La Guía para el manejo del pie diabetico de la IWGDF
Del pie diabético no hablamos mucho, tal vez porque las evidencias son las que son y no existen noticias de actualidad al respecto. Las evidencias en su manejo y tratamiento no se producen con la rapidez que otras complicaciones en el paciente con diabetes tipo 2 (DM2), sin embargo, cada dos o tres años traemos alguna Guía de Práctica Clínica (GPC) al uso. Hemos comentado la GPC multidisciplinar de la Society for Vascular Surgery en colaboración con la American Podiatric Medical Association y la Society for Vascular Medicine Americana y también nos hicimos eco de la publicada por la International Diabetes Federation (IDF) hace tres años.
Hoy comentamos la GPC de la International Working Group on the Diabetic Foot (IWGDF), mejor dicho las GPC que sobre el manejo del pie diabetico (son varias) que ha publicado la IWGDF. Así tras la evaluación de la evidencia plantea las recomendaciones a partir de 6 capítulos o GPC monográficas:
“1.- IWGDF Guideline on the prevention of foot ulcers in persons with diabetes
2.-IWGDF Guideline on offloading foot ulcers in persons with diabetes
3.-IWGDF Guideline on diagnosis, prognosis and management of peripheral artery disease in patients with a foot ulcer and diabetes
4.-IWGDF Guideline on the diagnosis and treatment of foot infection in persons with diabetes
5.- IWGDF Guidelines on the Prevention and Management of Diabetic Foot Disease
6.-IWGDF Guideline on interventions to enhance healing of foot ulcers in persons with diabetes
Y, al margen, dos documentos, la 7.-IWGDF Guideline on the classification of diabetic foot ulcers y una. 8.- IWGDF Definitions and Criteria document”
O en español desde la prevención de las úlceras diabéticas (UD), la descarga del pie con UD, el diagnóstico pronóstico y manejo de la enfermedad arterial periférica (EAP) en pacientes con UD, el manejo y tratamiento de la infección en el pie en personas con DM, intervenciones para mejorar y curar las UD en personas con DM y la clasificación de las UD.
Y es que el pie diabético es de las más graves complicaciones que puede presentar el paciente con DM y es fuente de importantes costes personales, familiares, sociales y económico/sanitarios. De ahí que las estrategias deben ir desde la prevención de las UD (prevención primaria y secundaria) hasta el tratamiento y manejo de las mismas (prevención terciaria) con el fin puesto en evitar las amputaciones que es la complicación final. Un abordaje que debe ser multidisciplinar (múltiples profesionales) y sobre todo educacional en el paciente (empoderamiento).
El diagnóstico de pie diabético o la aparición de una UD significa que además de que padece esta complicación la persona con DM ya presentan diversas complicaciones simultáneas (neuropatía, EAP...) que se manifiestan al tiempo y nos debe poner sobre aviso que el mayor riesgo cardiovascular (RCV) o microvascular (aunque nunca es la primera causa) en este tipo de pacientes.
De todos ellos, el principal responsable inicial del pie diabético sería la neuropatía con la alteración de la sensibilidad protectora en el pie, que es causa de deformaciones de los huesos y de las articulaciones, alteraciones del apoyo y daños en la piel (erosiones..) y del tejido subcutáneo (hemorragias..) producidos por traumas repetidos (calzado, golpes, temperatura ..) y que son la causa de la UD.
Más del 50% de los pacientes con UD presentan EAP lo que es un riesgo suplementario que impide la cura de la UD y es aumenta la posibilidad de amputación.
Las UD pueden ser neuropáticas (solo debido a la falta de sensibilidad protectora), isquémicas (falta de aporte sanguíneo, una urgencia sanitaria) o lo que es más frecuente, neuro-isquémicas por una combinación de ambos factores y en la que al darse ambas alteraciones al mismo tiempo permite que los signos de isquemia no sean aparentes por la neuropatía acompañante, retrasando su diagnóstico y tratamiento.
Por ello, las GPC de la IWGDF establecen como prioridades en el paciente con DM al menos 5 iniciativas:
1.- Identificar el pie de riesgo.- pues la ausencia de síntomas no excluye que exista una neuropatía asintomática, una EAP o signos previos de la UD. En pacientes con muy bajo riesgo (IWGDF risk 0) se debe realizar una inspección anual del pie de la pérdida de sensibilidad protectora, de EAP y de riesgo de ulceración, valorando
A historia clínica de UD previas, amputación o claudicación intermitente
B Situación vascular, palpación de pulsos
C Pérdida de sensibilidad protectora evaluado mediante el monofilamento Semmes-Weinstein para 10 gr de presión y el diapasón de 128 Hz en la sensibilidad vibratoria.
2.- Inspeccionar regularmente y examinar el pie de riesgo (IWGDF risk 1 o mayor)
A Historia clínica de UD previas, amputación o enfermedad renal terminal, situación educacional, situación social –soledad-, pobre acceso a los servicios sanitarios o problemas económicos, dolor en el pie (al caminar o en reposo),…
B Situación vascular, palpación de los pulsos arteriales
C evaluación de la piel, color, temperatura, callos, edemas, signos preulcerosos
D Determinar las deformidades óseas o articulares (juanetes, dedos en martillo…) prominencias. Evaluar en decúbito y de pie.
E Evaluar la sensibilidad protectora
F Calzado mal ajustado o inadecuado
G Mala higiene en los pies, corte de las uñas, infecciones micóticas,…
H Limitaciones físicas que impiden los autocuidados de los pies, problemas visuales, obesidad…
I Carencia de conocimientos en el cuidado de los pies
3.- Educar al paciente, a la familia y a los profesionales sanitarios
Una educación estructurada y organizada de manera adecuada es de vital ayuda en la prevención de las UD.
4.- Asegurar un uso rutinario de calzado adecuado
En personas con DM y pies insensibles el portar un calzado no apropiado o ir descalzos son causa de traumas repetidos que son causa de UD, de ahí que se deba garantizar que tanto en casa como en el exterior el paciente con DM2 lleva un calzado adecuado.
5.- Tratar los factores de riesgo de ulceración.
Esto incluye quitar los callos, proteger o drenar las ampollas, tratar de forma adecuada los crecimientos ungueales y las uñas incarnadas y aplicar antifúgicos ante infecciones micóticas.
Unos documentos muy necesarios y útiles en nuestras consultas
The International Working Group on the Diabetic Foot. © 2019
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30 de septiembre de 2019
28 de septiembre de 2019
Tendencias temporales en la prescripción de hipoglucemiantes en diabetes tipo 2
Tendencias temporales en la prescripción de hipoglucemiantes en diabetes tipo 2, respuesta glucémica y factores de riesgo: un análisis retrospectivo de datos de atención primaria, 2010–2017.
Comentario de Joan Francesc Barrot de la Puente @JoanBarrot
Actualmente en todas las guías de práctica clínica (GPC) de la mayoría de los países tienen un Plan Nacional sobre el tratamiento de la Diabetes Mellitus tipo 2 (DM2) y la Asociación Americana de Diabetes (ADA) y la Asociación Europea para el Estudio de la Diabetes (EASD) han desarrollado un enfoque consensuado para el manejo de la hiperglucemia para ayudar en la elección de la mayoría intervenciones apropiadas para sus pacientes con DM2. Las GPC muestran flexibilidad en la elección del próximo fármaco después del fracaso de la monoterapia con metformina (MET). Por lo tanto, aún debe aclararse cuál es la elección más apropiada en segunda o tercera línea a pesar que las evidencias son limitadas.
El arsenal terapéutico hipoglucemiante ha cambiado notablemente en los últimos años. Los medicamentos más nuevos incluyenlos inhibidores de la dipeptidil-peptidada-4 (iDPP-4), los inhibidores del co-transportador sodio-glucosa tipo 2 (iSGLT2) y los agonistas del receptor del péptido-1 similar al glucagón (GLP-1). Todos ellos han demostrado seguridad y eficacia similar en mejorar la hemoglobina glucosilada(HbA1c) y en algunos casos beneficios cardiovasculares (CV).La elección entre estos agentes sigue siendo una decisión clínica compleja.
En nuestro ámbito de Atención Primaria (AP) el segundo fármaco introducido después de la MET suele ser las sulfonilureas (SU) debido a su eficacia y bajo costo a pesar del mayor riesgo de hipoglucemia frente a otros fármacos. Asimismo, el agente de tercera línea más común es la insulina (INS). La mayoría de los pacientes en terapia combinada corresponde a MET y SU ( 83,8%) o MET y iDPP4 ( 14,4%).
En el seguimiento de los registros médicos de Centricity en Estados Unidos (EUA) de 2005 al 2016, en la subcohorte (n 357.482) de terapia combinada, el uso de MET en primera línea aumentó (60 a 77%) y disminuyó para SU (20 a 8%). El uso de SU en segunda línea disminuyó (60-46%), a pesar de ser la más popular. El uso de la INS aumentó (7 a 17%) y también los iDPP-4 (0,4 a 21%).
El objetivo del estudio es describir los cambios en la prescripción de los fármacos hipoglucemiantes. Se analizan a 81.532personas con DM2 que iniciaron un medicamento de primera a cuarta línea en AP entre el 2010 y el 2017 en los registros anonimizados de salud del Reino Unido Clinical Practice Research Database (CPRD). Se examinaron las tendencias en la prescripción, los cambios en la respuesta glucémica (reducción de la HbA1c), el peso, la presión arterial (PA), las tasas de hipoglucemia y la interrupción del tratamiento para cada línea de tratamiento.
Inicio temprano de los iDPP-4 como terapia preferente de segunda línea que casi duplicó (41% en 2017 frente 22% en 2010), mientras que la prescripción de SU en segunda línea disminuyó (29% en 2017 frente a 53 % en 2010). Un rápido aumento de los iSGLT2 después de su introducción en el 2013 ; la terapia más común en cuarta línea en 2017 (40% de las recetas), en segunda línea (19%) y de tercera línea (28%) . El uso de MET de primera línea se mantuvo estable (91%).La terapia inyectable de INS (5% en 2017 frente 5% en 2010) y los aGLP-1 (rango 4% frente3%) se mantuvo constante durante el período de estudio.
Existe una tendencia hacia una mayor pérdida de peso a los 6 meses para todas las líneas de terapia, esto fue más marcado con la terapia de segunda y tercera línea (−1,5 kg y −1,2 kg; ambos P inferior a 0,001) . Una ligera reducción en la PA sistólica (el rango de 2017 frente a 2010: -1,7 a -2,1 mmHg; todos p inferior a 0,001). Las tasas de hipoglucemia disminuyeron con el tiempo con la terapia de segunda línea (razón de tasa de incidencia de 0,94 por año, IC 95% 0,88-1,00; P = 0,04), reflejando la disminución en el uso de SU. Durante el período de estudio hubo pocos cambios en la respuesta glucémica promedio y en la proporción de personas que interrumpieron el tratamiento.
Las tendencias temporales son similares en EUA; ha disminuido el uso de SU en la segunda línea (46% en 2016 frente al 55% en 2010) y el uso creciente de iDPP-4 (20% en 2016 frente a 14 % en 2010). El mayor coste de los nuevos agentes puede explicar su evolución relativamente más lenta.
Una limitación del presente estudio es el registro de las hipoglucemias. Es probable que falten muchos episodios de hipoglucemia en el registro de AP del paciente.
La mejoría de la calidad de vida de nuestros pacientes (reducción de peso y la presión arterial, menos hipoglucemias), los beneficios cardiovasculares evidentes, la discreta reducción glucémica frente a los costes mas elevados precisan de estudios para evaluar la rentabilidad de los nuevos fármacos.
Dennis JM, Henley WE, McGovern AP, Farmer AJ, Sattar N, Holman RR, Pearson ER, Hattersley AT, Shields BM, Jones AG; MASTERMIND consortium. Time trends in prescribing of type 2 diabetes drugs, glycaemic response and riskfactors: A retrospectiveanalysis of primarycare data, 2010-2017. Diabetes ObesMetab. 2019 Jul;21(7):1576-1584. doi: 10.1111/dom.13687. Epub 2019 Apr 4
Canivell S, Mata-Cases M, Real J, Franch-Nadal J, Vlacho B, Khunti K Gratacòs, Mauricio D. Glycaemic control after treatment Intensification in patients with
type 2 diabetes uncontrolled on two or more non-insulin antidiabeticdrugs
in a real-world setting. Diabetes Obes Metab. 2019 Jun;21(6):1373-1380. doi: 10.1111/dom.13663. Epub 2019 Mar 19.
Montvida O,Shaw J, Atherton JJ, Stringer F, K. Paul S. Long-term Trends in Antidiabetes Drug Usage in the U.S.: Real-worldEvidence in Patients Newly Diagnosed With Type 2 Diabetes . Diabetes Care. 2018 Jan;41(1):69-78. doi: 10.2337/dc17-1414. Epub 2017 Nov 6.
Comentario de Joan Francesc Barrot de la Puente @JoanBarrot
Actualmente en todas las guías de práctica clínica (GPC) de la mayoría de los países tienen un Plan Nacional sobre el tratamiento de la Diabetes Mellitus tipo 2 (DM2) y la Asociación Americana de Diabetes (ADA) y la Asociación Europea para el Estudio de la Diabetes (EASD) han desarrollado un enfoque consensuado para el manejo de la hiperglucemia para ayudar en la elección de la mayoría intervenciones apropiadas para sus pacientes con DM2. Las GPC muestran flexibilidad en la elección del próximo fármaco después del fracaso de la monoterapia con metformina (MET). Por lo tanto, aún debe aclararse cuál es la elección más apropiada en segunda o tercera línea a pesar que las evidencias son limitadas.
El arsenal terapéutico hipoglucemiante ha cambiado notablemente en los últimos años. Los medicamentos más nuevos incluyenlos inhibidores de la dipeptidil-peptidada-4 (iDPP-4), los inhibidores del co-transportador sodio-glucosa tipo 2 (iSGLT2) y los agonistas del receptor del péptido-1 similar al glucagón (GLP-1). Todos ellos han demostrado seguridad y eficacia similar en mejorar la hemoglobina glucosilada(HbA1c) y en algunos casos beneficios cardiovasculares (CV).La elección entre estos agentes sigue siendo una decisión clínica compleja.
En nuestro ámbito de Atención Primaria (AP) el segundo fármaco introducido después de la MET suele ser las sulfonilureas (SU) debido a su eficacia y bajo costo a pesar del mayor riesgo de hipoglucemia frente a otros fármacos. Asimismo, el agente de tercera línea más común es la insulina (INS). La mayoría de los pacientes en terapia combinada corresponde a MET y SU ( 83,8%) o MET y iDPP4 ( 14,4%).
En el seguimiento de los registros médicos de Centricity en Estados Unidos (EUA) de 2005 al 2016, en la subcohorte (n 357.482) de terapia combinada, el uso de MET en primera línea aumentó (60 a 77%) y disminuyó para SU (20 a 8%). El uso de SU en segunda línea disminuyó (60-46%), a pesar de ser la más popular. El uso de la INS aumentó (7 a 17%) y también los iDPP-4 (0,4 a 21%).
El objetivo del estudio es describir los cambios en la prescripción de los fármacos hipoglucemiantes. Se analizan a 81.532personas con DM2 que iniciaron un medicamento de primera a cuarta línea en AP entre el 2010 y el 2017 en los registros anonimizados de salud del Reino Unido Clinical Practice Research Database (CPRD). Se examinaron las tendencias en la prescripción, los cambios en la respuesta glucémica (reducción de la HbA1c), el peso, la presión arterial (PA), las tasas de hipoglucemia y la interrupción del tratamiento para cada línea de tratamiento.
Inicio temprano de los iDPP-4 como terapia preferente de segunda línea que casi duplicó (41% en 2017 frente 22% en 2010), mientras que la prescripción de SU en segunda línea disminuyó (29% en 2017 frente a 53 % en 2010). Un rápido aumento de los iSGLT2 después de su introducción en el 2013 ; la terapia más común en cuarta línea en 2017 (40% de las recetas), en segunda línea (19%) y de tercera línea (28%) . El uso de MET de primera línea se mantuvo estable (91%).La terapia inyectable de INS (5% en 2017 frente 5% en 2010) y los aGLP-1 (rango 4% frente3%) se mantuvo constante durante el período de estudio.
Existe una tendencia hacia una mayor pérdida de peso a los 6 meses para todas las líneas de terapia, esto fue más marcado con la terapia de segunda y tercera línea (−1,5 kg y −1,2 kg; ambos P inferior a 0,001) . Una ligera reducción en la PA sistólica (el rango de 2017 frente a 2010: -1,7 a -2,1 mmHg; todos p inferior a 0,001). Las tasas de hipoglucemia disminuyeron con el tiempo con la terapia de segunda línea (razón de tasa de incidencia de 0,94 por año, IC 95% 0,88-1,00; P = 0,04), reflejando la disminución en el uso de SU. Durante el período de estudio hubo pocos cambios en la respuesta glucémica promedio y en la proporción de personas que interrumpieron el tratamiento.
Las tendencias temporales son similares en EUA; ha disminuido el uso de SU en la segunda línea (46% en 2016 frente al 55% en 2010) y el uso creciente de iDPP-4 (20% en 2016 frente a 14 % en 2010). El mayor coste de los nuevos agentes puede explicar su evolución relativamente más lenta.
Una limitación del presente estudio es el registro de las hipoglucemias. Es probable que falten muchos episodios de hipoglucemia en el registro de AP del paciente.
La mejoría de la calidad de vida de nuestros pacientes (reducción de peso y la presión arterial, menos hipoglucemias), los beneficios cardiovasculares evidentes, la discreta reducción glucémica frente a los costes mas elevados precisan de estudios para evaluar la rentabilidad de los nuevos fármacos.
Dennis JM, Henley WE, McGovern AP, Farmer AJ, Sattar N, Holman RR, Pearson ER, Hattersley AT, Shields BM, Jones AG; MASTERMIND consortium. Time trends in prescribing of type 2 diabetes drugs, glycaemic response and riskfactors: A retrospectiveanalysis of primarycare data, 2010-2017. Diabetes ObesMetab. 2019 Jul;21(7):1576-1584. doi: 10.1111/dom.13687. Epub 2019 Apr 4
Canivell S, Mata-Cases M, Real J, Franch-Nadal J, Vlacho B, Khunti K Gratacòs, Mauricio D. Glycaemic control after treatment Intensification in patients with
type 2 diabetes uncontrolled on two or more non-insulin antidiabeticdrugs
in a real-world setting. Diabetes Obes Metab. 2019 Jun;21(6):1373-1380. doi: 10.1111/dom.13663. Epub 2019 Mar 19.
Montvida O,Shaw J, Atherton JJ, Stringer F, K. Paul S. Long-term Trends in Antidiabetes Drug Usage in the U.S.: Real-worldEvidence in Patients Newly Diagnosed With Type 2 Diabetes . Diabetes Care. 2018 Jan;41(1):69-78. doi: 10.2337/dc17-1414. Epub 2017 Nov 6.
24 de septiembre de 2019
EASD-Barcelona 2019- La dieta vegana induce cambios en la microbiota que influyen en el peso corporal
EASD-Barcelona 2019- La dieta vegana induce cambios en la microbiota que influyen en la insulinorresistencia y el peso corporal
En alguna ocasión hemos hablado de los diferentes tipos de dietas y su relación con el peso y el control metabólico. En este sentido los diferentes tipo de dietas condicionan un diferente contenido de hidratos de carbono (HC), de HC de absorción rápida, o sea un distinto índice glucémico, de contenido en grasas saturadas o tras y de proteínas. En este sentido se han puesto de moda dietas bajas en HC (hipoglucídicas), o altas en proteínas (hiperproteicas) o grasas (cetogénicas).
Sin embargo, al margen de éstas cada vez son más corrientes dietas con un profundo contenido filosófico (animalismo) en las que el contenido es exclusivamente vegetal excluyendo cualquier producto de procedencia animal (huevos, leche…).
Las dietas vegetarianas van desde aquellas que no ingieren ningún producto animal (veganas), a aquellas que ingieren huevos y leche pero no carne (ovolacteovegetarianas), pescovegetarianas (con pescado) a las semivegetarianas (que comen ocasionalmente algo de carne). Son dietas que coinciden en la ingesta fundamental de cereales integrales, frutas, verduras, legumbres y frutos secos.
Sea como fuere la incidencia de diabetes tipo 2 (DM2) es más baja en la población que sigue una dieta vegetariana (sea vegana o no), si bien es cierto existen variables confusoras en los estudios (corta duración), como el peso, difíciles de soslayar
Comentamos como un análisis de Schwingshackl L et al con el que evaluar la eficacia de las diferentes dietas en el control glucémico de pacientes con DM2 a partir de una búsqueda de estudios aleatorizados (ECA) con un período mínimo de intervención de 12 semanas y publicados hasta julio del 2017. Mostró en 56 ECA o 4.937 individuos de diferentes dietas (pobres en grasas, vegetariana, mediterránea, alta en proteínas, moderada en HC, baja en HC, paleolítica, con bajo índice glucémico…), como de cualquiera de estas dietas se produce una reducción de la HbA1c de entre – 0,82 a – 0,47% y de la GB entre – 1,61 a – 1,00 mmol/l, frente a dieta control.
Se mostró como la mejor dieta en la reducción de la HbA1c sería aquella baja en HC (84%), seguida por la dieta mediterránea (80%), la paleolítica (76%) frente a una dieta control. En la reducción de la glucemia basal (GB) la primera sería la dieta mediterránea (88%), seguida por la dieta paleolítica (71%) y la vegetariana (63%).
-Dicho esto, hoy comentamos una comunicación de la última reunión del European Association for the Study of Diabetes que se celebró en Barcelona a la que hemos tenido acceso a partir del portal de la reseña publicada en Medscape. El tema va que las dietas vegetarianas y en concreto la vegana induce de alguna manera una microbiota intestinal distinta que pudiera tener alguna repercusión en la sensibilidad a la insulina, la pérdida de peso y el control metabólico.
Para estudiar este supuesto se hizo una intervención sobre 148 individuos con sobrepeso u obesidad sin historia de DM2 que fueron aleatorizados a una dieta vegana baja en grasas (n= 73, edad media 53 años, 60% mujeres) o a continuar con su dieta habitual (n= 75, edad media 57, 67% mujeres), ambas sin restricción calórica. Ambos grupos tenía un índice de masa corporal (IMC) de alrededor de 33 kg/m3.
El objetivo del estudio fue evaluar el efecto de una dieta a base de vegetales sobre la microbiota intestinal, el peso, la composición corporal y la sensibilidad a la insulina a las 16 semanas. En este tiempo el peso corporal se redujo de manera significativa en el grupo de dieta vegana en comparación con la habitual con una pérdida ponderal de –5,8 kg (p inferior a 0,001), una importante pérdida de masa grasa (incluido grasa visceral) y un efecto debido al tratamiento en peso de –3,9 kg (p inferior a 0, 001) (2/3 del peso se debió a la pérdida de grasa corporal). Hay que recalcar que no hubo restricción calórica entre ambas dietas.
Comentan que el efecto prebiótico de los vegetales incrementa la familia de los bacteroidetes y la concentración del Faecalibacterium prausnitzii (F prausnitzii) que se alimenta de fibra vegetal (produce ácidos grasos de cadena corta) y que induce la pérdida de grasa corporal, un efecto del tratamiento cuantificado en un 4,8%. Unos microorganismos que se encuentran en baja proporción en al microbiota de los pacientes con DM2 y que se les asocia con la insulinorresistencia y la inflación sistémica.
El cambio a dieta vegana permitió una pérdida de peso de medio kilogramo por semana ingiriendo las mismas calorías, lo que no es baladí. Con todo, hay que tener en cuenta que se trata de una dieta que exige un control médico dado la carencia de la vitamina B12 en la misma y faltan estudios para poder establecer recomendaciones claras.
Kahleova et al. EASD 2019 Annual Meeting. Presented September 19, 2019. Abstract 700.
Becky McCall. Vegan Diet Alters Microbiome and Insulin Sensitivity, Drops Weight. Medscape
September 17, 2019
Schwingshackl L, Chaimani A, Hoffmann G, Schwedhelm C, Boeing H. A network meta-analysis on the comparative efficacy of different dietary approaches on glycaemic control in patients with type 2 diabetes mellitus. Eur J Epidemiol. 2018;33:157-170. doi: 10.1007/s10654-017-0352-x. Epub 2018 Jan 4.
En alguna ocasión hemos hablado de los diferentes tipos de dietas y su relación con el peso y el control metabólico. En este sentido los diferentes tipo de dietas condicionan un diferente contenido de hidratos de carbono (HC), de HC de absorción rápida, o sea un distinto índice glucémico, de contenido en grasas saturadas o tras y de proteínas. En este sentido se han puesto de moda dietas bajas en HC (hipoglucídicas), o altas en proteínas (hiperproteicas) o grasas (cetogénicas).
Sin embargo, al margen de éstas cada vez son más corrientes dietas con un profundo contenido filosófico (animalismo) en las que el contenido es exclusivamente vegetal excluyendo cualquier producto de procedencia animal (huevos, leche…).
Las dietas vegetarianas van desde aquellas que no ingieren ningún producto animal (veganas), a aquellas que ingieren huevos y leche pero no carne (ovolacteovegetarianas), pescovegetarianas (con pescado) a las semivegetarianas (que comen ocasionalmente algo de carne). Son dietas que coinciden en la ingesta fundamental de cereales integrales, frutas, verduras, legumbres y frutos secos.
Sea como fuere la incidencia de diabetes tipo 2 (DM2) es más baja en la población que sigue una dieta vegetariana (sea vegana o no), si bien es cierto existen variables confusoras en los estudios (corta duración), como el peso, difíciles de soslayar
Comentamos como un análisis de Schwingshackl L et al con el que evaluar la eficacia de las diferentes dietas en el control glucémico de pacientes con DM2 a partir de una búsqueda de estudios aleatorizados (ECA) con un período mínimo de intervención de 12 semanas y publicados hasta julio del 2017. Mostró en 56 ECA o 4.937 individuos de diferentes dietas (pobres en grasas, vegetariana, mediterránea, alta en proteínas, moderada en HC, baja en HC, paleolítica, con bajo índice glucémico…), como de cualquiera de estas dietas se produce una reducción de la HbA1c de entre – 0,82 a – 0,47% y de la GB entre – 1,61 a – 1,00 mmol/l, frente a dieta control.
Se mostró como la mejor dieta en la reducción de la HbA1c sería aquella baja en HC (84%), seguida por la dieta mediterránea (80%), la paleolítica (76%) frente a una dieta control. En la reducción de la glucemia basal (GB) la primera sería la dieta mediterránea (88%), seguida por la dieta paleolítica (71%) y la vegetariana (63%).
-Dicho esto, hoy comentamos una comunicación de la última reunión del European Association for the Study of Diabetes que se celebró en Barcelona a la que hemos tenido acceso a partir del portal de la reseña publicada en Medscape. El tema va que las dietas vegetarianas y en concreto la vegana induce de alguna manera una microbiota intestinal distinta que pudiera tener alguna repercusión en la sensibilidad a la insulina, la pérdida de peso y el control metabólico.
Para estudiar este supuesto se hizo una intervención sobre 148 individuos con sobrepeso u obesidad sin historia de DM2 que fueron aleatorizados a una dieta vegana baja en grasas (n= 73, edad media 53 años, 60% mujeres) o a continuar con su dieta habitual (n= 75, edad media 57, 67% mujeres), ambas sin restricción calórica. Ambos grupos tenía un índice de masa corporal (IMC) de alrededor de 33 kg/m3.
El objetivo del estudio fue evaluar el efecto de una dieta a base de vegetales sobre la microbiota intestinal, el peso, la composición corporal y la sensibilidad a la insulina a las 16 semanas. En este tiempo el peso corporal se redujo de manera significativa en el grupo de dieta vegana en comparación con la habitual con una pérdida ponderal de –5,8 kg (p inferior a 0,001), una importante pérdida de masa grasa (incluido grasa visceral) y un efecto debido al tratamiento en peso de –3,9 kg (p inferior a 0, 001) (2/3 del peso se debió a la pérdida de grasa corporal). Hay que recalcar que no hubo restricción calórica entre ambas dietas.
Comentan que el efecto prebiótico de los vegetales incrementa la familia de los bacteroidetes y la concentración del Faecalibacterium prausnitzii (F prausnitzii) que se alimenta de fibra vegetal (produce ácidos grasos de cadena corta) y que induce la pérdida de grasa corporal, un efecto del tratamiento cuantificado en un 4,8%. Unos microorganismos que se encuentran en baja proporción en al microbiota de los pacientes con DM2 y que se les asocia con la insulinorresistencia y la inflación sistémica.
El cambio a dieta vegana permitió una pérdida de peso de medio kilogramo por semana ingiriendo las mismas calorías, lo que no es baladí. Con todo, hay que tener en cuenta que se trata de una dieta que exige un control médico dado la carencia de la vitamina B12 en la misma y faltan estudios para poder establecer recomendaciones claras.
Kahleova et al. EASD 2019 Annual Meeting. Presented September 19, 2019. Abstract 700.
Becky McCall. Vegan Diet Alters Microbiome and Insulin Sensitivity, Drops Weight. Medscape
September 17, 2019
Schwingshackl L, Chaimani A, Hoffmann G, Schwedhelm C, Boeing H. A network meta-analysis on the comparative efficacy of different dietary approaches on glycaemic control in patients with type 2 diabetes mellitus. Eur J Epidemiol. 2018;33:157-170. doi: 10.1007/s10654-017-0352-x. Epub 2018 Jan 4.
23 de septiembre de 2019
EASD 2019 Barcelona, Nuevos hallazgos sobre el estudio REWIND.
EASD 2019 Barcelona, Nuevos hallazgos sobre el estudio REWIND.
Comentario de Enrique Carretero Anibarro @Enriq_Carretero
Nos hacemos eco de una de las últimas comunicaciones que se han realizado en el congreso European Association for the Study of Diabetes (EASD) 2019. Han sido presentados nuevos datos del estudio REWIND; este estudio ya comentado en este blog, es un ensayo clínico aleatorizado (ECA) que se realizó en pacientes con diabetes mellitus tipo 2 (DM2) para evaluar superioridad cardiovascular (CV)de un agonista de los receptores del péptido-1 similares al glucagón (aGLP-1): la dulaglutida.
REWIND tuvo un seguimiento medio superior a 5 años (el mayor tiempo registrado en ECA con arGLP-1)con lo que demuestra el mantenimiento del efecto a más largo plazo. Además a diferencia de otros estudios con aGLP-1 se llevó a cabo en una población de pacientes donde la mayoría (68,5%) no presentaba enfermedad CV (ECV) (prevención primaria).
En el compuesto CV primario: infarto de miocardio (IAM), accidente cerebrovascular (ACV) o muerte cardiovascular (MCV) presentó una reducción temprana del riesgo relativo del 12% (HR 0,87; IC 95% 0,82-0,92, p inferior a 0,001) y en prevención secundaria HR 1,03; IC 95% 0,87-1,23, p=0,71).Individualmente se alcanzan reducciones no significativas para IAM ni MCV pero sí para ACV. Partiendo de HbA1c muy bajas consigue reducciones de HbA1c, peso y TAS consistentes y mantenidas en el tiempo y se añade el beneficio renal (sobre todo albuminuria).
Merece la pena destacar que los datos de este estudio son extrapolables a nuestro medio, la proporción de DM2 con deficiente control en España es elevada y además, en atención primaria, la mayor parte de los pacientes puede presentar varios factores de riesgo cardiovascular (RCV) pero sin evento cardiovascular (EVCV) establecido (prevención primaria).
En los análisis exploratorios presentados en el congreso EASD, la dulaglutida mostró una reducción del riesgo de AVC totales en un 24% (HR 0,76; IC del 95%:0,62-0,94, p=0,010) y de AVC isquémicos en un 26% (HR 0,74; IC del 95% 0,59-0,94, p=0,012). El efecto para la reducción de AVC totales fue consistente en los distintos subgrupos analizados (presencia o ausencia de enfermedad CV, edad, HbA1C basal, etc). Analizando conjuntamente el AVC no mortal y la mortalidad por cualquier causa, también se observó una reducción significativa del riesgo con dulaglutida, en este caso fue del 12% (p=0,017).
Así mismo se presentaron datos sobre la reducción de los eventos renales (aparición de albuminuria, disminución del filtrado glomerular estimado (FGe) mayor del 30% o terapia crónica de reemplazo renal) asociado al tratamiento con dulaglutida. Específicamente, se detectó que un menor porcentaje de pacientes tratados con dulaglutida sufrieron un deterioro del FGe mayor del 40% (HR 0,70; IC del 95%: 0,57-0,85), p=0,0004) o mayor del 50% (HR 0,56; 95% IC del 95%: 0,41-0,76).
En definitiva, pendientes de la publicación, parece que estos datos reafirman el mensaje del estudio REWIND: una reducción del riesgo de AVC totales en un 24% y la reducción de eventos renales.
Gerstein HC, Colhoun HM, Dagenais GR, Diaz R. Dulaglutide and renal outcomes in type 2 diabetes: an exploratory analysis of the REWIND randomised, placebo-controlled tria Dulaglutide and renal outcomes in type 2 diabetes: an exploratory analysis of the REWIND randomised, placebo-controlled trial. Lancet 2019. http://dx.doi.org/10.1016/S0140-6736(19)31149-3 1
Perez A. Mediavilla JJ. Glycemic control in patients with type 2 diabetes mellitus in Spain. Rev Clin Esp. 2014;214:429-436
Comentario de Enrique Carretero Anibarro @Enriq_Carretero
Nos hacemos eco de una de las últimas comunicaciones que se han realizado en el congreso European Association for the Study of Diabetes (EASD) 2019. Han sido presentados nuevos datos del estudio REWIND; este estudio ya comentado en este blog, es un ensayo clínico aleatorizado (ECA) que se realizó en pacientes con diabetes mellitus tipo 2 (DM2) para evaluar superioridad cardiovascular (CV)de un agonista de los receptores del péptido-1 similares al glucagón (aGLP-1): la dulaglutida.
REWIND tuvo un seguimiento medio superior a 5 años (el mayor tiempo registrado en ECA con arGLP-1)con lo que demuestra el mantenimiento del efecto a más largo plazo. Además a diferencia de otros estudios con aGLP-1 se llevó a cabo en una población de pacientes donde la mayoría (68,5%) no presentaba enfermedad CV (ECV) (prevención primaria).
En el compuesto CV primario: infarto de miocardio (IAM), accidente cerebrovascular (ACV) o muerte cardiovascular (MCV) presentó una reducción temprana del riesgo relativo del 12% (HR 0,87; IC 95% 0,82-0,92, p inferior a 0,001) y en prevención secundaria HR 1,03; IC 95% 0,87-1,23, p=0,71).Individualmente se alcanzan reducciones no significativas para IAM ni MCV pero sí para ACV. Partiendo de HbA1c muy bajas consigue reducciones de HbA1c, peso y TAS consistentes y mantenidas en el tiempo y se añade el beneficio renal (sobre todo albuminuria).
Merece la pena destacar que los datos de este estudio son extrapolables a nuestro medio, la proporción de DM2 con deficiente control en España es elevada y además, en atención primaria, la mayor parte de los pacientes puede presentar varios factores de riesgo cardiovascular (RCV) pero sin evento cardiovascular (EVCV) establecido (prevención primaria).
En los análisis exploratorios presentados en el congreso EASD, la dulaglutida mostró una reducción del riesgo de AVC totales en un 24% (HR 0,76; IC del 95%:0,62-0,94, p=0,010) y de AVC isquémicos en un 26% (HR 0,74; IC del 95% 0,59-0,94, p=0,012). El efecto para la reducción de AVC totales fue consistente en los distintos subgrupos analizados (presencia o ausencia de enfermedad CV, edad, HbA1C basal, etc). Analizando conjuntamente el AVC no mortal y la mortalidad por cualquier causa, también se observó una reducción significativa del riesgo con dulaglutida, en este caso fue del 12% (p=0,017).
Así mismo se presentaron datos sobre la reducción de los eventos renales (aparición de albuminuria, disminución del filtrado glomerular estimado (FGe) mayor del 30% o terapia crónica de reemplazo renal) asociado al tratamiento con dulaglutida. Específicamente, se detectó que un menor porcentaje de pacientes tratados con dulaglutida sufrieron un deterioro del FGe mayor del 40% (HR 0,70; IC del 95%: 0,57-0,85), p=0,0004) o mayor del 50% (HR 0,56; 95% IC del 95%: 0,41-0,76).
En definitiva, pendientes de la publicación, parece que estos datos reafirman el mensaje del estudio REWIND: una reducción del riesgo de AVC totales en un 24% y la reducción de eventos renales.
Gerstein HC, Colhoun HM, Dagenais GR, Diaz R. Dulaglutide and renal outcomes in type 2 diabetes: an exploratory analysis of the REWIND randomised, placebo-controlled tria Dulaglutide and renal outcomes in type 2 diabetes: an exploratory analysis of the REWIND randomised, placebo-controlled trial. Lancet 2019. http://dx.doi.org/10.1016/S0140-6736(19)31149-3 1
Perez A. Mediavilla JJ. Glycemic control in patients with type 2 diabetes mellitus in Spain. Rev Clin Esp. 2014;214:429-436
22 de septiembre de 2019
EASD Barcelona 2019. La carga genética como responsable de la diabetes tipo 2
EASD Barcelona 2019 . El estilo de vida y la obesidad, pero no la carga genética, son los principales responsables de la diabetes tipo 2
Hoy comentamos una comunicación presentada el día 19 de este mes en la última reunión del European Association for the Study of Diabetes que se celebró en Barcelona. Por tanto no tenemos la publicación en revista científica si no la comunicación y la reseña publicada en Medscape. A partir de ellos hacemos este comentario.
Una comunicación al margen de los grandes estudios relacionados con las nuevas moléculas puestas en el mercado recientemente.
Se trata de un estudio (Jakupović et al) presentado en forma de poster, el Diet, Cancer, and Health study, sobre una cohorte tipo tipo caso-control realizado en Dinamarca sobre 57.053 individuos de 56,1 años (50-65 años) en los que 49,6% eran mujeres, de los que de 10.000 individuos con una edad media se disponía del genotipo, y que fueron seguidos durante un tiempo medio de 14,7 años. Un tercio de los individuos estudiados presentaban un índice de masa corporal normal (IMC inferior a 25 kg/m2), el 43% presentaban sobrepeso (IMC 25-30 kg/m2) y el 22,8% obesidad (IMC superior a 30 kg/m2).
Se definió como estilos de vida correctos cuando tenían al menos tres de cuatro hábitos saludables, sean no fumar, practicar ejercicio físico de forma regular, hacer una dieta saludable (según las recomendaciones de la 2012 “Nordic nutrition recommendations”) y un consumo moderado de alcohol (no superar una consumición diaria en mujeres y dos en varones). Según esto, el 53,3% eran consumidores moderados de alcohol, el 64,1% no fumaban, el 50,3% hacían una actividad física regular y el 52,8% seguían una dieta saludable. Que en conjunto hacía que un 40% tuvieran un estilo de vida correcto, el 25% un pobre estilo de vida (uno o ningún hábito saludable) y el 35% un estilo de vida que podía ser considerado de intermedio.
En este tiempo el 49,5% desarrollaron la diabetes tipo 2 (DM2), y 4.729 de los nuevos casos de DM2 fueron emparejados a 5.402 individuos sin esta enfermedad metabólica.
Los investigadores calcularon la puntuación genética del riesgo de presentar la DM2 en cada participante según 193 nucleóticos de un solo polimorfismo (SNP) con una asociación potente con el riesgo de padecer la DM2, clasificándolos en alto riesgo (20%), intermedio (60%) o bajo (20%).
Según este análisis si se compara el más bajo riesgo genético de DM2 frente el más alto se dobla el riesgo de presentar DM2 tras ajustarlo por diferentes factores confusores, tasa de riesgo en forma de hazard ratio [HR] 2,0. De la misma forma un pobre estilo de vida frente a un estilo de vida saludable incrementa el riesgo de DM2 en un 18% (HR 1,18). Por otro lado, un obeso frente a un individuo normal incrementa el riesgo hasta en 6 veces de presentar DM2 (HR 5,81), siendo por tanto este el factor fundamental en el desarrollo de la DM2, incluso por encima de la carga genética.
Así individuos con un bajo riesgo genético de DM2, los que eran obesos frente a los que tenían un peso normal incrementaban el riesgo hasta 6 veces (HR 6,63). En el mismo grupo de bajo riesgo, aquellos obesos con un mal estilo de vida frente a los que presentaban un peso normal y un estilo de vida saludable incrementaban el riesgo hasta casi 10 veces (HR 9,94).
Todo ello refuerza las recomendaciones a la hora de modificar los estilos de vida a la hora de prevenir la DM2, y todo ello muy por encima del posible determinismo genético. Tanto el mal estilo de vida, como la obesidad como la precisposición genética se comportarían como predictores independientes del desarrollo de DM2.
Jakupović et al. EASD 2019 Annual Meeting. Presented September 19, 2019. Abstract 376.
Marlene Busko. Obesity Poses Much Bigger Risk for Diabetes Than Bad Genes. Medscape
September 17, 2019
Hoy comentamos una comunicación presentada el día 19 de este mes en la última reunión del European Association for the Study of Diabetes que se celebró en Barcelona. Por tanto no tenemos la publicación en revista científica si no la comunicación y la reseña publicada en Medscape. A partir de ellos hacemos este comentario.
Una comunicación al margen de los grandes estudios relacionados con las nuevas moléculas puestas en el mercado recientemente.
Se trata de un estudio (Jakupović et al) presentado en forma de poster, el Diet, Cancer, and Health study, sobre una cohorte tipo tipo caso-control realizado en Dinamarca sobre 57.053 individuos de 56,1 años (50-65 años) en los que 49,6% eran mujeres, de los que de 10.000 individuos con una edad media se disponía del genotipo, y que fueron seguidos durante un tiempo medio de 14,7 años. Un tercio de los individuos estudiados presentaban un índice de masa corporal normal (IMC inferior a 25 kg/m2), el 43% presentaban sobrepeso (IMC 25-30 kg/m2) y el 22,8% obesidad (IMC superior a 30 kg/m2).
Se definió como estilos de vida correctos cuando tenían al menos tres de cuatro hábitos saludables, sean no fumar, practicar ejercicio físico de forma regular, hacer una dieta saludable (según las recomendaciones de la 2012 “Nordic nutrition recommendations”) y un consumo moderado de alcohol (no superar una consumición diaria en mujeres y dos en varones). Según esto, el 53,3% eran consumidores moderados de alcohol, el 64,1% no fumaban, el 50,3% hacían una actividad física regular y el 52,8% seguían una dieta saludable. Que en conjunto hacía que un 40% tuvieran un estilo de vida correcto, el 25% un pobre estilo de vida (uno o ningún hábito saludable) y el 35% un estilo de vida que podía ser considerado de intermedio.
En este tiempo el 49,5% desarrollaron la diabetes tipo 2 (DM2), y 4.729 de los nuevos casos de DM2 fueron emparejados a 5.402 individuos sin esta enfermedad metabólica.
Los investigadores calcularon la puntuación genética del riesgo de presentar la DM2 en cada participante según 193 nucleóticos de un solo polimorfismo (SNP) con una asociación potente con el riesgo de padecer la DM2, clasificándolos en alto riesgo (20%), intermedio (60%) o bajo (20%).
Según este análisis si se compara el más bajo riesgo genético de DM2 frente el más alto se dobla el riesgo de presentar DM2 tras ajustarlo por diferentes factores confusores, tasa de riesgo en forma de hazard ratio [HR] 2,0. De la misma forma un pobre estilo de vida frente a un estilo de vida saludable incrementa el riesgo de DM2 en un 18% (HR 1,18). Por otro lado, un obeso frente a un individuo normal incrementa el riesgo hasta en 6 veces de presentar DM2 (HR 5,81), siendo por tanto este el factor fundamental en el desarrollo de la DM2, incluso por encima de la carga genética.
Así individuos con un bajo riesgo genético de DM2, los que eran obesos frente a los que tenían un peso normal incrementaban el riesgo hasta 6 veces (HR 6,63). En el mismo grupo de bajo riesgo, aquellos obesos con un mal estilo de vida frente a los que presentaban un peso normal y un estilo de vida saludable incrementaban el riesgo hasta casi 10 veces (HR 9,94).
Todo ello refuerza las recomendaciones a la hora de modificar los estilos de vida a la hora de prevenir la DM2, y todo ello muy por encima del posible determinismo genético. Tanto el mal estilo de vida, como la obesidad como la precisposición genética se comportarían como predictores independientes del desarrollo de DM2.
Jakupović et al. EASD 2019 Annual Meeting. Presented September 19, 2019. Abstract 376.
Marlene Busko. Obesity Poses Much Bigger Risk for Diabetes Than Bad Genes. Medscape
September 17, 2019
21 de septiembre de 2019
EASD Barcelona 2019- Resultados dispares para el estudio PRIORITY sobre predicción de nefropatía diabética.
EASD Barcelona 2019- Resultados dispares para el estudio PRIORITY sobre predicción de nefropatía diabética.
Comentario de Carlos H. Teixidó @carlos_teixi
La patogenia de la nefropatía diabética (NDM) es a día de hoy compleja e incompleta. Esto acarrea que podría ser simplista considerar que un solo biomarcador puede ser adecuado para detectar una enfermedad temprana, la evaluación de los riesgos o incluso la monitorización de la misma. Sin embargo, el avance de la proteómica está ayudando a resolver cuestiones similares.
El CDK273 (Chronic kidney disease 273) es una enfermedad renal crónica (ERC) con un grupo proteómico de 273 péptidos urinarios que se ha relacionado con el diagnóstico de la nefropatía diabética (NDM). El estudio que hoy trabajamos trata de responder si el CDK273 es capaz de predecir el desarrollo de ND años antes de objetivar albuminuria en pacientes con diabetes tipo 2 (DM2).
El estudio PRIORITY (Proteomic prediction and Renin angiotensin aldosterone system Inhibition prevention Of early diabetic nephRopathy in TYpe 2 diabetic patients with normoalbuminuria) es una comunicación oral presentada estos días en el congreso EASD de Barcelona 2019. Los resultados que se muestran en el siguiente post no han sido obtenidos del artículo original que en este momento estaban aún por publicar. En aras de ofrecer la información lo más actualizada posible, desde este blog comentaremos la comunicación y los resultados presentados en la misma.
Se trata de un estudio observacional prospectivo, multicéntrico y doble ciego, dirigido por el Steno Diabetes Center de Dinamarca; en el que se plantea la posibilidad de clasificar a 1775 pacientes con DM2 y normoalbuminuria en relación con la presencia del CDK273 urinario. Los pacientes que presentaron este grupo proteómico (n=216) fueron considerados de alto riesgo frente a los que no lo presentaron (n=1559). El seguimiento de los pacientes fue de 2,57 años de media.
Los resultados ofrecidos muestran que el grupo de pacientes que presentaban CDK273 urinario presentaban, frente al resto, más riesgo de desarrollar microalbuminuria con un cociente albúmina/creatinina mayor de 30mg/g confirmada en 3 ocasiones con una reducción del 30%, o mayor de 40mg/g. Este evento primario fue observado en el 28,2% del grupo de alto riesgo, frente al 8,9% del grupo de bajo riesgo (p inferior a 0,0001).
Esta forma de predecir el curso de la NDM ha presentado una sensibilidad del 30,5% y una especificidad del 90,2%. El área bajo la curva (AUC) de la misma fue estadísticamente significativa (IC 95% 0,00704-0,0371).
Además, el estudio PRIORITY aleatorizó de forma simple al grupo de 216 paciente que consideraba del alto riesgo para ND y les administró espironolactona 25mg a diario o un placebo, buscando obtener una prevención de la evolución en la enfermedad.
Los datos en esta segunda parte del ensayo indican que la espironolactona no resulta ser un tratamiento que mejore la progresión de la ND. Por otra parte, los investigadores sugieren que aunque los resultados obtenidos no mostraron una diferencia significativa en la microalbuminuria entre espironolactona y el placebo, las curvas comenzaban a separarse hacia los 3 años; y que por tanto, serán necesarios ensayos a más largo plazo para una evaluación óptima.
El grupo proteómico CDK273 es por tanto un buen método de predecir el curso de la NDM en pacientes que no han presentado aún signos de microalbuminuria, con una gran especificidad para la misma.
Esto nos deja quizá una duda importante. ¿Es éste un argumento para comenzar con fármacos nefroprotectores en un estadio tan incipiente de nefropatía en nuestros pacientes con DM2? De momento, tendremos que recabar más datos para contestar esta cuestión.
Lindhardt M, Persson F, Currie G, Pontillo C, Beige J, et al. Proteomic prediction and Renin angiotensin aldosterone system Inhibition prevention Of early diabetic nephRopathy in TYpe 2 diabetic patients with normoalbuminuria (PRIORITY): essential study design and rationale of a randomised clinical multicentre trial. BMJ Open. 2016 Mar 2;6(3):e010310. DOI: 10.1136/bmjopen-2015-010310.
Comentario de Carlos H. Teixidó @carlos_teixi
La patogenia de la nefropatía diabética (NDM) es a día de hoy compleja e incompleta. Esto acarrea que podría ser simplista considerar que un solo biomarcador puede ser adecuado para detectar una enfermedad temprana, la evaluación de los riesgos o incluso la monitorización de la misma. Sin embargo, el avance de la proteómica está ayudando a resolver cuestiones similares.
El CDK273 (Chronic kidney disease 273) es una enfermedad renal crónica (ERC) con un grupo proteómico de 273 péptidos urinarios que se ha relacionado con el diagnóstico de la nefropatía diabética (NDM). El estudio que hoy trabajamos trata de responder si el CDK273 es capaz de predecir el desarrollo de ND años antes de objetivar albuminuria en pacientes con diabetes tipo 2 (DM2).
El estudio PRIORITY (Proteomic prediction and Renin angiotensin aldosterone system Inhibition prevention Of early diabetic nephRopathy in TYpe 2 diabetic patients with normoalbuminuria) es una comunicación oral presentada estos días en el congreso EASD de Barcelona 2019. Los resultados que se muestran en el siguiente post no han sido obtenidos del artículo original que en este momento estaban aún por publicar. En aras de ofrecer la información lo más actualizada posible, desde este blog comentaremos la comunicación y los resultados presentados en la misma.
Se trata de un estudio observacional prospectivo, multicéntrico y doble ciego, dirigido por el Steno Diabetes Center de Dinamarca; en el que se plantea la posibilidad de clasificar a 1775 pacientes con DM2 y normoalbuminuria en relación con la presencia del CDK273 urinario. Los pacientes que presentaron este grupo proteómico (n=216) fueron considerados de alto riesgo frente a los que no lo presentaron (n=1559). El seguimiento de los pacientes fue de 2,57 años de media.
Los resultados ofrecidos muestran que el grupo de pacientes que presentaban CDK273 urinario presentaban, frente al resto, más riesgo de desarrollar microalbuminuria con un cociente albúmina/creatinina mayor de 30mg/g confirmada en 3 ocasiones con una reducción del 30%, o mayor de 40mg/g. Este evento primario fue observado en el 28,2% del grupo de alto riesgo, frente al 8,9% del grupo de bajo riesgo (p inferior a 0,0001).
Esta forma de predecir el curso de la NDM ha presentado una sensibilidad del 30,5% y una especificidad del 90,2%. El área bajo la curva (AUC) de la misma fue estadísticamente significativa (IC 95% 0,00704-0,0371).
Además, el estudio PRIORITY aleatorizó de forma simple al grupo de 216 paciente que consideraba del alto riesgo para ND y les administró espironolactona 25mg a diario o un placebo, buscando obtener una prevención de la evolución en la enfermedad.
Los datos en esta segunda parte del ensayo indican que la espironolactona no resulta ser un tratamiento que mejore la progresión de la ND. Por otra parte, los investigadores sugieren que aunque los resultados obtenidos no mostraron una diferencia significativa en la microalbuminuria entre espironolactona y el placebo, las curvas comenzaban a separarse hacia los 3 años; y que por tanto, serán necesarios ensayos a más largo plazo para una evaluación óptima.
El grupo proteómico CDK273 es por tanto un buen método de predecir el curso de la NDM en pacientes que no han presentado aún signos de microalbuminuria, con una gran especificidad para la misma.
Esto nos deja quizá una duda importante. ¿Es éste un argumento para comenzar con fármacos nefroprotectores en un estadio tan incipiente de nefropatía en nuestros pacientes con DM2? De momento, tendremos que recabar más datos para contestar esta cuestión.
Lindhardt M, Persson F, Currie G, Pontillo C, Beige J, et al. Proteomic prediction and Renin angiotensin aldosterone system Inhibition prevention Of early diabetic nephRopathy in TYpe 2 diabetic patients with normoalbuminuria (PRIORITY): essential study design and rationale of a randomised clinical multicentre trial. BMJ Open. 2016 Mar 2;6(3):e010310. DOI: 10.1136/bmjopen-2015-010310.
20 de septiembre de 2019
EASD Barcelona 2019- El estudio DEFINE-HF: La dapagliflozina en pacientes con insuficiencia cardiaca.
EASD Barcelona 2019- El estudio
DEFINE-HF: Datos que respaldan el uso de dapagliflozina en pacientes con
insuficiencia cardiaca.
Comentario de Enrique Carretero Anibarro @Enriq_Carretero
Los ensayos clínicos aleatorizados (ECA) realizados hasta
ahora en pacientes con diabetes mellitus tipo 2(DM2) tratados con inhibidores del cotransportador de sodio-glucosa 2 (iSGLT-2) han demostrado reducir las
hospitalizaciones por insuficiencia cardíaca (IC). Este dato es muy relevante
porque, en nuestro medio, la IC es uno de los principales motivo de ingreso
hospitalario especialmente en aquellos pacientes que padecen IC con fracción de
eyección reducida.
Sin embargo, en los estudios realizados hasta la fecha con
iSGLT-2 pocos pacientes tenían IC, por lo
tanto, desconocemos los efectos de este grupo en pacientes con IC establecida
con fracción de eyección reducida.
DEFINE-HF (Dapagliflozin Effects on Biomarkers, Symptoms and
Functional Status in
Patients with HF with Reduced Ejection Fraction) es el primer ECA que
examina los efectos de un iSGLT-2 en pacientes con IC y fracción de eyección reducida.
Realizado con 263 pacientes residentes en los Estados Unidos con fracción de eyección inferior a 40%, clase de la New York Heart Association (NYHA) II-III, tasa de filtrado glomerular estimado (FGe) mayor de 30 mL/min/1,73m2, y péptido natriurético elevado [fracción N terminal de la prohormona del peptido natriurético cerebral (NT-proBNP) mayor de 400 pg/mL o BNP mayor de 100 pg/ml).
Realizado con 263 pacientes residentes en los Estados Unidos con fracción de eyección inferior a 40%, clase de la New York Heart Association (NYHA) II-III, tasa de filtrado glomerular estimado (FGe) mayor de 30 mL/min/1,73m2, y péptido natriurético elevado [fracción N terminal de la prohormona del peptido natriurético cerebral (NT-proBNP) mayor de 400 pg/mL o BNP mayor de 100 pg/ml).
La muestra está
compuesta por pacientes con IC muy evolucionada (NYHA
clase II un 66% y clase
III un 34%), la duración media de la IC fue de 7,1 años, más del 85% habían
sido ingresados al menos en una ocasión por IC y un 40% padecían fibrilación
auricular (FA). Fueron incluidos pacientes con DM2 (62%) y sin DM2
(48%).
Los objetivos primarios fueron dos: por una parte la media
de NT-proBNP y por otra un objetivo compuesto por la evolución clínica de la
IC, evaluada según el cuestionario de cardiomiopatía Kansas City, o una
disminución mayor de 20% en el NT-proBNP.
En el primer objetivo no hubo diferencias significativas a
las 6 y 12 semanas en el nivel medio de
NT-proBNP entre dapagliflozina 1133 pg/dL (IC del 95%: 1036-1238) versus
placebo 1191 pg/dL (IC del 95%: 1089-1304), p=0,43.
En el segundo objetivo se detectó una mejoría clínica de la
IC o NT-proBNP en el 61,5% de los
pacientes con dapagliflozina en comparación con el 50,4% con placebo ( ajuste
de OR 1,8(IC 95% 1,03 a 3,06), p=0,039 nominal. Esto se
atribuye tanto a la mayor proporción de pacientes que presentan mejoría clínica
según el cuestionario Kansas City como a la reducción de un 20%
en el NT-proBNP a las 12 semanas.
Respecto a los objetivos secundarios se detectaron mejores
resultados con dapagliflozina respecto a la hemoglobina glucosilada (HbA1c) y presión
arterial sistólica (PAS) aunque no hubo diferencias estadísticamente
significativas. Estos resultados secundarios
fueron similares en pacientes con y sin DM2. Solo se detectaron reducciones significativas en cuanto al peso
en ambos grupos: pacientes sin DM2 reducción media de -1,33 kg (IC 95% -2.41 a
-0.23 kg, p 0,018) con dapagliflozina versus placebo; y en pacientes con
DM2 reducciones medias de 0,24 kg (IC
95% -0,76 a 1,25 kg, p 0,64) con dapagliflozina versus placebo (p
0,08).
En pacientes con IC y fracción de eyección reducida los tratados con
dapagliflozina experimentaron una mejoría clínica de su IC aunque ello no se
vio reflejado en el NT-proBNP. Llama
la atención que los beneficios de la dapagliflozina en la IC parecen extenderse
a pacientes sin DM2.
19 de septiembre de 2019
EASD Barcelona 2019- La terapia combinada precoz es un enfoque estratégico? Estudio VERIFY
EASD Barcelona 2019- La terapia combinada precoz es un enfoque estratégico? Estudio VERIFY
Comentario de Joan Francesc Barrot de la Puente @JoanBarrot
Las nuevas Guías de práctica clínica y el consenso más reciente de la Asociación Americana de Diabetes (ADA) y la Asociación Europea para el Estudio de la Diabetes (EASD) para el tratamiento de la hiperglucemia en la diabetes tipo 2 (DM2) remarca, de manera muy sutil, que existe un cierto apoyo para la terapia combinada precoz debido a la mayor reducción inicial de la hemoglobina glucosilada (HbA1c) frente a la metformina (MET) sola, la evidencia de la superioridad de la estrategia combinada precoz frente a la combinación posterior para mantener el control glucémico es escasa. Hoy se ha presentado el VERIFY trial (Vildagliptin Efficacy in combination with metfoRmIn For earlY treatment of type 2 diabetes).
Estudio aleatorizado, doble ciego, de grupos paralelos de pacientes con el diagnóstico reciente
de DM2 realizado en 254 centros en 34 países. Un diagnóstico de DM2 dentro de los 2 años
previos a la inclusión, de 18 a 70 años con una HbA1c de 6,5–7,5%, un índice de masa corporal
(IMC) de 22–40 kg / m2 y un filtrado glomerular (FGe) superior o igual a 60 ml/min con un período de tratamiento de 5 años. Los pacientes (n=2.012) fueron asignados aleatoriamente en una proporción 1:1 al grupo (n=998) de terapia combinada (MET y vildagliptina) precoz o al grupo (n=1003) de monoterapia con MET.
En el período de estudio 1, los pacientes recibieron el tratamiento combinado con MET (dosis diaria estable de 1000 mg, 1500 mg o 2000 mg) y vildagliptina 50 mg dos veces al día, frente a monoterapia de MET (dosis diaria estable de 1000 mg, 1500 mg o 2000 mg) y placebo dos veces al día.
El criterio de valoración principal de eficacia fue el tiempo desde la asignación al azar hasta el fracaso del tratamiento inicial, definido como una HbA1c de al menos 7,0% en dos visitas programadas consecutivas. En caso de fracaso los pacientes en el grupo de monoterapia con MET recibieron vildagliptina 50 mg dos veces al día en lugar del placebo e ingresó al período de estudio 2, durante el cual todos los pacientes recibieron la terapia combinada.
El periodo de estudio 2 comprendió hasta el fracaso y pauta con insulina. El 79,9% de los pacientes completaron el estudio de 5 años: 81,3% en el grupo de terapia combinada y un 78,5% en el grupo de monoterapia.
La incidencia de fracaso del tratamiento inicial durante el período 1 fue del 43,6% pacientes en el grupo de tratamiento combinado y un 62,1% pacientes en el grupo de monoterapia. La media del tiempo observado hasta el fracaso del tratamiento en el grupo de monoterapia fue de 36,1 meses, frente 61,9 meses en el combinado. Se observó una reducción significativa en el riesgo relativo (RR) 0,51 [IC 95% 0,45–0,58 ]; p inferior a 0,0001). Cuando los pacientes recibieron la terapia combinada el riesgo a segundo fallo se redujo un 26% , un RR 0,74 [IC 95% 0,63–0,86]; p <0,0001) posible “efecto legado”.
En el análisis de subgrupos no hubo diferencias .Ambos enfoques de tratamiento fueron seguros y bien tolerados. También se presentó, pero
sin resultados en la publicación, el tiempo para eventos macrovasculares (EvCV).
A pesar que no es un estudio diseñado para dar respuesta a los eventos presenta un RR 0,71 ([IC 95% 0,42–1,19 ]; p 0,19). Este estudio supone una evidencia clara de los beneficios de la terapia combinada en los individuos DM2 con diagnóstico reciente y exigirá modificaciones en las guías futuras.
Muy buenas noticias para evitar inercias ( “dos mejor que uno” ).
David R Matthews, Päivi M Paldánius, Pieter Proot, YannTong Chiang, Michael Stumvoll, Stefano Del Prato, for the VERIFY study group. Glycaemic durability of an early combination therapy with vildagliptin and metformin versus sequential metformin monotherapy in newly diagnosed type 2 diabetes (VERIFY): a 5-year, multicentre, randomised, double-blind trial.
Lancet 2019-Published:September 18, 2019DOI:https://doi.org/10.1016/S0140-6736(19)32131-2
Matthews DR, Paldánius PM, Stumvoll M, Han J, Bader G, Chiang Y, Proot P, Del Prato S. A pre-specified statistical analysis plan for the VERIFY study: Vildagliptin efficacy in combination with metformin for early treatment of T2DM. Diabetes Obes Metab. 2019 Oct;21(10):2240-2247. doi: 10.1111/dom.13800. Epub 2019 Jun 30.
Comentario de Joan Francesc Barrot de la Puente @JoanBarrot
Las nuevas Guías de práctica clínica y el consenso más reciente de la Asociación Americana de Diabetes (ADA) y la Asociación Europea para el Estudio de la Diabetes (EASD) para el tratamiento de la hiperglucemia en la diabetes tipo 2 (DM2) remarca, de manera muy sutil, que existe un cierto apoyo para la terapia combinada precoz debido a la mayor reducción inicial de la hemoglobina glucosilada (HbA1c) frente a la metformina (MET) sola, la evidencia de la superioridad de la estrategia combinada precoz frente a la combinación posterior para mantener el control glucémico es escasa. Hoy se ha presentado el VERIFY trial (Vildagliptin Efficacy in combination with metfoRmIn For earlY treatment of type 2 diabetes).
Estudio aleatorizado, doble ciego, de grupos paralelos de pacientes con el diagnóstico reciente
de DM2 realizado en 254 centros en 34 países. Un diagnóstico de DM2 dentro de los 2 años
previos a la inclusión, de 18 a 70 años con una HbA1c de 6,5–7,5%, un índice de masa corporal
(IMC) de 22–40 kg / m2 y un filtrado glomerular (FGe) superior o igual a 60 ml/min con un período de tratamiento de 5 años. Los pacientes (n=2.012) fueron asignados aleatoriamente en una proporción 1:1 al grupo (n=998) de terapia combinada (MET y vildagliptina) precoz o al grupo (n=1003) de monoterapia con MET.
En el período de estudio 1, los pacientes recibieron el tratamiento combinado con MET (dosis diaria estable de 1000 mg, 1500 mg o 2000 mg) y vildagliptina 50 mg dos veces al día, frente a monoterapia de MET (dosis diaria estable de 1000 mg, 1500 mg o 2000 mg) y placebo dos veces al día.
El criterio de valoración principal de eficacia fue el tiempo desde la asignación al azar hasta el fracaso del tratamiento inicial, definido como una HbA1c de al menos 7,0% en dos visitas programadas consecutivas. En caso de fracaso los pacientes en el grupo de monoterapia con MET recibieron vildagliptina 50 mg dos veces al día en lugar del placebo e ingresó al período de estudio 2, durante el cual todos los pacientes recibieron la terapia combinada.
El periodo de estudio 2 comprendió hasta el fracaso y pauta con insulina. El 79,9% de los pacientes completaron el estudio de 5 años: 81,3% en el grupo de terapia combinada y un 78,5% en el grupo de monoterapia.
La incidencia de fracaso del tratamiento inicial durante el período 1 fue del 43,6% pacientes en el grupo de tratamiento combinado y un 62,1% pacientes en el grupo de monoterapia. La media del tiempo observado hasta el fracaso del tratamiento en el grupo de monoterapia fue de 36,1 meses, frente 61,9 meses en el combinado. Se observó una reducción significativa en el riesgo relativo (RR) 0,51 [IC 95% 0,45–0,58 ]; p inferior a 0,0001). Cuando los pacientes recibieron la terapia combinada el riesgo a segundo fallo se redujo un 26% , un RR 0,74 [IC 95% 0,63–0,86]; p <0,0001) posible “efecto legado”.
En el análisis de subgrupos no hubo diferencias .Ambos enfoques de tratamiento fueron seguros y bien tolerados. También se presentó, pero
sin resultados en la publicación, el tiempo para eventos macrovasculares (EvCV).
A pesar que no es un estudio diseñado para dar respuesta a los eventos presenta un RR 0,71 ([IC 95% 0,42–1,19 ]; p 0,19). Este estudio supone una evidencia clara de los beneficios de la terapia combinada en los individuos DM2 con diagnóstico reciente y exigirá modificaciones en las guías futuras.
Muy buenas noticias para evitar inercias ( “dos mejor que uno” ).
David R Matthews, Päivi M Paldánius, Pieter Proot, YannTong Chiang, Michael Stumvoll, Stefano Del Prato, for the VERIFY study group. Glycaemic durability of an early combination therapy with vildagliptin and metformin versus sequential metformin monotherapy in newly diagnosed type 2 diabetes (VERIFY): a 5-year, multicentre, randomised, double-blind trial.
Lancet 2019-Published:September 18, 2019DOI:https://doi.org/10.1016/S0140-6736(19)32131-2
Matthews DR, Paldánius PM, Stumvoll M, Han J, Bader G, Chiang Y, Proot P, Del Prato S. A pre-specified statistical analysis plan for the VERIFY study: Vildagliptin efficacy in combination with metformin for early treatment of T2DM. Diabetes Obes Metab. 2019 Oct;21(10):2240-2247. doi: 10.1111/dom.13800. Epub 2019 Jun 30.
18 de septiembre de 2019
EASD Barcelona 2019- Datos cardiovasculares del CREDENCE en prevención primaria
EASD Barcelona 2019- Datos cardiovasculares del Canagliflozin and Renal Events in Diabetes with Established Nephropathy Clinical Evaluation
En abril de este año nuestro redactor Enrique Carretero Anibarro hizo un comentario sobre el estudio CREDENCE (Canagliflozin and Renal Events in Diabetes with Established Nephropathy Clinical Evaluation), el único ensayo clínico aleatorizado (ECA) diseñado para evaluar los efectos nefroprotectores de los inhibidores del cotransportador de sodio-glucosa 2 (iSGLT2) en pacientes con diabetes tipo 2 (DM2).
Este ECA incluyó a una población (60%) con alto riesgo de insuficiencia renal (IRC) y superior a un 50% en alto riesgo cardiovascular (RCV).
Se trató de un ECA sobre 4401 pacientes con DM2 y ERC, en el que se comparó un grupo que recibió canagliflozina (100 mg por vía oral una vez al día) y el otro placebo. El análisis se estratificó según la categoría de filtrado glomerular estimado (FGe) en el momento de la introducción del paciente en el ECA (de 30 a inferior a 45 ml, de 45 a inferior a 60 ml o de 60 a inferior a 90 ml por minuto por 1,73 m2).
El objetivo compuesto primario estuvo integrado por una enfermedad renal crónica (ERC) terminal, doblar el valor de creatinina sérica al menos en 30 días o defunción por ERC o enfermedad cardiovascular (ECV). Los objetivos secundarios incluyó la muerte CV (MCV), la hospitalización por insuficiencia cardíaca (IC), el infarto agudo de miocardio (IAM) y el accidente vásculo-cerebral (ACV).
El CREDENCE se interrumpió al detectarse que se había alcanzado el objetivo primario a los 2,62 años de media de seguimiento.
Los resultados mostraron que el riesgo de presentar el objetivo primario fue un 30% inferior en el grupo de la canagliflocina, tasa de riesgo, hazard ratio (HR) 0,70 (IC 95% 0,59 -0,82; p 0,00001).
de presentar una ERC terminal hasta un 32% inferior HR 0,68 (IC 95% 0,54-0,86; p 0,002).
En cuanto a los distintos objetivos secundarios el HR de MCV fue de un HR 0,69 (IC 95% 0,57 - 0,83; P inferior a 0,001) en MCV y IC; de HR 0,80 (IC95% 0,67 - 0,95; p 0,01) en MCV, IAM y ACV, y un HR: 0,61 (IC 95% 0,47- 0,80; p inferior a 0,001) en IC.
Según este análisis por cada 1000 pacientes tratados durante 2,5 años con canagliflozina se prevendría en 47 pacientes un objetivo primario compuesto de ERC terminal, duplicar creatinina sérica o muerte renal o CV (número necesario de pacientes a tratar para reducir un evento [NNT]: 22; IC 95% 15 a 38). El tratamiento con canagliflozina también prevendría 22 hospitalizaciones por ICC (NNT, 46; IC 95% 29 a 124) y prevendría en 25 pacientes de presentar un compuesto CV de MCV, IAM o ACV (NNT, 40; IC 95%: 23 a 165).
Según esto la canagliflozina en población con DM2 del alto RCV y/o ERC sería un eficaz tratamiento en la prevención de eventos renales y CV sobre todo en la IC.
El estudio CREDENCE con la canagliflozina no ha hecho más que reforzar los resultados de metaanálisis anteriores sobre subgrupos de pacientes en tratamiento con iSGLT2 con dichas características (Toyama T et al) y todo ello en espera de los ECA que sobre otras moléculas se están desarrollando, sea la dapagliflozina (DAPA-CKD), la empagliflozina (EMPA-KIDNEY), y la sotagliflozina (SCORED).
*El mes pasado se publicó y se ha comunicado al Congreso de la European Association for the Study of Diabetes (EADS) que se celebra en Barcelona, los últimos datos de este estudio, básicamente a nivel CV. Unos detalles que afectan al área CV incidiendo especialmente en aquellos individuos sin ECV conocida del CREDENCE.
En este caso los individuos introducidos en el análisis fueron 2181 (el 49,6%) ligeramente más jóvenes y del sexo femenino que el resto (61 frente a 65 años, 37 frente a 31%), y con una duración de la DM2 ligeramente menor (15 frente a 16 años), frente al resto (n= 2220, 50,4%).
En este subgrupo de bajo riesgo la canagliflocina frente al placebo redujo el riesgo de eventos CV (EvCV), HR 0,8 (IC 95% 0,67-0,95; p 0,01) y el objetivo primario HR 0,68 (IC 95% 0,49–0,94) y el secundario HR 0,85 (IC 95% 0,69–1,06) (p por interacción 0,25).
Según EvCV la MCV tuvo un HR de 0,78 (IC 95% 0,61–1,00), el IAM HR 0,81 (IC 95% 0,59–1,10), y el AVC HR, 0,80 (IC 95% 0,56–1,15).
Tanto los objetivos primarios renales como el compuesto por MCV o la IC fueron consistentes en ambos grupos, fueran de prevención primaria o secundaria (p por interacción superior a 0,5 en cada resultado).
En cuanto al riesgo absoluto, el NNT para prevenir algún EvCV estuvo entre 29 y 40 en la población general, entre 36 y 53 en la prevención primaria y entre 21-44 en la prevención secundaria. Lo que está muy bien.
Hay que señalar con todo, que según la US Food and Drug Administration (FDA) y otras agencias han aprobado la canagliflocina en prevención CV en pacientes con FGe superior a 45 ml/min/1,73 m2.
Concluyen que la canagliflocina reduce de manera significativa los EvCV, así como el riesgo de IR en pacientes con DM2 con ERC, incluso en pacientes sin ECV previa. Buenas noticias para esta sustancia.
Mahaffey KW, Jardine MJ, Bompoint S, Cannon CP, Neal B, Heerspink HJL, et al.Canagliflozin and Cardiovascular and Renal Outcomes in Type 2 Diabetes Mellitus and Chronic Kidney Disease in Primary and Secondary Cardiovascular Prevention Groups. Circulation. 2019 Aug 27;140(9):739-750. doi: 10.1161/CIRCULATIONAHA.119.042007. Epub 2019 Jul 11.
Perkovic V, Jardine MJ, Neal B, et al. Canagliflozin and renal outcomes in type 2 diabetes and nephropathy. N Engl J Med 2019 April 14. doi: 10.1056/NEJMoa1811744.
Toyama T, Neuen BL, Jun M, Ohkuma T, Neal B, Jardine M, Heerspink HL, Wong MG, Ninomiya T, Wada T, Perkovic V. Effect of SGLT2 inhibitors on cardiovascular, renal and safety outcomes in patients with type 2 diabetes mellitus and chronic kidney disease: a systematic review and meta-analysis. Diabetes Obes Metab. 2019 Jan 29. doi: 10.1111/dom.13648. [Epub ahead of print]
En abril de este año nuestro redactor Enrique Carretero Anibarro hizo un comentario sobre el estudio CREDENCE (Canagliflozin and Renal Events in Diabetes with Established Nephropathy Clinical Evaluation), el único ensayo clínico aleatorizado (ECA) diseñado para evaluar los efectos nefroprotectores de los inhibidores del cotransportador de sodio-glucosa 2 (iSGLT2) en pacientes con diabetes tipo 2 (DM2).
Este ECA incluyó a una población (60%) con alto riesgo de insuficiencia renal (IRC) y superior a un 50% en alto riesgo cardiovascular (RCV).
Se trató de un ECA sobre 4401 pacientes con DM2 y ERC, en el que se comparó un grupo que recibió canagliflozina (100 mg por vía oral una vez al día) y el otro placebo. El análisis se estratificó según la categoría de filtrado glomerular estimado (FGe) en el momento de la introducción del paciente en el ECA (de 30 a inferior a 45 ml, de 45 a inferior a 60 ml o de 60 a inferior a 90 ml por minuto por 1,73 m2).
El objetivo compuesto primario estuvo integrado por una enfermedad renal crónica (ERC) terminal, doblar el valor de creatinina sérica al menos en 30 días o defunción por ERC o enfermedad cardiovascular (ECV). Los objetivos secundarios incluyó la muerte CV (MCV), la hospitalización por insuficiencia cardíaca (IC), el infarto agudo de miocardio (IAM) y el accidente vásculo-cerebral (ACV).
El CREDENCE se interrumpió al detectarse que se había alcanzado el objetivo primario a los 2,62 años de media de seguimiento.
Los resultados mostraron que el riesgo de presentar el objetivo primario fue un 30% inferior en el grupo de la canagliflocina, tasa de riesgo, hazard ratio (HR) 0,70 (IC 95% 0,59 -0,82; p 0,00001).
de presentar una ERC terminal hasta un 32% inferior HR 0,68 (IC 95% 0,54-0,86; p 0,002).
En cuanto a los distintos objetivos secundarios el HR de MCV fue de un HR 0,69 (IC 95% 0,57 - 0,83; P inferior a 0,001) en MCV y IC; de HR 0,80 (IC95% 0,67 - 0,95; p 0,01) en MCV, IAM y ACV, y un HR: 0,61 (IC 95% 0,47- 0,80; p inferior a 0,001) en IC.
Según este análisis por cada 1000 pacientes tratados durante 2,5 años con canagliflozina se prevendría en 47 pacientes un objetivo primario compuesto de ERC terminal, duplicar creatinina sérica o muerte renal o CV (número necesario de pacientes a tratar para reducir un evento [NNT]: 22; IC 95% 15 a 38). El tratamiento con canagliflozina también prevendría 22 hospitalizaciones por ICC (NNT, 46; IC 95% 29 a 124) y prevendría en 25 pacientes de presentar un compuesto CV de MCV, IAM o ACV (NNT, 40; IC 95%: 23 a 165).
Según esto la canagliflozina en población con DM2 del alto RCV y/o ERC sería un eficaz tratamiento en la prevención de eventos renales y CV sobre todo en la IC.
El estudio CREDENCE con la canagliflozina no ha hecho más que reforzar los resultados de metaanálisis anteriores sobre subgrupos de pacientes en tratamiento con iSGLT2 con dichas características (Toyama T et al) y todo ello en espera de los ECA que sobre otras moléculas se están desarrollando, sea la dapagliflozina (DAPA-CKD), la empagliflozina (EMPA-KIDNEY), y la sotagliflozina (SCORED).
*El mes pasado se publicó y se ha comunicado al Congreso de la European Association for the Study of Diabetes (EADS) que se celebra en Barcelona, los últimos datos de este estudio, básicamente a nivel CV. Unos detalles que afectan al área CV incidiendo especialmente en aquellos individuos sin ECV conocida del CREDENCE.
En este caso los individuos introducidos en el análisis fueron 2181 (el 49,6%) ligeramente más jóvenes y del sexo femenino que el resto (61 frente a 65 años, 37 frente a 31%), y con una duración de la DM2 ligeramente menor (15 frente a 16 años), frente al resto (n= 2220, 50,4%).
En este subgrupo de bajo riesgo la canagliflocina frente al placebo redujo el riesgo de eventos CV (EvCV), HR 0,8 (IC 95% 0,67-0,95; p 0,01) y el objetivo primario HR 0,68 (IC 95% 0,49–0,94) y el secundario HR 0,85 (IC 95% 0,69–1,06) (p por interacción 0,25).
Según EvCV la MCV tuvo un HR de 0,78 (IC 95% 0,61–1,00), el IAM HR 0,81 (IC 95% 0,59–1,10), y el AVC HR, 0,80 (IC 95% 0,56–1,15).
Tanto los objetivos primarios renales como el compuesto por MCV o la IC fueron consistentes en ambos grupos, fueran de prevención primaria o secundaria (p por interacción superior a 0,5 en cada resultado).
En cuanto al riesgo absoluto, el NNT para prevenir algún EvCV estuvo entre 29 y 40 en la población general, entre 36 y 53 en la prevención primaria y entre 21-44 en la prevención secundaria. Lo que está muy bien.
Hay que señalar con todo, que según la US Food and Drug Administration (FDA) y otras agencias han aprobado la canagliflocina en prevención CV en pacientes con FGe superior a 45 ml/min/1,73 m2.
Concluyen que la canagliflocina reduce de manera significativa los EvCV, así como el riesgo de IR en pacientes con DM2 con ERC, incluso en pacientes sin ECV previa. Buenas noticias para esta sustancia.
Mahaffey KW, Jardine MJ, Bompoint S, Cannon CP, Neal B, Heerspink HJL, et al.Canagliflozin and Cardiovascular and Renal Outcomes in Type 2 Diabetes Mellitus and Chronic Kidney Disease in Primary and Secondary Cardiovascular Prevention Groups. Circulation. 2019 Aug 27;140(9):739-750. doi: 10.1161/CIRCULATIONAHA.119.042007. Epub 2019 Jul 11.
Perkovic V, Jardine MJ, Neal B, et al. Canagliflozin and renal outcomes in type 2 diabetes and nephropathy. N Engl J Med 2019 April 14. doi: 10.1056/NEJMoa1811744.
Toyama T, Neuen BL, Jun M, Ohkuma T, Neal B, Jardine M, Heerspink HL, Wong MG, Ninomiya T, Wada T, Perkovic V. Effect of SGLT2 inhibitors on cardiovascular, renal and safety outcomes in patients with type 2 diabetes mellitus and chronic kidney disease: a systematic review and meta-analysis. Diabetes Obes Metab. 2019 Jan 29. doi: 10.1111/dom.13648. [Epub ahead of print]
15 de septiembre de 2019
La metformina en el Diabetes Prevention Program es útil en la prevención de la diabetes tipo 2 a los 15 años
La metformina en el Diabetes Prevention Program es útil en la prevención de la diabetes tipo 2 a los 15 años
Sobre el Diabetes Prevention Program (DPP) hemos hablado muchas veces.
Los Standars of Medical Care (SMC) de la American Diabetes Association (ADA) recomiendan la utilización de la metformina (MET) para la prevención de la diabetes tipo 2 (DM2) en pacientes con prediabetes (PRED), especialmente los que tienen un índice de masa corporal (IMC) superior a 35 kg/m² o con edad superior a 60 años o en mujeres con antecedentes de diabetes gestacional (DG) o en aquellos con HbA1c alta a pesar de la intervención sobre los estilos de vida (MEV).
Como sabemos el DPP fue un estudio de programa de intervención para la prevención de la DM2 en pacientes con alto riesgo de debutar con esta alteración metabólica (inicialmente con intolerancia a la glucosa -ITG), glucosa basal alterada (GBA), o glucosa basal (GB) entre 95-125 mg/dl y un IMC superior a 24 kg/m2 (raza caucásica) que se inició entre el 1996-99 con 3.234 individuos mayores de 25 años. El DPP inicialmente duró 2,8 años y fue continuado con el Diabetes Prevention Program Outcomes Study (DPPOS) demostrando los beneficios de la metformina (MET) en la reducción del debut de la DM2.
Los participantes fueron asignados aleatoriamente a placebo (n = 1.082) o MET 850 mg/12 horas (n = 1.073), o una intervención intensiva sobre los MEV (n = 1.079).
Este documento nos detalla los resultados de todos los participantes del grupo de MET y placebo (n= 2.155). El DPP finalizó en el 2001, de los participantes el 86% (n = 1.861) del grupo de MET y placebo continuaron en el estudio DPPOS, si bien es cierto que los individuos del grupo placebo finalizaron el estudio y los de la MET continuaron recibiendo la MET 850 mg/12 horas pero en estudio abierto sin ciego hasta el momento presente. En el caso que la GB superara los 140 mg/dl en el DPP o 7% de HbA1c en el DPPOS eran diagnosticados de DM.
En este caso se analizan los datos tras un seguimiento a 15 años del DPP/DPPOS con lo que analizar a largo tiempo los efectos de la MET en la prevención de la DM2 con especial mención en aquellos subgrupos en los que la MET es más efectiva y utilizando la HbA1c.
Según esto a 15 años tras la aleatorización en el estudio DPP la MET mostró como redujo la incidencia de DM2 en comparación con placebo en un 17% según la GB y un 36% según los niveles de HbA1c.
En cuanto a los subgrupos, la MET fue más eficaz en la prevención de la DM2 en mujeres con historia de DG, siendo el hazard ratio (HR) de 0,59, o una diferencia de tasas (DT) de 24,57 casos/100 persona-años frente aquellas sin DG HR 0,94, o 20,38 casos/100 personas-años (p interacción = 0,03 para el HR, y p= 0,01 en la DT).
Cuanto mayor fueron los niveles de GB mayores fueron el HR y la DT.
En los pacientes con DM2 diagnosticados según la HbA1c la MET fue más efectiva según la DT en individuos con una HbA1C mayor, así la DT fue de 21,03 casos/100 personas-años con una HbA1c inferior 6,0% frente a 23,88 casos/100 personas-años con HbA1c entre 6,0–6,4% (p = 0,0001).
Concluyen que la MET reduce el desarrollo de la DM2 en pacientes susceptibles en los 15 años estudiados, siendo el grupo más beneficiado aquellos con GB más altas y las mujeres con historia de DG.
Diabetes Prevention Program Research Group. Long-term Effects of Metformin on Diabetes Prevention: Identification of Subgroups That Benefited Most in the Diabetes Prevention Program and Diabetes Prevention Program Outcomes Study. Diabetes Care. 2019 Apr;42(4):601-608. doi: 10.2337/dc18-1970. https://doi.org/10.2337/dc18-1970
Sobre el Diabetes Prevention Program (DPP) hemos hablado muchas veces.
Los Standars of Medical Care (SMC) de la American Diabetes Association (ADA) recomiendan la utilización de la metformina (MET) para la prevención de la diabetes tipo 2 (DM2) en pacientes con prediabetes (PRED), especialmente los que tienen un índice de masa corporal (IMC) superior a 35 kg/m² o con edad superior a 60 años o en mujeres con antecedentes de diabetes gestacional (DG) o en aquellos con HbA1c alta a pesar de la intervención sobre los estilos de vida (MEV).
Como sabemos el DPP fue un estudio de programa de intervención para la prevención de la DM2 en pacientes con alto riesgo de debutar con esta alteración metabólica (inicialmente con intolerancia a la glucosa -ITG), glucosa basal alterada (GBA), o glucosa basal (GB) entre 95-125 mg/dl y un IMC superior a 24 kg/m2 (raza caucásica) que se inició entre el 1996-99 con 3.234 individuos mayores de 25 años. El DPP inicialmente duró 2,8 años y fue continuado con el Diabetes Prevention Program Outcomes Study (DPPOS) demostrando los beneficios de la metformina (MET) en la reducción del debut de la DM2.
Los participantes fueron asignados aleatoriamente a placebo (n = 1.082) o MET 850 mg/12 horas (n = 1.073), o una intervención intensiva sobre los MEV (n = 1.079).
Este documento nos detalla los resultados de todos los participantes del grupo de MET y placebo (n= 2.155). El DPP finalizó en el 2001, de los participantes el 86% (n = 1.861) del grupo de MET y placebo continuaron en el estudio DPPOS, si bien es cierto que los individuos del grupo placebo finalizaron el estudio y los de la MET continuaron recibiendo la MET 850 mg/12 horas pero en estudio abierto sin ciego hasta el momento presente. En el caso que la GB superara los 140 mg/dl en el DPP o 7% de HbA1c en el DPPOS eran diagnosticados de DM.
En este caso se analizan los datos tras un seguimiento a 15 años del DPP/DPPOS con lo que analizar a largo tiempo los efectos de la MET en la prevención de la DM2 con especial mención en aquellos subgrupos en los que la MET es más efectiva y utilizando la HbA1c.
Según esto a 15 años tras la aleatorización en el estudio DPP la MET mostró como redujo la incidencia de DM2 en comparación con placebo en un 17% según la GB y un 36% según los niveles de HbA1c.
En cuanto a los subgrupos, la MET fue más eficaz en la prevención de la DM2 en mujeres con historia de DG, siendo el hazard ratio (HR) de 0,59, o una diferencia de tasas (DT) de 24,57 casos/100 persona-años frente aquellas sin DG HR 0,94, o 20,38 casos/100 personas-años (p interacción = 0,03 para el HR, y p= 0,01 en la DT).
Cuanto mayor fueron los niveles de GB mayores fueron el HR y la DT.
En los pacientes con DM2 diagnosticados según la HbA1c la MET fue más efectiva según la DT en individuos con una HbA1C mayor, así la DT fue de 21,03 casos/100 personas-años con una HbA1c inferior 6,0% frente a 23,88 casos/100 personas-años con HbA1c entre 6,0–6,4% (p = 0,0001).
Concluyen que la MET reduce el desarrollo de la DM2 en pacientes susceptibles en los 15 años estudiados, siendo el grupo más beneficiado aquellos con GB más altas y las mujeres con historia de DG.
Diabetes Prevention Program Research Group. Long-term Effects of Metformin on Diabetes Prevention: Identification of Subgroups That Benefited Most in the Diabetes Prevention Program and Diabetes Prevention Program Outcomes Study. Diabetes Care. 2019 Apr;42(4):601-608. doi: 10.2337/dc18-1970. https://doi.org/10.2337/dc18-1970
11 de septiembre de 2019
Asociación entre la empatía y los eventos cardiovasculares desde las consultas de Atención Primaria
Asociación entre la empatía y los eventos cardiovasculares desde las consultas de Atención Primaria
Comentario de Carlos H. Teixidó @carlos_teixi
La empatía mostrada por los médicos ante los pacientes ha sido valorada en multitud de ocasiones frente a procesos relacionados con la salud. La mayoría de los estudios examinan la asociación entre esta cualidad con objetivos a corto y medio plazo como la glucemia o la presión arterial (PA). En particular, este blog ya ha tratado con anterioridad la relación entre empatía y complicaciones de los pacientes con diabetes tipo 2 (DM2)
Hoy en día, la tendencia de la Medicina es evolucionar hacia una atención más personalizada a través de genómica, metabolómica y el uso de más tecnología. Aun así, es claro que debe mantenerse el otro punto de vista de la individualización mediante el contacto personal y los valores humanos. Y es que cambiar de zapatos de vez en cuando nos permite comprender mejor el sufrimiento ajeno y quizá poder llegar a asistir mejor a nuestros pacientes.
El estudio que hoy tratamos relaciona la empatía por parte de los profesionales sanitarios de Atención Primaria (AP) -médicos y enfermeros- con el riesgo de padecer eventos cardiovasculares (EvCV) y con la mortalidad por cualquier causa (MCC) en pacientes con DM2 de reciente diagnóstico.
Se trata de un estudio de cohortes prospectivo sobre 628 pacientes de East Anglia (Reino Unido) con DM2 que han sido seguidos por 49 equipos de AP durante su participación en el estudio ADDITION (Anglo-Danish-Dutch Study of Intensive Treatment in People With Screen Detected Diabetes in Primary Care). Tras 12 meses desde el diagnóstico de DM2, los pacientes valoraron la empatía de su equipo de salud mediante el cuestionario validado CARE (Consultation and relational empathy). Este cuestionario valora (de 1 a 5) diez items asociados con la relación médico-paciente y la empatía, obteniéndose una puntuación total entre 10 y 50. Se consideró como evento primario cualquier EvCV de entre infarto agudo de miocardio (IAM), necesidad de revascularización, amputación no traumática, accidentes cerebrovasculares (ACVA) y eventos fatales CV. El objetivo secundario fue la MCC. Dividieron a los pacientes en terciles siendo el primero (n=206) con un score CARE menor de 38, el segundo (n=215) entre 38 y 46 puntos, y el tercero (n=207) con un CARE mayor de 46. -Los autores justifican este cambio frente a los convencionales cuartiles para poder entenderlo como baja, media y alta empatía.-
Durante el seguimiento se produjeron 120 (19%) EvCV y 132(21%) pacientes murieron. Al relacionar los EvCV con el nivel de empatía, el estudio arrojó la idea que los pacientes de médicos con más empatía (tercil 3) sufrían menos eventos que los que contaban con menos empatía (tercil 1) con un Hazard Ratio (HR) de 0,66 (IC 95%; 0,38-1,16). En cuanto a la MCC, la relación entre el tercil 1 y 3 fue de protección en el de mayor empatía HR 0,60 (IC95%; 0,35-1,04). Aunque favorables, ninguna de las relaciones anteriores fueron estadísticamente significativas.
Por otro lado, cuando se analiza la relación con el segundo tercil se obtuvo un beneficio mayor que con el tercero, obteniendo un HR para EvCV de 0,64 (IC95%; 0,35-1,14), y de 0,49 (IC95%; 0,27-0,88) para la MCC. Estos resultados en conjunto, hacen que cuando analizamos la relación entre empatía y EvCV o MCC no podamos inferir que a mayor empatía mejores resultados.
Aunque los autores reseñan directamente desde el abstract que la empatía del equipo de salud puede asociarse con beneficios a largo plazo en estos pacientes, la relación no lineal entre la empatía y los eventos estudiados, acompañada de la falta de significación estadística nos podrían hacer pensar que es difícil relacionar estos dos aspectos tal y como nos proponen.
Aunque este estudio no demuestre de forma clara esta relación, la empatía debe formar parte de nuestro día a día en consulta mejorando la relación que tenemos con nuestros pacientes. Y es que no todo pueden ser datos y significación estadística.
Dambha-Miller H, Feldman AL, Kinmonth AL, Griffin SJ. Association Between Primary Care Practitioner Empathy and Risk of Cardiovascular Events and All-Cause Mortality Among Patients With Type 2 Diabetes: A Population-Based Prospective Cohort Study. Ann Fam Med. 2019 Jul;17(4):311-318. DOI: 10.1370/afm.2421.
Comentario de Carlos H. Teixidó @carlos_teixi
La empatía mostrada por los médicos ante los pacientes ha sido valorada en multitud de ocasiones frente a procesos relacionados con la salud. La mayoría de los estudios examinan la asociación entre esta cualidad con objetivos a corto y medio plazo como la glucemia o la presión arterial (PA). En particular, este blog ya ha tratado con anterioridad la relación entre empatía y complicaciones de los pacientes con diabetes tipo 2 (DM2)
Hoy en día, la tendencia de la Medicina es evolucionar hacia una atención más personalizada a través de genómica, metabolómica y el uso de más tecnología. Aun así, es claro que debe mantenerse el otro punto de vista de la individualización mediante el contacto personal y los valores humanos. Y es que cambiar de zapatos de vez en cuando nos permite comprender mejor el sufrimiento ajeno y quizá poder llegar a asistir mejor a nuestros pacientes.
El estudio que hoy tratamos relaciona la empatía por parte de los profesionales sanitarios de Atención Primaria (AP) -médicos y enfermeros- con el riesgo de padecer eventos cardiovasculares (EvCV) y con la mortalidad por cualquier causa (MCC) en pacientes con DM2 de reciente diagnóstico.
Se trata de un estudio de cohortes prospectivo sobre 628 pacientes de East Anglia (Reino Unido) con DM2 que han sido seguidos por 49 equipos de AP durante su participación en el estudio ADDITION (Anglo-Danish-Dutch Study of Intensive Treatment in People With Screen Detected Diabetes in Primary Care). Tras 12 meses desde el diagnóstico de DM2, los pacientes valoraron la empatía de su equipo de salud mediante el cuestionario validado CARE (Consultation and relational empathy). Este cuestionario valora (de 1 a 5) diez items asociados con la relación médico-paciente y la empatía, obteniéndose una puntuación total entre 10 y 50. Se consideró como evento primario cualquier EvCV de entre infarto agudo de miocardio (IAM), necesidad de revascularización, amputación no traumática, accidentes cerebrovasculares (ACVA) y eventos fatales CV. El objetivo secundario fue la MCC. Dividieron a los pacientes en terciles siendo el primero (n=206) con un score CARE menor de 38, el segundo (n=215) entre 38 y 46 puntos, y el tercero (n=207) con un CARE mayor de 46. -Los autores justifican este cambio frente a los convencionales cuartiles para poder entenderlo como baja, media y alta empatía.-
Durante el seguimiento se produjeron 120 (19%) EvCV y 132(21%) pacientes murieron. Al relacionar los EvCV con el nivel de empatía, el estudio arrojó la idea que los pacientes de médicos con más empatía (tercil 3) sufrían menos eventos que los que contaban con menos empatía (tercil 1) con un Hazard Ratio (HR) de 0,66 (IC 95%; 0,38-1,16). En cuanto a la MCC, la relación entre el tercil 1 y 3 fue de protección en el de mayor empatía HR 0,60 (IC95%; 0,35-1,04). Aunque favorables, ninguna de las relaciones anteriores fueron estadísticamente significativas.
Por otro lado, cuando se analiza la relación con el segundo tercil se obtuvo un beneficio mayor que con el tercero, obteniendo un HR para EvCV de 0,64 (IC95%; 0,35-1,14), y de 0,49 (IC95%; 0,27-0,88) para la MCC. Estos resultados en conjunto, hacen que cuando analizamos la relación entre empatía y EvCV o MCC no podamos inferir que a mayor empatía mejores resultados.
Aunque los autores reseñan directamente desde el abstract que la empatía del equipo de salud puede asociarse con beneficios a largo plazo en estos pacientes, la relación no lineal entre la empatía y los eventos estudiados, acompañada de la falta de significación estadística nos podrían hacer pensar que es difícil relacionar estos dos aspectos tal y como nos proponen.
Aunque este estudio no demuestre de forma clara esta relación, la empatía debe formar parte de nuestro día a día en consulta mejorando la relación que tenemos con nuestros pacientes. Y es que no todo pueden ser datos y significación estadística.
Dambha-Miller H, Feldman AL, Kinmonth AL, Griffin SJ. Association Between Primary Care Practitioner Empathy and Risk of Cardiovascular Events and All-Cause Mortality Among Patients With Type 2 Diabetes: A Population-Based Prospective Cohort Study. Ann Fam Med. 2019 Jul;17(4):311-318. DOI: 10.1370/afm.2421.
8 de septiembre de 2019
Guía para el manejo de la diabetes y prediabetes y enfermedad cardiovascular de la European Society of Cardiology (ESC) en colaboración con la European Association for the Study of Diabetes (EASD)
Guía para el manejo de la diabetes y prediabetes y enfermedad cardiovascular de la European Society of Cardiology (ESC) en colaboración con la European Association for the Study of Diabetes (EASD)
Se trata de una Guía de Práctica Clínica (GPC) de diabetes (DM) y prediabetes (PRED) enfocada a la prevención y tratamiento de las enfermedades cardiovasculares (ECV) publicada hace escasos días conjuntamente por la European Society of Cardiology (ESC) y la European Association for the Study of Diabetes (EASD). La tercera con la colaboración de ambas sociedades europeas y que viene a completar la anterior publicada en el European Heart Journal de 2013.
Tras su lectura la primera idea que me viene a la cabeza es cómo es posible que se puedan incluir evidencias presentadas hace dos meses en el American Diabetes Association (ADA) de San Francisco y con ello establecer recomendaciones. Lo segundo muy interesante es el apartado de “gaps” (lagunas, carencias), algo que adolecen las principales GPC y que te sitúa en la realidad, pues se abusa de la opinión de expertos cuando ésta no hace más que demostrar la falta de evidencias, algo que muchas veces no se hace constar.
No introducen cambios muy novedosos pero si se hace hincapié en aspecto específicos de la prevención cardiovascular (CV). A grandes rasgos se incide en determinar la HbA1c y/o la glucosa basal (GB) en todo individuo con enfermedad cardiovascular (ECV) conocida, dejando el test de tolerancia oral a la glucosa (SOG) cuando ambas pruebas no nos llevan al diagnóstico de DM o d intolerancia oral a la glucosa (ITG). Recomendando repetir los test para confirmar el diagnóstico.
Se recomienda evaluar la microalbuminuria (cociente albumina/creatinina) con el fin de identificar aquellos con riesgo de enfermedad renal (ERC) o ECV. El electrocardiograma (ECG) en pacientes con DM e hipertensión arterial (HTA) o si se sospecha ECV.
Otros test como ecografía cardíaca transtorácica, el índice tobillo/brazo (ITB) o el índice de depósito cálcico coronario (InCC) se pueden utilizar en el caso que se sospeche ECV estructural en pacientes con alto riesgo de ECV.
En cuanto a la estratificación del riesgo CV (RCV) en individuos con DM, consideran de muy alto riesgo (RCV superior al 10% de muerte por ECV) a aquellos con ECV previa o con afectación de órganos diana, como proteinuria, o insuficiencia renal crónica (IRC, o filtrado glomerular estimado –FGe- inferior a 30 ml/min/1,73 m2).
Del mismo modo aquellos con DM2 y tres o más factores de RCV (FRCV) y una duración de la DM superior a 20 años serán considerados de muy alto riesgo.
También los pacientes con DM tipo 1 (DM1) con inicio antes de los 40 años, y fundamentalmente mujeres, tendrán muy alto RCV.
El resto de los pacientes con DM serán considerados de alto riesgo (RCV a los 10 años entre el 5-10%), con la excepción de los pacientes con DM1 menores de 35 años de corta duración (inferior a 10 años) y aquellos con DM2 menores de 50 años con una duración de la DM2 menor de 10 años sin FRCV que serán clasificados de riesgo moderado. Algo parecido a las consideraciones de los últimos “Standards of Medical Care” (SMC) del ADA.
En el apartado de “gaps”, lagunas de la evidencia, muestra la importancia de la falta de valores pronósticos de las pruebas de imagen (resonancias magnéticas..) y su validación con estudios prospectivos. La investigación de las diferencias entre los sexos en cuanto al diagnóstico de la enfermedad coronaria (ECC) y la evaluación del RCV según grupos étnicos distintos.
En cuanto a la individualización de los objetivos glucémicos los valores de HbA1c son los conocidos por las diversas GPC si bien hacen hincapié en la valoración de la glucosa postprandial (GPP) cuando la HBA1c supera el objetivo encontrándose la glucosa preprandial en el rango acordado. La GPP estaría asociada con un mayor RCV, del mismo modo que la variabilidad glucémica sería un predictor de mortalidad por cualquier causa (MCC) y CV (MCV), como mostró el estudio Action in Diabetes and Vascular Disease Study (ADVANCE).
En este sentido fármacos antidiabéticos que reducen la glucosa postprandial y con ello su influencia en CV se encontrarían los análogos del receptor del péptido-1 similar al glucagón (aGLP-1), los inhibidores de la dipeptidilpeptidasa 4 (iDDP4) y los inhibidores del cotransportador de sodio-glucosa 2 (iSGLT2).
En este sentido, destacan las lagunas de la evidencia derivadas del papel de los sistemas de monitorización continua y de autoanálisis glucémico en la definición y control de la GPP y la variabilidad glucémica. Deben evaluarse dicha técnica en la prevención de las complicaciones de la DM.
En cuanto a la presión arterial (PA) los objetivos con los que reducir las complicaciones micro y macrovasculares se encuentran en 130 mmHg en PA sistólica (PAS) si la PA se encuentra por encima de dicho límite pero nunca por debajo de 120 mmHg. En pacientes mayores de 65 años el nivel se encontrará entre 130-139 mmHg. De la misma forma, la PA diastólica (PAD) se fija en 80 mmHg pero no por debajo de 70 mmHg. Encuentran fuertes evidencias en el tratamiento de ésta con los inhibidores de la enzima conversora de la angiotensina (IECA) o de los antagonistas de los receptores de la angiotensina II (ARAII) cuando aquellos no se toleran. Ahora bien, la combinación de ambos no se recomienda. Estos generarían menor riesgo de DM en pacientes con PRED que la utilización de diuréticos o betabloqueantes.
Al igual que los SMC del ADA recomiendan la automedición de la PA a nivel domiciliar (AMPA).
En cuanto a “gasps” de la evidencia plantea que aún los objetivos óptimos de la PA son desconocidos en pacientes jóvenes con DM1, o en DM2 recientemente diagnosticados o en pacientes con DM y ECC. Falta conocer todo el tema de la reversión o estabilización del daño en los órganos diana (albuminuria, hipertrofia miocárdica, rigidez de la pared arterial..). El tema del tratamiento con aGLP-1 y con iSGLT2 en el tratamiento de la HTA, y la interacción de éstos con los tratamientos antihipertensivos en térmicos de pronostico CV.
En fin, una GPC interesante, muy visual y práctica.
Recomendable.
Cosentino F, Grant PJ, Aboyans V, Bailey CJ, Ceriello A, Delgado V, et al . 2019 ESC Guidelines on diabetes, pre-diabetes, and cardiovascular diseases developed in collaboration with the EASD: The Task Force for diabetes, pre-diabetes, and cardiovascular diseases of the European Society of Cardiology (ESC) and the European Association for the Study of Diabetes (EASD)
European Heart Journal, ehz486, https://doi.org/10.1093/eurheartj/ehz486
Se trata de una Guía de Práctica Clínica (GPC) de diabetes (DM) y prediabetes (PRED) enfocada a la prevención y tratamiento de las enfermedades cardiovasculares (ECV) publicada hace escasos días conjuntamente por la European Society of Cardiology (ESC) y la European Association for the Study of Diabetes (EASD). La tercera con la colaboración de ambas sociedades europeas y que viene a completar la anterior publicada en el European Heart Journal de 2013.
Tras su lectura la primera idea que me viene a la cabeza es cómo es posible que se puedan incluir evidencias presentadas hace dos meses en el American Diabetes Association (ADA) de San Francisco y con ello establecer recomendaciones. Lo segundo muy interesante es el apartado de “gaps” (lagunas, carencias), algo que adolecen las principales GPC y que te sitúa en la realidad, pues se abusa de la opinión de expertos cuando ésta no hace más que demostrar la falta de evidencias, algo que muchas veces no se hace constar.
No introducen cambios muy novedosos pero si se hace hincapié en aspecto específicos de la prevención cardiovascular (CV). A grandes rasgos se incide en determinar la HbA1c y/o la glucosa basal (GB) en todo individuo con enfermedad cardiovascular (ECV) conocida, dejando el test de tolerancia oral a la glucosa (SOG) cuando ambas pruebas no nos llevan al diagnóstico de DM o d intolerancia oral a la glucosa (ITG). Recomendando repetir los test para confirmar el diagnóstico.
Se recomienda evaluar la microalbuminuria (cociente albumina/creatinina) con el fin de identificar aquellos con riesgo de enfermedad renal (ERC) o ECV. El electrocardiograma (ECG) en pacientes con DM e hipertensión arterial (HTA) o si se sospecha ECV.
Otros test como ecografía cardíaca transtorácica, el índice tobillo/brazo (ITB) o el índice de depósito cálcico coronario (InCC) se pueden utilizar en el caso que se sospeche ECV estructural en pacientes con alto riesgo de ECV.
En cuanto a la estratificación del riesgo CV (RCV) en individuos con DM, consideran de muy alto riesgo (RCV superior al 10% de muerte por ECV) a aquellos con ECV previa o con afectación de órganos diana, como proteinuria, o insuficiencia renal crónica (IRC, o filtrado glomerular estimado –FGe- inferior a 30 ml/min/1,73 m2).
Del mismo modo aquellos con DM2 y tres o más factores de RCV (FRCV) y una duración de la DM superior a 20 años serán considerados de muy alto riesgo.
También los pacientes con DM tipo 1 (DM1) con inicio antes de los 40 años, y fundamentalmente mujeres, tendrán muy alto RCV.
El resto de los pacientes con DM serán considerados de alto riesgo (RCV a los 10 años entre el 5-10%), con la excepción de los pacientes con DM1 menores de 35 años de corta duración (inferior a 10 años) y aquellos con DM2 menores de 50 años con una duración de la DM2 menor de 10 años sin FRCV que serán clasificados de riesgo moderado. Algo parecido a las consideraciones de los últimos “Standards of Medical Care” (SMC) del ADA.
En el apartado de “gaps”, lagunas de la evidencia, muestra la importancia de la falta de valores pronósticos de las pruebas de imagen (resonancias magnéticas..) y su validación con estudios prospectivos. La investigación de las diferencias entre los sexos en cuanto al diagnóstico de la enfermedad coronaria (ECC) y la evaluación del RCV según grupos étnicos distintos.
En cuanto a la individualización de los objetivos glucémicos los valores de HbA1c son los conocidos por las diversas GPC si bien hacen hincapié en la valoración de la glucosa postprandial (GPP) cuando la HBA1c supera el objetivo encontrándose la glucosa preprandial en el rango acordado. La GPP estaría asociada con un mayor RCV, del mismo modo que la variabilidad glucémica sería un predictor de mortalidad por cualquier causa (MCC) y CV (MCV), como mostró el estudio Action in Diabetes and Vascular Disease Study (ADVANCE).
En este sentido fármacos antidiabéticos que reducen la glucosa postprandial y con ello su influencia en CV se encontrarían los análogos del receptor del péptido-1 similar al glucagón (aGLP-1), los inhibidores de la dipeptidilpeptidasa 4 (iDDP4) y los inhibidores del cotransportador de sodio-glucosa 2 (iSGLT2).
En este sentido, destacan las lagunas de la evidencia derivadas del papel de los sistemas de monitorización continua y de autoanálisis glucémico en la definición y control de la GPP y la variabilidad glucémica. Deben evaluarse dicha técnica en la prevención de las complicaciones de la DM.
En cuanto a la presión arterial (PA) los objetivos con los que reducir las complicaciones micro y macrovasculares se encuentran en 130 mmHg en PA sistólica (PAS) si la PA se encuentra por encima de dicho límite pero nunca por debajo de 120 mmHg. En pacientes mayores de 65 años el nivel se encontrará entre 130-139 mmHg. De la misma forma, la PA diastólica (PAD) se fija en 80 mmHg pero no por debajo de 70 mmHg. Encuentran fuertes evidencias en el tratamiento de ésta con los inhibidores de la enzima conversora de la angiotensina (IECA) o de los antagonistas de los receptores de la angiotensina II (ARAII) cuando aquellos no se toleran. Ahora bien, la combinación de ambos no se recomienda. Estos generarían menor riesgo de DM en pacientes con PRED que la utilización de diuréticos o betabloqueantes.
Al igual que los SMC del ADA recomiendan la automedición de la PA a nivel domiciliar (AMPA).
En cuanto a “gasps” de la evidencia plantea que aún los objetivos óptimos de la PA son desconocidos en pacientes jóvenes con DM1, o en DM2 recientemente diagnosticados o en pacientes con DM y ECC. Falta conocer todo el tema de la reversión o estabilización del daño en los órganos diana (albuminuria, hipertrofia miocárdica, rigidez de la pared arterial..). El tema del tratamiento con aGLP-1 y con iSGLT2 en el tratamiento de la HTA, y la interacción de éstos con los tratamientos antihipertensivos en térmicos de pronostico CV.
En fin, una GPC interesante, muy visual y práctica.
Recomendable.
Cosentino F, Grant PJ, Aboyans V, Bailey CJ, Ceriello A, Delgado V, et al . 2019 ESC Guidelines on diabetes, pre-diabetes, and cardiovascular diseases developed in collaboration with the EASD: The Task Force for diabetes, pre-diabetes, and cardiovascular diseases of the European Society of Cardiology (ESC) and the European Association for the Study of Diabetes (EASD)
European Heart Journal, ehz486, https://doi.org/10.1093/eurheartj/ehz486
4 de septiembre de 2019
Empoderar al paciente puede ser el camino al éxito
Análisis de rentabilidad de una estrategia de empoderamiento en pacientes con diabetes tipo 2
Comentario de Enrique Carretero Anibarro @Enriq_Carretero
Los sanitarios hemos ido abandonando el paternalismo hacia los pacientes, actualmente intentamos hacerles coparticipes de su salud, transmitiéndoles conocimientos y habilidades que faciliten su empoderamiento. El empoderamiento surge como una herramienta para ayudar al individuo en su autocuidado, aportándole conocimientos sobre diferentes aspectos de su enfermedad.
El empoderamiento de los pacientes, sea cual sea su patología, siempre se ha visto como una vía útil y eficaz para mejorar la salud del ciudadano. Desde el punto de vista de la diabetes tipo 2(DM2), una enfermedad donde influyen múltiples aspectos como los hábitos de vida, fármacos, controles, tecnológicas etc… es indudable que cuanto más implicado esté el paciente mejores serán los resultados.
El objetivo de este estudio es evaluar la eficacia y eficiencia de un programa de empoderamiento sobre la terapia farmacológica para DM2 realizado en el sistema público de salud brasileño. Es un estudio de coste-efectividad farmacoeconómica anidado en un ensayo clínico no aleatorizado (ECA) con sujetos DM2 con riesgo cardiovascular (RCV) bajo y moderado. Se comparó pacientes a los que se les ofreció una estrategia de empoderamiento frente a pacientes que sólo recibían la atención habitual prestada en el servicio sanitario público.
El estudio incluyó a un total de 352 individuos con DM2 registrados en el programa Hiperdia del sistema de salud público brasileño y atendidos en los servicios de Atención Primaria (AP). De ellos, 176 (50%) no eran elegibles porque tenían un alto RCV (n=165) u otro tipo de DM (n=11). Un total de 176 pacientes eran potencialmente elegibles, de ellos 107 pacientes cumplieron todos los requisitos para participar en el estudio. La población del estudio eran principalmente mujeres (78,3%), menores de 60 años (70%).
Las intervenciones realizadas con el objetivo de capacitar al paciente en su autogestión, consistieron en tres reuniones con el farmacéutico. Ambos grupos continuaron recibiendo la habitual atención sanitaria, multidisciplinar y a todos los niveles de los servicios públicos. Se calcularon e incluyeron en los análisis los costes de los servicios ofrecidos al grupo intervención. Se realizaron análisis de coste-eficacia, análisis incrementales y análisis de sensibilidad.
Se pudo observar que el número medio de medicamentos utilizados en el tratamiento de la DM2 fue mayor entre los pacientes del grupo control en comparación con el grupo intervención.
Se observó que esta intervención es capaz de reducir significativamente el número y el costo de la atención en servicios de urgencias, no encontrándose hospitalizaciones por DM2 o por sus complicaciones durante el período evaluado, lo que demuestra que las estrategias de empoderamiento son capaces de reducir las situaciones de riesgo clínico.
El parámetro de efectividad adoptado fue la hemoglobina glucosilada (HbA1c). En el grupo intervención la reducción de HbA1c fue superior: 0,359% en el grupo intervención y 0,17% en el grupo control y el 56% de los pacientes del grupo intervención lograron obtener el control glucémico (HbA1c inferior de 7%). Aunque los datos no presentan diferencias estadísticas (p superior de 0,05) el control glucémico está relacionado con la mejora de la calidad de vida, la reducción de las complicaciones y la reducción de los costes relacionados con la enfermedad. De hecho, en el cálculo de la relación coste-eficacia en el grupo sometido a la intervención se observa que una reducción de 0,359% en HbA1c cuesta 708,47 dólares, mientras que en el grupo control reducciones de 0,170% en HbA1c suponían 1927,13 dólares. Estos valores muestran que la intervención supone un ahorro de 387,66 dólares por paciente/año para el servicio sanitario.
Este trabajo presenta dos limitaciones reseñables: por una parte la ausencia de aleatorización en la selección de pacientes y por otra parte la composición de los costes farmacológicos, el estudio considera sólo los medicamentos obtenidos mediante financiación pública, excluyendo fármacos comprados mediante recursos propios y los obtenidos a través de programas sociales.
El cambio en el modelo de atención sanitaria es un tema siempre muy debatido en aras de mejorar la calidad y viabilidad económica del sistema. En este sentido, los análisis farmacoeconómicos juegan un papel importante para la evaluación económica de nuevas estrategias sanitarias. Los resultados demuestran que el empoderamiento terapéutico fue capaz de promover el control glucémico del paciente a un coste menor que la atención tradicional.
El empoderamiento del paciente es una alternativa clínicamente efectiva y una estrategia económicamente viable desde la perspectiva del sistema público de salud. Estos resultados debieran animar a los gestores sanitarios a aplicar estrategias de empoderamiento que mejoren la calidad de vida y el control glucémico de los pacientes, optimizando los limitados recursos financieros.
Gonçalves ACO, Cazarim MS, Sanches C, Pereira LRL, Camargos AMT, Aquino JA, Oliveira Baldoni A. Cost-effectiveness analysis of a pharmacotherapeutic empowerment strategy for patients with type 2 diabetes mellitus. BMJ Open Diabetes Res Care. 2019 Jul 16;7(1):e000647. doi: 10.1136/bmjdrc-2018-000647. eCollection 2019.
Comentario de Enrique Carretero Anibarro @Enriq_Carretero
Los sanitarios hemos ido abandonando el paternalismo hacia los pacientes, actualmente intentamos hacerles coparticipes de su salud, transmitiéndoles conocimientos y habilidades que faciliten su empoderamiento. El empoderamiento surge como una herramienta para ayudar al individuo en su autocuidado, aportándole conocimientos sobre diferentes aspectos de su enfermedad.
El empoderamiento de los pacientes, sea cual sea su patología, siempre se ha visto como una vía útil y eficaz para mejorar la salud del ciudadano. Desde el punto de vista de la diabetes tipo 2(DM2), una enfermedad donde influyen múltiples aspectos como los hábitos de vida, fármacos, controles, tecnológicas etc… es indudable que cuanto más implicado esté el paciente mejores serán los resultados.
El objetivo de este estudio es evaluar la eficacia y eficiencia de un programa de empoderamiento sobre la terapia farmacológica para DM2 realizado en el sistema público de salud brasileño. Es un estudio de coste-efectividad farmacoeconómica anidado en un ensayo clínico no aleatorizado (ECA) con sujetos DM2 con riesgo cardiovascular (RCV) bajo y moderado. Se comparó pacientes a los que se les ofreció una estrategia de empoderamiento frente a pacientes que sólo recibían la atención habitual prestada en el servicio sanitario público.
El estudio incluyó a un total de 352 individuos con DM2 registrados en el programa Hiperdia del sistema de salud público brasileño y atendidos en los servicios de Atención Primaria (AP). De ellos, 176 (50%) no eran elegibles porque tenían un alto RCV (n=165) u otro tipo de DM (n=11). Un total de 176 pacientes eran potencialmente elegibles, de ellos 107 pacientes cumplieron todos los requisitos para participar en el estudio. La población del estudio eran principalmente mujeres (78,3%), menores de 60 años (70%).
Las intervenciones realizadas con el objetivo de capacitar al paciente en su autogestión, consistieron en tres reuniones con el farmacéutico. Ambos grupos continuaron recibiendo la habitual atención sanitaria, multidisciplinar y a todos los niveles de los servicios públicos. Se calcularon e incluyeron en los análisis los costes de los servicios ofrecidos al grupo intervención. Se realizaron análisis de coste-eficacia, análisis incrementales y análisis de sensibilidad.
Se pudo observar que el número medio de medicamentos utilizados en el tratamiento de la DM2 fue mayor entre los pacientes del grupo control en comparación con el grupo intervención.
Se observó que esta intervención es capaz de reducir significativamente el número y el costo de la atención en servicios de urgencias, no encontrándose hospitalizaciones por DM2 o por sus complicaciones durante el período evaluado, lo que demuestra que las estrategias de empoderamiento son capaces de reducir las situaciones de riesgo clínico.
El parámetro de efectividad adoptado fue la hemoglobina glucosilada (HbA1c). En el grupo intervención la reducción de HbA1c fue superior: 0,359% en el grupo intervención y 0,17% en el grupo control y el 56% de los pacientes del grupo intervención lograron obtener el control glucémico (HbA1c inferior de 7%). Aunque los datos no presentan diferencias estadísticas (p superior de 0,05) el control glucémico está relacionado con la mejora de la calidad de vida, la reducción de las complicaciones y la reducción de los costes relacionados con la enfermedad. De hecho, en el cálculo de la relación coste-eficacia en el grupo sometido a la intervención se observa que una reducción de 0,359% en HbA1c cuesta 708,47 dólares, mientras que en el grupo control reducciones de 0,170% en HbA1c suponían 1927,13 dólares. Estos valores muestran que la intervención supone un ahorro de 387,66 dólares por paciente/año para el servicio sanitario.
Este trabajo presenta dos limitaciones reseñables: por una parte la ausencia de aleatorización en la selección de pacientes y por otra parte la composición de los costes farmacológicos, el estudio considera sólo los medicamentos obtenidos mediante financiación pública, excluyendo fármacos comprados mediante recursos propios y los obtenidos a través de programas sociales.
El cambio en el modelo de atención sanitaria es un tema siempre muy debatido en aras de mejorar la calidad y viabilidad económica del sistema. En este sentido, los análisis farmacoeconómicos juegan un papel importante para la evaluación económica de nuevas estrategias sanitarias. Los resultados demuestran que el empoderamiento terapéutico fue capaz de promover el control glucémico del paciente a un coste menor que la atención tradicional.
El empoderamiento del paciente es una alternativa clínicamente efectiva y una estrategia económicamente viable desde la perspectiva del sistema público de salud. Estos resultados debieran animar a los gestores sanitarios a aplicar estrategias de empoderamiento que mejoren la calidad de vida y el control glucémico de los pacientes, optimizando los limitados recursos financieros.
Gonçalves ACO, Cazarim MS, Sanches C, Pereira LRL, Camargos AMT, Aquino JA, Oliveira Baldoni A. Cost-effectiveness analysis of a pharmacotherapeutic empowerment strategy for patients with type 2 diabetes mellitus. BMJ Open Diabetes Res Care. 2019 Jul 16;7(1):e000647. doi: 10.1136/bmjdrc-2018-000647. eCollection 2019.
1 de septiembre de 2019
Guía para el manejo de la hipertensión arterial de la NICE [NG136]
Guía para el manejo de la hipertensión arterial de la NICE [NG136]
Sobre el control de la presión arterial (PA) la Guía de Práctica Clínica (GPC) para el manejo del paciente con diabetes tipo 2 (DM2) del National Institute for Clinical Excellence -NICE- (ng28), y que comentábamos hace algunos años, debe ser anual si no ha sido diagnosticado previamente o se tenga enfermedad renal crónica (ERC), al tiempo que se refuerzan los consejos sobre los estilos de vida (MEV) y se propone añadir medicación antihipertensiva si la PA no se disminuye por debajo de 140/80 mm Hg (o 130/80 mm Hg si existe daño renal, ocular, o cerebrovascular). En cuanto al tratamiento, se recomendaba prescribir como primera intención los inhibidores de la enzima conversora de la angiotensina (IECA), con la excepción de aquellos pacientes originarios de África o del Caribe y las mujeres con posibilidad de embarazo. En los originarios de África o del Caribe, recomiendan un diurético o un calcioantagonista (CC).
Los “Standards of Medical Care” (SMC) de la American Diabetes Association (ADA) de este año, sin embargo, como comentamos, plantea el el umbral a partir del cual la PA en el paciente con DM ser tratada con fármacos es de ≥ 140/90 mmHg (A). Al hilo de las recomendaciones de la GPC de la European Society of Cardiology (ESC) and the European Society of Hypertension (ESH) que en el 2018 que mantenía los mismos valores en la DM que la población general, así iniciar el tratamiento si la PA es ≥ 140/90 mmHg. Otras sociedades, sin embargo, como la American College of Cardiology o la American Heart Association (ACC/AHA ) que mantienen el ≥ 130/80 mmHg (1º nivel de hipertensión arterial -HTA-, incluso en la DM). La American Association of Clinical Endocrinologists (AACE) y la American College of Endocrinology (ACE) también en el 2019 plantea el tratamiento con monoterapia a partir de 130/80 mmHg de entrada con IECA o antagonistas de los receptores de la angiotensina II (ARA2), o con biterapia si la PA de entrada es superior a 150/100 mmHg (≥ 160/100 mmHg en los SMC del ADA 2019).
En este sentido la Diabetes Canadá 2018 apunta tratar farmacológicamente para alcanzar una PA inferior a 130/80 mmHg, y tratar con IECA o ARA2 si existe ERC, incluído albuminuria (igual que los SMC) o la existencia de factores de riesgo cardiovascular (FRCV).
Los SMC 2019 apuntan un objetivo de PA inferior a 130/80 mmHg en personas con DM y HTA con un riesgo cardiovascular (RCV) alto (C).
Esta GPC de la NICE [NG136] ha sido publicada este último mes y sigue actualiza las anteriores (2004, 2011…) sobre el tema, aportando algunas actulizaciones interesantes. Es una GPC general sobre el manejo de la HTA incluyendo al paciente con DM2, si bien es cierto que en pacientes con ERC nos remite a la GPC al respecto.
En el diagnóstico de la HTA recomiendan medir la PA en ambos brazos, si la diferencia es superior a 15 mmHg se debe repetir la medición, si se mantiene la diferencia utilizar dicho brazo para mediciones posteriores. Si la PA en la consulta es superior a 140/90 mmHg debe volverse a medir la PA, si es muy distinta tomar una 3ªmedición, registrando la más baja de las últimas mediciones como la PA clínica (2019). Si la PA se encuentra entre 140/90 y 180/120 mmHg realizar la medición de la misma mediante el MAPA (monitorización ambulatoria de la PA) con la que confirmar el diagnóstico de HTA (2019). Si esté no es posible o no se tolera ofrecer la determinación mediante la AMPA (monitorización domiciliar de la PA) para confirmar el diagnóstico (2019).
En este sentido ya comentamos como los SMC del ADA 2019 aconsejan a los pacientes con DM2 y HTA controlar su PA en su propio domicilio (AMPA) con la intención de desenmascarar la HTA de bata blanca, HTA enmascarada y mejorar la adherencia a la medicación (B).
Mientras se espera la confirmación se debe investigar el posible daño en los órganos diana y calcular el RCV según ecuación al efecto (2019). Para el diagnóstico con MAPA se debe tener al menos 14 determinaciones durante la actividad diurna (2011). Con el AMPA se debe confirmar cada determinación dos veces consecutivas con un minuto de diferencia, en posición sedente, y al menos dos veces al día (mañana y noche) durante al menos 4 días, idealmente 7 días.
La medición de la PA en el paciente con DM2 sin diagnóstico de ERC y sin diagnóstico de HTA debe ser como mínimo anualmente (2009)
Al tiempo que se determina el RCV se debe determinar las proteínas en la orina, el cociente albúmina/creatinina, la HbA1c, los electrolitos, la creatinina y la tasa de filtrado glomerular estimada (FGe), el colesterol total, y las HDL-colesterol, al tiempo que determinar si en el fondo de ojo (FO) existe retinopatía hipertensiva y un electrocardiograma (ECG) de 12 derivaciones (2019).
En el tratamiento se debe ofrecer una MEV con cambios en la dieta y el ejercicio diario y abandono del hábito tabáquico.
Se debe ofrecer un tratamiento farmacológico antihipertensivo añadido a la MEV en los individuos adultos con un estadio 2º de la HTA (AMPA o MAPA 150/95 mmHg). Se deberá valorar la edad, criterios de fragilidad y morbilidad acompañante.
Se deberá discutir el inicio del tratamiento farmacológico contra la HTA añadido a los MEV en adultos menores de 80 años en un estadio 1º de la HTA (AMPA o MAPA 135/85-149/94 mmHg) si existe daño en órgano diana, enfermedad cardiovascular (ECV), ERC, DM2, y/o RCV a los 10 años ≥ 10%.
En menores de 60 años se debe considerar la terapia antiHTA además de la MEV si se encuentran en estadio 1º de la HTA y su RCV a los 10 años ≤ 10%. (tener en cuenta que el RCV puede esta infraestimando el RCV real- 2019).
En mayores de 80 años se introducirá la terapia antiHTA si la PA clínica se encuentra por encima de 150/90 mmHg. Se deberá valorar la edad, criterios de fragilidad y morbilidad acompañante.
En menores de 40 años con HTA se deberá enviar a un especialista para descartar una HTA secundaria.
Hay que advertir cara al control del paciente que las medidas correspondientes al MAPA y AMPA son 5 mmHg inferiores a la PA clínica. Teniendo en cuenta la PA clínica debemos mantener esta por debajo de 140/80 mmHg en adultos menores de 80 años (2019), y por debajo de 150/90 mmHg en mayores de esta edad, 5 mmHg menos si utilizamos el AMPA o el MAPA.
En cuanto al tratamiento recomiendan dar el mismo tratamiento en HTA aislada (PAS superior a 160 mmHg) que aquellos con ambas PA elevadas.
En los pacientes de raza negra originarios de África o del Caribe, recomiendan un ARA2 antes que un IECA (2019).
Establecen tres niveles de tratamiento, en el primero, prescribir IECA o ARA2 en pacientes con DM2 (valorar si son de raza negra originarios de África o del Caribe).(2019)
Prescribir CC en adultos en mayores de 55 años con DM2 o pacientes de raza negra originarios de África o del Caribe sin DM2 (2019)
Si utilizamos un diurético al inicio del tratamiento con HTA ofrecer un diurético tiazídico tal como la indapamida sobre el resto como la bendroflumetiazida o la hidroclorotiazida (2019).
Como veis existen muchos cambios o anotaciones a las GPC de la NICE anteriores que conviene leer con atención.
Realmente recomendable. Se descarga libremente y tiene un algoritmo adjunto muy interesante.
Hypertension in adults: diagnosis and management
NICE guideline [NG136] Published date: August 2019
Type 2 diabetes in adults: management NICE guideline. Published: 2 December 2015
American Diabetes Association. Standards of Medical Care in Diabetes—2019
Diabetes Care Volume 42, Supplement 1, January 2019
2018 ESC/ESH Guidelines for the management of arterial hypertension The Task Force for the management of arterial hypertension of the European Society of Cardiology (ESC) and the European Society of Hypertension (ESH).European Heart Journal (2018) 00, 1–98 ESC/ESH GUIDELINES doi:10.1093/eurheartj/ehy339
Garber AJ; Abrahamson MJ; Barzilay JI; Blonde L; Bloomgarden ZT, et al. CONSENSUS STATEMENT BY THE AMERICAN ASSOCIATION OF CLINICAL ENDOCRINOLOGISTS AND AMERICAN COLLEGE OF ENDOCRINOLOGY ON THE COMPREHENSIVE TYPE 2 DIABETES MANAGEMENT ALGORITHM – 2019 EXECUTIVE SUMMARY. ENDOCRINE PRACTICE Vol 25 No. 1 January 2019
Diabetes Canada 2018 Clinical Practice Guidelines for the Prevention and Management of Diabetes in Canada Volume 42, Supplement 1, Pages A1-A18, S1-S326 (April 2018)
Sobre el control de la presión arterial (PA) la Guía de Práctica Clínica (GPC) para el manejo del paciente con diabetes tipo 2 (DM2) del National Institute for Clinical Excellence -NICE- (ng28), y que comentábamos hace algunos años, debe ser anual si no ha sido diagnosticado previamente o se tenga enfermedad renal crónica (ERC), al tiempo que se refuerzan los consejos sobre los estilos de vida (MEV) y se propone añadir medicación antihipertensiva si la PA no se disminuye por debajo de 140/80 mm Hg (o 130/80 mm Hg si existe daño renal, ocular, o cerebrovascular). En cuanto al tratamiento, se recomendaba prescribir como primera intención los inhibidores de la enzima conversora de la angiotensina (IECA), con la excepción de aquellos pacientes originarios de África o del Caribe y las mujeres con posibilidad de embarazo. En los originarios de África o del Caribe, recomiendan un diurético o un calcioantagonista (CC).
Los “Standards of Medical Care” (SMC) de la American Diabetes Association (ADA) de este año, sin embargo, como comentamos, plantea el el umbral a partir del cual la PA en el paciente con DM ser tratada con fármacos es de ≥ 140/90 mmHg (A). Al hilo de las recomendaciones de la GPC de la European Society of Cardiology (ESC) and the European Society of Hypertension (ESH) que en el 2018 que mantenía los mismos valores en la DM que la población general, así iniciar el tratamiento si la PA es ≥ 140/90 mmHg. Otras sociedades, sin embargo, como la American College of Cardiology o la American Heart Association (ACC/AHA ) que mantienen el ≥ 130/80 mmHg (1º nivel de hipertensión arterial -HTA-, incluso en la DM). La American Association of Clinical Endocrinologists (AACE) y la American College of Endocrinology (ACE) también en el 2019 plantea el tratamiento con monoterapia a partir de 130/80 mmHg de entrada con IECA o antagonistas de los receptores de la angiotensina II (ARA2), o con biterapia si la PA de entrada es superior a 150/100 mmHg (≥ 160/100 mmHg en los SMC del ADA 2019).
En este sentido la Diabetes Canadá 2018 apunta tratar farmacológicamente para alcanzar una PA inferior a 130/80 mmHg, y tratar con IECA o ARA2 si existe ERC, incluído albuminuria (igual que los SMC) o la existencia de factores de riesgo cardiovascular (FRCV).
Los SMC 2019 apuntan un objetivo de PA inferior a 130/80 mmHg en personas con DM y HTA con un riesgo cardiovascular (RCV) alto (C).
Esta GPC de la NICE [NG136] ha sido publicada este último mes y sigue actualiza las anteriores (2004, 2011…) sobre el tema, aportando algunas actulizaciones interesantes. Es una GPC general sobre el manejo de la HTA incluyendo al paciente con DM2, si bien es cierto que en pacientes con ERC nos remite a la GPC al respecto.
En el diagnóstico de la HTA recomiendan medir la PA en ambos brazos, si la diferencia es superior a 15 mmHg se debe repetir la medición, si se mantiene la diferencia utilizar dicho brazo para mediciones posteriores. Si la PA en la consulta es superior a 140/90 mmHg debe volverse a medir la PA, si es muy distinta tomar una 3ªmedición, registrando la más baja de las últimas mediciones como la PA clínica (2019). Si la PA se encuentra entre 140/90 y 180/120 mmHg realizar la medición de la misma mediante el MAPA (monitorización ambulatoria de la PA) con la que confirmar el diagnóstico de HTA (2019). Si esté no es posible o no se tolera ofrecer la determinación mediante la AMPA (monitorización domiciliar de la PA) para confirmar el diagnóstico (2019).
En este sentido ya comentamos como los SMC del ADA 2019 aconsejan a los pacientes con DM2 y HTA controlar su PA en su propio domicilio (AMPA) con la intención de desenmascarar la HTA de bata blanca, HTA enmascarada y mejorar la adherencia a la medicación (B).
Mientras se espera la confirmación se debe investigar el posible daño en los órganos diana y calcular el RCV según ecuación al efecto (2019). Para el diagnóstico con MAPA se debe tener al menos 14 determinaciones durante la actividad diurna (2011). Con el AMPA se debe confirmar cada determinación dos veces consecutivas con un minuto de diferencia, en posición sedente, y al menos dos veces al día (mañana y noche) durante al menos 4 días, idealmente 7 días.
La medición de la PA en el paciente con DM2 sin diagnóstico de ERC y sin diagnóstico de HTA debe ser como mínimo anualmente (2009)
Al tiempo que se determina el RCV se debe determinar las proteínas en la orina, el cociente albúmina/creatinina, la HbA1c, los electrolitos, la creatinina y la tasa de filtrado glomerular estimada (FGe), el colesterol total, y las HDL-colesterol, al tiempo que determinar si en el fondo de ojo (FO) existe retinopatía hipertensiva y un electrocardiograma (ECG) de 12 derivaciones (2019).
En el tratamiento se debe ofrecer una MEV con cambios en la dieta y el ejercicio diario y abandono del hábito tabáquico.
Se debe ofrecer un tratamiento farmacológico antihipertensivo añadido a la MEV en los individuos adultos con un estadio 2º de la HTA (AMPA o MAPA 150/95 mmHg). Se deberá valorar la edad, criterios de fragilidad y morbilidad acompañante.
Se deberá discutir el inicio del tratamiento farmacológico contra la HTA añadido a los MEV en adultos menores de 80 años en un estadio 1º de la HTA (AMPA o MAPA 135/85-149/94 mmHg) si existe daño en órgano diana, enfermedad cardiovascular (ECV), ERC, DM2, y/o RCV a los 10 años ≥ 10%.
En menores de 60 años se debe considerar la terapia antiHTA además de la MEV si se encuentran en estadio 1º de la HTA y su RCV a los 10 años ≤ 10%. (tener en cuenta que el RCV puede esta infraestimando el RCV real- 2019).
En mayores de 80 años se introducirá la terapia antiHTA si la PA clínica se encuentra por encima de 150/90 mmHg. Se deberá valorar la edad, criterios de fragilidad y morbilidad acompañante.
En menores de 40 años con HTA se deberá enviar a un especialista para descartar una HTA secundaria.
Hay que advertir cara al control del paciente que las medidas correspondientes al MAPA y AMPA son 5 mmHg inferiores a la PA clínica. Teniendo en cuenta la PA clínica debemos mantener esta por debajo de 140/80 mmHg en adultos menores de 80 años (2019), y por debajo de 150/90 mmHg en mayores de esta edad, 5 mmHg menos si utilizamos el AMPA o el MAPA.
En cuanto al tratamiento recomiendan dar el mismo tratamiento en HTA aislada (PAS superior a 160 mmHg) que aquellos con ambas PA elevadas.
En los pacientes de raza negra originarios de África o del Caribe, recomiendan un ARA2 antes que un IECA (2019).
Establecen tres niveles de tratamiento, en el primero, prescribir IECA o ARA2 en pacientes con DM2 (valorar si son de raza negra originarios de África o del Caribe).(2019)
Prescribir CC en adultos en mayores de 55 años con DM2 o pacientes de raza negra originarios de África o del Caribe sin DM2 (2019)
Si utilizamos un diurético al inicio del tratamiento con HTA ofrecer un diurético tiazídico tal como la indapamida sobre el resto como la bendroflumetiazida o la hidroclorotiazida (2019).
Como veis existen muchos cambios o anotaciones a las GPC de la NICE anteriores que conviene leer con atención.
Realmente recomendable. Se descarga libremente y tiene un algoritmo adjunto muy interesante.
Hypertension in adults: diagnosis and management
NICE guideline [NG136] Published date: August 2019
Type 2 diabetes in adults: management NICE guideline. Published: 2 December 2015
American Diabetes Association. Standards of Medical Care in Diabetes—2019
Diabetes Care Volume 42, Supplement 1, January 2019
2018 ESC/ESH Guidelines for the management of arterial hypertension The Task Force for the management of arterial hypertension of the European Society of Cardiology (ESC) and the European Society of Hypertension (ESH).European Heart Journal (2018) 00, 1–98 ESC/ESH GUIDELINES doi:10.1093/eurheartj/ehy339
Garber AJ; Abrahamson MJ; Barzilay JI; Blonde L; Bloomgarden ZT, et al. CONSENSUS STATEMENT BY THE AMERICAN ASSOCIATION OF CLINICAL ENDOCRINOLOGISTS AND AMERICAN COLLEGE OF ENDOCRINOLOGY ON THE COMPREHENSIVE TYPE 2 DIABETES MANAGEMENT ALGORITHM – 2019 EXECUTIVE SUMMARY. ENDOCRINE PRACTICE Vol 25 No. 1 January 2019
Diabetes Canada 2018 Clinical Practice Guidelines for the Prevention and Management of Diabetes in Canada Volume 42, Supplement 1, Pages A1-A18, S1-S326 (April 2018)