12 de noviembre de 2023

Sobre los efectos gastrointestinales graves de los arGLP1


Comentario de Mateu Seguí Díaz (#MateuSeguí)

El mecanismo de acción de los análogos del receptor del péptido-1 similar al glucagón (arGLP1) permite que un individuo aumente la sensación de saciedad con lo que ingiera menos cantidad de comida y con ello pierda peso. Y es que los receptores sobre los que actúan los arGLP1 se encuentran principalmente en el aparato digestivo lo que produce que alrededor del 5% tengan problemas gastrointestinales (GI) (náuseas, diarrea, dolor abdominal...) (semaglutide -SEMA- 2,4 mg); sin embargo los estudios han mostrado que los arGLP1 son capaces de producir efectos GI graves del tipo litiasis biliar, pancreatitis, obstrucción intestinal y gastroparesia en pacientes con diabetes tipo 2 (DM2).

De ahí que sea interesante comentar esta carta clínica (publicada en octubre de 2023) sobre un trabajo al respecto, dado que los estudios que identifican estos efectos secundarios (ES) no han sido diseñados para tal fin, son estudios pequeños, no tienen comparador, y han sido desarrollados durante escaso intervalo de tiempo de seguimiento. (Sigue leyendo)

El objetivo fue valorar los efectos adversos GI graves asociados al uso de arGLP1 en tratamiento de pérdida ponderal en cualquier escenario clínico. Se utilizó una muestra aleatoria de 16 millones de pacientes de la base de datos de PharMetrics Plus database (IQVIA) (2006-2020) que accede al 93% de las prescripciones y diagnósticos médicos de EEUU según el International Classification of Diseases, Ninth Revision (ICD-9) o el ICD-10. 

Se introdujeron los nuevos usuarios de liraglutida (LIRA), SEMA y como comparador el bupropion-naltrexona, todos ellos fármacos utilizados para la pérdida ponderal. Las tasas de riesgo -hazard ratios- (HR) se ajustaron en el modelo según localización geográfica, edad, sexo, consumo de alcohol, hábito tabáquico, hiperlipemia y cirugía abdominal los 30 días previos.

En total se introdujeron 4.144 usuarios de LIRA, 613 de SEMA y 654 bupropion-naltrexona. Las tasas de incidencia se realizaron frente al comparador (bupropion-naltrexona) encontrándose una incidencia de 11,7 de enfermedad biliar en el grupo de SEMA por cada 1000 persona/años, 18,6 con LIRA, y de 12,6 en bupropion-naltrexona. En cuanto a la pancreatitis la tasa de incidencia por 1000 personas/año fue de 4,6 para SEMA , de 7,9 con LIRA, y de 1,0 con bupropion-naltrexona.

Así los arGLP1 tuvieron un riesgo aumentado frente a la opción de bupropion-naltrexona de pancreatitis [HR 9,09 (IC 95% 1,25-66,0)], de obstrucción intestinal [HR 4,22 (IC 95% 1,02-17,40)], y de gastroparesia [HR, 3,67 (IC 95% 1,15-11,9)] pero no en enfermedades de vías biliares [HR 1,50 (IC 95% 0,89-2,53)]. Análisis posteriores del mismo, introduciendo la historia de obesidad, no variaron significativamente los resultados.

La limitación principal en los resultados es que si bien los participantes utilizaban los arGLP1 en obesidad sin DM2 se desconoce si fueron utilizados en todos los casos en el tratamiento de esta, al tiempo que se desconocía el índice de masa corporal (IMC).

Las conclusiones son claras. Aunque estas complicaciones no sean frecuentes debe sopesarse su riesgo/beneficio ante cualquier tratamiento con arGLP1 prescrito, pues por ejemplo, la utilización de los arGLP1 aumenta hasta en 9 veces el riesgo de pancreatitis.

Se trataría de uno de los estudios más grandes en este sentido realizados. Este y otros van en la línea de la iniciativa de la US Food and Drug Administration (FDA) (28 de septiembre) que insta a introducir una advertencia de los efectos GI en Ozempic (SEMA sc).





4 comentarios:

Javier Ortega dijo...

A mi NO me sorprenden para nada los resultados. Tengo claro que hablando a nivel reno-vascular, los iSGLT2, por su mecanismo de acción completamente extra-pancreaticos pueden jugar un papel importante como coadyuvantes de la insulina en DM1 (vigilando siempre el riesgo de cetosis).
De los arGLP1 solo pueden aprovecharse sus acciones extrapancreaticas, y el beneficio adicional es por la pérdida de peso, que conlleva disminución de la dosis total de insulina y descenso mayor de la A1c.
Lo que está claro (y lo contó Sean Wharton -investigador de varios ensayos con fármacos anti obesidad- en Madrid este sábado), es que al dejar el tratamiento (eran DM2) el peso se recupera. Por tanto, para mi, la mala noticia es que el tratamiento debe ser de por vida. Un cordial saludo y MUCHAS GRACIAS por vuestro trabajo.

Carlos Hdez Teixidó dijo...

Totalmente de acuerdo, Javier.
Quizá debamos asimilar más que la obesidad en una enfermedad crónica y por tanto deberá ser tratada de forma crónica.

Te agradezco mucho el comentario

Anónimo dijo...

Ojalá los sanitarios que trabajamos en Atención Primaria tuviéramos TIEMPO y suficiente formación para poder implementar en nuestras consultas cambios eficaces del estilo de vida. Estoy seguro necesitaríamos mucho menos recurrir a los fármacos o cirugía bariátrica. Pero estoy convencido que jamas será posible 🥲🥲

Mateu Seguí Díaz dijo...

Si y no. El cliente/paciente de nuestro sistema exige, por que puede hacerlo, sistemas rápidos y sin coste alguno por su parte (sin esfuerzo y sin dispendio económico) con los que perder peso, y es aquí donde se enmarcan la CB y los aGLP1. Nuestro papel es muchas veces de contención, prevención cuaternaria, evitando riesgos.
Gracias
mateu