11 de enero de 2024

¿Cómo afecta la Navidad a nuestro colesterol?




Comentario de Carlos Hernández Teixidó (@carlos_teixi)
 
Acabada ya la Navidad, resulta interesante conocer cómo los hábitos mantenidos en estas fechas han podido afectar a la salud de nuestros pacientes -y a la nuestra-. Y es que en la mayoría de países europeos las vacaciones de Navidad van acompañadas de comidas cargadas de grasas y azúcares. Estas dietas suelen ser testigos de un aumento en las cifras de colesterol y de lipoproteínas de baja densidad (LDL-c).
 
El estudio que hoy comentamos en el blog es el análisis de la semana inmediatamente posterior a Navidad y Nochevieja, y de si se sigue o no de un periodo de hipercolesterolemia. (Sigue leyendo…)
 
Para ello, los autores han realizado un análisis observacional sobre 25.764 personas de entre 20 y 100 años, con parámetros obtenidos de la base de datos Copenhaguen General Population Study. Ninguno de ellos estaba bajo terapia hipolipemiante y ninguno cumplía criterios de dislipemia previo al año 2014. Se valoraron análisis clínicos durante más de 3 años. 
 
La media de colesterol total durante ese periodo fue de 205 mg/dl (178-232), y la media de LDL-c fue 116 mg/dl (93-139). 
 
Lo interesante del artículo subyace en que el colesterol total medido en analíticas realizadas en la primera semana de enero era de media 240mg/dl (213-271) frente a las obtenidas en junio que eran de 197 mg/dl (170-220). Lo mismo ocurría con el LDL-c, donde el analizado en la primera semana de enero era de media 143 mg/dl (116-166) frente a 108 mg/dl (85-131) en junio. 
 
El 89% de los pacientes analizados presentaron cifras elevadas de colesterol (193mg/dl es el límite que usan en Dinamarca) en enero, frente al 53% en los meses de abril, mayo y junio (p< 0,001). La proporción de pacientes en los que el LDL-c fue elevado entre la primera semana de enero y su comparador abril-junio, fue 77% frente a 45% para un límite de 116mg/dl respectivamente (p< 0,001). 
 
Los autores plantean un listado de los posibles confusores que podrían modificar este llamativo resultado, sin embargo, el único relativamente sólido es el posible cargo de conciencia que puedan tener aquellos que hayan tenido una alimentación "peor" durante la Navidad. Estas personas, al saber que se han alimentado mal, piden revisarse con su médico y de ahí se pudieran obtener los resultados. -Quizá como confusor sea un poco escaso-. 
 
Se recomienda por tanto que tengamos en cuenta este dato a la hora de pedir analíticas para el control de factores de riesgo cardiovascular (FRCV), puesto que podríamos estar diagnosticando a más personas de las que realmente debemos. Remarcan igualmente que, con cambios del 15% entre enero y verano en las cifras de colesterol y de LDL-c, los cambios en la dieta y la actividad física difícilmente pueden sustituir el uso de estatina en pacientes de alto riesgo. 
 
En conclusión, la celebración de la Navidad va inmediatamente seguida de un periodo de hipercolesterolemia en comparación con el resto de año. En consecuencia, el diagnóstico de dislipemia no debería ser hecho tras las fiestas, pues estaríamos tratando farmacológicamente a más pacientes de los necesarios. 
 
-Estudios futuros nos servirán para saber si la lectura de resultados como estos conllevará una disminución del espíritu navideño debido a las restricciones dietéticas autoinfligidas al celebrar futuras fiestas-. 
 
Cuídense.

 


 

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