 1202€ y 1083€ para la hospitalización, las visitas a AP y la medicación respectivamente. En general, se observó un descenso de los costes de hospitalización a medida que pasaron los años (2834€ en 2015 y 2146€ en 2019). Esto es en parte debido a la disminución de la hospitalización de pacientes entre dichos años (31,5% a 22,9%). Las hospitalizaciones por causa cardiorrenal supusieron el 88,8% total de los costes de hospitalización, siendo el 67,3% las atribuidas específicamente a hospitalización por IC.
Los autores realizaron un subanálisis específico con la población que cumpliría los criterios de inclusión para el estudio DAPA-HF. Así, esta subpoblación contaría con un total de 3.178 pacientes con una edad media de 76,9 años, con FEr, clase funcional NYHA II en el 52,1% y DM2 en el 41,3% de los casos. El coste total acumulado derivado de la hospitalización en estos pacientes fue de 13.775€ (frente a los 11.649€ de la población total del estudio). Tal y como ocurría en la muestra total, los costes derivados de la hospitalización disminuyeron cada año (3269€ en 2015 hasta 2539€ en 2019). Igualmente el mayor gasto fue por hospitalización de causas cardiorrenales (87,7%) y específicamente por IC (65,9%).
Por hacer una comparativa, los gastos derivados de la hospitalización por IC en otros países van desde 868 dólares en Corea del Sur hasta los 25.532 dólares en Alemania.
Estos datos, confirman el elevado coste económico que lleva consigo la IC. Algunos factores como la edad, la función renal, la clase funcional NYHA, o la existencia de DM, se asocian a una mayor morbimortalidad. Por tanto, las actuaciones tempranas en este tipo de paciente son mandatorias. Y es que, tal y como los autores insisten, es imprescindible la optimización terapéutica, no solo para mejorar la clase funcional y la calidad de vida, sino para reducir la morbilidad y la mortalidad.
Démosle ese "extra" a nuestros pacientes.
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