7 de noviembre de 2024

¿Cómo podemos reducir el riesgo de demencia en nuestros pacientes con diabetes?


Comentario de Enrique Carretero Anibarro (@Enriq_Carretero)

La diabetes mellitus (DM) es un conocido factor de riesgo de demencia, pero no está claro el papel de los estadios previos de hiperglucemia, como la prediabetes (PRED), en las primeras fases del envejecimiento cerebral. Esto plantea una duda razonable: ¿estará la PRED relacionada con el envejecimiento acelerado del cerebro? Para responder a esta interesante pregunta, en Gran Bretaña se realizó un estudio planteando si es posible atenuar el riesgo de demencia mediante un estilo de vida saludable.

Participaron 31.229 adultos sin demencia del Biobanco de Gran Bretaña (el Biobanco es un estudio longitudinal en el que participan más de 500.000 personas de entre 40 y 70 años de todo el Reino Unido). Se contemplaron diversas variables, como factores sociodemográficos, el estado glucémico (normoglucemia, PRED o DM), el uso de medicación y la hemoglobina glicosilada (HbA1c) al inicio del estudio, factores de riesgo cardiovascular (CV) (obesidad, hipertensión, colesterol HDL bajo y triglicéridos elevados) y hábitos de vida (tabaquismo, consumo de alcohol y actividad física). (Sigue leyendo...)

Durante el periodo de captación, entre 2006 y 2010, los participantes de los 22 centros británicos se sometieron a un examen que incluyó evaluaciones físicas y médicas, así como cuestionarios sobre información sociodemográfica y comportamientos de estilo de vida.

Aproximadamente 9 años después, entre 2014 y 2020, más de 40.000 participantes se sometieron a una resonancia magnética (RM) cerebral. Finalmente, a partir de 2019, tras 11 años de seguimiento, se realizó otra RM de seguimiento.

Recientemente, se han introducido métodos de modelización para estimar la edad cerebral a partir de características de la RM, como la pérdida de volumen, el adelgazamiento cortical, la degradación de la sustancia blanca y el agrandamiento de los ventrículos.

Se estimó la edad cerebral mediante un modelo de aprendizaje basado en 1.079 fenotipos de RM y se utilizó para calcular la brecha de edad cerebral (BEC). La BEC es la diferencia entre la edad cerebral y la edad cronológica. Tener un cerebro que parece mayor para la edad cronológica (es decir, una BEC alta) puede indicar una desviación del proceso normal de envejecimiento y se ha relacionado con la mortalidad y un mayor riesgo de deterioro cognitivo y demencia.

Al inicio del estudio, 13.518 participantes (edad media 54,8 ± 7,5 años; 53,0 % mujeres) presentaban PRED (43,3 %) y 1.149 (3,7 %) tenían DM. En comparación con los participantes con normoglucemia, los que padecían PRED tenían más probabilidades de ser mayores, varones, tener un nivel educativo más bajo, ser sedentarios y presentar factores de riesgo cardiometabólico.

En comparación con la normoglucemia, tanto la PRED [β = 0,22 (IC del 95 %: 0,10; 0,34)] como la DM [β = 2,01 (IC del 95 %: 1,70; 2,32)] se asociaron con una BEC significativamente mayor. Además, la DM se asoció con un aumento significativo de la BEC a lo largo del tiempo [β = 0,27 (IC del 95 %: 0,01; 0,53)]. La asociación entre la PRED y una mayor BEC fue más pronunciada en hombres y en personas con dos o más factores de riesgo cardiovascular. En el análisis de exposición conjunta, tener un estilo de vida saludable (es decir, no fumar, no beber alcohol en exceso y realizar actividad física diaria) atenuó significativamente la asociación DM-BEC.

Este estudio demuestra que, además de la DM, la PRED se asocia a un envejecimiento cerebral acelerado, especialmente entre los hombres y las personas con mala salud cardiovascular. La hiperglucemia, incluida la DM e incluso la PRED, se asocia a un envejecimiento cerebral acelerado. Sin embargo, este proceso puede atenuarse con hábitos de vida saludables, como realizar actividad física diaria, no fumar y consumir alcohol de manera moderada.

Para los clínicos que trabajan con pacientes en atención primaria, este estudio incentiva a trabajar intensamente y de forma temprana en la modificación de estilos de vida en todos los pacientes. Adoptar hábitos de vida saludables aporta beneficios que van más allá del control metabólico (glucémico, lipídico, etc.) e impacta en otras esferas, como la cognitiva, fundamentales para el pronóstico y calidad de vida de los pacientes.

Un tema para debatir en este y otros estudios es el consumo de alcohol: ¿qué se considera un consumo moderado de alcohol recomendable? Y, además, ¿es preferible un consumo moderado o suprimir por completo el consumo de bebidas alcohólicas?

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