Comentario de Javier Díez Espino (@DiezEspino)
Las medidas antropométricas y los índices obtenidos con las mismas nos dan una información muy útil y de fácil determinación, aunque no siempre esté debidamente registrado en nuestras historias clínicas. El índice de masa corporal (IMC), la circunferencia de la cintura (CC), la índice cintura-cadera (ICC) o la índice cintura-altura (ICA), se han utilizado para definir obesidad, valorar el riesgo cardiovascular (RCV), riesgo de muerte por todas las causas (MCC), riesgo de diabetes (DM) o, junto con variables de laboratorio, caracterizar el síndrome metabólico. El impacto que tienen estos parámetros en la valoración del RCV y de muerte en las diferentes etnias es una pregunta legítima.
De hecho, los resultados en la bibliografía son al menos contradictorios en lo referente a los resultados en población latina o hispana respecto a cohortes multiétnicas, pero con predominio de blancos no hispanos, en los que el riesgo de MCC se elevó entre un 21 y un 108% entre los participantes con un IMC > 30 kg/m2 aunque esta relación no se observó entre los más ancianos. (Sigue leyendo...)
El estudio que hoy comentamos se realizó sobre una cohorte de personas de ascendencia hispana o latina de los EEUU, de 18 a 74 años procedentes del The Hispanic Community Health Study/Study of Latinos, desde diciembre de 2008 a diciembre de 2011, con el objetivo de determinar si la obesidad general y central se asocian a una mayor mortalidad en este grupo étnico, el segundo más numeroso en ese país.
Se recogieron el IMC, el porcentaje de grasa corporal, la CC y el ICC. Las defunciones se obtuvieron mediante certificados de defunción, el Registro Nacional de Defunciones y la realización de un seguimiento activo.
Se incluyeron 15.773 adultos con una edad media 40,9 ± 0,3 años y 52,8% mujeres, se produjeron 686 muertes. La mediana de seguimiento fue de10 años. Al ajustar por factores sociodemográficos, covariables del estilo de vida y los antecedentes familiares, las HR para la mortalidad fueron 1,55 (IC 95%, 1,08-2,22) para un IMC 35,0 Kg/m2 vs. 18,5 - 24,9 Kg/m2. El porcentaje de grasa corporal y el CC 102 cm (hombres) o 88 cm (mujeres) vs. <94 cm (hombres) o <80 cm (mujeres) no resultó estadísticamente significativo.
Sin embargo el ICC sí se asoció a un mayor riesgo de MCC: HR 1,91 (IC95%, 1,28-2,86) para un ICC 0,90 en hombres o 0,85 en mujeres frente a ratios de ICC inferiores. Sólo el ICC se asoció con mortalidad tras un ajuste adicional por comorbilidades mayores. La asociación de ICC con la mortalidad fue más fuerte entre las mujeres en comparación con los hombres, y la asociación entre el IMC y la MCC fue más fuerte entre los hombres. También se observó una asociación positiva entre obesidad severa (IMC > 35 Kg/m2) y mortalidad sólo entre adultos con ICC 0,90 en hombres o 0,85 en mujeres, pero no entre aquellos con ICC por debajo de <0,90 o <0,85 respectivamente que tenían mayor CC.
Los autores concluyen que en esta cohorte de adultos hispanos y latinos de EEUU, el ICC se asoció de forma independiente con una mayor MCC, independientemente del IMC y la prevalencia de comorbilidades. Y en función de ello sugieren priorizar la detección clínica del ICC y establecer pautas de actuación específicas para cada sexo.
La relación de las tasas de mortalidad y en IMC fueron más fuertes entre los varones, lo que se puede relacionar con la mayor tendencia al acúmulo de grasa abdominal y visceral y su relación con una mayor actividad proinflamatoria. En este estudio, y así también lo recogen los autores, considerar a la población latina como un grupo homogéneo cuando es en origen muy diverso y está sometido a un proceso de aculturación con cambios de hábitos, entre otros los nutricionales, puede introducir sesgos en la interpretación de resultados.
Sorprende que en este trabajo no se incluyera en el análisis el ICA (ya que se disponía de las determinaciones de estatura y ICC) que sí se valoró en otros trabajos como el realizado en población de origen mexicano de EEUU en los que el ICC y el ICA se asociaron de forma débil a una mayor MCC y mayor mortalidad por DM y en el caso de las mujeres también con mortalidad cardiovascular (MCV).
Es preciso disponer de evidencias que nos ayuden a valorar de forma simple y en consulta los riesgos de nuestros pacientes en función de la obesidad abdominal. Su registro y la toma de decisiones en función a los hallazgos son imprescindibles de cara a reducir el riesgo de enfermedad cardiovascular (ECV), diabetes tipo 2 (DM2), MCC; MCV, etc. De hecho, en la definición de obesidad abdominal se contemplan diferentes valores según etnias. La individualización de las definiciones son un aspecto que debemos tener en cuenta de cara a la atención diaria en una sociedad cada vez más multiétnica.
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