Los estilos de vida y la National Institute for Health and Care Excellence (NICE)
Las prioridades de los responsables de salud (“Policymakers”) en intervenciones sobre los estilos de vida (IEV) se suele dirigir a controlar las grandes enfermedades crónicas, sea la diabetes tipo 2 (DM2), la obesidad, la hipertensión arterial (HTA) y los estadios iniciales de la enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC).
La aplicación de estas recomendaciones a partir de las Guía de Práctica Clínica (GPC) suele ir a la par de unos incentivos monetarios o de otro tipo al personal sanitario y a los individuos. La promoción de estilos de vida saludables a partir de éstas suele plasmarse en forma de consejos sobre la alimentación, los hábitos tóxicos y entrevistas motivacionales para la promoción de la actividad física.
Estas intervenciones deben mejorar los objetivos intermedios (cambios en la alimentación, el peso, ..) como finales (prevenir los eventos cardiovasculares –ECV- por ejemplo). Con todo, no queda claro que el sistema sanitario sea el lugar idóneo para alcanzar cambios mediante IEV en la población general.
Este trabajo, un estudio transversal, intenta evaluar si las recomendaciones de la NICE en sus distintos documentos sobre las IEV pueden producir beneficios, daños y cuál es el coste de oportunidad real producen.
Para ello se definió a la IEV como a cualquier intervención no farmacológica por parte del personal sanitario o algunos adultos (más de 18 años) con el objetivo de mejorar la salud en forma de cambios en uno o varios de estos estilos de vida: actividad física, dieta, hábito tabáquico, y consumo de alcohol. Dentro de estas intervenciones se encontraría la entrevista motivacional para promover la actividad física o una dieta saludable; la prescripción de ejercicio físico; la aplicación de programas para perder peso o cambios de dieta; consejos breves por personal sanitario sobre estos temas (dieta, ejercicio, tabaco, alcohol).
Para ello se hizo una búsqueda en el recurso de NICE, “NICE Pathways” a partir del 26 de agosto del 2020 con el que identificar todas las recomendaciones de IEV (siguiendo palabras clave) en GPC y documentación basada en la evidencia de la NICE enfocada a adultos.
Según ésta en 57 GPC de identificaron 379 recomendaciones de la NICE sobre los IEV; si bien el 99% (374) iban enfocadas en las intervenciones sobre los estilos de vida, un 1% (5) se hicieron en contra de la intervención.
De 379 recomendaciones, 13 (3%) estuvieron apoyadas por evidencias moderadas o alta, fueran sobre sus beneficios sobre efectos claros en el paciente 2% (7); o en resultados intermedios (pérdida ponderal, abandono del hábito tabáquico, incremento de la actividad física) 3% (13). De éstas 19 (5%) produjeron daños psicológicos, 32 (8%) daños físicos y una (inferior al 1%) consideró los costes de oportunidad de su aplicación.
Ninguna intervención llegó a considerar la carga impuesta a los individuos tras la aplicación de dichas recomendaciones.
Concluyen que pocas de las recomendaciones de la NICE en las IEV están basadas –respaldadas- por la evidencia a la vez que éstas no contestan a la cuestión sobre qué beneficios tienen los hábitos saludables y que consecuencias producen en la persona. A este respecto apuntan que este tipo de recomendaciones deberían ser reconsideradas en su eficacia, riesgo de posibles daños y que coste de oportunidad generan en su aplicación.
Apuntan muchas limitaciones a estos resultados fundamentados en el cuestionamiento de la evidencia utilizada para determinar los beneficios de las intervenciones, de los métodos con los que calificarla, pudiendo esto conducir a infraestimar una gran cantidad de recomendaciones que estuvieron basados en moderada o alta evidencia.
El hecho de clasificar a la pérdida ponderal, abandono del hábito tabáquico, incremento de la actividad física como resultados intermedios o indirectos (“surrogate”), cuando podrían ser considerados de gran importancia.
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