Comentario de Mateu Seguí Díaz (#MateuSeguí)
Sobre el fármaco antidiabético más famoso contra la obesidad, un análogo péptido similar al glucagón 1 (arGLP-1), el semaglutide (SEMA), hemos hablado en diferentes ocasiones, tanto en pacientes con diabetes tipo 2 (DM2) como sin esta alteración metabólica. Sabemos que la SEMA es capaz de producir unas pérdidas ponderales sensibles pero en condiciones controladas, tal como nos indican los ensayos clínicos (ECA) hasta el momento (STEP-3), aunque al interrumpir el tratamiento se recupera (STEP 1).
Y si bien es cierto que tenemos muchos estudios que nos muestran las bondades de esta molécula en las esteatosis y esteatohepatitis no alcohólicas en el paciente con DM2, o a nivel cardiovascular (CV), poco sabíamos de sus efectos a nivel renal; algo interesante, pues la enfermedad renal crónica (ERC) afecta al 40% de dichos pacientes, de tal modo que para la utilización de esta molécula tendríamos que conocer con precisión su comportamiento en esta comorbilidad, pues quizás la mejore o la empeore. (Sigue leyendo...)