Las bebidas azucaradas (BAz) son una fuente importante de azúcares añadidos en la dieta. Una sólida evidencia ha vinculado el consumo habitual de BAz con el aumento de peso y un mayor riesgo (en comparación con el consumo poco frecuente de BAz) de diabetes mellitus tipo 2 (DM2), enfermedades cardiovasculares (ECV) y algunos tipos de cáncer.
En este estudio, los autores pretenden estimar la carga de DM2 y ECV atribuible a las BAz en 184 países en 1990 y 2020 a nivel mundial, regional y nacional, incorporando datos de la Base de Datos Dietéticos Mundiales, estratificados conjuntamente por edad, sexo, nivel educativo y residencia en zona rural/urbana. En 2020, 2,2 millones (IC 95 %: 2,0–2,3) de nuevos casos de DM2 y 1,2 millones (IC 95 %: 1,1–1,3) de nuevos casos de ECV fueron atribuibles a las BAz a nivel mundial, lo que representa el 9,8 % y el 3,1 %, respectivamente, de todos los casos incidentes. (Sigue leyendo...)
A nivel mundial, la carga proporcional atribuible a BAz fue mayor entre hombres que entre mujeres, adultos jóvenes que mayores, adultos con mayor nivel educativo que entre adultos con menor nivel educativo, y adultos en zonas urbanas que rurales. Por región mundial, la mayor carga porcentual atribuible a BAz se registró en América Latina y el Caribe (DM2: 24,4 %; ECV: 11,3 %) y África subsahariana (DM2: 21,5 %; ECV: 10,5 %). Entre 1990 y 2020, los mayores aumentos proporcionales en los casos incidentes de DM2 y ECV atribuibles a BAz se registraron en África subsahariana (+8,8 % y +4,4 %, respectivamente). El estudio destaca los países y subpoblaciones más afectados por la enfermedad cardiometabólica asociada al consumo de BAz, lo que puede contribuir a la formulación de políticas e intervenciones eficaces para reducir esta carga a nivel mundial.
Por su amplitud y no homogeneidad de la calidad de las bases de datos en muchas zonas del mundo, este estudio tiene sus puntos débiles pero abre la puerta a nuevas investigaciones, y en mi opinión apunta en la dirección correcta.
Por su amplitud y no homogeneidad de la calidad de las bases de datos en muchas zonas del mundo, este estudio tiene sus puntos débiles pero abre la puerta a nuevas investigaciones, y en mi opinión apunta en la dirección correcta.
Debemos ser conscientes de que en muchas partes del mundo la calidad y el suministro de agua del grifo no garantizan su salubridad. Las BAz embotelladas proporcionan esa seguridad, pero a cambio su consumo regular incrementa el riesgo de los problemas de salud comentados. A ello contribuye también la atracción del ser humano por el sabor dulce.
La American Diabetes Association (ADA), en sus estándares de 2025 (recuerde que los tiene resumidos en nuestro blog), recomienda:
- 5.21: Aconsejar a las personas con prediabetes y DM que se recomienda el agua en lugar de las bebidas endulzadas nutritivas y no nutritivas. Nivel de evidencia A.
- 5.22: Aconsejar a las personas con DM y a aquellas en riesgo de DM que se pueden utilizar edulcorantes no nutritivos en lugar de productos endulzados con azúcar si se consumen con moderación y a corto plazo para reducir la ingesta total de calorías y carbohidratos. Nivel de evidencia B.
- Para aquellos que consumen bebidas endulzadas con azúcar en forma regular, una bebida baja en calorías o con endulzantes no nutritivos puede servir como estrategia de reemplazo a corto plazo, pero en general, se pone el énfasis en el consumo de agua. Nivel de evidencia B.
Respecto a los endulzantes no nutritivos, destacar la siguiente frase: “Using sugar substitutes does not make an unhealthy choice healthy; rather, it makes such a choice less unhealthy.” (El uso de sustitutos del azúcar no hace que una elección poco saludable sea saludable; más bien, la hace menos poco saludable).
Muchas poblaciones muestran altos niveles de consumo de BAz y, en países de ingresos bajos y medios, el aumento de los patrones de consumo se asocia con la urbanización y el crecimiento económico (coincidiendo con las zonas de mayor progresión de la incidencia de DM2).
En el caso de España, la contribución a la incidencia de DM2 es significativa, mientras que a la ECV es baja. ¿Efecto protector de la dieta mediterránea?
Como bien afirman los autores, estos hallazgos apuntan hacia la necesidad de intervenciones específicas que tengan en cuenta las desigualdades sociales y estén alineadas con los objetivos de salud global. Si bien en algunos países ya se han implementado políticas para reducir el consumo de BAz, estas acciones deben extenderse e intensificarse. Al identificar los países y subpoblaciones más afectados, este estudio puede ayudar a desarrollar políticas e intervenciones efectivas para, en última instancia, reducir la carga cardiometabólica del consumo de BAz a nivel mundial.
Así pues, España no está libre de este incremento. Un último apunte, que no excluye a la población autóctona: la experiencia nos dice que la población inmigrante, procedente de los países de las áreas comentadas más arriba y en la que también coincide un nivel socioeconómico bajo, tiene un alto consumo de BAz. Debemos ser conscientes de este dato a la hora de la entrevista clínica y orientar el consejo a la reducción/eliminación del consumo de estos productos en la línea de lo recomendado por la ADA.
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