¿La insulinorresistencia es un marcador de la depresión mayor?
En alguna ocasión hemos hablado del humor, de la personalidad de los rasgos psicopatológicos incluso en la cognición en relación con la diabetes (DM).
No hace mucho comentamos a raíz de un estudio de Luo J et al sobre la relación entre la personalidad del paciente y la DM. Comentamos como es un tema estudiado con la mortalidad cardiovascular (MCV) pero poco con la DM. En este de destacaron ciertos rasgos de la personalidad relacionados con la alteración metabólica, aspecto como la ira y el estado de ánimo enfadado se asociaron con más riesgo de DM.
Vimos como en una cohorte retrospectiva del Women’s Health Initiative (WHI) sobre 19.240 casos de mujeres postmenopáusicas con DM, si se comparaba las mujeres con el cuartil más bajo de optimismo con las mujeres en el mayor cuartil (muy optimistas) tuvieron un 12% (hazard ratio [HR] 0,88 (IC 95% 0,84-0,92) menos riesgos de debutar con DM. De la misma forma, el cuartil más bajo de expresividad emociones negativas o de hostilidad frente a las mujeres en el cuartil más alto tuvieron un 9% (HR 1,09, IC 95% 1,05-1,14) y un 17% (HR 1,17; IC 95% 1,12-1,23) mayor riesgo de debutar con DM respectivamente. Mostrando como un bajo optimismo y una alta expresividad de emociones negativas estaría asociada con un incremento en el riesgo de DM incidente entre mujeres postmenopáusicas.
Por otro lado, compañeros nuestros (Cols-Sagarra C et al) nos mostraron como alrededor de un tercio de los pacientes con DM2 presentan sintomatología depresiva, y nos señalaban que según lo revisado los pacientes con DM2 tienen el doble de riesgo de padecer depresión frente a aquellos sin esta alteración metabólica, y que los estudios al respecto en España apuntan una prevalencia de la depresión en los individuos con DM2 entre el 15 y el 32%, el doble o triple de la población general.
Hoy hablamos de un aspecto etiológico de la DM2 que podría ser compartido con el síndrome depresivo, la insulinorresistencia. O aquella situación caracterizada por una pobre respuesta de los receptores somáticos periféricos a la insulina (INS). Una situación relacionada con alteraciones cognitivas, la enfermedad de Alzheimer, cardiovasculares (CV) y trastornos depresivos.
Hoy traemos aquí un estudio que intenta conocer como la insulinoresistencia se asociaría con características específicas de la depresión mayor. Con la gravedad y la posible cronificación de ésta utilizando para ello los datos provenientes del Netherlands Study of Depression and Anxiety (NESDA). Un estudio holandés longitudinal que estudia las consecuencias de los trastornos ansiosos y depresivos.
Se estudiaron 1269 pacientes en base a los datos proteómicos de tres grupos diagnósticos: depresión actual (536), depresión remitida (394), y aquellos sin historia de depresión (grupo control-339).
Para ello se utilizaron dos biomarcadores intermedios validados de insulinorresistencia; el índice de comprobación de la sensibilidad a la INS cuantitativa (QUICKI) y la tasa entre los triglicéridos (TRIG) y las lipoproteínas de alta densidad (HDL-c) (TRIG/HDL-c ) que asociar con los trastornos depresivos. Los individuos en el cuartil más bajo de QUICKI fueron clasificado como insulinoresistentes, al tiempo que el resto como “insulinosensibles”.
El diagnóstico de la depresión se hizo a través de personal capacitado según el “Entrevista Diagnóstica Internacional Compuesta, versión 2.1.6”, evaluando la gravedad y la cronicidad durante los 4 años anteriores.
El análisis se hizo mediante una regresión multivariable logística multinomial ajustada:
Según éste los participantes con insulinorresistencia fueron de más edad, con menos educación y mayor índice de masa corporal (IMC) que aquellos con más sensibilidad a la INS. La insulinorresistencia estuvo asociada con la depresión mayor en comparación con los individuos del grupo control, cuyo riesgo aleatorio en forma de odds ratio [OR], fue de 1,51 (IC 95% 1,08-2,12), pero no en la depresión en remisión OR, 1,14 (IC 95% 0,79-1,64).
Entre los individuos con depresión mayor en el momento presente ambos indicadores de insulinoresistencia estuvieron asociados con la gravedad de la misma, y la cronificación de la depresión se asocio con el cociente TRIG/HDL-c pero no con el indicador QUICKI.
Entre los pacientes con depresión mayor no hubo asociación entre la insulinorresistencia y la gravedad de la depresión ni con la cronificación.
Tampoco se produjeron cambios sustanciales en los resultados tras ajustar el análisis según la utilización de antidepresivos.
Concluyen que el hecho de que exista una asociación entre la insulinorresistencia y la depresión actual pero no con la remisión de este estado sugiere que la insulinorresistencia es un estado, más un rasgo, un biomarcador de la depresión. Según éste los pacientes con depresión mayor tendrían un 51% mayor probabilidad de insulinorresistencia que aquellos controles sin depresión.
Que la ratio TRIG/HDL-c estaría asociado positivamente con la gravedad de la depresión y la cronificación de la misma, pero solo en individuos con depresión en ese momento, mientras que el valor de QUICKI solo con la gravedad de la depresión.
La principal limitación de este estudio es que se trata de un análisis transversal, de ahí que se precisaría un diseño más longitudinal con el que valorar la temporalidad de dicha asociación.
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