El liraglutide se impone a la sitagliptina
Se trata de un estudio patrocinado por el laboratorio que comercializa una de las molécula que compara la eficacia de dos fármacos relacionados con el sistema de incretinas, un análogo del GLP-1 y un inhibidor de los DPP-4, algo que hasta el momento no es frecuente. Así se compara la eficacia del liraglutide con la sitagliptina durante 26 semanas en pacientes que no habían sido controlados con la metformina a dosis máximas.
Es un estudio multicéntrico realizado en 11 países (158 centros) entre Junio del 2008 y junio del 2009, sobre pacientes con edad entre 18-80 años con HbA1c entre 7.5-10% y un IMC inferior a 45, y que estaban en tratamiento con metformina (1500 mg/d) durante 3 meses. Los paciente fueron aleatorizados a recibir uno u otro medicamento (1,2 o 1,8 mg subcutánea de liraglutide, o 100 mg via oral de sitagliptina), obviamente sin posible ciego.
El objetivo primario fue el cambio sufrido en la HbA1c a las 26 semana en ambos grupos; y el secundario, la proporción de individuos que alcanzaron una HbA1c menor a 7% o a 6,5%, el nivel de la glucosa basal y postprandial, la función betapancreática, los lípidos, los marcadores de riesgo cardiovascular ( proteína c reactiva, plasminógeno..), la tension arterial, la frecuencia cardíaca, etc.
De los 1302 pacientes captados, a 665 se les aleatorizó el tratamiento, liraglutide de 1,2 mg (n=225), de 1,8 mg (n=221), y la sitagliptina (n=219); encontrándose que las reducciones de la HbA1c fueron superiores en el liraglutide tanto a dosis de 1,2 como de 1,8 mg que la sitagliptina, siendo –1,50% (95% CI –1,63 a –1,37) en liraglutide 1,8 mg, y de –1,24% (–1,37 a–1,11) en el de 1,2 mg , frente a –0,90% (–1,03 a –0,77) en la sitagliptina. De la misma forma, la glucosa basal fue inferior con liraglutide que con sitagliptina, pero no pudo demostrarse los mismo en la glucemia postprandial. La pérdida de peso fue superior en el grupo del liraglutide que en el de la sitagliptina; –3,38 kg (95% CI –3,91 a –2,84) en liraglutide 1,8 mg; –2,86 kg (–3,39 a –2,32) en el liraglutide 1,2 mg, y –0,96 kg (–1,50 a –0,42) en la sitagliptina. En cuanto a la preservación de la función de la célula betapancreática calculada por HOMA, péptido -C, ratio proinsulina/insulina también el liraglutide salió mejor parado.
Ambos medicamentos redujeron la tensión tanto sistólica como diastólica (más con sitagliptina). En cuanto a efectos secundarios, los gastrointestinales (nauseas) fueron mayores con el liraglutide y las infecciones en igual proporción en ambos grupos. No se detectaron pancreatitis en este estudio como si se habían detectado en otros estudios con liraglutide (LEAD).
Cabe destacar que la importancia del estudio se encuentra en que compara dos fármacos de un mismo grupo terapéutico, si bien es cierto que la distinta modo de administración impidió el ciego del estudio con lo que pudieran existir sesgos en ambas ramas. Aún así, los resultados confirman los datos previos que se tenían de ambas moléculas y de estudios realizados con otro análogo GLP-1 exenatide. Por otro lado la participación del laboratorio no fue testimonial (estudio independiente sufragado) si no que participó en el diseño, captación de datos y análisis.
Según queda claro en este y otros estudios el grupo de los análogos GLP-1 y concretamente el liraglutide seria superior a la sitagliptina en la reducción de la HbA1c, pero a costa de mayores efectos secundarios (nauseas) e incomodidades (inyectable)
***Richard E Pratley, Michael Nauck, Timothy Bailey, Eduard Montanya, Robert Cuddihy, Sebastiano Filetti, Anne Bloch Thomsen, Rie Elvang Søndergaard, Melanie Davies, for the 1860-LIRA-DPP-4 Study Group. Liraglutide versus sitagliptin for patients with type 2 diabetes who did not have adequate glycaemic control with metformin: a 26-week, randomised, parallel-group, open-label trial. Lancet 2010; 375: 1447–56
***André J Scheen, Régis P Radermecker .Addition of incretin therapy to metformin in type 2 diabetes. www.thelancet.com Vol 375 April 24, 2010
28 de abril de 2010
27 de abril de 2010
¿Qué papel tiene la variabilidad glucémica en las complicaciones del diabético?
¿Qué papel tiene la variabilidad glucémica en las complicaciones del diabético?
Es una pregunta importante no aclarada actuamente. Tal vez por ello recibí de un compañero este artículo de hace algo más de un año (enero 2009) pero que no ha perdido un ápice de actualidad. ¿Que relación existe entre la fluctuación glucémica y el riesgo de complicaciones en el diabético?
El complicado tema de la variabilidad glucémica como factor de riesgo de complicaciones. ¿Qué implicación tiene la “ tríada glucémica”, o sea la glucosa basal (FPG), la glucemia postprandial (PPG) o la hemoglobina glicosilada (HbA1c) en las complicaciones del diabético, y todo ello enmarcado en el amplio tema de la variabilidad glucémica?. ¿Qué corresponde a cada uno y que grado de interacción existe entre todos ellos?. Un tema extremadamente complicado que Zaccardi et al exponen admirablemente pero que no llegan a contestar del todo con las evidencias actuales.
Señala el artículo que si se da la situación que la FPG está elevada y la PPG se encuentran cerca de la normalidad, lo normal es que la insulinosensibilidad sea normal en los músculos y pero que se encuentre alterada en el hígado, de tal modo que existirá una primera fase donde la secreción insulinica que se encuentre descendida, y una fase tardía (a los 60-120 m) que sea normal, o lo que es lo mismo, que la TTOG sea normal. Dicho esto, es conocido por todos nosotros la implicación de la FPG en las complicaciones micro y aunque en menor grado, en las macrovasculares,.
Si la PPG está elevada la causa se suele encontrar más que en una sensibilidad insulinica hepática que es normal o ligeramente descendida, en una alteración de la sensibilidad insulínica muscular lo que se traduce en una afectación de las fase tardía de la secreción insulínica, lo que condiciona una prolongada hiperglucemia tras la sobrecarga de glucosa. Son varios los estudios a este respecto y concretamente el Diabetes Epidemiological Collaborative Analysis of Diagnostic Criteria in Europe (DECODE), que mostraron el valor predictivo del PPG en riesgo cardiovascular. El (STOP)-NIDDM y otros mostraron sus beneficios con la acarbosa por incidir en este nivel. Y es que a mayor PPG mas se incrementa el riesgo de enfermedad cardiovascular para un mismo valor de HbA1c. A nivel microvascular la influencia del la PPG mostró su asociación con la retinopatía pero no suficientemente con la nefropatía en el Kumamoto Study.
La HbA1c, ya la hemos comentado ampliamente, sirve para evaluar la glucemia media dentro de las 12-16 semanas anteriores, y desde los años 80 ha sido considerada como la prueba ‘gold standard’ en el control glucémico de los diabéticos al asociarse su descenso con reducciones de las complicaciones (UKPDS, DCCT), fijándose el umbral del 7% en la mayoría de guías. La correlación entre la HbA1c y los niveles de glucemia media fueron establecidos con el trabajo de Nathan et al (Diabetología 2007;50) y más recientemente en el estudio ADAG (no citado en el texto, al ser su redacción probablemente anterior)
Y tras esta tríada glucémica despunta el tema de la variabilidad de la glucemia como un factor que suele estar más aumentado en los individuos de los grupos de tratamiento convencional que en los de control intensivo en los estudios, y que al generar mayor estrés oxidativo y alteración endotelial es causa de daño vascular. Al contrario de lo que uno pensaría los índices de la variabilidad glucémica no tienen en cuenta al autocontrol glucémico al entender que este puede falsear fluctuación glucemica real, no así en cambio de los sistemas de monitorización continua (CGMS). De todos los índices el índice MAGE, consideran en el artículo, sería el ‘gold standard” para mesuar la variabilidad glucémica, con todo se hacen eco de que es difícil relacionar esta con las complicaciones a lo largo del tiempo (3-5 años), pues aún así, en su definición intervendrían aspectos como los intervalos, y la velocidad de las fluctuaciones glicémicas... Se ha correlacionado la CGMS con la variabilidad de la frecuencia cardíaca (HRV) y de la tensión arterial (TA) entre otros.
Se concluye que los valores de PPG, FPG y de HbA1c se comportan como valores de riesgo independientes de complicaciones (el cubo de riesgo). Diabéticos con los mismos valores de tríada glucémica tienen el mismo riesgo global pero sus fluctuaciones glucémicas pueden ser distintas y condicionar distintas hipótesis de modelos de riesgo (tríada glucémica+variabilidad glucémica). En fin, un tema enrevesado donde los haya, dentro del complicado mundo del riesgo generado por la hiperglucemia.
****Francesco Zaccardi* Dario Pitocco Giovanni Ghirlanda .Glycemic risk factors of diabetic vascular complications: the role of glycemic variability. Diabetes Metab Res Rev 2009; 25: 199–207.
**Nathan DM, Turgeon H, Regan S. Relationship between glycated haemoglobin levels and mean glucose levels over time. Diabetologia 2007; 50(11): 2239–2244.
Es una pregunta importante no aclarada actuamente. Tal vez por ello recibí de un compañero este artículo de hace algo más de un año (enero 2009) pero que no ha perdido un ápice de actualidad. ¿Que relación existe entre la fluctuación glucémica y el riesgo de complicaciones en el diabético?
El complicado tema de la variabilidad glucémica como factor de riesgo de complicaciones. ¿Qué implicación tiene la “ tríada glucémica”, o sea la glucosa basal (FPG), la glucemia postprandial (PPG) o la hemoglobina glicosilada (HbA1c) en las complicaciones del diabético, y todo ello enmarcado en el amplio tema de la variabilidad glucémica?. ¿Qué corresponde a cada uno y que grado de interacción existe entre todos ellos?. Un tema extremadamente complicado que Zaccardi et al exponen admirablemente pero que no llegan a contestar del todo con las evidencias actuales.
Señala el artículo que si se da la situación que la FPG está elevada y la PPG se encuentran cerca de la normalidad, lo normal es que la insulinosensibilidad sea normal en los músculos y pero que se encuentre alterada en el hígado, de tal modo que existirá una primera fase donde la secreción insulinica que se encuentre descendida, y una fase tardía (a los 60-120 m) que sea normal, o lo que es lo mismo, que la TTOG sea normal. Dicho esto, es conocido por todos nosotros la implicación de la FPG en las complicaciones micro y aunque en menor grado, en las macrovasculares,.
Si la PPG está elevada la causa se suele encontrar más que en una sensibilidad insulinica hepática que es normal o ligeramente descendida, en una alteración de la sensibilidad insulínica muscular lo que se traduce en una afectación de las fase tardía de la secreción insulínica, lo que condiciona una prolongada hiperglucemia tras la sobrecarga de glucosa. Son varios los estudios a este respecto y concretamente el Diabetes Epidemiological Collaborative Analysis of Diagnostic Criteria in Europe (DECODE), que mostraron el valor predictivo del PPG en riesgo cardiovascular. El (STOP)-NIDDM y otros mostraron sus beneficios con la acarbosa por incidir en este nivel. Y es que a mayor PPG mas se incrementa el riesgo de enfermedad cardiovascular para un mismo valor de HbA1c. A nivel microvascular la influencia del la PPG mostró su asociación con la retinopatía pero no suficientemente con la nefropatía en el Kumamoto Study.
La HbA1c, ya la hemos comentado ampliamente, sirve para evaluar la glucemia media dentro de las 12-16 semanas anteriores, y desde los años 80 ha sido considerada como la prueba ‘gold standard’ en el control glucémico de los diabéticos al asociarse su descenso con reducciones de las complicaciones (UKPDS, DCCT), fijándose el umbral del 7% en la mayoría de guías. La correlación entre la HbA1c y los niveles de glucemia media fueron establecidos con el trabajo de Nathan et al (Diabetología 2007;50) y más recientemente en el estudio ADAG (no citado en el texto, al ser su redacción probablemente anterior)
Y tras esta tríada glucémica despunta el tema de la variabilidad de la glucemia como un factor que suele estar más aumentado en los individuos de los grupos de tratamiento convencional que en los de control intensivo en los estudios, y que al generar mayor estrés oxidativo y alteración endotelial es causa de daño vascular. Al contrario de lo que uno pensaría los índices de la variabilidad glucémica no tienen en cuenta al autocontrol glucémico al entender que este puede falsear fluctuación glucemica real, no así en cambio de los sistemas de monitorización continua (CGMS). De todos los índices el índice MAGE, consideran en el artículo, sería el ‘gold standard” para mesuar la variabilidad glucémica, con todo se hacen eco de que es difícil relacionar esta con las complicaciones a lo largo del tiempo (3-5 años), pues aún así, en su definición intervendrían aspectos como los intervalos, y la velocidad de las fluctuaciones glicémicas... Se ha correlacionado la CGMS con la variabilidad de la frecuencia cardíaca (HRV) y de la tensión arterial (TA) entre otros.
Se concluye que los valores de PPG, FPG y de HbA1c se comportan como valores de riesgo independientes de complicaciones (el cubo de riesgo). Diabéticos con los mismos valores de tríada glucémica tienen el mismo riesgo global pero sus fluctuaciones glucémicas pueden ser distintas y condicionar distintas hipótesis de modelos de riesgo (tríada glucémica+variabilidad glucémica). En fin, un tema enrevesado donde los haya, dentro del complicado mundo del riesgo generado por la hiperglucemia.
****Francesco Zaccardi* Dario Pitocco Giovanni Ghirlanda .Glycemic risk factors of diabetic vascular complications: the role of glycemic variability. Diabetes Metab Res Rev 2009; 25: 199–207.
**Nathan DM, Turgeon H, Regan S. Relationship between glycated haemoglobin levels and mean glucose levels over time. Diabetologia 2007; 50(11): 2239–2244.
23 de abril de 2010
¿Qué es más eficaz en la asociación con la metformina?
¿Qué es más eficaz en la asociación con la metformina?
Es conocido que con el tiempo todos los diabéticos tipo 2 utilizan tratamiento combinado, para ello, según las guías de práctica clínica, a la metformina se le puede asociar prácticamente cualquier antidiabético incluso la insulina. Por tanto, la eficacia de cada medicamento en asociación con la metformina -a dosis máximas, de al menos 1500 mg-, sus efectos secundarios (ganancia de peso, hipoglucemias...) es un tema que preocupa.
Para ello, en enero de 2010 se hizo una selección de la literatura más relevante al respecto en MEDLINE (desde enero 1950) y en la Cochrane mediante la palabras “metformin” y términos como type 2DM(type 2 diabetes mellitus, T2DM, noninsulin dependent diabetes, NIDDM) o glycated hemoglobin A1c (glycosylated hemoglobin, hemoglobin A1c, HbA1c,A1c), seleccionando aquellos trabajos que fueran ensayos clínicos aleatorizados -RCT- y que compararan antidiabéticos orales (con o sin su asociación con metformina), con placebo, que duraran al menos 3 meses, y en los que el objetivo final fuera mantener una HbA1c inferior del 7%.
De los 410 localizados solo se identificaron 45, de los que solo 27 RCT cumplían los criterios de inclusión. Estos 27 comprendían 11,198 individuos entre 53-62 años, con 75% de varones, y una duración media de tratamiento de 32 (12-52) semanas. Se observó que cualquier antidiabético oral, solo o en combinación, era capaz de producir reducciones estadísticamente significativas de la HbA1c comparadas con placebo. En el tratamiento combinado se observó una reducción en las sulfonilureas –SU- de 0.79% ; IC 95%, 0.62%-0.97%, en las glinidas del 0.65% CI 95%, 0.36%-0.97%, en las thiazolidinedionas de 0.85% IC 95%, 0.66%-1.08%, en los inhibidores de las alfa-glucosidasas –AGIs- 0.64% IC 95% 0.26%-1.03%, los inhibidores de las DPP-4 del 0.78% CI 95%, 0.64%-0.93%, y por último en los análogos de los GLP-1 una reducción del 0.97% CI 95%, 0.65%-1.30%, en la reducción de la HbA1c y en comparación con el placebo.
Tanto las sulfonilureas, glinidas como las thiazolidinedionas en tratamiento combinado se asociaron con aumento de peso en comparación con placebo, con ganancias de al menos, 2,06 kg en SU, 1,77 kg en glinidas, y 2,08 Kg en glitazonas. No se afecto el peso en los AGIs, inhibidores de los DPP-4; y en los análogos GLP-1 hubo una pérdida de peso (-1,75 kg)
En cuanto a las hipoglucemias fueron mayores en las SU (RR, 4.57; CI 95% 2.11-11.45) y en las glinidas (RR, 7.50; CI 95%, 2.12-41.52) comparadas con placebo, pero no se observaron ni en la glitazonas, inhibidores de los DPP-4, AGIs, ni análogos de los GLP-1.
Con todo ello se intenta demostrar que en tratamiento combinado a partir de metformina todas las combinaciones tiene una eficacia parecida, reducciones de la HbA1c entre 0.64%-0.97% en comparación con placebo, no existiendo diferencias estadísticamente significativas entre ellas.
Personalmente, teniendo en cuenta la heterogenidad de las poblaciones incluidas, la duración de cada uno de los estudios incluidos, este metaanálisis tiene el valor de la validez externa, es decir de la posible aplicabilidad a lo que hacemos diariamente, pues nos permite conocer la eficacia de los diferentes antidiabéticos orales en el segundo escalón, a partir que su asociación a la metformina. Por lo que se ve todos son igualmente de eficaces, y aunque existen diferencias en el aumento de peso en alguna moléculas no podemos decir que sean excesivamente relevantes o que distingan a las glitazonas del resto de las moléculas. En cuanto a las hipoglucemias solo se manifiestan en las SU y las glinidas (RR entre 4.57-7.50), y sorprendentemente más en estas últimas.
***Olivia J. Phung; Jennifer M. Scholle; Mehak Talwar; et al. Effect of Noninsulin Antidiabetic Drugs Added to Metformin Therapy on Glycemic Control, Weight Gain, and Hypoglycemia in Type 2 Diabetes. JAMA. 2010;303(14):1410-1418 (doi:10.1001/jama.2010.405)
Es conocido que con el tiempo todos los diabéticos tipo 2 utilizan tratamiento combinado, para ello, según las guías de práctica clínica, a la metformina se le puede asociar prácticamente cualquier antidiabético incluso la insulina. Por tanto, la eficacia de cada medicamento en asociación con la metformina -a dosis máximas, de al menos 1500 mg-, sus efectos secundarios (ganancia de peso, hipoglucemias...) es un tema que preocupa.
Para ello, en enero de 2010 se hizo una selección de la literatura más relevante al respecto en MEDLINE (desde enero 1950) y en la Cochrane mediante la palabras “metformin” y términos como type 2DM(type 2 diabetes mellitus, T2DM, noninsulin dependent diabetes, NIDDM) o glycated hemoglobin A1c (glycosylated hemoglobin, hemoglobin A1c, HbA1c,A1c), seleccionando aquellos trabajos que fueran ensayos clínicos aleatorizados -RCT- y que compararan antidiabéticos orales (con o sin su asociación con metformina), con placebo, que duraran al menos 3 meses, y en los que el objetivo final fuera mantener una HbA1c inferior del 7%.
De los 410 localizados solo se identificaron 45, de los que solo 27 RCT cumplían los criterios de inclusión. Estos 27 comprendían 11,198 individuos entre 53-62 años, con 75% de varones, y una duración media de tratamiento de 32 (12-52) semanas. Se observó que cualquier antidiabético oral, solo o en combinación, era capaz de producir reducciones estadísticamente significativas de la HbA1c comparadas con placebo. En el tratamiento combinado se observó una reducción en las sulfonilureas –SU- de 0.79% ; IC 95%, 0.62%-0.97%, en las glinidas del 0.65% CI 95%, 0.36%-0.97%, en las thiazolidinedionas de 0.85% IC 95%, 0.66%-1.08%, en los inhibidores de las alfa-glucosidasas –AGIs- 0.64% IC 95% 0.26%-1.03%, los inhibidores de las DPP-4 del 0.78% CI 95%, 0.64%-0.93%, y por último en los análogos de los GLP-1 una reducción del 0.97% CI 95%, 0.65%-1.30%, en la reducción de la HbA1c y en comparación con el placebo.
Tanto las sulfonilureas, glinidas como las thiazolidinedionas en tratamiento combinado se asociaron con aumento de peso en comparación con placebo, con ganancias de al menos, 2,06 kg en SU, 1,77 kg en glinidas, y 2,08 Kg en glitazonas. No se afecto el peso en los AGIs, inhibidores de los DPP-4; y en los análogos GLP-1 hubo una pérdida de peso (-1,75 kg)
En cuanto a las hipoglucemias fueron mayores en las SU (RR, 4.57; CI 95% 2.11-11.45) y en las glinidas (RR, 7.50; CI 95%, 2.12-41.52) comparadas con placebo, pero no se observaron ni en la glitazonas, inhibidores de los DPP-4, AGIs, ni análogos de los GLP-1.
Con todo ello se intenta demostrar que en tratamiento combinado a partir de metformina todas las combinaciones tiene una eficacia parecida, reducciones de la HbA1c entre 0.64%-0.97% en comparación con placebo, no existiendo diferencias estadísticamente significativas entre ellas.
Personalmente, teniendo en cuenta la heterogenidad de las poblaciones incluidas, la duración de cada uno de los estudios incluidos, este metaanálisis tiene el valor de la validez externa, es decir de la posible aplicabilidad a lo que hacemos diariamente, pues nos permite conocer la eficacia de los diferentes antidiabéticos orales en el segundo escalón, a partir que su asociación a la metformina. Por lo que se ve todos son igualmente de eficaces, y aunque existen diferencias en el aumento de peso en alguna moléculas no podemos decir que sean excesivamente relevantes o que distingan a las glitazonas del resto de las moléculas. En cuanto a las hipoglucemias solo se manifiestan en las SU y las glinidas (RR entre 4.57-7.50), y sorprendentemente más en estas últimas.
***Olivia J. Phung; Jennifer M. Scholle; Mehak Talwar; et al. Effect of Noninsulin Antidiabetic Drugs Added to Metformin Therapy on Glycemic Control, Weight Gain, and Hypoglycemia in Type 2 Diabetes. JAMA. 2010;303(14):1410-1418 (doi:10.1001/jama.2010.405)
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20 de abril de 2010
¿A que edad es más costefectivo empezar las actividades de cribaje de la diabetes 2?
¿A que edad es más costefectivo empezar las actividades de cribaje de la diabetes 2?
Al parecer es un pregunta no contestada con los datos actuales. No existen suficientes estudios de calidad para sacar conclusiones, de modo que los investigadores de este trabajo se propusieron diseñar un estudio simulado en base a un modelo matemático fiable y validado con ensayos clínicos reales -Modelo Arquímedes. Un modelo que calculara la costefectividad de las distintas estrategias preventivas con las que detectar nuevos casos de DM2 frente a aquellos detectados en el momento que aparecen los síntomas.
Realmente es muy interesante la pregunta porque la DM2 es fuente de morbimortalidad que puede ser prevenible si se empieza actuar sobre ella antes de que esta de la cara. Un período donde la arteriosclerosis precoz existe pero clínicamente no da la cara o en la que la diabetes a pesar de presentar glucemias ya manifiestas es desconocida por el paciente y el médico.
Se trata de un modelo integrado a base de distintas ecuaciones que representarían el comportamiento fisiopatológico normal de las diversas complicaciones relacionadas con la diabetes, identificando las pruebas diagnósticas, tratamientos, cuidados, procedimientos, contactos con el sistema sanitario... y sus costes. Para ello se aplican datos ficticios en datos demográficos reales (edad, sexo, hábito tabáquico, tensión arterial, síntomas, medicaciones...) en 325,000 no diabéticos de 30 años de la encuesta de la National Health and Nutrition Examination Surveys 1999–2004, simulando con ello una población real de EEUU, a los que se aplican 8 estrategias de cribaje distintas. Todas ellas se confrontaban con aquellas realizada a individuos en los que se simulaba una diabetes 2 diagnosticada clínicamente. El tipo de abordaje terapéutico de la DM2 o de la HTA, dislipemia... fue siguiendo las distintas guías actuales hasta la edad de los 50 años o la muerte -simulada- de los individuos. Los resultados simulados (incidencia de DM2, IAM, amputaciones, ceguera, insuficiencia renal terminal...) fueron evaluados en relación a sus costes (medicación, visitas, ..según baremo actual de Medicare) y se les calcularon los años ajustados por calidad (QALYs)
Se observa con la aplicación de estas estrategias en individuos no diabéticos que se reducen los tiempos de espera antes de que aparezcan los síntomas, se reducen las tasas de IAM (3-9 eventos menos por 1000 personas cribadas), pero no las de AVC (0-1 por cada 1000). Se previenen muertes simuladas (2-5 por mil personas).
En general, todas las estrategias tuvieron reducciones parecidas en prevención de ceguera, o de amputaciones, pero no tuvieron efecto en enfermedad renal terminal. El cribaje añadía mayor número de QALYs que el no realizarlo (p<0,000, para cualquier estrategia), y mayor cuanto más joven es el paciente. Se recomienda a la luz de estos datos empezar el cribaje de la diabetes entre los 30 y 45 años y cada 3-5 años pues se muestra costeefectivo y previenen distintas complicacioines relacionadas con la diabetes.
Existe un editorial ad hoc en el mismo número que encuadra perfectamente el tema en el contexto actual donde el cribaje no deja de ser una actividad a realizar en individuos de riesgo y donde las razas y coste según sistemas sanitarios podrían influir en los resultados. Lo compara para ello con otro estudio de costefectividad publicado el ADDITION study realizado en Europa (Dinamarca, UK y Noruega) y publicado en Diabetología en 2008 en las que muestra las diferencias con el modelo de Aquímedes utilizado por Kahn et al en cuanto a la calidad de vida del diabético.
****Richard Kahn, Peter Alperin, David Eddy, Knut Borch-Johnsen, John Buse, Justin Feigelman, Edward Gregg, Rury R Holman, M Sue Kirkman, Michael Stern, Jaakko Tuomilehto, Nick J Wareham. Age at initiation and frequency of screening to detect type 2 diabetes: a cost-eff ectiveness analysis. Lancet. 2010 Apr 17;375(9723):1365-74
*****Guy Rutten. Screening for type 2 diabetes—where are we now?. The Lancet 2010
***Sandbaek A, Griffin SJ, Rutten G, et al. Stepwise screening for diabetes identifi es people with high but modifi able coronary heart disease risk: the ADDITION study. Diabetologia 2008; 51: 1127–34.
Al parecer es un pregunta no contestada con los datos actuales. No existen suficientes estudios de calidad para sacar conclusiones, de modo que los investigadores de este trabajo se propusieron diseñar un estudio simulado en base a un modelo matemático fiable y validado con ensayos clínicos reales -Modelo Arquímedes. Un modelo que calculara la costefectividad de las distintas estrategias preventivas con las que detectar nuevos casos de DM2 frente a aquellos detectados en el momento que aparecen los síntomas.
Realmente es muy interesante la pregunta porque la DM2 es fuente de morbimortalidad que puede ser prevenible si se empieza actuar sobre ella antes de que esta de la cara. Un período donde la arteriosclerosis precoz existe pero clínicamente no da la cara o en la que la diabetes a pesar de presentar glucemias ya manifiestas es desconocida por el paciente y el médico.
Se trata de un modelo integrado a base de distintas ecuaciones que representarían el comportamiento fisiopatológico normal de las diversas complicaciones relacionadas con la diabetes, identificando las pruebas diagnósticas, tratamientos, cuidados, procedimientos, contactos con el sistema sanitario... y sus costes. Para ello se aplican datos ficticios en datos demográficos reales (edad, sexo, hábito tabáquico, tensión arterial, síntomas, medicaciones...) en 325,000 no diabéticos de 30 años de la encuesta de la National Health and Nutrition Examination Surveys 1999–2004, simulando con ello una población real de EEUU, a los que se aplican 8 estrategias de cribaje distintas. Todas ellas se confrontaban con aquellas realizada a individuos en los que se simulaba una diabetes 2 diagnosticada clínicamente. El tipo de abordaje terapéutico de la DM2 o de la HTA, dislipemia... fue siguiendo las distintas guías actuales hasta la edad de los 50 años o la muerte -simulada- de los individuos. Los resultados simulados (incidencia de DM2, IAM, amputaciones, ceguera, insuficiencia renal terminal...) fueron evaluados en relación a sus costes (medicación, visitas, ..según baremo actual de Medicare) y se les calcularon los años ajustados por calidad (QALYs)
Se observa con la aplicación de estas estrategias en individuos no diabéticos que se reducen los tiempos de espera antes de que aparezcan los síntomas, se reducen las tasas de IAM (3-9 eventos menos por 1000 personas cribadas), pero no las de AVC (0-1 por cada 1000). Se previenen muertes simuladas (2-5 por mil personas).
En general, todas las estrategias tuvieron reducciones parecidas en prevención de ceguera, o de amputaciones, pero no tuvieron efecto en enfermedad renal terminal. El cribaje añadía mayor número de QALYs que el no realizarlo (p<0,000, para cualquier estrategia), y mayor cuanto más joven es el paciente. Se recomienda a la luz de estos datos empezar el cribaje de la diabetes entre los 30 y 45 años y cada 3-5 años pues se muestra costeefectivo y previenen distintas complicacioines relacionadas con la diabetes.
Existe un editorial ad hoc en el mismo número que encuadra perfectamente el tema en el contexto actual donde el cribaje no deja de ser una actividad a realizar en individuos de riesgo y donde las razas y coste según sistemas sanitarios podrían influir en los resultados. Lo compara para ello con otro estudio de costefectividad publicado el ADDITION study realizado en Europa (Dinamarca, UK y Noruega) y publicado en Diabetología en 2008 en las que muestra las diferencias con el modelo de Aquímedes utilizado por Kahn et al en cuanto a la calidad de vida del diabético.
****Richard Kahn, Peter Alperin, David Eddy, Knut Borch-Johnsen, John Buse, Justin Feigelman, Edward Gregg, Rury R Holman, M Sue Kirkman, Michael Stern, Jaakko Tuomilehto, Nick J Wareham. Age at initiation and frequency of screening to detect type 2 diabetes: a cost-eff ectiveness analysis. Lancet. 2010 Apr 17;375(9723):1365-74
*****Guy Rutten. Screening for type 2 diabetes—where are we now?. The Lancet 2010
***Sandbaek A, Griffin SJ, Rutten G, et al. Stepwise screening for diabetes identifi es people with high but modifi able coronary heart disease risk: the ADDITION study. Diabetologia 2008; 51: 1127–34.
19 de abril de 2010
XXI Congreso Nacional de la SED: un éxito, entre la “nube” y los nuevos cargos
XXI Congreso Nacional de la SED: un éxito, entre la “nube” y los nuevos cargos
Este fin de semana finalizó el XXI Congreso de la SED en Barcelona, un congreso realizado en el Palau de Congresos de Catalunya y que contó con más de 1000 asistentes (se hablaba de 1200) lo que no deja de ser un logro en este tipo de eventos y con gran afluencia de asistentes en cada una de las actividades. Lo que caracterizó al mismo, según palabras de representantes del comité organizador, fue la ausencia de importantes especialistas extranjeros debido al cierre del espacio aéreo europeo debido a la nube generada por la erupción de un volcán en Islandia que afecto a media Europa.
No cabe duda que se hizo de tripas corazón, de las ausencias salió lo mejor de los moderadores que suplieron con creces lo previamente convenido. Nos quedamos, sin embargo, sin ver a Tuomilehto,....y otros grandes popes de la diabetología. Sin embargo, fueron especialmente emotivas las ponencias al margen de lo científico de Eduardo Punset y Alex Rovira.
Nuestro grupo contó con gran cantidad de asistentes, con comunicaciones, con moderadores y ponentes. Dentro los cambios de la nueva junta se incorporó nuestro compañero Javier Diez que junto con nuestro otro “Javier” García Soidan, como vocales, a buen seguro sabrán poner el acento en el primer nivel, el más importante para la prevención y atención del colectivo diabético.
La vuelta fue extremadamente caótica para algunos, sobre todos los que viajan en avión pues la cancelación de la mayoría de los vuelos hasta media tarde del domingo colapsó el resto de medios de trasporte o los hizo prohibitivos. Aunque siempre nos quedó el recurso de la “tienda de campaña” que tan amablemente se nos ofreció en la cena de clausura.
Aún las vicisitudes ajenas al evento, podemos decir que el congreso fue un éxito en la afluencia, en la calidad de lo impartido y en el interés mostrado por todos los asistentes. La organización superó con creces las expectativas puestas en este tipo de eventos.
Este fin de semana finalizó el XXI Congreso de la SED en Barcelona, un congreso realizado en el Palau de Congresos de Catalunya y que contó con más de 1000 asistentes (se hablaba de 1200) lo que no deja de ser un logro en este tipo de eventos y con gran afluencia de asistentes en cada una de las actividades. Lo que caracterizó al mismo, según palabras de representantes del comité organizador, fue la ausencia de importantes especialistas extranjeros debido al cierre del espacio aéreo europeo debido a la nube generada por la erupción de un volcán en Islandia que afecto a media Europa.
No cabe duda que se hizo de tripas corazón, de las ausencias salió lo mejor de los moderadores que suplieron con creces lo previamente convenido. Nos quedamos, sin embargo, sin ver a Tuomilehto,....y otros grandes popes de la diabetología. Sin embargo, fueron especialmente emotivas las ponencias al margen de lo científico de Eduardo Punset y Alex Rovira.
Nuestro grupo contó con gran cantidad de asistentes, con comunicaciones, con moderadores y ponentes. Dentro los cambios de la nueva junta se incorporó nuestro compañero Javier Diez que junto con nuestro otro “Javier” García Soidan, como vocales, a buen seguro sabrán poner el acento en el primer nivel, el más importante para la prevención y atención del colectivo diabético.
La vuelta fue extremadamente caótica para algunos, sobre todos los que viajan en avión pues la cancelación de la mayoría de los vuelos hasta media tarde del domingo colapsó el resto de medios de trasporte o los hizo prohibitivos. Aunque siempre nos quedó el recurso de la “tienda de campaña” que tan amablemente se nos ofreció en la cena de clausura.
Aún las vicisitudes ajenas al evento, podemos decir que el congreso fue un éxito en la afluencia, en la calidad de lo impartido y en el interés mostrado por todos los asistentes. La organización superó con creces las expectativas puestas en este tipo de eventos.
13 de abril de 2010
¿Cual es el valor predictivo del monofilamento para detectar la neuropatía incipiente?
¿Cual es el valor predictivo del monofilamento para detectar la neuropatía incipiente?
La neuropatía periférica del diabético es una polineuropatía sensitivomotora que tiene una alta prevalencia entre los diabéticos llegando al 50% en aquellos a los que se les somete a un test de conducción nerviosa. Se trata de un trastorno difuso debida a la exposición hiperglucémica mantenida que tiene un amplio período asintomático, de tal modo que su detección precoz es importante cara a evitar molestias a largo plazo. Un poco por esto que se estudia la manera de utilizar test exploratorios sencillos que permitan este objetivo. Pruebas como la del monofilamento o del diapasón que aún siendo recomendados ampliamente, son infrautilizados en la práctica médica.
Sorprende, se hace eco este artículo, que otras pruebas como la microalbuminuria o el fondo de ojo sean utilizadas ampliamente para detectar precozmente la retinopatía o la nefropatía, mientras que el monofilamento tipo Semmes-Weinstein de 10g de fuerza, siendo una prueba de aplicación sencilla, sea utilizada escasamente.
El monofilamento tiene un alto nivel de evidencia para detectar neuropatía periférica. Así, en ciertos trabajos muestra una sensibilidad del 78% en una puntuación de 7 sobre 8 aplicaciones, o del 96% y una especificidad del 96%. cuando estas son iguales o inferiores a 3/8.
Con todo, queda la duda de si el monofilamento puede ser válido para detectar la neuropatía incipiente, si tiene suficiente valor predictivo en estos casos. De tal modo que se estudió durante 4 años a 175 diabeticos sin neuropatía en una pequeña cohorte en Toronto -Toronto Diabetic Neuropathy Cohort, entre 1999 y 2001.
El monofilamento se aplico en el antebrazo o en el esternón previamente, tras lo que con los ojos cerrados se hizo lo propio en el pie (4 veces por pie aleatoriamente), la respuesta fue calibrada de 0-8 (0 ausente, a 8 total percepción estímulo). La sensibilidad superficial fue evaluada por una lanceta tipo “sterile Neurotip (Owen Mumford, Oxford, U.K.)” de la misma forma y gradación. Y la vibración mediante un diapasón de 128-Hz aplicado en el dorso (base dedo gordo) y gradación igualmente de 0 a 8.
La definición de neuropatía incipiente se hizo según el consenso del American Association of Neurology, the American Academy of Electrodiagnostic Medicine, and the American Academy of Physical Medicine and Rehabilitation, o sea la afectación de 3 o más parámetros en dos o más nervios con la presencia de un síntoma o signo de neuropatía periférica. Como comparador se utilizó el estudio de conducción nerviosa electrofisiológico en nervio mediano, cubital, peroneal, tibial...según los standards of the American Association for Neuromuscular and Electrodiagnostic Medicine and the Canadian Society of Clinical Neurophysiology.
Al final las 175 personas sin neuropatía fueron examinadas en al menos dos ocasiones entre 2,6 y 7,1 años, encontrando a los 4 años 50 casos de neuropatía (29%). La neuropatía periférica incipiente fue mayor en varones y en diabetes más evolucionadas, pero fue independientemente de la edad, y del tipo de diabetes, del hábito tabáquico o consumo de alcohol. Pero aunque existió una tendencia en la incidencia de neuropatía según el nivel de hemoglobina A1 no hubo significación estadística.
Si que se demostró que hubo una asociación estadística entre la puntuación determinada por el monofilamento y la incidencia de neuropatía (p=0.0012), con un corte óptimo a partir de puntuaciones 5 o menos de 8. En este umbral la sensibilidad fue el 72% y el valor predictivo negativo y positivo del 87% y del 46% respectivamente. Presentar 3 sobre 8 de puntuación o menor indicó una alta probabilidad de neuropatía diabética, y entre 4 y 5 una incipiente neuropatía. Entre 6 y 8 respuestas correctas fuero sugestivas de ausencia de neuropatía y de bajo riesgo de incidencia de esta patología en los próximos 4 años. Estos datos pueden ponernos sobre aviso sobre cuando debemos optimizar nuestros objetivos glicémicos con los que retrasar la evolución de esta complicación. Y que la utilización de la escala de riesgo del monofilamento permite establecer el riesgo de una futura e incipiente neuropatía.
Co todo, hay que analizar los resultados con precaución debido a que se trata de una cohorte mezclada (DM1 y DM2), que el intervalo de evaluación es variable y que la definición polineuropatía puede haber influido en los resultados
**Perkins BA, Orszag AO, Ngog M, Ng E, Nwe P , Bril V. Prediction of Incident Diabetic Neuropathy Using the Monofilament Exam: A 4-year Prospective Study
Diabetes Care Publish Ahead of Print, published online March 31, 2010
La neuropatía periférica del diabético es una polineuropatía sensitivomotora que tiene una alta prevalencia entre los diabéticos llegando al 50% en aquellos a los que se les somete a un test de conducción nerviosa. Se trata de un trastorno difuso debida a la exposición hiperglucémica mantenida que tiene un amplio período asintomático, de tal modo que su detección precoz es importante cara a evitar molestias a largo plazo. Un poco por esto que se estudia la manera de utilizar test exploratorios sencillos que permitan este objetivo. Pruebas como la del monofilamento o del diapasón que aún siendo recomendados ampliamente, son infrautilizados en la práctica médica.
Sorprende, se hace eco este artículo, que otras pruebas como la microalbuminuria o el fondo de ojo sean utilizadas ampliamente para detectar precozmente la retinopatía o la nefropatía, mientras que el monofilamento tipo Semmes-Weinstein de 10g de fuerza, siendo una prueba de aplicación sencilla, sea utilizada escasamente.
El monofilamento tiene un alto nivel de evidencia para detectar neuropatía periférica. Así, en ciertos trabajos muestra una sensibilidad del 78% en una puntuación de 7 sobre 8 aplicaciones, o del 96% y una especificidad del 96%. cuando estas son iguales o inferiores a 3/8.
Con todo, queda la duda de si el monofilamento puede ser válido para detectar la neuropatía incipiente, si tiene suficiente valor predictivo en estos casos. De tal modo que se estudió durante 4 años a 175 diabeticos sin neuropatía en una pequeña cohorte en Toronto -Toronto Diabetic Neuropathy Cohort, entre 1999 y 2001.
El monofilamento se aplico en el antebrazo o en el esternón previamente, tras lo que con los ojos cerrados se hizo lo propio en el pie (4 veces por pie aleatoriamente), la respuesta fue calibrada de 0-8 (0 ausente, a 8 total percepción estímulo). La sensibilidad superficial fue evaluada por una lanceta tipo “sterile Neurotip (Owen Mumford, Oxford, U.K.)” de la misma forma y gradación. Y la vibración mediante un diapasón de 128-Hz aplicado en el dorso (base dedo gordo) y gradación igualmente de 0 a 8.
La definición de neuropatía incipiente se hizo según el consenso del American Association of Neurology, the American Academy of Electrodiagnostic Medicine, and the American Academy of Physical Medicine and Rehabilitation, o sea la afectación de 3 o más parámetros en dos o más nervios con la presencia de un síntoma o signo de neuropatía periférica. Como comparador se utilizó el estudio de conducción nerviosa electrofisiológico en nervio mediano, cubital, peroneal, tibial...según los standards of the American Association for Neuromuscular and Electrodiagnostic Medicine and the Canadian Society of Clinical Neurophysiology.
Al final las 175 personas sin neuropatía fueron examinadas en al menos dos ocasiones entre 2,6 y 7,1 años, encontrando a los 4 años 50 casos de neuropatía (29%). La neuropatía periférica incipiente fue mayor en varones y en diabetes más evolucionadas, pero fue independientemente de la edad, y del tipo de diabetes, del hábito tabáquico o consumo de alcohol. Pero aunque existió una tendencia en la incidencia de neuropatía según el nivel de hemoglobina A1 no hubo significación estadística.
Si que se demostró que hubo una asociación estadística entre la puntuación determinada por el monofilamento y la incidencia de neuropatía (p=0.0012), con un corte óptimo a partir de puntuaciones 5 o menos de 8. En este umbral la sensibilidad fue el 72% y el valor predictivo negativo y positivo del 87% y del 46% respectivamente. Presentar 3 sobre 8 de puntuación o menor indicó una alta probabilidad de neuropatía diabética, y entre 4 y 5 una incipiente neuropatía. Entre 6 y 8 respuestas correctas fuero sugestivas de ausencia de neuropatía y de bajo riesgo de incidencia de esta patología en los próximos 4 años. Estos datos pueden ponernos sobre aviso sobre cuando debemos optimizar nuestros objetivos glicémicos con los que retrasar la evolución de esta complicación. Y que la utilización de la escala de riesgo del monofilamento permite establecer el riesgo de una futura e incipiente neuropatía.
Co todo, hay que analizar los resultados con precaución debido a que se trata de una cohorte mezclada (DM1 y DM2), que el intervalo de evaluación es variable y que la definición polineuropatía puede haber influido en los resultados
**Perkins BA, Orszag AO, Ngog M, Ng E, Nwe P , Bril V. Prediction of Incident Diabetic Neuropathy Using the Monofilament Exam: A 4-year Prospective Study
Diabetes Care Publish Ahead of Print, published online March 31, 2010
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11 de abril de 2010
Buena noticia.Una nueva mutación genética que puede investigación para futuros tratamientos contra la diabetes
Noticia:
El hallazgo en dos pacientes afectos de una enfermedad rara llamada hipoglicemia monogénica, en la que una mutación de un gen de la enzima glucoquinasa activa la producción de islotes pancreáticos de mayor tamaño, 2,5 veces mayor que los de personas de la misma edad, ha abierto la puerta a nuevas investigaciones en el tratamiento de la diabetes.
A los pacientes se les extirpó +95% del páncreas para sobrevivir a las hipoglucemias, y con el resto de la glándula se ha mantenido una eficacia metabólica suficiente para llevar una vida normal.
Existen islotes pancreáticos altamente eficaces que secretan la insulina precisa. Se puede vivir y normalizar los niveles de insulina con 20.000 islotes pancreáticos si son los correctos.
Las posibilidades de tratamiento podrían ir encaminadas a desarrollar terapias basadas en la reproducción de islotes pancreáticos.
El Dr. Antonio Luis Cuesta, director del Centro para el Estudio de las Enfermedades de Células Beta-Pancreáticas del IMABIS-la Fundación Carlos Haya, junto con el equipo del investigadores básicos españoles del mismo centro y expertos de Estados Unidos, Bélgica e Israel, son los que han identificados la mutación genética.
La publicación de esta investigación se puede leer en el New England Journal of Medicine: N Engl J Med 362:1348, April 8, 2010
Comentario:
Mientras cocino una estupenda tortilla de patatas y hago una mouse de fresas en mi thermomix (para ir a comer al parque de la Ciudadela ahora que el tiempo ha dado una tregua), me pregunto desde mi agnosticismo, como la madre naturaleza y su posible inventor nos va dando respuestas de manera tan sabia a nuestros problemas. Seguro que todas las soluciones están a la vista, pero rodeadas de tanta paja que no vemos. Qué serían las mutaciones sino esa sorpresa inesperada a la solución de algunas enfermedades?
Algunos amigos gedaperos dicen que la diabetes no se cura, que sólo tratamos los síntomas y las complicaciones, y que ningún fármaco es capaz de parar la progresión. Cierto.
Pero a mi me alegra saber que en un futuro próximo o no muy lejano, la diabetes podría quedar en una polvareda en el camino y pasar a convertirse en una enfermedad de cirujanos e inmunólogos, con la cirugía bariátrica a la cabeza?, y la creación de islotes en laboratorio altamente eficaces capaces de producir por si mismos insulina para suplir las deficiencias.
Ya lo sé, soy una ilusa. Seguimos en la lucha!!!
Esta noticia también se puede leer en http://www.redgedaps.org
10 de abril de 2010
Factores asociados a la precocidad del fallo secundario a la metformina
Factores asociados a la precocidad del fallo secundario a la metformina
Queda bastante claro que la metformina (MET)deber ser la primera medicación que debe introducirse en el diabético tipo 2 recién diagnosticado habida cuenta que por su particular mecanismo fisiopatológico es capaz de preservar al célula betapancreática.
Esto se ha comprobado en estudios de prevención como el The Diabetes Prevention Program y otros y ha hecho que la Guía del American Diabetes Association (ADA) / European Association for the Study of Diabetes (EASD) guidelines for the medical management of type 2 diabetes (siendo la única hoy por hoy) recomiende su prescripción al inicio al mismo tiempo que se hacen recomendaciones sobre los estilos de vida. La introducción de otros fármacos, habitualmente sulfonilureas (SU) se hace cuando falla la metformina, entendiendo por lo general que esto es así, cuando la HbA1c se situa alrededor del 8%.
Lo que no sabemos, y estudia en este trabajo, es si existe alguna diferencia en la evolución –fallo secundario a la metformina- si se introduce esta precozmente, en el diagnótico como indica el ADA/EASD o se hace mas tarde cuando fallan las medidas higiénico dietéticas al superar la frontera del 7% de HbA1c.
Para ello se estudió una cohorte de 3388 diabéticos tipo 2, identificados a partir de resgistros electrónicos del Kaiser Permanente Northwest (KPNW) del noroeste del estado de Oregon y suroeste de Washington, que iniciaron tratamiento con metformina en monoterapia entre el 2004 y 2006. Todos ellos tenían un registro electrónico anterior con de al menos un año anterior al inicio de la prescripción de la MET. Se consideró como “fallo secundario” al cambio o adicción de otro hipoglicemiante, o al hecho de mantener una HbA1c permanentemente > 7% o en 7.5%.
De los 1799 que alcanzaron el nivel > al 7%, 42% (748) experimentaron un fallo secundario a los 2-5 años de seguimiento, con unas tasas del 17% (15.8-18.2%) por año. Asociándose este hecho a la edad (en más jóvenes, ocurría antes, 57.7 frente a 59.2 años, p<> 7.5% > 7.5% y un 30% se les añadió un segundo hipoglicemiante a la MET. Encontrándose que el fallo secundario se produjo menos en aquellos pacientes que iniciaron el tratamiento con MET mas pronto.
Comparando los pacientes que iniciaron el tratamiento con MET dentro de los 3 meses del diagnóstico frente a aquellos que lo hicieron entre el 4-11 mes hubo un 56% de mayor probabilidad de fallo secundario en estos (OR 1.56, 95% CI, 1.12-2.18), y con aquellos que lo hicieron a los 36 o más meses hubo el doble de probabilidad de fallo secundario (OR 2.2, 1.68-2.87).
Con todo, señalan que las tasas de fallo secundario anual (17%) son más altas que las reportadas en el estudio ADOPT (A Diabetes Outcome Progression Trial) que no pasaron del 4%, y que ello se debe a los distintos puntos corte en la definición de esta variable. Y que estas conclusiones van en la línea de las recomendaciones del ADA/EASD y del “efecto memoria” sugerido en el seguimiento del UKPDS
Concluyendo que la terapia con metformina dentro los 3 primeros meses del diagnóstico permite una reducción sustancial de la probabilidad de presentar un mal control metabólico precozmente y con ello el tiempo de tratamiento en monoterapia con metformina. Con todo, hay que tener en cuenta que se trata de un estudio observacional sobre una cohorte de pacientes determinada por un registro electrónico, con mediciones en intervalos irregulares de la HbA1c, y con los efectos inherentes a la misma bases de datos electrónica.
Personalmente considero que es un espaldarazo a todo lo publicado hasta ahora sobre la MET, sobre la precocidad del tratamiento con esta y sobre el hecho de fijar unos valores de HbA1c más estrictos sobre todo al diagnóstico.
Jonathan B. Brown,Christopher Conner, Gregory A. Nichols. Secondary Failure of Metformin Monotherapy in Clinical Practice. Diabetes Care 33:501–506, 2010
Queda bastante claro que la metformina (MET)deber ser la primera medicación que debe introducirse en el diabético tipo 2 recién diagnosticado habida cuenta que por su particular mecanismo fisiopatológico es capaz de preservar al célula betapancreática.
Esto se ha comprobado en estudios de prevención como el The Diabetes Prevention Program y otros y ha hecho que la Guía del American Diabetes Association (ADA) / European Association for the Study of Diabetes (EASD) guidelines for the medical management of type 2 diabetes (siendo la única hoy por hoy) recomiende su prescripción al inicio al mismo tiempo que se hacen recomendaciones sobre los estilos de vida. La introducción de otros fármacos, habitualmente sulfonilureas (SU) se hace cuando falla la metformina, entendiendo por lo general que esto es así, cuando la HbA1c se situa alrededor del 8%.
Lo que no sabemos, y estudia en este trabajo, es si existe alguna diferencia en la evolución –fallo secundario a la metformina- si se introduce esta precozmente, en el diagnótico como indica el ADA/EASD o se hace mas tarde cuando fallan las medidas higiénico dietéticas al superar la frontera del 7% de HbA1c.
Para ello se estudió una cohorte de 3388 diabéticos tipo 2, identificados a partir de resgistros electrónicos del Kaiser Permanente Northwest (KPNW) del noroeste del estado de Oregon y suroeste de Washington, que iniciaron tratamiento con metformina en monoterapia entre el 2004 y 2006. Todos ellos tenían un registro electrónico anterior con de al menos un año anterior al inicio de la prescripción de la MET. Se consideró como “fallo secundario” al cambio o adicción de otro hipoglicemiante, o al hecho de mantener una HbA1c permanentemente > 7% o en 7.5%.
De los 1799 que alcanzaron el nivel > al 7%, 42% (748) experimentaron un fallo secundario a los 2-5 años de seguimiento, con unas tasas del 17% (15.8-18.2%) por año. Asociándose este hecho a la edad (en más jóvenes, ocurría antes, 57.7 frente a 59.2 años, p<> 7.5% > 7.5% y un 30% se les añadió un segundo hipoglicemiante a la MET. Encontrándose que el fallo secundario se produjo menos en aquellos pacientes que iniciaron el tratamiento con MET mas pronto.
Comparando los pacientes que iniciaron el tratamiento con MET dentro de los 3 meses del diagnóstico frente a aquellos que lo hicieron entre el 4-11 mes hubo un 56% de mayor probabilidad de fallo secundario en estos (OR 1.56, 95% CI, 1.12-2.18), y con aquellos que lo hicieron a los 36 o más meses hubo el doble de probabilidad de fallo secundario (OR 2.2, 1.68-2.87).
Con todo, señalan que las tasas de fallo secundario anual (17%) son más altas que las reportadas en el estudio ADOPT (A Diabetes Outcome Progression Trial) que no pasaron del 4%, y que ello se debe a los distintos puntos corte en la definición de esta variable. Y que estas conclusiones van en la línea de las recomendaciones del ADA/EASD y del “efecto memoria” sugerido en el seguimiento del UKPDS
Concluyendo que la terapia con metformina dentro los 3 primeros meses del diagnóstico permite una reducción sustancial de la probabilidad de presentar un mal control metabólico precozmente y con ello el tiempo de tratamiento en monoterapia con metformina. Con todo, hay que tener en cuenta que se trata de un estudio observacional sobre una cohorte de pacientes determinada por un registro electrónico, con mediciones en intervalos irregulares de la HbA1c, y con los efectos inherentes a la misma bases de datos electrónica.
Personalmente considero que es un espaldarazo a todo lo publicado hasta ahora sobre la MET, sobre la precocidad del tratamiento con esta y sobre el hecho de fijar unos valores de HbA1c más estrictos sobre todo al diagnóstico.
Jonathan B. Brown,Christopher Conner, Gregory A. Nichols. Secondary Failure of Metformin Monotherapy in Clinical Practice. Diabetes Care 33:501–506, 2010
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Tratamiento oral
6 de abril de 2010
Otras “ramas” del ACCORD (2). Efectos del control lipídico con fenofibrato
Otras “ramas” del ACCORD (2). Efectos del control lipídico con fenofibrato
Siguiendo el anterior post, en el ACCORD se enrolaron a 10,251 participantes, que fueron aleatorizados en control glucémico convencional o estricto, a 5518 participantes aleatorizados en tabla de 2x2 con simvastatina y fenofibrato, o simvastatina y placebo, y a 4733 aleatorizados sin ciego en tratamiento antihipertensivo intensivo como ya hemos comentado. El estudio con hipolipemiantes se debe al hecho demostrado de la implicación del control lipídico, y concretamente de las LDL-c, triglicéridos y HDL-colesterol en el riesgo cardiovascular del diabético. A tal efecto y siguiendo los pasos del estudio Fenofibrate Intervention and Event Lowering in Diabetes (FIELD) trial, con fenofibrato se plantearon la hipótesis de si la combinación de un fibrato (eleva las HDL-c y reduce los triglicéridos) y una estatina (reduce las LDL-c) podría reducir los eventos cardiovasculares en diabéticos 2 en comparación con aquellos que utilizaban una estatina únicamente. Las características de la muestra son las propias del ACCORD y ya comentadas anteriormente y tenían como común denominador una HbA1c > 7.5% y un alto riesgo cardiovascular. Todos ellos presentaban LDL-c entre 60-180 mg/dl, HDL-c inferior a 55 mg/dl en mujeres y 50 mg/dl en varones y triglicéridos por debajo de 750 mg/dl. Los resultados a medir fueron eventos cardiovasculares mayores (IAM, AVC, o muerte súbita) y objetivos secundarios como revascularización, ICC con hospitalización, angina inestable, ...
De los 5518 pacientes, 2765 recibieron fenofibrato y simvastatina y 2753 únicamente simvastatina y fueron seguidos durante 4.7–5 años según objetivos primarios o secundarios. Al finalizar el estudio se encontró unas tasas del 2.2% en los objetivos primarios del grupo de fenofibrato frente al 2.4% del placebo HR 0.92; CI 95% :0.79 -1.08; P = 0.32. No hubo tampoco diferencias en los objetivos secundarios. Las tasas de defunción por todas las causas fueron del 1.5% en el fenofibrato frente al 1.6% del placebo HR, 0.91; CI 95% 0.75-1.10; P = 0.33.
Se concluye que utilizar fenofibrato con simvastatina (40 mg o menos) frente a simvastatina sola no supone un beneficio a nivel cardiovascular en el diabético evolucionado con alto riesgo cardiovascular. Colateralmente el grupo del fenofibrato no afecto a la función renal y generó una reducción de la micro y macroalbuminuria. Tampoco se vio un aumento del riesgo de miopatía en la asociación de fenofibrato y simvastatina pues esta asociación no incrementó los niveles de estatinas en la sangre.
**ACCORD Study Group.Effects of Combination Lipid Therapy in Type 2 Diabetes Mellitus. www.nejm.org March 14, 2010 (10.1056/NEJMoa1001282)
*Peter M. Nilsson .ACCORD and Risk-Factor Control in Type 2 Diabetes
Siguiendo el anterior post, en el ACCORD se enrolaron a 10,251 participantes, que fueron aleatorizados en control glucémico convencional o estricto, a 5518 participantes aleatorizados en tabla de 2x2 con simvastatina y fenofibrato, o simvastatina y placebo, y a 4733 aleatorizados sin ciego en tratamiento antihipertensivo intensivo como ya hemos comentado. El estudio con hipolipemiantes se debe al hecho demostrado de la implicación del control lipídico, y concretamente de las LDL-c, triglicéridos y HDL-colesterol en el riesgo cardiovascular del diabético. A tal efecto y siguiendo los pasos del estudio Fenofibrate Intervention and Event Lowering in Diabetes (FIELD) trial, con fenofibrato se plantearon la hipótesis de si la combinación de un fibrato (eleva las HDL-c y reduce los triglicéridos) y una estatina (reduce las LDL-c) podría reducir los eventos cardiovasculares en diabéticos 2 en comparación con aquellos que utilizaban una estatina únicamente. Las características de la muestra son las propias del ACCORD y ya comentadas anteriormente y tenían como común denominador una HbA1c > 7.5% y un alto riesgo cardiovascular. Todos ellos presentaban LDL-c entre 60-180 mg/dl, HDL-c inferior a 55 mg/dl en mujeres y 50 mg/dl en varones y triglicéridos por debajo de 750 mg/dl. Los resultados a medir fueron eventos cardiovasculares mayores (IAM, AVC, o muerte súbita) y objetivos secundarios como revascularización, ICC con hospitalización, angina inestable, ...
De los 5518 pacientes, 2765 recibieron fenofibrato y simvastatina y 2753 únicamente simvastatina y fueron seguidos durante 4.7–5 años según objetivos primarios o secundarios. Al finalizar el estudio se encontró unas tasas del 2.2% en los objetivos primarios del grupo de fenofibrato frente al 2.4% del placebo HR 0.92; CI 95% :0.79 -1.08; P = 0.32. No hubo tampoco diferencias en los objetivos secundarios. Las tasas de defunción por todas las causas fueron del 1.5% en el fenofibrato frente al 1.6% del placebo HR, 0.91; CI 95% 0.75-1.10; P = 0.33.
Se concluye que utilizar fenofibrato con simvastatina (40 mg o menos) frente a simvastatina sola no supone un beneficio a nivel cardiovascular en el diabético evolucionado con alto riesgo cardiovascular. Colateralmente el grupo del fenofibrato no afecto a la función renal y generó una reducción de la micro y macroalbuminuria. Tampoco se vio un aumento del riesgo de miopatía en la asociación de fenofibrato y simvastatina pues esta asociación no incrementó los niveles de estatinas en la sangre.
**ACCORD Study Group.Effects of Combination Lipid Therapy in Type 2 Diabetes Mellitus. www.nejm.org March 14, 2010 (10.1056/NEJMoa1001282)
*Peter M. Nilsson .ACCORD and Risk-Factor Control in Type 2 Diabetes
Otras “ramas” del ACCORD (1). El control estricto de la tensión arterial
Otras “ramas” del ACCORD (1). El control estricto de la tensión arterial
Ultimamente han salido publicados varios artículos de investigación siguiendo el estudio ACCORD. Uno de ellos, al modo del control estricto de la glucemia, estudió si el control intensivo de la hipertensión arterial tenía algún efecto a nivel cardiovascular en el diabético mayor, evolucionado (HbA1c > 7,5%) y con eventos cardiovasculares, un poco siguiendo las indicaciones del Seventh Report of the Joint National Committee on Prevention, Detection, Evaluation, and Treatment of High Blood Pressure (JNC 7) en donde se recomienda tratar todo lo que supere el nivel de prehipertensión (130/080 mm Hg) en el diabético.
El objetivo fue por tanto mantener una tensión arterial (TA) inferior a 120 mm Hg de sistólica.
En el ACCORD se enroló a 10,251 participantes, que fueron aleatorizados en control glucémico convencional o estricto, a 5518 participantes aleatorizados en tabla de 2x2 con simvastatina y fenofibrato, o simvastatina y placebo, y por último 4733 aleatorizados sin ciego en tratamiento antihipertensivo intensivo (2362, TAS< 120 mm Hg) versus convencional (2371,< 140 mmHg), y controlados cada 4 meses, durante 5,6 años. Tras el primer año la TAS de la rama intensiva fue de 119.3 mm Hg (CI 95%, 118.9 -119.7) y de 133.5 mm Hg ( 95%, 133.1 -133.8) en la convencional, existiendo mayor medicación y efectos adversos (hipopotasemia, aumento creatinina, menor filtración glomerular), pero menor macroalbuminuria en la intensiva. En cuanto a los objetivos, hubo 445 eventos CV, 1,87% por año en el brazo intensivo y un 2,09% en el convencional HR 0.88; 95% CI, 0.73-1.06; P = 0.20, sin significación estadística; pero las mortalidad global fue mayor en el grupo intensivo 1,28% por año frente a 1,19% en el convencional HR 1.07; CI 95%, 0.85 -1.35; P = 0.55. En cuanto al accidente vásculocerebral (AVC) se mostró un 0.32% y un 0.53% en ambos grupos respectivamente HR 0.59; CI 95%, 0.39-0.89; p = 0.01. Concluyendo que el control intensivo de la TA (TA sistólica < 120 mmHg) en este tipo de pacientes no reduce significativamente los ECV o las tasas de muerte por cualquier causa pero si las tasas de ACV. La crítica que se hace es que se trata del estudio con umbrales más bajos de TAS, incluso inferiores al UKPDS, HOT o al ADVANCE; que 5 años sean insuficientes para determinar los beneficios de esta intervención, que se detectaran menos eventos de los esperados en el grupo convencional, o que el estudio fuera diseñado sin ciego lo que puede introducir sesgos.
*Effects of Intensive Blood-Pressure Control in Type 2 Diabetes Mellitus The ACCORD Study Group* March 14, 2010 (10.1056/NEJMoa1001286
*Peter M. Nilsson .ACCORD and Risk-Factor Control in Type 2 Diabetes
Ultimamente han salido publicados varios artículos de investigación siguiendo el estudio ACCORD. Uno de ellos, al modo del control estricto de la glucemia, estudió si el control intensivo de la hipertensión arterial tenía algún efecto a nivel cardiovascular en el diabético mayor, evolucionado (HbA1c > 7,5%) y con eventos cardiovasculares, un poco siguiendo las indicaciones del Seventh Report of the Joint National Committee on Prevention, Detection, Evaluation, and Treatment of High Blood Pressure (JNC 7) en donde se recomienda tratar todo lo que supere el nivel de prehipertensión (130/080 mm Hg) en el diabético.
El objetivo fue por tanto mantener una tensión arterial (TA) inferior a 120 mm Hg de sistólica.
En el ACCORD se enroló a 10,251 participantes, que fueron aleatorizados en control glucémico convencional o estricto, a 5518 participantes aleatorizados en tabla de 2x2 con simvastatina y fenofibrato, o simvastatina y placebo, y por último 4733 aleatorizados sin ciego en tratamiento antihipertensivo intensivo (2362, TAS< 120 mm Hg) versus convencional (2371,< 140 mmHg), y controlados cada 4 meses, durante 5,6 años. Tras el primer año la TAS de la rama intensiva fue de 119.3 mm Hg (CI 95%, 118.9 -119.7) y de 133.5 mm Hg ( 95%, 133.1 -133.8) en la convencional, existiendo mayor medicación y efectos adversos (hipopotasemia, aumento creatinina, menor filtración glomerular), pero menor macroalbuminuria en la intensiva. En cuanto a los objetivos, hubo 445 eventos CV, 1,87% por año en el brazo intensivo y un 2,09% en el convencional HR 0.88; 95% CI, 0.73-1.06; P = 0.20, sin significación estadística; pero las mortalidad global fue mayor en el grupo intensivo 1,28% por año frente a 1,19% en el convencional HR 1.07; CI 95%, 0.85 -1.35; P = 0.55. En cuanto al accidente vásculocerebral (AVC) se mostró un 0.32% y un 0.53% en ambos grupos respectivamente HR 0.59; CI 95%, 0.39-0.89; p = 0.01. Concluyendo que el control intensivo de la TA (TA sistólica < 120 mmHg) en este tipo de pacientes no reduce significativamente los ECV o las tasas de muerte por cualquier causa pero si las tasas de ACV. La crítica que se hace es que se trata del estudio con umbrales más bajos de TAS, incluso inferiores al UKPDS, HOT o al ADVANCE; que 5 años sean insuficientes para determinar los beneficios de esta intervención, que se detectaran menos eventos de los esperados en el grupo convencional, o que el estudio fuera diseñado sin ciego lo que puede introducir sesgos.
*Effects of Intensive Blood-Pressure Control in Type 2 Diabetes Mellitus The ACCORD Study Group* March 14, 2010 (10.1056/NEJMoa1001286
*Peter M. Nilsson .ACCORD and Risk-Factor Control in Type 2 Diabetes
3 de abril de 2010
¿Realmente es útil determinar el índice tobillo-brazo?
¿Realmente es útil determinar el índice tobillo-brazo?
El índice tobillo-brazo (ITB) es una exploración que cada vez se hace más imprescindible para determinar la enfermedad arteriosclerótica en fases subclínicas. Pues se la ha relacionado con el grosor de la íntima-media carotídea y con la enfermedad cardiaca y cerebrovascular establecida. Es una prueba de la que cada vez se habla más pero que se utiliza escasamente en AP por varias razones. Una, por falta de recursos (doppler), formación y básicamente porque consumen un tiempo (10-15 minutos) del que no disponemos. Pero, la pregunta es: ¿si la realizamos sirve para cambiar nuestra actuación frente al enfermo?. En un reciente artículo que referenciamos en el blog el ITB no modificaba la efectividad de un antiagregante como la aspirina, por ejemplo.
En uno de los números de Medicina Clínica de febrero (134:5) se publica un pequeño estudio que relaciona este índice con la valoración del dolor torácico agudo presentado en urgencias. La discriminación a priori es muy interesante, y el estudio aporta conclusiones interesantes. Se estudiaron a 94 pacientes menores de 80 años sin antecedentes de enfermedad cardiaca o arterial periférica pero con alto riesgo cardiovascular (23% diabéticos, 60% hipertensos, y 55% con síndrome metabólico), relacionando la ITB < 0.9 con las pruebas de enfermedad coronaria. Determinando que este valor tiene una sensibilidad del 22.7% y una especificidad del 90.3% para identificar a estos pacientes. Encontrándose que el mejor punto de corte de la ITB estaría en < 0.8 (sensibilidad 22.7, especificidad 98.63%). Lo que confirma una vez más la utilidad del ITB a la hora de identificar a aquellos pacientes que con dolor torácico su causa es la cardiopatía isquémica.
Javier Elduayen Gragera, Lorenzo Muñoz Santos, Juan M. Nogales Asensio, Fernando Giménez Sáez, José R. López Mínguez, Antonio Merchán Herrera Determinación del índice tobillo-brazo en pacientes con dolor torácico agudo de posible origen coronario.Med Clin (Barc). 2010;134:202-5.
Pedro Morillas Blasco. Utilidad clínica del índice tobillo-brazo en el paciente con enfermedad coronaria. Med Clin (Barc). 2010;134:208-10.
El índice tobillo-brazo (ITB) es una exploración que cada vez se hace más imprescindible para determinar la enfermedad arteriosclerótica en fases subclínicas. Pues se la ha relacionado con el grosor de la íntima-media carotídea y con la enfermedad cardiaca y cerebrovascular establecida. Es una prueba de la que cada vez se habla más pero que se utiliza escasamente en AP por varias razones. Una, por falta de recursos (doppler), formación y básicamente porque consumen un tiempo (10-15 minutos) del que no disponemos. Pero, la pregunta es: ¿si la realizamos sirve para cambiar nuestra actuación frente al enfermo?. En un reciente artículo que referenciamos en el blog el ITB no modificaba la efectividad de un antiagregante como la aspirina, por ejemplo.
En uno de los números de Medicina Clínica de febrero (134:5) se publica un pequeño estudio que relaciona este índice con la valoración del dolor torácico agudo presentado en urgencias. La discriminación a priori es muy interesante, y el estudio aporta conclusiones interesantes. Se estudiaron a 94 pacientes menores de 80 años sin antecedentes de enfermedad cardiaca o arterial periférica pero con alto riesgo cardiovascular (23% diabéticos, 60% hipertensos, y 55% con síndrome metabólico), relacionando la ITB < 0.9 con las pruebas de enfermedad coronaria. Determinando que este valor tiene una sensibilidad del 22.7% y una especificidad del 90.3% para identificar a estos pacientes. Encontrándose que el mejor punto de corte de la ITB estaría en < 0.8 (sensibilidad 22.7, especificidad 98.63%). Lo que confirma una vez más la utilidad del ITB a la hora de identificar a aquellos pacientes que con dolor torácico su causa es la cardiopatía isquémica.
Javier Elduayen Gragera, Lorenzo Muñoz Santos, Juan M. Nogales Asensio, Fernando Giménez Sáez, José R. López Mínguez, Antonio Merchán Herrera Determinación del índice tobillo-brazo en pacientes con dolor torácico agudo de posible origen coronario.Med Clin (Barc). 2010;134:202-5.
Pedro Morillas Blasco. Utilidad clínica del índice tobillo-brazo en el paciente con enfermedad coronaria. Med Clin (Barc). 2010;134:208-10.
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