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20 de junio de 2024

¿Qué aporta la adiposidad a nuestro entendimiento de las personas con riesgo CV y renal y DM2?

 

Comentario de Fátima Villafañe Sanz (@FatimaVillaf)


La diabetes tipo 2 (DM2) es una enfermedad metabólica crónica en cuya etiopatogenia se ha visto implicado el síndrome metabólico (SM) (conjunto de situaciones entre las que se encuentran: aumento del perímetro abdominal basado en la obesidad central o adiposidad, hipertensión arterial -HTA-, hipertrigliceridemia, cifras bajas de colesterol lipoproteína de alta densidad colesterol -HDL- y resistencia a la insulina -RI-). Numerosos estudios han observado que estas personas tienen el doble de riesgo de desarrollar un evento cardiovascular (EvCV) que otra que no cuenta con este diagnóstico, y que este riesgo aumenta proporcionalmente con los años de evolución y el mal control de la enfermedad. 


El aumento del riesgo de EvCV está conectado con las complicaciones derivadas de la hiperglucemia mantenida y el hiperinsulinismo, así como con las comorbilidades a las que se asocia. Prevenir la DM2 manejando sus factores de riesgo e identificarla poniendo en marcha una intervención óptima es primordial, pero para poder poner en práctica estas acciones no solo es necesario tener el conocimiento, sino disponer de los recursos necesarios. (Sigue leyendo...)


Los factores socioeconómicos son uno de los determinantes de la salud sobre los cuales se han realizado estudios que han demostrado que los EvCV y la mortalidad por causa cardiovascular (MCV) han disminuido en las últimas décadas, especialmente en zonas con más recursos económicos y disponibilidad de las herramientas más novedosas para el manejo de la DM2 y sus comorbilidades, así como con la implantación de programas de prevención y cribado. Por el contrario, comunidades con ingresos más bajos y recursos limitados no lo han reflejado. Para poder alcanzar resultados similares en lo que a EvCV y MCV respecta, el reto en zonas más desfavorecidas pasaría por asegurar la disponibilidad de fármacos con beneficio CV más económicos dirigidos al tratamiento de la DM2 y sus comorbilidades (hipolipemiantes y antihipertensivos, entre otros) y potenciar medidas orientadas al cambio del estilo de vida (EdV).


Hemos comentado que la DM2 implica mayor riesgo de EvCV. Al estar en esta enfermedad muy implicado el SM, podríamos inferir que este aumento de riesgo se verá también en sujetos con obesidad. La obesidad es una condición clínica también conocida como adiposidad, caracterizada por un exceso de grasa ectópica, especialmente en peritoneo, que se cuantifica con el perímetro abdominal, parámetro predictor de riesgo CV (RCV) en estas personas. Otras zonas donde se acumula la grasa ectópica son cerebro, corazón, hígado, riñón y plasma sanguíneo. Las consecuencias de estos depósitos en los órganos y tejidos mencionados son la aparición de disfunciones como deterioro cognitivo, alteración de la contractilidad, del ritmo y de la función cardiaca (condicionando insuficiencia cardiaca (IC), especialmente con fracción de eyección del ventrículo izquierdo -FEVI- preservada), hepatopatía no alcohólica, nefropatía, etc., así como acúmulo de triglicéridos en los vasos sanguíneos en forma de placas de ateroma. Esta grasa también se ha relacionado con el estado inflamatorio crónico mediado por citocinas proinflamatorias que por sí mismas están implicadas en el desarrollo de DM2.


Como hemos referido, la adiposidad se valora con el perímetro abdominal. Sus cifras normales varían en función del sexo, considerándose 82 cm el límite en mujeres y 95 cm en varones. No se debe cuantificar esta condición sólo mediante el índice de masa corporal (IMC), ya que infraestima en muchos casos la obesidad. Algunos parámetros de laboratorio permiten detectar alteraciones que implican mayor RCV cuando van juntas. Son el exceso de triglicéridos (valores por encima de 150 mg/dL), el descenso de colesterol unido a c-HDL y exceso de colesterol no-HDL.


En nuestro medio disponemos de fármacos y medidas no farmacológicas (intervenciones sobre EdV) orientadas a mejorar el control de la DM2, la obesidad o adiposidad y otras comorbilidades. Actualmente, el tratamiento de la DM2 se está centrando en el control de peso por haber demostrado los estudios que este hecho podría conducir a la remisión de la enfermedad, lo que podría llevar consigo un descenso del riesgo de EvCV. Los fármacos a los que me refiero son los inhibidores del cotransportador sodio-glucosa tipo 2 (iSGLT2) y los agonistas del receptor del péptido similar al glucagón tipo 1 (arGLP-1). Estos fármacos, cuando se han estudiado para analizar los resultados en control glucémico, han demostrado beneficios CV. Los iSGLT2 inducen glucosuria y natriuresis, generando beneficios como ligera reducción de la presión arterial, mejoría de la hemodinámica renal, protección renal, reducción de la albuminuria, efectos antiinflamatorios, disminución del tejido graso y uricosuria, entre otros. Los arGLP-1 han demostrado ser fármacos hipoglucemiantes y antiinflamatorios; actúan sobre el cerebro induciendo saciedad y, por ende, pérdida de peso. Al mismo tiempo, intervienen en la reducción de la presión arterial y el aumento de la diuresis al inducir natriuresis. También son cardioprotectores, tienen efecto hipolipemiante y antiinflamatorio. 


Por todos estos efectos, los fármacos mencionados han demostrado disminuir la mortalidad por IC y los EvCV, así como mejorar el funcionamiento renal incluso en personas con y sin DM2, de manera que en el momento actual podrían estar aconsejados no solo en personas con la mencionada enfermedad crónica (por ser desarrollados y financiados inicialmente como fármacos hipoglucemiantes), sino en personas no diagnosticadas de esta condición pero que presenten problemas en otros órganos donde estos fármacos han demostrado beneficio. También sería una opción adecuada para disminuir el riesgo de EvCV.



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