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27 de febrero de 2022

Semaglutide frente al liraglutide en la obesidad, el STEP-8

Semaglutide frente al liraglutide en la obesidad, el STEP-8

En diversos posts vamos siguiendo el devenir de las nuevas moléculas en el tratamiento de la obesidad, en concreto de los análogos del receptor del péptido-1 similar al glucagón (aGLP-1), habida cuenta sus efectos que van más allá de la pérdida de peso, y sobre todo por los nuevos fármacos de liberación prolongada.

En este sentido desde el congreso del European Association for the Study of Diabetes (EASD) el 2020 que se presento el programa Semaglutide Treatment Effect in People with obesity (STEP) vamos comentado las novedades que se van produciendo. Se trata de un programa de ensayos clínicos aleatorizado (ECA) realizado en varias fases a nivel mundial que investiga la eficacia de la semaglutida (“sema” en adelante)  en diversas dosis (1- 2,4 mg subcutáneo -s.c) semanal en la reducción de peso en personas obesas o con sobrepeso. 

Sabemos que los aGLP-1, y en concreto la sema, son capaces de reducir el apetito, la sensación de hambre, los antojos, aumentando la sensación de saciedad. Unos efectos dosis- dependientes lo que hace que se evalue la eficacia de la sema en diferentes dosis. Dentro de los aGLP1, el liraglutide (en adelante “lira”) diario 3,0 mg,  era el único que tenía esta indicación pues había demostrado sus bondades en la reducción del peso de estas personas; el programa  STEP  dentro de este grupo demostraría de que la sema podría ser superior a éste; y de esto va este comentario.

Comentamos el año pasado los resultados del estudio  STEP 1 (John P H Wilding et al) como que a dosis de 2,4 mg s.c semanal en relación al placebo junto con intervención sobre los estilos de vida en la reducción del peso corporal en personas sin DM2, la sema no solo era capaz de reducir el peso corporal si no de reducir los eventos cardiovasculares (EvCV) de las personas con DM2 que ya tenían enfermedad cardiovascular (ECV). 

En éste, los cambios en el peso corporal desde el inicio a la semana 68 llegaron a ser del −14,9%  en el grupo del sema (lo que es muy importante) en comparación con una reducción del −2,4% en el grupo placebo, la diferencia estimada según el tratamiento fue de un porcentaje de  −12,4 (IC 95%  −13,4 a −11,5; p inferior a 0,001).  También dentro de este grupo se mejoró significativamente los factores de riesgo cardiovascular (FRCV): la circunferencia de cintura, la HbA1c, la presión arterial (PA), los lípidos, y marcadores de inflamación como  la proteína C reactiva, y de la condición física frente al grupo placebo (medido por las escalas SF-36 y IWQOLLite-CT), aunque hubo (esperado) más efectos adversos gastrointestinales (vómitos, diarrea), si bien transitorios. 

**Hoy comentamos los resultados del STEP 8 que compara a la sema semanal a dosis de 2,4 mg frente a la lira 3,0 mg diario en el control del peso corporal de adultos con sobrepeso u obesidad valorando las diferencias de eficacia y seguridad (efectos adversos).

Ambos fármacos son análogos del GLP-1 original, sin embargo con cambios en su estructura que les permite reducir la degradación por los dipeptidil peptidase -4 (DPP-4), alcanza en  la lira una vida media de 13-15 horas y en la sema de 165 horas.

El STEP 8 es una fase 3 de un ECA a 68 semanas realizado en 19 lugares de EEUU desde septiembre del 2019 a mayo del 2021. 
El objetivo fue comparar la eficacia y efectos adversos de la sema semanal de 2,4 mg frente a  la lira 3,0 mg diario en un contexto de control de la dieta y actividad física en personas con sobrepeso u obesidad, o índice de masa corporal (IMC) ≥ 30 o ≥ 27 con una o más comorbilidades pero sin diabetes mellitus (DM).

Los pacientes se aleatorizaron en abierto pero en doble ciego con placebo en tres grupos (3/1, 3/1), una dosis subcutánea semanal de sema de 2,4 mg (16 semanas de escalada, n 126), o placebo, o una dosis diaria subcutánea de lira de 3 mg (4 semanas de escalada, n 127) o placebo, todos ellos con dieta y actividad física. Los pacientes que no toleraron la dosis de 2,4 mg de sema recibieron 1,7 mg, y los que no toleraron 3 mg de lira, interrumpieron el tratamiento y lo reintentaron a las 4 semanas.

El objetivo primario fue el porcentaje de cambio en el peso corporal y los secundarios alcanzar pérdidas del 10, 15, o 20% o más de peso corporal entre la sema frente a la lira en la semana 68.

De los 338 participantes  (edad media de 49±13 años, 78,4% mujeres) con un peso medio de 104± 23,8Kg, e IMC 37,5 ±6,8; 319 (94,4%) completaron el estudio y 271 (80,2%) el tratamiento.  Las diferencias frente al peso basal medio fueron de -15,8% en la sema y de -6,4% con la lira, o una diferencia de -9,4 puntos (IC 95% -12 a -6,8), lo que no es baladí.

En cuanto la probabilidad de alcanzar diferencias superiores al 10, 15 o 20% o más  en la pérdida ponderal con la sema frente a la lira, fue del 70,9% frente a 25,6%  de los participantes en el primer caso, (odds ratio) 6,3 (IC 95% 3,5 a 11,2),  del 55,6% frente al  12,0% en el segundo  OR 7,9 (IC 95% 4,1 a 15,4), y del 38,5% frente al 6,0% en el tercero OR 8,2 (IC 95% 3,5 a 19,1),  con una significación para todas ellas del p inferior a  0,001.
En cuanto al cese del tratamiento se dio en el 13,5% del grupo del sema frente al 27,6% de la lira. En cuanto los efectos gastrointestinales fueron parecidos entre ambos (84,1% en sema frente a 82,7% con lira).

Concluyen que en adultos con sobrepeso u obesidad y sin DM con consejos de dieta y ejercicio físico la administración de una dosis seminal de sema (2,4 mg) fue superior a una dosis diaria (3 mg) de lira al día en la reducción de peso en la semana 68 de seguimiento.

Apuntan para explicar las diferencias que la sema estarían más fuertemente asociada con reducciones de la sensación de ganas de ingerir (antojos, “cravings"), por mayor afinidad neuronal que la lira, lo que apuntaría con un mecanismo distinto en la regulación de ingesta calórica.

Domenica M Rubino, Frank L Greenway, Usman Khalid, Patrick M O'Neil, Julio Rosenstock, Rasmus Sørrig, Thomas A Wadden, Alicja Wizert, W Timothy Garvey, STEP 8 Investigators. Effect of Weekly Subcutaneous Semaglutide vs Daily Liraglutide on Body Weight in Adults With Overweight or Obesity Without Diabetes: The STEP 8 Randomized Clinical Trial, JAMA . 2022 Jan 11;327(2):138-150. doi: 10.1001/jama.2021.23619.PMID: 35015037 PMCID: PMC8753508 (available on 2022-07-11) DOI: 10.1001/jama.2021.23619

John P H Wilding, Rachel L Batterham, Salvatore Calanna, Melanie Davies, Luc F Van Gaal , Ildiko Lingvay, Barbara M McGowan, Julio Rosenstock, et al,  STEP 1 Study Group CollaboratorsOnce-Weekly Semaglutide in Adults with Overweight or Obesity..  N Engl J Med . 2021 Mar 18;384(11):989. doi: 10.1056/NEJMoa2032183. Epub 2021 Feb 10.PMID: 33567185 DOI: 10.1056/NEJMoa2032183

Kushner R F, CalannaS. Semaglutide 2.4 mg for the Treatment of Obesity: Key Elements of the STEP Trials 1 to 5.Obesity (Silver Spring). 2020 Jun;28(6):1050-1061. doi: 10.1002/oby.22794.

23 de febrero de 2022

El síndrome del ovario poliquístico (SOPQ) en adolescentes con diabetes tipo 2

El síndrome del ovario poliquístico (SOPQ) en adolescentes con diabetes tipo 2

Sobre el síndrome del ovario poliquístico (SOPQ)  hemos hablado poco, sin embargo es una complicación relacionada con la diabetes tipo 2 (DM2), con el síndrome metabólico (SM), la  obesidad (60-70% de las mujeres), la esteatosis hepática, y la diabetes gestacional (DG). Entidades que comparte un sustrato común, la insulinorresistencia (IR). El SOPQ aumenta a su vez el riesgo del cáncer de útero.

En general el  SOPQ afecta al 13% de las mujeres en edad reproductiva y se caracteriza por presentar  períodos anovulatorios u oligovulatorios con aumento elevado de los andrógenos, alteraciones menstruales y esterilidad (98%). La hiperinsulinemia, causante de esta entidad, reduce los niveles de la globulina transportadora de las hormonas sexuales (GTHS) lo que aumenta los niveles de testosterona libre que a su vez inhibe la maduración folicular.  A su vez la insulina (INS) aumenta la sensibilidad de la pituitaria en la liberación de gonadotrofinas las cuales estimulan la producción de la hormona luteinizante. Ésta junto con la INS actúan sinérgicamente sobre las células ováricas en la producción de andrógenos, los cuales reducen la producción de adiponectina aumentando la producción de INS. Es decir entrando en un circulo vicioso. Otro mecanismo implicado es la lipotoxicidad a su vez relacionado con hiperandrogenismo y la IR que al aumentar los ácidos grasos circulantes aumenta aún más la producción de andrógenos...

La realidad es que la RI con una hiperinsulinemia compensatoria se encuentra en entre el 40-70% de las mujeres con SOPQ lo que sugiere que un porcentaje parecido llegan a desarrollar la DM2, hipertensión, dislipemia y el SM  Presentan alteraciones metabólicas, de inflamación general, estrés del retículo endoplasmático, y glicación de las proteínas,...entre otras. Su diagnóstico se realiza por ecografía.

Hoy hablamos del SOPQ pero en la infancia, y lo hacemos pues la DM2 cada vez se presenta a edades más precoces. En comparación con los adultos su prevalencia a priori sería hasta el momento algo menor yendo del 1,14 al 11,04% de las adolescentes según los estudios y se diagnostica a partir de irregularidades menstruales y síntomas de hiperandrogenismo tras excluir otras causas.

Aunque la ecografía da el diagnóstico no está recomendado en muchachas que lleven menos de 8 años desde la menarquía pues es causa del sobrediagnóstico de esta enfermedad.
El objetivo de esta revisión sistemática con metaanálisis fue determinar la prevalencia del SOPQ en muchachas con DM2 y evaluar la asociación de la obesidad y de la raza de las muchachas con la prevalencia del SOPQ.

La revisión sistemática y metaanálisis posterior siguió las directrices de la Guía de Práctica Clínica (GPC) MOOSE  (Meta-analysis of Observational Studies in Epidemiology). Los estudios observacionales estudiados tuvieron más de 10 chicas con DM2 a la vez que estudiaban el SOPQ y fueron identificados a partir de las bases de estudios médicos  MEDLINE, Embase, CINAHL (Cumulative Index to Nursing and Allied Health Literature), Cochrane Central Register of Controlled Trials, y la Cochrane Database of Systematic Review. Se recabó información de toda aquella “literatura gris” no publicada en los ClinicalTrials.gov, Cochrane Central Registry of Controlled Trials, y la Web of Science hasta abril del 2021.

Se identificaron 722 estudios de los que 6 se introdujeron en el análisis, en total 470 muchachas con DM2, con edad media entre 12,9-16,1 años.

La prevalencia (porcentaje ponderado) del  SOPQ fue de  19,58% (IC 95% 12,02-27,14%; I2 = 74%; p 0,002), superior a lo esperado, pero con una heterogeneidad en los estudios de moderada a alta, que se redujo al excluir estudios que no documentaran criterios diagnósticos de  SOPQ, y en este caso la prevalencia (porcentaje ponderado)  subió al 24,04%(IC 95% 15,07-33,01%; I2 = 0%; p  0,92).
La falta de datos impidió sacar conclusiones relativas a la obesidad y a la raza.

Según este metaanálisis una de cada cinco chicas con DM2 tendrían  SOPQ. Con todo, los resultados deben interpretarse con precaución dado que un gran número de muchachas de los estudios no se documentaban que criterios se utilizaron para el diagnóstico de SOPQ. Faltan estudios con los que analizar la relación entre prevalencia del  SOPQ y la obesidad y la raza 

Milena Cioana; Jiawen Deng; Ajantha Nadarajah; Maggie Hou; Yuan Qiu; Sondra Song Jie Chen; Angelica.Original Investigation | Diabetes and Endocrinology Prevalence of PolycysticOvary Syndrome in Patients With Pediatric Type 2 Diabetes A Systematic Review and Meta-analysis JAMA Netw Open . 2022 Feb 1;5(2):e2147454. doi: 10.1001/jamanetworkopen.2021.47454. PMCID: PMC8848210 DOI: 10.1001/jamanetworkopen.2021.47454


20 de febrero de 2022

COVID-19: Las amputaciones durante la pandemia de la COVID-19

Las amputaciones durante  la pandemia de la COVID-19

Un dato al margen que me sorprendió de una comunicación (Bernd Kowall et al) a la anterior reunión de la EASD (European Association for the Study of Diabetes) sobre el comportamiento de los pacientes con diabetes (DM) en Alemania durante la primera fase de la epidemia de la  COVID-19 (Coronavirus Disease 2019), fue si bien en general sus resultados fueron mejores de lo esperado para una situación de confinamiento y miedo al sistema sanitario como causa de contagios fue que los ingresos por amputaciones de extremidad inferior (APEI) en pies diabéticos (PDM) aumentaron. Pensé en la explicación y concluí que era que la falta de cuidados sanitarios por un lado y la resistencia a consultar por otro había conducido a este resultado.  Sin embargo, leyendo este estudio que os comento pienso que epidemiológicamente se trata de un dato sesgado si no se compara con el resto de la situación epidemiológica, habida cuenta que la ausencia de APEI puede ser debido a que los pacientes susceptibles de tal complicación fallecieran justamente por la COVID—19 al ser  más susceptibles.

Dicho esto, sabemos que  las APEI es un resultado final de diversas complicaciones (arteriopatía, neuropatía, trastornos ortopédicos…) que van añadiéndose en devenir de esta enfermedad que van desde la úlcera diabética (UDP), a la infección, la gangrena…   y que se asocian directamente con la calidad y cantidad de vida del paciente con DM. Y que para prevenir este infausto resultado se precisa un control de las extremidades inferiores periódico (fundamentalmente enfermería), educación del paciente, y general de su control metabólico, de sus factores de riesgo cardiovascular (FRCV)… Aspectos todos éstos que se han trastocado con la epidemia de la  COVID-19. 

Se han publicado, como la comunicación de Bernd Kowall et al, datos de otros países variando según éstos, se ha aumentado las APEI entre 2-10 veces en EEUU, Italia, China o la India…

El estudio que comentamos es un análisis de una cohorte poblacional a partir de una base de datos sanitaria de la provincia de Ontario (Canadá) que cubre a 14 millones de personas, toda la atención hospitalaria, primaria.. dentro un sistema sanitario de pagador único. El estudio se hizo aplicando las directrices de la Guía de Práctica Clínica (GPC) STROBE (Strengthening the Reporting of Observational Studies in Epidemiology) para estudios de cohortes.
El objetivo fue evaluar la asociación de la pandemia de la COVID-19 con los resultados de salud en la DM2, en concreto las complicaciones podológicas y las APEI.

La población estudiada fueron todos los pacientes con DM de dicha provincia canadiense en los que se compararon las tasas de complicaciones entre enero del 2020 a febrero del 2021 frente aquellas entre enero del 2019 y febrero del 2020.

En marzo del 2019 se incluyeron a 1.441.029 personas con DM (media con rango intercuartil –RIC-  de 65 -55-74  años, el 52,1% varones) y en mayo del 2020  a 1.488.605 personas con DM (RIC de 65 -55-74  años, el 52,2% varones). Según este análisis las tasas de APEI en 2020-21 tras la pandemia se redujeron frente a las del 2019-20 o previas a ésta.
Las tasas de riesgo en forma de “rate ratios” (RR) prepandémico fueron de 1,05 (IC 95%  0,88-1,25) frente a las del periodo pandémico RR 0,86 (IC 95%, 0,72-1,03) entre mayo y julio al RR de  0.95 (IC 95% 0,80-1,13) entre octubre y diciembre.

Globalmente las tasas de evaluación de la atención diabetológica  y de la HbA1c se redujeron abruptamente y permanecieron inferiores al periodo  2019-20 (RR  0,28; IC 95% 0,28-0,28), al tiempo que las tasas de asistencia en los servicios de urgencia se redujeron a RR 0,67 (IC 95% 0,61-0,75), de revascularización abierta RR 0,66 (IC 95% 0,56-0,79), revascularización endovascular RR, 0,70 (IC 95% 0,61-0,81) y APEI menor RR 0,70 (IC  95% 0,60-0,83) al inicio pero que se recuperó al finalizar este estudio.

Concluyen que,  sorprendentemente la alteración asistencial que provoco la pandemia de la COVID-19 no estuvo asociada con un exceso de APEI en las personas con DM, que contrasta con los datos de otros países. Lo explican con diversos argumentos que van desde que los servicios hospitalarios no se sobrecargaron en la primera ola como en otros países y las restricciones duraron poco (al contrario que el nuestro); que los procedimientos quirúrgicos invasivos para evitar las APEI como revascularizaciones o amputaciones parciales se mantuvieron como prioritarias a pesar de las restricciones. O, la capacidad de evaluar la urgencia de los PDM, cura de UDP se mantuvo.. es decir no se dejo de hacer cosas para prevenir las APEI, como en el nuestro.

También, como apunté al inicio se comentan asimismo si el exceso de mortalidad en DM vulnerables resto APEI, algo que inicialmente no lo sugiere al comparar las poblaciones en dichos períodos.

Charles de Mestral, David Gomez, Andrew S Wilton, Douglas S Lee, Zaina Albalawi , Peter C Austin, Jean Jacob-Brassard , David R Urbach, Mohammed Al-Omran , Nancy N Baxter. A Population-Based Analysis of Diabetes-Related Care Measures, Foot Complications, and Amputation During the COVID-19 Pandemic in Ontario, Canada. JAMA Netw Open . 2022 Jan 4;5(1):e2142354. doi: 10.1001/jamanetworkopen.2021.42354.  PMID: 34985514 PMCID: PMC8733837 DOI: 10.1001/jamanetworkopen.2021.42354

Short Oral 695.  Effects of COVID-19 lockdown on health care for persons with type 2 diabetes in Germany: results from an electronic medical record database Health care delivery.  Part of session > SO 63 COVID-19: from the known to unknown. Speaker- Bernd Kowall -Essen, German

17 de febrero de 2022

Prevalencia y tratamiento de la Diabetes en China, 2013-2018

Prevalencia y tratamiento de la Diabetes en China, 2013-2018

Comentario de Joan Francesc Barrot de la Puente @JoanBarrot

Según las estimaciones de la 10ª edición del Atlas de la Federación Internacional de la Diabetes (IDF), la región del pacífico occidental representa el 38% del número total de adultos con diabetes (DM) y China el 25% en todo el mundo. 

La prevención y el control de las enfermedades no transmisibles es una prioridad de salud pública en todo el mundo. China ha puesto en marcha campañas de salud pública para promover comportamientos y alimentación saludable y la actividad física. En las dos últimas décadas, China ha experimentado un rápido aumento de la obesidad, con una estimación de prevalencia de sobrepeso del 65,3% para el 2030. 

La prevalencia de la DM en China aumentó de menos del 1% en 1980 a casi  el 11% en 2013. Una prevalencia estimada de DM del 11,2 % y de prediabetes (PRED) de 35,2% en 2015. Investigaciones anteriores mostraron bajas tasas de tratamiento y de control de la diabetes (DM) en China, en comparación con los Estados Unidos (EEUU).

El objetivo del estudio transversal que hoy analizamos era estimar las tendencias en la prevalencia, el tratamiento y los factores de riesgo de la DM en China en base a los datos de encuestas representativas a nivel nacional recopilados en adultos de 18 años o más. Unas tasas de respuestas alrededor del 95%. Se analizaron variables sociodemográficas, antropométricas, estilo de vida, análisis: glucosa plasmática en ayunas –GB- y hemoglobina glicosilada (HbA1c) en todos los participantes. La glucemia a las 2 horas de un test de tolerancia oral a la glucosa (TTOG) de 75 g para todos los participantes sin DM diagnosticada, y factores de riesgo cardiovasculares (FRCV) clásicos.  

El objetivo primario: la prevalencia de DM y PRED definidas según los criterios de la Asociación Americana de Diabetes (ADA). Los resultados secundarios fueron la tasa de conciencia (proporción de individuos con DM autoinformada y diagnosticada entre todos pacientes con DM), las tasas de tratamiento y de control de la DM (la proporción de personas con una HbA1c inferior al 7%) y las proporciones de los factores de riesgo para la DM. 

Los análisis finales incluyeron 170.287 participantes en 2013 y 173.642 en 2018. La edad mediana fue de 55,8 años y la proporción de mujeres del 50% en 2013 y 51,3 años de edad y 49,5% de mujeres en 2018. En 2018, el 50,1% de los hombres fumaban; el 44,4 % informó un bajo consumo de frutas y verduras, el 42,3 % informó un alto consumo de carne roja; y el 22 % reportó baja actividad física. Más mujeres eran fumadoras actuales y habían bebido alcohol en exceso (p inferior a 0,001). El 34,5% tenía sobrepeso y el 16,5% obesidad. Además, el 35,4% presentaba obesidad central. 

La prevalencia estimada de DM fue alta y aumentó significativamente del 10,9 % en 2013 al 12,4 % en 2018 (p inferior a 0,001). Una estimación más alta que la estimación global (8,3 % en 2019) pero inferior que en EE. UU (14,6 % en 2018). La prevalencia estimada de PRED fue del 35,7% en 2013 y 38,1% en 2018 (p  0,07). La prevalencia combinada de DM y PREDM en 2018 fue del 50,5%. 

Una minoría (4,5 %) de los participantes con DM conocían el diagnóstico en el momento de la encuesta de 2018. En ambas encuestas, las mujeres tenían una prevalencia significativamente menor de DM y PREDM que los hombres: mujeres, 10,2% frente hombres 11,7% en 2013 y 11,5 % frente a 13,3 % en 2018 (p inferior a 0,001).
La prevalencia de DM aumentó con la edad: 5% para personas de 18 a 29 años y 20,7% para los de mayores de 79 años en 2013; 5 % y un 27,3% en 2018 (p inferior a 0,001). En 2018, entre los adultos con DM, el 36,7 % conocía su diagnóstico y el 32,9 % recibían tratamiento, de los cuales el 50,1% la controlaba adecuadamente. No se observaron diferencias significativas entre 2013 y 2018.
De 2013 a 2018 disminuye el consumo de tabaco; el exceso de alcohol, la baja actividad física, con un incremento del consumo de carne roja, el sobrepeso, la obesidad y la obesidad central aumentaron significativamente (p inferior 0,001). Las mujeres tenían de manera significativa una mayor conciencia de DM y tasas de tratamiento que los hombres en ambas encuestas (todos p inferior a 0,001). Las tasas de conciencia, el tratamiento y el control de DM permanecieron bajos desde 2013 a 2018. La prevalencia y el tratamiento de la DM  variaron significativamente por sexo, grupo de edad y residencia.
El estudio presenta varias limitaciones: en primer lugar, los datos del estudio transversal no se pueden utilizar para determinar relaciones causales. Segundo, las variables autoinformadas  son susceptible al sesgo de respuesta e inexactitud. Tercero, las variables eran definidas de manera diferente a otras estimaciones de otros países, lo que puede limitar la comparabilidad. 

Este estudio representa el tamaño de muestra más grande de datos de China publicado donde se demostró una alta prevalencia de DM pero con escasos resultados en el tratamiento. La escasa concienciación, tratamiento y las tasas de control de la DM en China determinan un período para la acción (“Healthy China 2030”). Mucho trabajo por delante. 

Wang L, Peng W, Zhao Z, Zhang M, Shi Z, Song Z, Zhang X, Li C, Huang Z, Sun X, Wang L, Zhou M, Wu J, Wang Y. Prevalence and Treatment of Diabetes in China, 2013-2018. JAMA. 2021 Dec 28;326(24):2498-2506. doi: 10.1001/jama.2021.22208. PMID: 34962526; PMCID: PMC8715349.

IDF Diabetes Atlas 2021 10th edition. www.diabetesatlas.org

Wang L, Gao P, Zhang M, Huang Z, Zhang D, Deng Q, Li Y, Zhao Z, Qin X, Jin D, Zhou M, Tang X, Hu Y, Wang L. Prevalence and Ethnic Pattern of Diabetes and Prediabetes in China in 2013. JAMA. 2017 Jun 27;317(24):2515-2523. doi: 10.1001/jama.2017.7596. PMID: 28655017; PMCID: PMC5815077.


15 de febrero de 2022

Desintensificación del tratamiento con sulfonilurea e insulina después de una hipoglucemia grave

Desintensificación del tratamiento con sulfonilurea e insulina después de una hipoglucemia grave 

Comentario de  Fátima Villafañe Sanz

Los autores de este trabajo realizaron este estudio con el objetivo de responder a la siguiente pregunta: “¿Cuál es la incidencia de la desintensificación de las sulfonilureas (SU) o del tratamiento con insulina (INS) entre los adultos mayores después de un episodio de hipoglucemia grave?” 

Para contestarla se realizó un estudio de tipo cohortes retrospectivo en el que se incluyeron 76.278 adultos ≥ 65 años con diabetes tipo 2 (DM2) que durante el periodo comprendido entre el día 1 de enero de 2007 y el 31 de diciembre de 2017 habían acudido, al menos en una ocasión, a un Servicio de Urgencias Hospitalario (SUH) o que habían sido ingresados en un Hospital como consecuencia de una hipoglucemia grave.

Que una persona adulta mayor sufra hipoglucemia suele relacionarse con tratamientos antidiabéticos excesivamente intensivos. Por ello las Guías de Práctica Clínica (GPC) recomiendan la desintensificación individualizada de los fármacos inductores de hipoglucemias en adultos mayores que además presentan alto riesgo de desarrollar hipoglucemias.
En este estudio se analizó la incidencia de desintensificación del tratamiento con sulfonilureas SU e INS (los fármacos inductores de hipoglucemias más comúnmente utilizados en nuestro medio) 100 días después de la asistencia de la persona con DM en un SUH o tras el ingreso Hospitalario por hipoglucemia grave. No se incluyó en el estudio a aquellos sujetos que experimentaron estos episodios en sus domicilios y que fueron tratados en sus casas sin acudir a un Centro Hospitalario.

Se definió desintensificación como: 1.- la disminución de la dosis de SU, 2.- cambio de una SU de acción prolongada a otra de acción corta (glipizida), 3.- interrupción de la SU o (4) interrupción de la INS. 

Para conocer estos datos los investigadores se basaron en las dispensaciones de farmacia de los sujetos: 1.- el fármaco retirado en la farmacia en los 100 días posteriores a la atención era de una dosis más baja que el retirado con la receta previa a esta fecha, 2.- el sujeto retiró de la farmacia una glipizida en vez de otra una SU 3.- el sujeto no retiró en los 100 días posteriores a la atención ningún envase de SU de la farmacia o 4.- el sujeto no retiró en los 100 días posteriores a la atención ningún envase de INS en la farmacia.
La edad media de los 76.278 integrantes de la muestra fue de 76,6 años y entre ellos se registraron 106.293 episodios hipoglucémicos graves de los cuales 69.084 ocurrieron en mujeres (65%). En lo que respecta al fármaco que utilizaban las personas que sufrieron estos eventos, 32.074 (30,2%) ocurrieron en usuarios de SU, 60.350 (56,8%) en usuarios de INS, y el resto, 13.869 (13%), en usuarios tanto de SU como de INS.
Podemos observar que la mayor parte de los eventos ocurre en personas insulinizadas, pero hay que tener en cuenta que la mayoría de las personas frágiles de la muestra recibían ese fármaco, y dicho grupo, por sí mismo, es más susceptible a desarrollar complicaciones glucémicas.

En el aspecto descriptivo, comentar que del total de la muestra, se excluyó a 15.696 personas, un 11,5%, por haber fallecido en el periodo de los 100 días tras la asistencia médica.
Si atendemos a la tasa de desintensificación, podemos decir que fue más alta en aquellos tratados con SU e INS (6.677 episodios -48,1%-), seguido de los tratados con SU (12.192 episodios -48,1%-) correspondiendo por tanto la tasa más baja a los que eran tratados solamente con INS (14.495 episodios -24,0%-).
Además se evidenció que los sujetos mayores de 75 años tenían una probabilidad más baja que los más jóvenes de desintensificación si recibían un tratamiento solo con INS odds ratio (OR), 0,94 (IC 95%, 0,90-0,98). 

Si se comparan las desintensificaciones realizadas en 2007, con las realizadas en 2017, se objetiva un ligero aumento de manera que la desintensificación en aquellos tratados solo con SU pasó de ser el 41,4% al 49,7%; p inferior a 0,001. En aquellos tratados solo con INS, se pasó del 21,3% al 25,9%; p inferior a 0,001; y para los tratados con la combinación SU e INS del 45,9% al 49,6%; p  0,005.

Se analizó también la repercusión de la desintensificación sobre el estatus socioeconómico de los integrantes y se observó que las personas más pobres tenían menores probabilidades de desintensificación con independencia del tratamiento hipoglucémico que recibían: solo SU, OR  0,74 (IC 95%, 0,70-0,78); solo INS OR  71 (IC 95%, 0,68-0,75); SU e INS OR 72 (IC 95%, 0,66-0,78).

Los factores que se asociaron a mayor probabilidad para desintensificar el tratamiento fueron: pacientes frágiles, personas con enfermedad renal crónica (ERC), personas con enfermedad cerebrovascular, personas con alto riesgo de caídas y personas con depresión.

En definitiva, se encontró con que las tasas de desintensificación de SU y/o INS en los 100 días después de la visita al SUH o del ingreso hospitalario por hipoglucemia grave eran de menos de un 50%. Por esta razón concluyen que se necesitan mayores esfuerzos para identificar a las personas con alto riesgo de hipoglucemia recurrente y para fomentar prácticas de desintensificación del tratamiento adecuadas y equitativas para los pacientes hospitalizados con hipoglucemia para reducir la morbilidad y mortalidad asociadas a la hipoglucemia.

Anastasia-Stefania Alexopoulos, Anna R Kahkoska, Virginia Pate, Marie C Bradley, Joshua Niznik, Carolyn Thorpe, Til Stürmer, John Buse Deintensification of Treatment With Sulfonylurea and Insulin After Severe Hypoglycemia Among Older Adults With Diabetes. JAMA Netw Open . 2021 Nov 1;4(11):e2132215. doi: 10.1001/jamanetworkopen.2021.32215.


13 de febrero de 2022

Los iSGLT2 y el riesgo de gota úrica

Los iSGLT2 y el riesgo de gota úrica 

Hoy hablamos de un aspecto colateral de los inhibidores de la proteína transportadora de bomba de sodio-glucosa 2 (iSGLT2), que aún siendo una propiedad al margen de la familia no deja de tener su importancia. Hoy hablamos del posible efecto hipouricémico de los iSGLT2 y con ello preventivo del ataque de gota úrica. Lo hacemos a partir de dos estudios, uno reciente de Mu-Chi Chung et al publicado en  JAMA Netw Open y otro de hace dos años por Fralick M et al en  Ann Intern Med.

Y es que los iSGLT2 al tiempo que reducen los niveles de glucosa al actuar sobre el riñón mejorando la enfermedad renovascular (ERC) y cardiovascular (ECV) inciden en los niveles de urato plasmático
Por otro lado, la hiperuricemia es un factor consustancial a la insulinorresistencia (IR), al síndrome metabólico (SM) a la hiperinsulinemia, situaciones que actúan reduciendo la secreción urinaria de uratos. La hiperuricemia aumentaría la progresión de la ERC y de la ECV.
El 70% del ácido úrico se elimina por el riñón y los iSGLT2 al tiempo que actúan sobre la glucosa en este nivel son capaces por vía de la inhibición del la proteína transportadora de bomba de sodio-glucosa 2 de eliminar urato al concentrar la glucosa en el filtrado glomerular.
En estudios anteriores se sugiere que los iSGLT2 son capaces de reducir los niveles de ácido úrico entre 0,3 a 0,9 mg/dl y que probablemente éstos influirían en sus efectos sobre la MCV.

Por otro lado, es conocido que la hiperuricemia es la principal causa de la crisis de podagra, de artritis por microcristales de ácido úrico, de tal modo que podría plantear la hipótesis de que los iSGLT2 podrían prevenir estas crisis artríticas; sin embargo, es algo no estudiado en profundidad.

*El estudio de Fralick M et al, que ahora comentamos, comparó las tasas de gota úrica entre adultos que utilizaban un iSGLT2 frente aquellos que estaban en tratamiento con un análogo agonista del glucagon-like peptide-1 (aGLP1).
Se trató de un análisis de una cohorte retrospectiva de base poblacional a partir de una base de datos de aseguramiento sanitario (AU.S) entre marzo del 2013 y diciembre del 2017 de pacientes con diabetes tipo 2 (DM2) que en dicho período habían empezado el tratamiento por algún fármaco de dichas familias. Se excluyeron aquellos con antecedentes de gota úrica o que tomaban tratamiento específico.

El objetivo primario fue el diagnóstico de gota úrica en dicho período y a partir de éste se determinaron las tasas de riesgo según un sistema de regresión aleatoria proporcional Cox utilizando hazards ratios (HR).
Se identificaron a 295.907 individuos con DM2 que se les había prescrito alguno de dichos fármacos. La incidencia de gota úrica fue inferior entre aquellos que tenían prescrito un iSGLT2 (4,9 casos por 1000 persona-años) que los que estaban tratados con aGLP1 (7,8 eventos por 1000 persona-años) o un riesgo en forma de HR de 0,64 (IC 95% 0,57 a 0,72) o una diferencia de tasas de −2,9 (IC 95% −3,6 a −2,1) por 1000 persona –años.
Según este estudio  en pacientes con DM2 la utilización de iSGLT2 genera una menor tasa de riesgo de padecer gota úrica que aquellos con aGLP-1.

*El segundo comentario tiene que ver con los datos proporcionados ad hoc  de la base de datos de  Taiwan’s National Health Insurance (TNHI) entre la asociación de los iSGLT2 y la incidencia de gota úrica tomando como comparador la ingesta de inhibidores de la dipeptidil peptidasa 4 (iDPP4) en pacientes con DM2. A su vez estudiaron que tipos de pacientes se beneficiaron de esta terapia en relación con la prevención de estos ataques artríticos.

Se trata por tanto de un estudio de cohortes sobre pacientes DM2 incidentes de la TNHI entre mayo del 2016 y diciembre del 2018 analizados de manera retrospectiva con comparador en forma de pacientes en tratamiento con iDPP4. En total 47.905 individuos con iSGLT2 frente a 183.303 con iDPP4 analizados y de las mismas características en forma de parejas de propensión (propensity score–matched analyses) en junio del 2021.

En total 231.208 individuos con DM2 (49,2% mujeres con una edad media de 61,53±12,86 años).
La incidencia global de gota úrica fue de 20,26 1000 por paciente-años en los iSGLT2 y de 24,30 por 1000 paciente-años en  aquellos con iDPP4. Tras el ajuste por propensión la utilización de los iSGLT2 se asoció con un menor riesgo de gota, HR 0,89 (IC 95% 0,82-0,96) frente a los iDPP4, básicamente con aquellos que recibieron dapagliflozina HR, 0,86 (IC 95% 0,78-0,95). 
Introduciendo un análisis de sensibilidad del diagnóstico de gota con el consumo de medicación para esta entidad mostró una reducción significativa de un 15% de gota úrica en aquellos que consumían iSGLT2 frente a los iDPP4 HR, 0,85 (IC 95% 0,74-0,97). 

Con todo ello concluyen que en pacientes con DM aquellos que consumen iSGLT2 tendrían un menor riesgo (11%) de padecer gota que los que consumen iDPP-4.

Ambos estudios, aunque con diferentes resultados en incidencia, apuntan hacia lo mismo el valor hipouricemiante de los iSGLT2 se traduce en una prevención en los eventos artríticos por microcristales de ácido úrico.

Fralick M, Chen SK, Patorno E, Kim SC. Assessing the risk for gout with sodium-glucose cotransporter-2 inhibitors in patients with type 2 diabetes: a population-based cohort study. Ann Intern Med. 2020;172(3):186-194. doi:10.7326/M19-2610

Mu-Chi Chung; Peir-Haur Hung; Po-Jen Hsiao; et al. Association of Sodium-Glucose Transport Protein 2 Inhibitor Use for Type 2 Diabetes and Incidence of Gout in Taiwan JAMA Netw Open. 2021;4(11):e2135353. doi:10.1001/jamanetworkopen.2021.35353

9 de febrero de 2022

¿Nuestros pacientes modifican sus hábitos al ser conscientes de tener prediabetes?

¿Nuestros pacientes modifican sus hábitos al ser conscientes de tener prediabetes?

Comentario de Carlos H. Teixidó @carlos_teixi

Sabemos que hacer partícipes a los pacientes de su enfermedad, consigue, en líneas generales una mejor adherencia al tratamiento, mejores resultados en cuanto a objetivos y una mejor relación profesional-paciente. Sin embargo, cuantificar esta mejora es siempre interesante de analizar con el fin de valorar el esfuerzo que debemos dedicarle. 

En el año 2015, se publicó un estudio que analizaba los hábitos de salud de personas conscientes de su prediabetes (PRED) frente a las que no lo eran entre los años 2007 y 2010. En él, se mostraba una relación entre la propia consciencia de la enfermedad y una mejora en los hábitos relativos al ejercicio y la intención de perder peso. El artículo que hoy analizamos en el blog, es un estudio secundario basándose en los mismos cuestionarios, pero entre los años 2015-16.

Se trata de un estudio sobre la National Health and Nutrition Examination Survey (NHANES), basada en una encuesta transversal y bianual diseñada para ser representativa de la población de Estados Unidos (EEUU). Para ello, se analizaron 1.454 personas con PRED, de donde se obtuvieron dos mangas de 413 pacientes conscientes de su enfermedad y 389 sin conciencia de enfermedad. El resto hasta los 1454 no se incluyeron en la comparación. Los grupos finales fueron balanceados por índice de masa corporal (IMC), HbA1c, raza, educación y vecindario. Se analizaron encuestas donde se les planteaba el posible riesgo de desarrollar una diabetes tipo 2 (DM2), su estado de salud, el deseo de perder peso, hábitos de dieta y hábitos de actividad física. Los investigadores tomaron como pacientes sin conciencia de PRED, aquellos que referían no haber sido nunca informados de su condición. Es decir, ya sea que no fueron informados, o que olvidaron que habían sido informados.

Lo primero a destacar en los resultados es que el grupo de varones es significativamente mayor en el grupo de personas sin conciencia de PRED (42,9% frente 55,8%). Por otro lado, el grupo consciente de su PRED se realizó más análisis de rutina (80,2% vs 49,1%) y acudieron más a sus citas médicas, llevando así un mejor control médico de su patología.
Como cabía esperar, el grupo consciente de su PRED consideró tener un mayor riesgo de desarrollar DM2 en un futuro de forma estadísticamente significativa (67,1% vs 24,9%). Además, contestaron tener peor estado de salud que aquellos sin conciencia de PRED (p = 0,006), se consideraban más obesos y eran más propensos a creer que debían disminuir de peso (p menor de 0,001).
Sin embargo, y en contraposición a lo obtenido en el estudio de los años 2007-10, los pacientes no presentaron mejores hábitos en cuanto a la alimentación ni a la actividad física. De hecho, el grupo que desconocía su diagnóstico presentó mejores datos en cuanto a la actividad física diaria moderada (p = 0,001). 

En conclusión, la conciencia de PRED parece ir asociada a una peor percepción del estado de salud del paciente; pero a pesar de ello, no parece alterar ni sus hábitos alimentarios y ni los relativos al ejercicio. Los autores justifican estos resultados por la falta de percepción de gravedad de la DM2 y la ausencia de beneficio terapéutico en las personas con PRED.
Serán necesario estudio ulteriores que nos permitan aclarar cómo influyen los diferentes aspectos sobre los hábitos de salud y cómo podríamos trabajar con ellos desde el inicio tras el diagnóstico de PRED.

Cuídense.

Li E, Silverio A, Cunningham A, LaNoue MD, Mills G. Association of Prediabetes Status Awareness With Behaviors and Perception of Health. J Am Board Fam Med. 2021 Jan-Feb;34(1):224-230. DOI: 10.3122/jabfm.2021.01.200146. PMID: 33452101.

Gopalan A, Lorincz IS, Wirtalla C, Marcus SC, Long JA. Awareness of Prediabetes and Engagement in Diabetes Risk-Reducing Behaviors. Am J Prev Med. 2015 Oct;49(4):512-9. DOI: 10.1016/j.amepre.2015.03.007.  

6 de febrero de 2022

Se investiga si la nabilona, un cannabinoide sintético, podría ser útil en la obesidad

Se investiga si la nabilona, un cannabinoide sintético, podría ser útil en la obesidad

Hoy traemos aquí una noticia, no tanto un estudio, pues es un proyecto que se basa en una familia farmacológica de las que hablamos hace más de 10 años y que acabó con una cierta decepción. 

Epidemiológicamente se sabe aquellos que consumen marihuana tienen un índice de masa corporal (IMC) más bajo que aquellos que no la consumen, de ahí que se pensara que actuando sobre este sistema se pudiera perder peso.

Tuvo un cierto impacto hace algo más de diez años con los antagonistas de los receptores cannabinoides, el ya olvidado rimonabant que aún sus propiedades en la prevención de la diabetes tipo 2 (DM2) y de la enfermedad cardiovascular (ECV) fue precozmente retirado del mercado por sus efectos secundarios psiquiátricos.

Y es que la vía de los endocannabinoides era una opción pues fisiopatológicamente son capaces de reducir la grasa visceral -la circunferencia abdominal- y de mejorar el peso corporal además  factores de riesgo cardiovascular (FRCV) como HDL-colesterol, triglicéridos, glucemia, y hormonas como la insulina prandial, leptina-1, o adiponectina. 

El último estudio, que comentamos en este blog en agosto del 2010 fue el  Comprehensive Rimonabant Evaluation Study of Cardiovascular Endpoints and Outcomes (CRESCENDO) que sobre 18.695 pacientes aleatorizados con obesidad abdominal, mayores de 55 años con antecedentes cardio o cerebrovasculares,  9381 pacientes recibieron rimonabant (20 mg) y 9381 placebo, se hizo un seguimiento en base a un cuestionario sobre síntomas psiquiátricos o neurológicos al inicio, al mes y luego cada 3 meses. En el caso de sintomatología sugestiva de ideación suicida el estudio era interrumpido.  El estudio se interrumpió cuando el fármaco llevaba una media de 13,8 meses, cuando la terminación estaba prevista a los 33 meses. Concluyeron que fue capaz de prevenir eventos cardiovasculares (EvCV) o cerebrovasculares pero que era capaz de producir problemas psiquiátricos graves. Fue suspendida su comercialización en el 2008.

Hoy no hablamos del rimonabant si no de otro fármaco relacionado con esta familia, la nabilona, un cannabinoide sintético similar al Delta-9-tetrahydrocannabinol (Δ9-THC) procedente de la planta de marihuana. Un fármaco conocido para el tratamiento de las nauseas con un perfil de seguridad ya conocido, aprobado por la The Food and Drug Administration (FDA) en EEUU en el tratamiento de las náuseas producidas por los citostáticos en el tratamiento del cáncer , y en otros países como coadyuvante en el tratamiento del dolor neuropático, crónico, en la fibromiálgia y en la esclerosis múltiple. Es decir, es un fármaco conocido pero con otras indicaciones.  Por otro lado, en estudios en modelos animales ha mostrado su eficacia en la pérdida de peso, y por tanto a priori útil en el tratamiento de la obesidad.

Con esta base se ha diseñado un estudio en fase II en la facultad de medicina de la Universidad de Toronto (Canadá) con el propósito de estudiar su eficacia en la pérdida de peso en pacientes obesos sin que por ello tenga efectos psiquiátricos como el rimonabant. Sería el primer estudio en humanos al respecto.

Como efectos secundarios de esta sustancia están descritos la somnolencia, la boca seca, el vértigo y euforia.

El diseño consiste en captar y enrolar  en un ensayo clínico aleatorizado (ECA) a 60  varones y mujeres entre 25-45 años con un IMC superior a 30 kg/m2 que no hubieran utilizado cannabis anteriormente, aleatorizados a recibir una dosis baja (2 mg/día)  o alta (6 mg/día) de nabilona durante 12 semanas. Las cápsulas son de 0,5 mg y se dosificarán cada 12 horas.

Los objetivos primarios serán de seguridad (efectos adversos) y de viabilidad (abandonos durante el estudio): y secundarios sobre la efectividad en la pérdida de peso (cambios en el peso corporal y en la grasa abdominal). Otros objetivos secundarios incluyen los cambios en la microbiota intestinal (análisis de muestras de heces al inicio y a las 12 semanas), de marcadores metabólicos, como glucemia, insulina, colesterol, leptina, grelina al inicio, y a las semanas 5, 9 y 12; así como imágenes de actividad neuronal (por resonancia magnética nuclear) de la respuesta a la comida entre el grupo de intervención y el grupo control.

En fin, se vuelve a abrir un campo farmacológico que parecía cerrado, lo que no deja de ser una noticia esperanzadora para nuestros pacientes obesos.

A Pilot Trial of Nabilone for the Treatment of Obesity.  ClinicalTrials.gov beta website.
https://clinicaltrials.gov/ct2/show/NCT04801641

Marlene Busko. Trial Will Test Synthetic Cannabinoid for Weight Loss in Obesity. News- Medscape Medical News.  January 19, 2022

Topol EJ , Bousser MG, Fox KA, Creager MA, Despres JP, Easton JD, et al, for The CRESCENDO Investigators. Rimonabant for prevention of cardiovascular events (CRESCENDO): a randomised, multicentre, placebo-controlled trial. The Lancet 2010; 376 August 14, 2010

2 de febrero de 2022

Tendencias de la prevalencia de obesidad en adultos jóvenes de EEUU: resultados de los últimos 25 años.

Datos muy preocupantes sobre la obesidad en los adultos jóvenes

Tendencias de la prevalencia de obesidad en adultos jóvenes de EEUU: resultados de los últimos 25 años, 1976-2018.

Comentario de Enrique Carretero Anibarro @Enriq_Carretero

Hoy tratamos una comunicación que aunque breve nos parece traslada un mensaje de gran trascendencia: la obesidad en personas jóvenes. 

El tramo de edad que va de los 18 a los 25 años es una etapa de transición en la vida caracterizada por cambios y experiencias trascendentes que pueden ser determinantes en la personalidad, y que en última instancia conducen a la formación de hábitos de vida.

Son pocos los estudios que describen la obesidad en estos tramos de edad. En el mundo anglosajón los análisis suelen agrupar a estos individuos junto con los adolescentes (de 12 a 19 años) o con los adultos de 20 a 39 años, lo que limita bastante la validez de los resultados.

En este trabajo se examinan los cambios en la prevalencia de obesidad a nivel nacional (EEUU) entre los adultos jóvenes en las últimas 4 décadas. Para ello se utilizaron datos representativos a nivel nacional de la National Health and Nutrition Examination Survey (NHANES), los datos se extrajeron de una serie de encuestas transversales que incluyen entrevistas y exámenes físicos con un diseño de muestreo estratificado y multietápico. Se basaron en la NHANES II (1976-1980), NHANES III (1988-1994) y en los ciclos continuos de la NHANES desde 1999 hasta 2018.

Se limitó la población de estudio a adultos jóvenes, excluyendo embarazadas, de 18 a 25 años de raza negra o blanca no hispana con datos completos para las variables de interés (el 89,8% de la población definida tenía datos completos). Dados los cambios en la forma en que la NHANES ha evaluado la raza y la etnia a lo largo del tiempo, se restringió el estudio a los grupos poblacionales indicados.

El objetivo primario fue el índice de masa corporal (IMC), se clasificó el IMC en grupos: bajo peso (inferior a 18,5), peso normal (18,5-24,9), sobrepeso (25-29,9) y obesidad (≥30). Las covariables incluían el sexo (hombre o mujer), raza y etnia (negro no hispano o blanco no hispano), y la pobreza del hogar (sí o no). Se identificó la pobreza del hogar si el índice de pobreza de la NHANES estaba por debajo del umbral para ese año. No se incluyó la edad, dado el estrecho rango de interés.

Se estimó la media del IMC y la prevalencia de cada grupo de IMC junto con los intervalos de confianza (IC) del 95% utilizando los pesos de los exámenes de la NHANES. En los análisis de sensibilidad, se combinaron los ciclos continuos de la NHANES (1999-2018) y se realizó una regresión lineal o logística, según el caso, para comprobar la tendencia a lo largo del tiempo. La significación estadística se determinó mediante una p inferior a 0,05 de dos caras.

Fueron incluidos 8.015 adultos. De ellos, 3.965 eran mujeres, 3.037 eran negros no hispanos y 2386 cumplían los criterios de pobreza del hogar. Entre 1976 y 2018, la media del IMC aumentó del 23,1 (IC 95%: 22,9-23,4) en 1976-1980, al 27,7 (IC del 95%: 26,2-29,1) en 2017-2018 (p 0,006). 
Entre 1976-1980 y 2017-2018, la prevalencia de la obesidad aumentó del 6,2% (IC 95%: 4,9%- 7,9%) al 32,7%(IC 95%: 24,7%-41,8%; P = 0,007), mientras que el peso normal disminuyó del 68,7% (IC 95% 66,3%-70,9%) a 37,5% (IC 95% 29,5%- 46,4%; p 0,005). Los análisis de sensibilidad limitados a los ciclos continuos de la NHANES tuvieron resultados similares. 

Este trabajo detectó que desde 1976 hasta 2018 la prevalencia de la obesidad entre los adultos jóvenes en los Estados Unidos aumentó significativamente. 

Las limitaciones de este estudio incluyen que la población se limita a individuos negros no hispanos y blancos no hispanos, cuyos patrones pueden no ser generalizables a otras razas o etnias, así como la disminución en la tasa de respuesta de la NHANES a lo largo del tiempo.
Es sabido que la obesidad está asociada al desarrollo de numerosas patologías como la diabetes (DM), hipertensión (HTA), dislipemia etc... Los primeros años de la edad adulta son un periodo clave para la prevención y el tratamiento de la obesidad, ya que los hábitos adquiridos durante este periodo suelen persistir durante el resto de la vida. Por ello, sería interesante investigar cuales son los factores de riesgo que contribuyen al preocupante aumento de obesidad en los adultos jóvenes. Si averiguamos cuales son las causas de la obesidad en edades tempranas podremos diseñar intervenciones que puedan prevenir la obesidad y sus consecuencias.

Ellison-Barnes A, Johnson S, Gudzune K. Trends in Obesity Prevalence Among Adults Aged 18 Through 25 Years, 1976-2018. JAMA. 2021 Nov 23;326(20):2073-2074. doi: 10.1001/jama.2021.16685. PMID: 34812876; PMCID: PMC8611474.