La inteligencia artificial (IA) ha llegado para quedarse. Es un verdadero reto que indudablemente nos va a aportar numerosas ventajas, pero que al mismo tiempo plantea serias dudas éticas. Este avance tecnológico está permeándose en todas las actividades humanas, y como es lógico la IA desempeña un papel cada vez más importante en el campo de la diabetes mellitus (DM) y la atención médica en general.
En el 59ª congreso de la European Association for the Study of Diabetes (EASD) han dedicado una mesa para informar sobre cómo la IA ha sido utilizada, está siendo utilizada y las perspectiva de utilidades futuras en la gestión de la diabetes. (Sigue leyendo...)
La IA ya facilita a los pacientes la gestión de la DM, ofrece herramientas para el monitoreo y la gestión continua de la enfermedad. Aplicaciones móviles y dispositivos como sensores de glucosa en tiempo real pueden ayudar a los pacientes a llevar un seguimiento de sus niveles de glucemia y tomar decisiones informadas sobre la administración de fármacos y la dieta.
Igualmente, la IA permite personalizar los planes de tratamiento para pacientes con DM. Teniendo en cuenta factores individuales como la edad, el estilo de vida (EdV) y la genética, los sistemas de IA pueden sugerir regímenes de tratamiento específicos que sean más efectivos para cada paciente.
La IA también puede utilizarse para prevenir complicaciones relacionadas con la DM. Puede ayudar a identificar a pacientes en riesgo de desarrollar complicaciones como enfermedades cardiovasculares o neuropatía y recomendar intervenciones preventivas. Ya hay evidencia de la utilidad de la IA en la interpretación de pruebas complementarias como las retinografías.
Los sistemas de apoyo a la toma de decisiones basados en IA pueden ayudar a los profesionales médicos a evaluar de manera más precisa el estado de los pacientes con DM y tomar decisiones informadas sobre tratamientos y ajustes en la terapia. Se alcanza el mismo grado de control glucémico con los sistemas de apoyo a la toma de decisiones guiados por IA en comparación con el tradicional asesoramiento médico realizado por profesionales humanos. Por lo que estos sistemas de apoyo a la toma de decisiones pueden ser una herramienta eficaz que complemente el consejo de los profesionales humanos.
En definitiva en la práctica clínica la IA puede suponer una ayuda relevante dado que puede ayudar a aliviar la carga de trabajo de los profesionales sanitarios, mejorando la accesibilidad, disminuyendo el tiempo de respuesta al paciente y estandarizando la toma de decisiones.
En la investigación médica la IA y el Big Data están estrechamente relacionados, ya que la IA se utiliza para analizar y obtener conocimientos valiosos a partir de grandes volúmenes de datos. La IA desempeña un papel fundamental en el análisis y la utilización eficiente del Big Data. Estas tecnologías juntas tienen el potencial de transformar la forma en que se toman decisiones y se aprovechan los datos a gran escala para obtener ventajas significativas.
Ha quedado claro el potencial que nos aporta la IA en el manejo de la DM tanto al paciente facilitando sus autocuidados, como al clínico en la toma de decisiones, y especialmente en el manejo del Big Data. Pero, como toda herramienta novedosa no está libre de sospechas. El tiempo dirá si esta tecnología es realmente autónoma. La confidencialidad siempre es un tema candente cuando se manejan datos de personas. Y muchas otras cuestiones que seguro surgen con el tiempo.
Ningún avance en la ciencia está exento de riesgos.
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