Semaglutide frente al liraglutide en la obesidad, el STEP-8
En diversos posts vamos siguiendo el devenir de las nuevas moléculas en el tratamiento de la obesidad, en concreto de los análogos del receptor del péptido-1 similar al glucagón (aGLP-1), habida cuenta sus efectos que van más allá de la pérdida de peso, y sobre todo por los nuevos fármacos de liberación prolongada.
En este sentido desde el congreso del European Association for the Study of Diabetes (EASD) el 2020 que se presento el programa Semaglutide Treatment Effect in People with obesity (STEP) vamos comentado las novedades que se van produciendo. Se trata de un programa de ensayos clínicos aleatorizado (ECA) realizado en varias fases a nivel mundial que investiga la eficacia de la semaglutida (“sema” en adelante) en diversas dosis (1- 2,4 mg subcutáneo -s.c) semanal en la reducción de peso en personas obesas o con sobrepeso.
Sabemos que los aGLP-1, y en concreto la sema, son capaces de reducir el apetito, la sensación de hambre, los antojos, aumentando la sensación de saciedad. Unos efectos dosis- dependientes lo que hace que se evalue la eficacia de la sema en diferentes dosis. Dentro de los aGLP1, el liraglutide (en adelante “lira”) diario 3,0 mg, era el único que tenía esta indicación pues había demostrado sus bondades en la reducción del peso de estas personas; el programa STEP dentro de este grupo demostraría de que la sema podría ser superior a éste; y de esto va este comentario.
Comentamos el año pasado los resultados del estudio STEP 1 (John P H Wilding et al) como que a dosis de 2,4 mg s.c semanal en relación al placebo junto con intervención sobre los estilos de vida en la reducción del peso corporal en personas sin DM2, la sema no solo era capaz de reducir el peso corporal si no de reducir los eventos cardiovasculares (EvCV) de las personas con DM2 que ya tenían enfermedad cardiovascular (ECV).
En éste, los cambios en el peso corporal desde el inicio a la semana 68 llegaron a ser del −14,9% en el grupo del sema (lo que es muy importante) en comparación con una reducción del −2,4% en el grupo placebo, la diferencia estimada según el tratamiento fue de un porcentaje de −12,4 (IC 95% −13,4 a −11,5; p inferior a 0,001). También dentro de este grupo se mejoró significativamente los factores de riesgo cardiovascular (FRCV): la circunferencia de cintura, la HbA1c, la presión arterial (PA), los lípidos, y marcadores de inflamación como la proteína C reactiva, y de la condición física frente al grupo placebo (medido por las escalas SF-36 y IWQOLLite-CT), aunque hubo (esperado) más efectos adversos gastrointestinales (vómitos, diarrea), si bien transitorios.
**Hoy comentamos los resultados del STEP 8 que compara a la sema semanal a dosis de 2,4 mg frente a la lira 3,0 mg diario en el control del peso corporal de adultos con sobrepeso u obesidad valorando las diferencias de eficacia y seguridad (efectos adversos).
Ambos fármacos son análogos del GLP-1 original, sin embargo con cambios en su estructura que les permite reducir la degradación por los dipeptidil peptidase -4 (DPP-4), alcanza en la lira una vida media de 13-15 horas y en la sema de 165 horas.
El STEP 8 es una fase 3 de un ECA a 68 semanas realizado en 19 lugares de EEUU desde septiembre del 2019 a mayo del 2021.
El objetivo fue comparar la eficacia y efectos adversos de la sema semanal de 2,4 mg frente a la lira 3,0 mg diario en un contexto de control de la dieta y actividad física en personas con sobrepeso u obesidad, o índice de masa corporal (IMC) ≥ 30 o ≥ 27 con una o más comorbilidades pero sin diabetes mellitus (DM).
Los pacientes se aleatorizaron en abierto pero en doble ciego con placebo en tres grupos (3/1, 3/1), una dosis subcutánea semanal de sema de 2,4 mg (16 semanas de escalada, n 126), o placebo, o una dosis diaria subcutánea de lira de 3 mg (4 semanas de escalada, n 127) o placebo, todos ellos con dieta y actividad física. Los pacientes que no toleraron la dosis de 2,4 mg de sema recibieron 1,7 mg, y los que no toleraron 3 mg de lira, interrumpieron el tratamiento y lo reintentaron a las 4 semanas.
El objetivo primario fue el porcentaje de cambio en el peso corporal y los secundarios alcanzar pérdidas del 10, 15, o 20% o más de peso corporal entre la sema frente a la lira en la semana 68.
De los 338 participantes (edad media de 49±13 años, 78,4% mujeres) con un peso medio de 104± 23,8Kg, e IMC 37,5 ±6,8; 319 (94,4%) completaron el estudio y 271 (80,2%) el tratamiento. Las diferencias frente al peso basal medio fueron de -15,8% en la sema y de -6,4% con la lira, o una diferencia de -9,4 puntos (IC 95% -12 a -6,8), lo que no es baladí.
En cuanto la probabilidad de alcanzar diferencias superiores al 10, 15 o 20% o más en la pérdida ponderal con la sema frente a la lira, fue del 70,9% frente a 25,6% de los participantes en el primer caso, (odds ratio) 6,3 (IC 95% 3,5 a 11,2), del 55,6% frente al 12,0% en el segundo OR 7,9 (IC 95% 4,1 a 15,4), y del 38,5% frente al 6,0% en el tercero OR 8,2 (IC 95% 3,5 a 19,1), con una significación para todas ellas del p inferior a 0,001.
En cuanto al cese del tratamiento se dio en el 13,5% del grupo del sema frente al 27,6% de la lira. En cuanto los efectos gastrointestinales fueron parecidos entre ambos (84,1% en sema frente a 82,7% con lira).
Concluyen que en adultos con sobrepeso u obesidad y sin DM con consejos de dieta y ejercicio físico la administración de una dosis seminal de sema (2,4 mg) fue superior a una dosis diaria (3 mg) de lira al día en la reducción de peso en la semana 68 de seguimiento.
Apuntan para explicar las diferencias que la sema estarían más fuertemente asociada con reducciones de la sensación de ganas de ingerir (antojos, “cravings"), por mayor afinidad neuronal que la lira, lo que apuntaría con un mecanismo distinto en la regulación de ingesta calórica.