Por cada 0,5% de incremento de la HbA1c se dobla el riesgo de padecer diabetes tipo 2
Como hemos señalado infinidad de veces, los valores de HbA1c ha sido relacionados con la prevención de las complicaciones micro y macrovasculares, fundamentalmente con la retinopatía. A su vez la HbA1c ha sido asociada, como parte de la definición de prediabetes, con la probabilidad de debutar como diabético tipo 2 (DM2) con el tiempo.
El umbral diagnóstico de la HbA1c fue señalado por la American Diabetes Association (ADA) en el 2010 y ratificado por la World Health Organization (OMS) un año después (2011) en 6,5%.
La utilización de la HbA1c aporta pros y contras, como comentamos en algún artículo anterior, pero tiene la ventaja de mostrar la exposición a la hiperglucemia en un lapsus de tiempo anterior (2-3 meses), por ello sería más fiable que la glucemia basal (GB), que es un valor puntual, en su relación con las complicaciones. De ahí, que se planteen en este estudio utilizar este parámetro en el cribado de la DM2 en individuos con sospecha de DM2.
Se trata de un estudio de cohorte en adultos mayores de 20 años no DM2 del Clalit Health Services (CHS) israelí ubicado en el distrito central de Israel en el que se determinó inicialmente la HbA1c entre los años 2002-5. El distrito central del CHS cubre una población de alrededor 500.000 personas y su base de datos contiene datos analíticos, socioconómicos, farmacéuticos y clínicos (diagnósticos). De esta base de datos se extrajeron los pacientes con HbA1c que tuvieran datos tras al menos 5 años de seguimiento, excluyendo a aquellos con el diagnóstico de DM (tanto 1 como 2). DM diagnosticados por los niveles de HbA1c como por la existencia de medicación hipoglucemiante. La variable dependiente fue la progresión a DM2 según los criterios del ADA 2010. El período de seguimiento finalizó cuando se diagnosticó la DM2 o cuando finalizó el estudio el 31 de octubre del 2010.
El estudio incluyó a 10.201 individuos con una edad media de 58,25 ±15,58 años, unos niveles de HbA1c media de 5,59± 0,55 % y un índice de masa corporal (IMC) de 30,74 ±8,30 kg/m2. El 22,5% de la cohorte seguida debutó como DM2. Aplicando una curva de supervivencia de Kaplan – Meier se mostró como que la proporción de pacientes que desarrollan DM2 se incrementó durante el tiempo de seguimiento y fue mayor cuanto mayor fue el nivel de HbA1c; mayor en el subgrupo 4 (6-6,5% de HbA1c). Los subgrupos más inferiores la relación con el desarrollo de DM2 no fue estadísticamente significativo. El riesgo de desarrollar DM2 fue exponencial, doblándose por cada incremento de 0,5% la HbA1c.
Según un modelo multivariante (regresión Cox) teniendo en cuenta la HbA1c 4,5% como referencia, ni la edad, ni las variables socioeconómicas se asociaron con el incremento del riesgo de DM2. Sí, sin embargo, el ser varón o la presencia de enfermedad cardiovascular incrementó el riesgo. El riesgo se duplicó RR 2,06 (IC 95% 1,80 – 2,35) en IMC superior a 25 kg/m 2.
Esto demuestra que los niveles de HbA1c por debajo de 6,5% y superiores a 5,5% están fuertemente asociados con el incremento de la posibilidad de desarrollar la DM2, independientemente de otros factores de riesgo.
Lerner N, Shani M, Vinker S. Predicting type 2 diabetes mellitus using haemoglobin A1c: A community-based historic cohort study. Eur J Gen Pract. 2013 Nov 29. [Epub ahead of print]
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30 de enero de 2014
26 de enero de 2014
Cambios en la prescripción de los antidiabéticos entre los médicos de atención primaria
Cambios en la prescripción de los antidiabéticos entre los médicos de atención primaria
La introducción de nuevos fármacos en el arsenal terapéutico, las nuevas recomendaciones y algoritmos de decisión, objetivos más estrictos, así como la presión de la industria farmacéutica, han hecho que en pocos años, la utilización, tanto en cantidad como de calidad, de los fármacos hipoglucemiantes, haya cambiado. Las familias clásicas, como sulfonilureas (SU) o glinidas, van quedando arrinconadas por la irrupción de nuevos fármacos, tal es el caso de los inhibidores DPP4. Por otro lado, ha quedado demostrado que en el tratamiento de estos pacientes y concretamente en nuestro nivel existe un alto grado de inercia terapéutica, porque la intensificación del tratamiento o el cambio a otros fármacos se hace muchas veces demasiado tarde, y a veces mal.
Traemos a colación un estudio realizado en nuestro medio y por compañeros nuestros, que intenta dar algo de luz, de comprensión, a esta situación. Para ello se plantearon el objetivo de describir cual era la prescripción de este tipo de fármacos en la Atención Primaria (AP) en Málaga (España) entre los años 2008-2012.
Se trata, por tanto, de un estudio transversal realizado en Málaga sobre una población de 609.781 personas, de los cuales 489.473 serían mayores de 18 años (2012) pertenecientes al cupo de 373 médicos de familia, durante un período comprendido entre enero del 2008 y diciembre del 2012 (5 años). La población estudiada fueron 42.060 personas con diabetes (DM) (programa informático Diraya-PID-). Con el PID se analizó el subgrupo terapéutico ATC 10 (fármacos utilizados en DM). No se computaron los datos provenientes del nivel hospitalario o de la medicina privada…Para el estudio se utilizó una unidad técnica que equivaliera a la dosis media diaria de mantenimiento del fármaco por una vía específica y en forma de principio activo y que sirviera a su vez para comparar con resultados de otros estudios realizados fuera de nuestras fronteras. Por ello se utilizó la “dosis diaria definida” (DDD) por 1000 individuos y día sobre todos los antidiabéticos orales (ADO), solos o en combinación, inyectables como los análogos GLP-1 e insulinas (ISN). Teniendo en cuenta que el número de individuos con DM paso de 35.352 a 42.060 (18,9% de incremento) la prevalencia de DM conocida en el 2012 fue de 6,9% (8,6% en mayores de 18 años) y la evolución en la prescripción de hipoglucemiantes (en DDD) supuso un incremento anual progresivo de 1.691.374 (13,5%). En concreto los ADO aumentaron un 13,8% y las INS un 9,7%. En este sentido se mostró como la utilización de metformina (MET) fue aumentando progresivamente (49%) al tiempo que disminuía el de las SU (33%) y aumentaba el de los DPP-4. Según principio activo, el ADO más prescrito fue la MET (6.655.923 DDD) y tras él las SU (2.188.214 DDD) y los DPP4 (1.482.574 DDD).
Las ISN, por su parte, han supuesto un incremento progresivo de los análogos prolongados (38%), siendo las más utilizadas, y los análogos rápidos (40%), al tiempo que disminuían las insulinas intermedias (27%) y las mezclas (7%).
Concluyen, que ha habido cambios en el perfil prescriptor del médico de AP con respecto a los fármacos hipoglucemiantes. Cambios, tanto en cantidad, mayor prescripción, como en calidad, incremento de la utilización de la MET y disminución de SU. Tanto la MET como los inhibidores de los DPP-4 serían los grupos que más han crecido. Al mismo tiempo, se incrementa la utilización de los análogos rápidos y prolongados frente a la insulina NPH y las mezclas. Resaltan que la proporción de ADO frente a las ISN no ha variado en este período de tiempo.
Cabría señalar que estos datos dan una idea general de hacía donde se van las prescripciones de nuestros médicos de AP y de la influencia de las recomendaciones de los principales sociedades relacionadas con la DM y de la industria farmacéutica en estos. Sin embargo, en opinión de este comentarista las proporciones variarían ampliamente según los escenarios debido a la influencia que pudiera tener la empresa sanitaria en forma de incentivos.
Mancera-Romero J, Hormigo-Pozo A, Fernández-Arquero J, Baca-Osorio A, Aparicio-Cervantes MJ, Muñoz-González L. [Use of glucose-lowering drugs in a primary care setting in Malaga during the years 2008-2012.]. Semergen. 2013 Nov 6. pii: S1138-3593(13)00192-5. doi: 10.1016/j.semerg.2013.09.004. [Epub ahead of print]
La introducción de nuevos fármacos en el arsenal terapéutico, las nuevas recomendaciones y algoritmos de decisión, objetivos más estrictos, así como la presión de la industria farmacéutica, han hecho que en pocos años, la utilización, tanto en cantidad como de calidad, de los fármacos hipoglucemiantes, haya cambiado. Las familias clásicas, como sulfonilureas (SU) o glinidas, van quedando arrinconadas por la irrupción de nuevos fármacos, tal es el caso de los inhibidores DPP4. Por otro lado, ha quedado demostrado que en el tratamiento de estos pacientes y concretamente en nuestro nivel existe un alto grado de inercia terapéutica, porque la intensificación del tratamiento o el cambio a otros fármacos se hace muchas veces demasiado tarde, y a veces mal.
Traemos a colación un estudio realizado en nuestro medio y por compañeros nuestros, que intenta dar algo de luz, de comprensión, a esta situación. Para ello se plantearon el objetivo de describir cual era la prescripción de este tipo de fármacos en la Atención Primaria (AP) en Málaga (España) entre los años 2008-2012.
Se trata, por tanto, de un estudio transversal realizado en Málaga sobre una población de 609.781 personas, de los cuales 489.473 serían mayores de 18 años (2012) pertenecientes al cupo de 373 médicos de familia, durante un período comprendido entre enero del 2008 y diciembre del 2012 (5 años). La población estudiada fueron 42.060 personas con diabetes (DM) (programa informático Diraya-PID-). Con el PID se analizó el subgrupo terapéutico ATC 10 (fármacos utilizados en DM). No se computaron los datos provenientes del nivel hospitalario o de la medicina privada…Para el estudio se utilizó una unidad técnica que equivaliera a la dosis media diaria de mantenimiento del fármaco por una vía específica y en forma de principio activo y que sirviera a su vez para comparar con resultados de otros estudios realizados fuera de nuestras fronteras. Por ello se utilizó la “dosis diaria definida” (DDD) por 1000 individuos y día sobre todos los antidiabéticos orales (ADO), solos o en combinación, inyectables como los análogos GLP-1 e insulinas (ISN). Teniendo en cuenta que el número de individuos con DM paso de 35.352 a 42.060 (18,9% de incremento) la prevalencia de DM conocida en el 2012 fue de 6,9% (8,6% en mayores de 18 años) y la evolución en la prescripción de hipoglucemiantes (en DDD) supuso un incremento anual progresivo de 1.691.374 (13,5%). En concreto los ADO aumentaron un 13,8% y las INS un 9,7%. En este sentido se mostró como la utilización de metformina (MET) fue aumentando progresivamente (49%) al tiempo que disminuía el de las SU (33%) y aumentaba el de los DPP-4. Según principio activo, el ADO más prescrito fue la MET (6.655.923 DDD) y tras él las SU (2.188.214 DDD) y los DPP4 (1.482.574 DDD).
Las ISN, por su parte, han supuesto un incremento progresivo de los análogos prolongados (38%), siendo las más utilizadas, y los análogos rápidos (40%), al tiempo que disminuían las insulinas intermedias (27%) y las mezclas (7%).
Concluyen, que ha habido cambios en el perfil prescriptor del médico de AP con respecto a los fármacos hipoglucemiantes. Cambios, tanto en cantidad, mayor prescripción, como en calidad, incremento de la utilización de la MET y disminución de SU. Tanto la MET como los inhibidores de los DPP-4 serían los grupos que más han crecido. Al mismo tiempo, se incrementa la utilización de los análogos rápidos y prolongados frente a la insulina NPH y las mezclas. Resaltan que la proporción de ADO frente a las ISN no ha variado en este período de tiempo.
Cabría señalar que estos datos dan una idea general de hacía donde se van las prescripciones de nuestros médicos de AP y de la influencia de las recomendaciones de los principales sociedades relacionadas con la DM y de la industria farmacéutica en estos. Sin embargo, en opinión de este comentarista las proporciones variarían ampliamente según los escenarios debido a la influencia que pudiera tener la empresa sanitaria en forma de incentivos.
Mancera-Romero J, Hormigo-Pozo A, Fernández-Arquero J, Baca-Osorio A, Aparicio-Cervantes MJ, Muñoz-González L. [Use of glucose-lowering drugs in a primary care setting in Malaga during the years 2008-2012.]. Semergen. 2013 Nov 6. pii: S1138-3593(13)00192-5. doi: 10.1016/j.semerg.2013.09.004. [Epub ahead of print]
24 de enero de 2014
El cribado de la diabetes gestacional según la U.S. Preventive Services Task Force
El cribado de la diabetes gestacional según la U.S. Preventive Services Task Force
Se trata de una actualización de la U.S. Preventive Services Task Force (USPSTF) de las recomendaciones hechas en el 2008 sobre el cribado de la diabetes gestacional (DG). En ésta se hace hincapié en los beneficios y los inconvenientes de aplicar la misma después de las 24 semanas de gestación y de tratar a la madre y el niño que presenten dicha condición. Esta revisión no tiene en cuenta los criterios de eficiencia, no valorando el coste de la implementación de dichas medidas.
Está dirigido a mujeres gestantes sin diagnóstico previo de diabetes (DM), tanto sea tipo 1 (DM1) como tipo 2 (DM2). La DG se define, por tanto, como un estado de intolerancia hidrocarbonatada que aparece durante la gestación. Su prevalencia varía según la definición adoptada y el grupo étnico, pero en EEUU se encuentra entre el 1-25%, leemos.
La importancia de esta entidad (que no patología, en sensu stricto) es que incrementa el riesgo de complicaciones gestacionales y obstétricas a la madre (preeclamsia, distocias de hombros…) y alteraciones físicas al recién nacido (macrosomia, traumatismos al nacer, hipoglucemia neonatal…). Al margen de esto es un estado de insulino-resistencia que aumenta el riesgo de desarrollar DM2 entre un 15-60% a los 5-15 años del parto.
Según esta revisión la USPSTF recomienda el cribado de la DG en gestantes asintomáticas después de las 24 semanas de gestación (recomendación B). En este aspecto, la prueba más comúnmente utilizada en EEUU es la prueba de tolerancia oral a la glucosa (SOG) con 50 gr de glucosa. Aunque existen otros métodos de cribado como la glucosa basal o el cribado en base a los factores de riesgo las evidencias no son concluyentes.
La USPDTF encontró evidencias de que el tratamiento de la DG mediante modificaciones dietéticas, control glucémico, e insulina (si se precisa) reducen moderadamente el riesgo de preeclamsia, macrosomía y distocia de hombros. En cuanto a las diferencias entre las incidencias de “pequeños para su edad gestacional” o episodios de hipoglucemia no son estadísticamente significativas.
Pero, señala que la evidencia actual es insuficiente para evaluar el equilibrio entre los inconvenientes y beneficios del cribado de la DG en gestantes asintomáticas antes de las 24 semanas de gestación (declaración I).
Existen ensayos clínicos que la puesta en marcha de este cribado incrementa el número de visitas prenatales en aquellas DG tratadas frente a aquellas no tratadas, a la vez que no hubieron diferencia entre las tasas de cesáreas y las admisiones en las unidades de cuidados intensivos neonatales.
Así, la USPSTF concluye, que existe una evidencia moderada en los beneficios de cribado gestacional de la DG después de las 24 semanas en la reducción de las complicaciones del tipo preeclampsia, macrosomía y distocia de hombros. Pero, antes de las 24 semanas no existen suficientes evidencias que lo avalen.
Un documento muy interesante que hay que tener en cuenta para hacerlos una idea clara de este siempre discutible tema. Se puede acceder libremente
U.S. Preventive Services Task Force Screening for Gestational Diabetes Mellitus: U.S. Preventive Services Task Force Recommendation Statement. Ann Intern Med. 2014 Jan 14. doi: 10.7326/P14-9011. [Epub ahead of print]
Se trata de una actualización de la U.S. Preventive Services Task Force (USPSTF) de las recomendaciones hechas en el 2008 sobre el cribado de la diabetes gestacional (DG). En ésta se hace hincapié en los beneficios y los inconvenientes de aplicar la misma después de las 24 semanas de gestación y de tratar a la madre y el niño que presenten dicha condición. Esta revisión no tiene en cuenta los criterios de eficiencia, no valorando el coste de la implementación de dichas medidas.
Está dirigido a mujeres gestantes sin diagnóstico previo de diabetes (DM), tanto sea tipo 1 (DM1) como tipo 2 (DM2). La DG se define, por tanto, como un estado de intolerancia hidrocarbonatada que aparece durante la gestación. Su prevalencia varía según la definición adoptada y el grupo étnico, pero en EEUU se encuentra entre el 1-25%, leemos.
La importancia de esta entidad (que no patología, en sensu stricto) es que incrementa el riesgo de complicaciones gestacionales y obstétricas a la madre (preeclamsia, distocias de hombros…) y alteraciones físicas al recién nacido (macrosomia, traumatismos al nacer, hipoglucemia neonatal…). Al margen de esto es un estado de insulino-resistencia que aumenta el riesgo de desarrollar DM2 entre un 15-60% a los 5-15 años del parto.
Según esta revisión la USPSTF recomienda el cribado de la DG en gestantes asintomáticas después de las 24 semanas de gestación (recomendación B). En este aspecto, la prueba más comúnmente utilizada en EEUU es la prueba de tolerancia oral a la glucosa (SOG) con 50 gr de glucosa. Aunque existen otros métodos de cribado como la glucosa basal o el cribado en base a los factores de riesgo las evidencias no son concluyentes.
La USPDTF encontró evidencias de que el tratamiento de la DG mediante modificaciones dietéticas, control glucémico, e insulina (si se precisa) reducen moderadamente el riesgo de preeclamsia, macrosomía y distocia de hombros. En cuanto a las diferencias entre las incidencias de “pequeños para su edad gestacional” o episodios de hipoglucemia no son estadísticamente significativas.
Pero, señala que la evidencia actual es insuficiente para evaluar el equilibrio entre los inconvenientes y beneficios del cribado de la DG en gestantes asintomáticas antes de las 24 semanas de gestación (declaración I).
Existen ensayos clínicos que la puesta en marcha de este cribado incrementa el número de visitas prenatales en aquellas DG tratadas frente a aquellas no tratadas, a la vez que no hubieron diferencia entre las tasas de cesáreas y las admisiones en las unidades de cuidados intensivos neonatales.
Así, la USPSTF concluye, que existe una evidencia moderada en los beneficios de cribado gestacional de la DG después de las 24 semanas en la reducción de las complicaciones del tipo preeclampsia, macrosomía y distocia de hombros. Pero, antes de las 24 semanas no existen suficientes evidencias que lo avalen.
Un documento muy interesante que hay que tener en cuenta para hacerlos una idea clara de este siempre discutible tema. Se puede acceder libremente
U.S. Preventive Services Task Force Screening for Gestational Diabetes Mellitus: U.S. Preventive Services Task Force Recommendation Statement. Ann Intern Med. 2014 Jan 14. doi: 10.7326/P14-9011. [Epub ahead of print]
19 de enero de 2014
La diabetes tipo 2 duplica la mortalidad por cualquier causa
La diabetes tipo 2 duplica la mortalidad por cualquier causa
Como nos hicimos eco en el último post del Atlas de la International Diabetes Federation actualmente existen 382 millones de personas en el mundo con criterios de tener diabetes (DM), y de estas se estimó que 5.1 millones murieron por esta causa en el 2013. Según esta fuente, se cree que la DM se incrementará en un 55% hasta el 2035, con lo que serán 471 millones de personas con esta patología.
La DM tipo 2 (DM2) clásicamente incrementa el riesgo de muerte frente a la población no diabética en hasta 4 o 5 veces (1983), aunque actualmente este riesgo haya disminuido hasta duplicar la mortalidad de la población general, según leemos. Ésta se relaciona con la edad, pues es menor en aquellos diagnosticados más allá de los 70 años y que como vimos en un post anterior, podría estar relacionado con el buen o mal control de la enfermedad. Por otro lado, el 89% de los DM2 tienen uno o más factores de riesgo cardiovascular (FRCV) modificables que inciden en la evolución de la enfermedad macrovascular y que condicionaría que entre el 52-80% de las muertes fueran de causa cardiovascular, seguido por la enfermedad renal (10-20%) y la cerebrovascular (AVC) con un 15% (el doble que la población sin DM2 en sus primeros 5 años). A su vez, como sabemos, aumenta el riesgo de cáncer, directa o indirectamente, a través de la medicación utilizada para el tratamiento.
El trabajo que comentamos es una revisión sistemática en forma de metaanálisis que resume la evidencia publicada y no publicada (literatura gris) hasta el momento, con la que clarificar nuestros conocimientos referentes a esta cuestión. Para ello se recabaron de ensayos clínicos (ECA), estudios de cohortes, epidemiológicos, y revisiones sistemáticas anteriores, excluyendo a aquellos que incluyeran a los pacientes con diabétes tipo1 (DM1) o menos de 100 individuos.
Se evaluó la mortalidad tras el diagnóstico en DM2 causada por enfermedad coronaria (EC), infarto de miocardio (IAM), nefropatía, AVC, de estudios publicados entre 1990 y 2010, pues anteriormente ya existían dos revisiones sistemáticas al respecto, una en el 1983 y otra en el 1999. Por otro lado, los cambios en los criterios diagnósticos en el 1999 (OMS, ADA) y la estandarización de los métodos puso discrepancias a la hora de comparar diferentes escenarios.
La búsqueda dio como resultado 35 estudios que cumplieron los criterios de inclusión, que supusieron 220.689 pacientes, con un seguimiento medio de 10, 7 años. De estos, 20 fueron prospectivos y 12 retrospectivos y 3 revisiones sistemáticas, de diversos países, básicamente occidentales dentro los que también se encontraba España. De estos, 33 estudios mostraron que la DM2 incrementaba la mortalidad, y uno de ellos no encontró aumento de mortalidad en varones DM2 diagnosticada después de los 65 años y tres que la aumentaba en ambos sexos. Empeoraba si el diagnóstico fue antes de los 44 años, luego entre 45-64 años.
Según esto el metaanálisis mostró un risk ratio (RR) de 1,85 (IC 95% 1,79–1,92) para cualquier causa de mortalidad; y según el género, en varones el RR fue de 1,57 (IC 95% 1,46–1,68) y en mujeres RR de 2,0 (IC 95% 1,89–2,12)]. En la mortalidad cardiovascular el RR fue de 1,76 (IC 95% 1,66–1,88) y de RR 2,26 (IC 95% 1,7-3,0) en el AVC.
La influencia de los tratamientos hipoglucemiantes se mostró en tres estudios, y en los que habían sido tratados con insulina tenían peor pronóstico tras el IAM en ambos sexos. Del mismo modo la combinación de sulfonilureas con metformina incrementa la mortalidad cuando se compara con sulfonilureas o metformina solas (algo ya comentado en otros post), siendo peor en las mujeres.
Se mostró como el incremento de la mortalidad se asociaba con el mal control metabólico (HbA1c), de la tensión arterial, de los lípidos, de la microalbuminuria, del peso, y cuando existía una historia previa de ECV. No se calculó los RR con respecto al cáncer.
Se concluye, que como han mostrado revisiones previas, la DM2 duplica la mortalidad con respecto a la población no DM2 y sería la principal causa de muerte macrovascular.
Nwaneri C, Cooper H, Bowen-Jones D. Mortality in type 2 diabetes mellitus: magnitude of the evidence from a systematic review and meta-analysis. Journal of Diabetes & Vascular Disease 2013;13(4) 192–207
Como nos hicimos eco en el último post del Atlas de la International Diabetes Federation actualmente existen 382 millones de personas en el mundo con criterios de tener diabetes (DM), y de estas se estimó que 5.1 millones murieron por esta causa en el 2013. Según esta fuente, se cree que la DM se incrementará en un 55% hasta el 2035, con lo que serán 471 millones de personas con esta patología.
La DM tipo 2 (DM2) clásicamente incrementa el riesgo de muerte frente a la población no diabética en hasta 4 o 5 veces (1983), aunque actualmente este riesgo haya disminuido hasta duplicar la mortalidad de la población general, según leemos. Ésta se relaciona con la edad, pues es menor en aquellos diagnosticados más allá de los 70 años y que como vimos en un post anterior, podría estar relacionado con el buen o mal control de la enfermedad. Por otro lado, el 89% de los DM2 tienen uno o más factores de riesgo cardiovascular (FRCV) modificables que inciden en la evolución de la enfermedad macrovascular y que condicionaría que entre el 52-80% de las muertes fueran de causa cardiovascular, seguido por la enfermedad renal (10-20%) y la cerebrovascular (AVC) con un 15% (el doble que la población sin DM2 en sus primeros 5 años). A su vez, como sabemos, aumenta el riesgo de cáncer, directa o indirectamente, a través de la medicación utilizada para el tratamiento.
El trabajo que comentamos es una revisión sistemática en forma de metaanálisis que resume la evidencia publicada y no publicada (literatura gris) hasta el momento, con la que clarificar nuestros conocimientos referentes a esta cuestión. Para ello se recabaron de ensayos clínicos (ECA), estudios de cohortes, epidemiológicos, y revisiones sistemáticas anteriores, excluyendo a aquellos que incluyeran a los pacientes con diabétes tipo1 (DM1) o menos de 100 individuos.
Se evaluó la mortalidad tras el diagnóstico en DM2 causada por enfermedad coronaria (EC), infarto de miocardio (IAM), nefropatía, AVC, de estudios publicados entre 1990 y 2010, pues anteriormente ya existían dos revisiones sistemáticas al respecto, una en el 1983 y otra en el 1999. Por otro lado, los cambios en los criterios diagnósticos en el 1999 (OMS, ADA) y la estandarización de los métodos puso discrepancias a la hora de comparar diferentes escenarios.
La búsqueda dio como resultado 35 estudios que cumplieron los criterios de inclusión, que supusieron 220.689 pacientes, con un seguimiento medio de 10, 7 años. De estos, 20 fueron prospectivos y 12 retrospectivos y 3 revisiones sistemáticas, de diversos países, básicamente occidentales dentro los que también se encontraba España. De estos, 33 estudios mostraron que la DM2 incrementaba la mortalidad, y uno de ellos no encontró aumento de mortalidad en varones DM2 diagnosticada después de los 65 años y tres que la aumentaba en ambos sexos. Empeoraba si el diagnóstico fue antes de los 44 años, luego entre 45-64 años.
Según esto el metaanálisis mostró un risk ratio (RR) de 1,85 (IC 95% 1,79–1,92) para cualquier causa de mortalidad; y según el género, en varones el RR fue de 1,57 (IC 95% 1,46–1,68) y en mujeres RR de 2,0 (IC 95% 1,89–2,12)]. En la mortalidad cardiovascular el RR fue de 1,76 (IC 95% 1,66–1,88) y de RR 2,26 (IC 95% 1,7-3,0) en el AVC.
La influencia de los tratamientos hipoglucemiantes se mostró en tres estudios, y en los que habían sido tratados con insulina tenían peor pronóstico tras el IAM en ambos sexos. Del mismo modo la combinación de sulfonilureas con metformina incrementa la mortalidad cuando se compara con sulfonilureas o metformina solas (algo ya comentado en otros post), siendo peor en las mujeres.
Se mostró como el incremento de la mortalidad se asociaba con el mal control metabólico (HbA1c), de la tensión arterial, de los lípidos, de la microalbuminuria, del peso, y cuando existía una historia previa de ECV. No se calculó los RR con respecto al cáncer.
Se concluye, que como han mostrado revisiones previas, la DM2 duplica la mortalidad con respecto a la población no DM2 y sería la principal causa de muerte macrovascular.
Nwaneri C, Cooper H, Bowen-Jones D. Mortality in type 2 diabetes mellitus: magnitude of the evidence from a systematic review and meta-analysis. Journal of Diabetes & Vascular Disease 2013;13(4) 192–207
17 de enero de 2014
La sexta edición del Atlas sobre la Diabetes de la IDF
La sexta edición del Atlas sobre la Diabetes (DM) de la IDF
La sexta edición de este famoso atlas de la International Diabetes Federation (IDF) está disponible en pdf con libre acceso desde su página web. Es una oportunidad que periódicamente nos brinda esta institución, que hace una puesta a punto de cuál es el alcance actual de esta pandemia mundial y cuál será su evolución en el futuro.
Actualmente existen 382 millones de personas que viven o padecen esta patología y se estima que ocasionó 5.1 millones de muertes en el 2013. Por otro lado, existen 316 millones de personas con alteraciones del metabolismo glucémico que las hacen susceptibles de padecer la DM con el tiempo. Con ello, las previsiones son que se incremente la carga de DM un 55%, de modo que el 2035 se alcancen los 471 millones de personas con esta alteración metabólica. El problema que resaltan es que la idea generalizada de que se trata de una enfermedad de países ricos, ligado al desarrollo económico y la superabundancia no es cierto, este atlas nos muestra como el 80% de los individuos con DM viven en países con bajos o medios ingresos, tienen una edad media, y que las desigualdades sociales y las carencias sociales se ceban sobre este problema de salud, agravándolo.
Con una presentación muy cuidada, con gráficos y fotografías es un libro que tenemos que tener en cuenta sobre todos aquellos que impartimos charlas de esta patología.
http://www.idf.org/sites/default/files/EN_6E_Atlas_Full_0.pdf
La sexta edición de este famoso atlas de la International Diabetes Federation (IDF) está disponible en pdf con libre acceso desde su página web. Es una oportunidad que periódicamente nos brinda esta institución, que hace una puesta a punto de cuál es el alcance actual de esta pandemia mundial y cuál será su evolución en el futuro.
Actualmente existen 382 millones de personas que viven o padecen esta patología y se estima que ocasionó 5.1 millones de muertes en el 2013. Por otro lado, existen 316 millones de personas con alteraciones del metabolismo glucémico que las hacen susceptibles de padecer la DM con el tiempo. Con ello, las previsiones son que se incremente la carga de DM un 55%, de modo que el 2035 se alcancen los 471 millones de personas con esta alteración metabólica. El problema que resaltan es que la idea generalizada de que se trata de una enfermedad de países ricos, ligado al desarrollo económico y la superabundancia no es cierto, este atlas nos muestra como el 80% de los individuos con DM viven en países con bajos o medios ingresos, tienen una edad media, y que las desigualdades sociales y las carencias sociales se ceban sobre este problema de salud, agravándolo.
Con una presentación muy cuidada, con gráficos y fotografías es un libro que tenemos que tener en cuenta sobre todos aquellos que impartimos charlas de esta patología.
http://www.idf.org/sites/default/files/EN_6E_Atlas_Full_0.pdf
12 de enero de 2014
Los riesgos de la cirugía bariátrica
Los riesgos de la cirugía bariátrica
Sobre la cirugía bariátrica (CB) hemos hablado en infinidad de ocasiones. No siendo una técnica novedosa los resultados actuales la posicionaría como una alternativa quirúrgica en aquellos individuos con obesidad y factores de riesgo cardiovascular (FRCV) que no responden a medidas dietéticas, con o sin diabetes tipo 2(DM2). Sus resultados en reversión de FRCV, de la DM2 y de pérdida de peso, la hacen superior, en este momento, al tratamiento dietético o médico. Su principal inconveniente hasta el momento es su morbimortalidad, y en nuestro caso, la dificultad de poder acceder a este tratamiento en el sistema sanitario público. Con todo, como hemos señalado en post anteriores (buscar el término “cirugía bariátrica”) es una técnica que va en aumento en el mundo desarrollado (220.000 cirugías en el 2008 en EEUU y Canadá, leemos).
Sobre los resultados quirúrgicos no hay mucho publicado, algún metaanálisis con datos hasta el 2003 (Buchwald H et al, JAMA 2004) y uno más reciente de Padwal R en 2011 (Obes rev), que requería una actualización de los datos, visto la evolución imparable de la técnica.
El objetivo, por tanto, es evaluar los riesgos y beneficios de los distintos procedimientos de la CB en el individuo adulto. Dentro de los riesgos se determinan las complicaciones perioperatorias, la mortalidad postoperatoria, y las reoperaciones; y dentro los beneficios, la pérdida de peso y la remisión de los FRCV relacionados con la obesidad.
Se trata, por tanto, de un metaanálisis de ensayos clínicos (ECA) y estudios observacionales (EO) realizado tras una estrategia de búsqueda hecha en Medline, Embase, Scopus, Cochrane Library, y Clinicaltrials.gov entre enero del 2003 y marzo del 2012.
De los 25.060 estudios inicialmente identificados, en 24.023 se encontraron criterios de exclusión, por los que fueron rechazados. Al final, sobre 259 estudios, solo 164 cumplieron con los criterios de inclusión. De estos 164, solo 37 fueron ECA y 127 fueron EO, correspondiendo a 161.756 pacientes que se incluyeron en el metaanálisis. La edad media de los pacientes fue de 44,5 años (79% mujeres, y 75% de raza blanca), el índice de masa corporal (IMC) medio fue de 45,6 kg/m2 con un peso medio de 124,5 kg. Se analizaron básicamente tres tipos de técnicas quirúrgicas, de las 5-6 habituales: bypass gástrico, la banda gástrica ajustable y la gastrectomía en manga.
Según esto, la tasa de mortalidad antes de los 30 días fue de 0,08% (IC 95% 0,01-0,24%), y tras ellos 0,31% (IC 95% 0,01-0,75%) en los ECA. En los EO la mortalidad fue algo superior, de 0,22 y 0.35% respectivamente.
La pérdida en IMC a los 5 años tras la cirugía estuvo entre 12-17, o sea el IMC cayó de 46 kg/m2 de media a entre 29-34 kg/m2.
La tasa de complicación de la cirugía (deshidratación, nauseas, vómitos, sangrado, reflujo gastrointestinal, alteraciones nutricionales, de electrolitos…) fue del 17% (IC 95% 11-23%) y de reoperación del 7% (IC 95% 3-12%). Algo que consideran como aceptable.
De todas las técnicas el bypass gástrico fue la técnica más efectiva en la pérdida de peso, pero fue la que se asoció a más complicaciones. En la técnica de banda gástrica ajustable la pérdida de peso fue menor que en el bypass gástrico, pero tuvo menores tasas de mortalidad y de complicaciones, aunque las tasas de reoperación fueron más altas. La tercera técnica, la gastrectomía en manga, sería más efectiva que la banda gástrica en la pérdida de peso, parecida al bypass gástrico.
Concluyen, que la CB es una técnica efectiva en la pérdida de peso y en la reversión de las complicaciones relacionadas con la obesidad (DM2, HTA, SAOS…), aunque existen riesgos de complicaciones quirúrgicas, de mortalidad y de reintervención. Señalan que las tasas de mortalidad son más bajas que las aportadas por metaanálisis previos.
Chang SH1, Stoll CR1, Song J2, Varela JE3, Eagon CJ3, Colditz GA1 The Effectiveness and Risks of Bariatric Surgery: An Updated Systematic Review and Meta-analysis, 2003-2012. JAMA Surg. 2013 Dec 18. doi: 10.1001/jamasurg.2013.3654. [Epub ahead of print]
Buchwald H, Avidor Y, Braunwald E, et al. Bariatric surgery: a systematic review and meta-analysis. JAMA. 2004;292(14):1724-1737.
Padwal R, Klarenbach S, Wiebe N, et al. Bariatric surgery: a systematic review and network meta-analysis of randomized trials. Obes Rev. 2011;12(8):602-621.
Sobre la cirugía bariátrica (CB) hemos hablado en infinidad de ocasiones. No siendo una técnica novedosa los resultados actuales la posicionaría como una alternativa quirúrgica en aquellos individuos con obesidad y factores de riesgo cardiovascular (FRCV) que no responden a medidas dietéticas, con o sin diabetes tipo 2(DM2). Sus resultados en reversión de FRCV, de la DM2 y de pérdida de peso, la hacen superior, en este momento, al tratamiento dietético o médico. Su principal inconveniente hasta el momento es su morbimortalidad, y en nuestro caso, la dificultad de poder acceder a este tratamiento en el sistema sanitario público. Con todo, como hemos señalado en post anteriores (buscar el término “cirugía bariátrica”) es una técnica que va en aumento en el mundo desarrollado (220.000 cirugías en el 2008 en EEUU y Canadá, leemos).
Sobre los resultados quirúrgicos no hay mucho publicado, algún metaanálisis con datos hasta el 2003 (Buchwald H et al, JAMA 2004) y uno más reciente de Padwal R en 2011 (Obes rev), que requería una actualización de los datos, visto la evolución imparable de la técnica.
El objetivo, por tanto, es evaluar los riesgos y beneficios de los distintos procedimientos de la CB en el individuo adulto. Dentro de los riesgos se determinan las complicaciones perioperatorias, la mortalidad postoperatoria, y las reoperaciones; y dentro los beneficios, la pérdida de peso y la remisión de los FRCV relacionados con la obesidad.
Se trata, por tanto, de un metaanálisis de ensayos clínicos (ECA) y estudios observacionales (EO) realizado tras una estrategia de búsqueda hecha en Medline, Embase, Scopus, Cochrane Library, y Clinicaltrials.gov entre enero del 2003 y marzo del 2012.
De los 25.060 estudios inicialmente identificados, en 24.023 se encontraron criterios de exclusión, por los que fueron rechazados. Al final, sobre 259 estudios, solo 164 cumplieron con los criterios de inclusión. De estos 164, solo 37 fueron ECA y 127 fueron EO, correspondiendo a 161.756 pacientes que se incluyeron en el metaanálisis. La edad media de los pacientes fue de 44,5 años (79% mujeres, y 75% de raza blanca), el índice de masa corporal (IMC) medio fue de 45,6 kg/m2 con un peso medio de 124,5 kg. Se analizaron básicamente tres tipos de técnicas quirúrgicas, de las 5-6 habituales: bypass gástrico, la banda gástrica ajustable y la gastrectomía en manga.
Según esto, la tasa de mortalidad antes de los 30 días fue de 0,08% (IC 95% 0,01-0,24%), y tras ellos 0,31% (IC 95% 0,01-0,75%) en los ECA. En los EO la mortalidad fue algo superior, de 0,22 y 0.35% respectivamente.
La pérdida en IMC a los 5 años tras la cirugía estuvo entre 12-17, o sea el IMC cayó de 46 kg/m2 de media a entre 29-34 kg/m2.
La tasa de complicación de la cirugía (deshidratación, nauseas, vómitos, sangrado, reflujo gastrointestinal, alteraciones nutricionales, de electrolitos…) fue del 17% (IC 95% 11-23%) y de reoperación del 7% (IC 95% 3-12%). Algo que consideran como aceptable.
De todas las técnicas el bypass gástrico fue la técnica más efectiva en la pérdida de peso, pero fue la que se asoció a más complicaciones. En la técnica de banda gástrica ajustable la pérdida de peso fue menor que en el bypass gástrico, pero tuvo menores tasas de mortalidad y de complicaciones, aunque las tasas de reoperación fueron más altas. La tercera técnica, la gastrectomía en manga, sería más efectiva que la banda gástrica en la pérdida de peso, parecida al bypass gástrico.
Concluyen, que la CB es una técnica efectiva en la pérdida de peso y en la reversión de las complicaciones relacionadas con la obesidad (DM2, HTA, SAOS…), aunque existen riesgos de complicaciones quirúrgicas, de mortalidad y de reintervención. Señalan que las tasas de mortalidad son más bajas que las aportadas por metaanálisis previos.
Chang SH1, Stoll CR1, Song J2, Varela JE3, Eagon CJ3, Colditz GA1 The Effectiveness and Risks of Bariatric Surgery: An Updated Systematic Review and Meta-analysis, 2003-2012. JAMA Surg. 2013 Dec 18. doi: 10.1001/jamasurg.2013.3654. [Epub ahead of print]
Buchwald H, Avidor Y, Braunwald E, et al. Bariatric surgery: a systematic review and meta-analysis. JAMA. 2004;292(14):1724-1737.
Padwal R, Klarenbach S, Wiebe N, et al. Bariatric surgery: a systematic review and network meta-analysis of randomized trials. Obes Rev. 2011;12(8):602-621.
10 de enero de 2014
El diagnóstico más temprano de la diabetes tipo 2 se asocia a peor control glucémico
El diagnóstico más temprano de la diabetes tipo 2 se asocia a peor control glucémico
Identificar a nivel poblacional a aquellos individuos con diabetes tipo 2 (DM2) que tendrán una mejor o peor evolución de las complicaciones en el tiempo no es un asunto baladí. En este aspecto, a priori se piensa que aquellos DM2 de inicio más temprano (edad media de la vida) tendrán una evolución peor, tanto en complicaciones micro o macrovasculares, como de control glucémico, que aquellos en los que su DM2 es de inicio más tardío (tercera edad). Hay que decir, sin embargo, que ambos estratos de edad identificarían a individuos distintos, con un mecanismo fisiopatológico en la génesis de su enfermedad posiblemente diferente.
El estudio que comentamos intenta contrastar la hipótesis sugerida de que el diagnóstico más temprano tendrá peor control metabólico, independientemente de la intervención, del mayor índice de masa corporal (IMC),…
Para ello se hizo un análisis combinado de tres ciclos de la encuesta poblacional norteamericana National Health And Nutrition Examination Survey (NHANES) llevada a cabo por el Centers for Disease Control and Prevention (CDC), de la que hemos hablado en otras ocasiones. Tiene la validez de no ser una encuesta autorrealizada si no que precisa de entrevistadores entrenados que se desplazan al domicilio, a tal efecto, que se encuentra tanto en inglés como en español, al tiempo que se utiliza interprete, lo que evita sesgos. A su vez, una unidad móvil hace el examen físico y toma las muestras sanguíneas u de otro tipo. Los datos se recogen cada dos años.
Para este estudio se incluyeron a adultos (mayores de 20 años) de las encuestas NHANES entre 2005-10 que tuvieran DM2, excluyendo las embarazadas, y aquellos diagnosticados antes de los 30 años (para evitar los DM1). La comparación se hizo entre los que debutaron con DM2 antes de los 65 años y aquellos que lo hicieron más tarde según la entrevista. Se utilizó la HbA1c para determinar el control glucémico, siendo el primer objetivo si este parámetro estaba por encima de 9,0% (75 mmol/mol), y en un segundo análisis si estaba por encima o por debajo de 8,0% (64 mmol/mol) y 7,0% (53 mmol/mol). La comorbilidad fue evaluada según la entrevista,…para el estado general se valoró la pregunta de ¿podría decirnos si su salud en general es excelente, muy buena, buena, normal o pobre? y se correlacionó con los resultados de salud, variables socioeconómicas…
Se hicieron dos análisis de sensibilidad en los individuos mayores para evitar el sesgo de supervivencia (los más graves mueren, teniendo por ello, los más mayores mejor control).
De los 1922 adultos inicialmente enrolados en el estudio, tras aplicar los criterios de exclusión quedaron 1438. Según esto hubo mayor proporción de DM2 menores de 65 años que tuvieran una HbA1c mayor de 9,0% (14,4% frente a 2,5%, p inferior a 0,001). Tras ajustar por distintas variables confusoras (género, raza, educación, ingresos, seguro médico, medicación…) la edad del diagnóstico menor a los 65 años se mantuvo asociado a mayor probabilidad de presentar una HbA1c superior a 9,0% odds ratio (OR) 3,22 (IC 95% 1,54-6,72), superior a 8,0% OR 2,72 (IC 95% 1,43-5,16) o superior a 7,0% OR 1,92 (IC 95% 1,18 -3,11). En un posterior análisis con el que minimizar el posible sesgo debido a la supervivencia, los más jóvenes en el diagnóstico mantuvieron la probabilidad de HbA1c mayor de 7%. Sin embargo, el grupo de los DM2 más joven tuvo menos comorbilidad aunque fueron menos proclives a declarar tener una buena salud OR 0,54 (IC 95% 0,36-0,83).
Concluyen, que los DM2 diagnosticados a una edad más temprana tendrían peor control glucémico que aquellos diagnosticados más tarde. Algo que no nos sorprende pero que obliga, en relación a las recomendaciones de las actuales GPC, a extremar los objetivos glucémicos habida cuenta, que como nos muestra este estudio, estos sujetos tiene menos comorbilidad y ello hace que exista menos riesgo de complicaciones agudas derivadas del tratamiento.
Berkowitz SA, Meigs JB, Wexler DJ. Age at type 2 diabetes onset and glycaemic control: results from the National Health and Nutrition Examination Survey (NHANES) 2005-2010. Diabetologia. 2013 Dec;56(12):2593-600. doi: 10.1007/s00125-013-3036-4. Epub 2013 Sep 1.
Identificar a nivel poblacional a aquellos individuos con diabetes tipo 2 (DM2) que tendrán una mejor o peor evolución de las complicaciones en el tiempo no es un asunto baladí. En este aspecto, a priori se piensa que aquellos DM2 de inicio más temprano (edad media de la vida) tendrán una evolución peor, tanto en complicaciones micro o macrovasculares, como de control glucémico, que aquellos en los que su DM2 es de inicio más tardío (tercera edad). Hay que decir, sin embargo, que ambos estratos de edad identificarían a individuos distintos, con un mecanismo fisiopatológico en la génesis de su enfermedad posiblemente diferente.
El estudio que comentamos intenta contrastar la hipótesis sugerida de que el diagnóstico más temprano tendrá peor control metabólico, independientemente de la intervención, del mayor índice de masa corporal (IMC),…
Para ello se hizo un análisis combinado de tres ciclos de la encuesta poblacional norteamericana National Health And Nutrition Examination Survey (NHANES) llevada a cabo por el Centers for Disease Control and Prevention (CDC), de la que hemos hablado en otras ocasiones. Tiene la validez de no ser una encuesta autorrealizada si no que precisa de entrevistadores entrenados que se desplazan al domicilio, a tal efecto, que se encuentra tanto en inglés como en español, al tiempo que se utiliza interprete, lo que evita sesgos. A su vez, una unidad móvil hace el examen físico y toma las muestras sanguíneas u de otro tipo. Los datos se recogen cada dos años.
Para este estudio se incluyeron a adultos (mayores de 20 años) de las encuestas NHANES entre 2005-10 que tuvieran DM2, excluyendo las embarazadas, y aquellos diagnosticados antes de los 30 años (para evitar los DM1). La comparación se hizo entre los que debutaron con DM2 antes de los 65 años y aquellos que lo hicieron más tarde según la entrevista. Se utilizó la HbA1c para determinar el control glucémico, siendo el primer objetivo si este parámetro estaba por encima de 9,0% (75 mmol/mol), y en un segundo análisis si estaba por encima o por debajo de 8,0% (64 mmol/mol) y 7,0% (53 mmol/mol). La comorbilidad fue evaluada según la entrevista,…para el estado general se valoró la pregunta de ¿podría decirnos si su salud en general es excelente, muy buena, buena, normal o pobre? y se correlacionó con los resultados de salud, variables socioeconómicas…
Se hicieron dos análisis de sensibilidad en los individuos mayores para evitar el sesgo de supervivencia (los más graves mueren, teniendo por ello, los más mayores mejor control).
De los 1922 adultos inicialmente enrolados en el estudio, tras aplicar los criterios de exclusión quedaron 1438. Según esto hubo mayor proporción de DM2 menores de 65 años que tuvieran una HbA1c mayor de 9,0% (14,4% frente a 2,5%, p inferior a 0,001). Tras ajustar por distintas variables confusoras (género, raza, educación, ingresos, seguro médico, medicación…) la edad del diagnóstico menor a los 65 años se mantuvo asociado a mayor probabilidad de presentar una HbA1c superior a 9,0% odds ratio (OR) 3,22 (IC 95% 1,54-6,72), superior a 8,0% OR 2,72 (IC 95% 1,43-5,16) o superior a 7,0% OR 1,92 (IC 95% 1,18 -3,11). En un posterior análisis con el que minimizar el posible sesgo debido a la supervivencia, los más jóvenes en el diagnóstico mantuvieron la probabilidad de HbA1c mayor de 7%. Sin embargo, el grupo de los DM2 más joven tuvo menos comorbilidad aunque fueron menos proclives a declarar tener una buena salud OR 0,54 (IC 95% 0,36-0,83).
Concluyen, que los DM2 diagnosticados a una edad más temprana tendrían peor control glucémico que aquellos diagnosticados más tarde. Algo que no nos sorprende pero que obliga, en relación a las recomendaciones de las actuales GPC, a extremar los objetivos glucémicos habida cuenta, que como nos muestra este estudio, estos sujetos tiene menos comorbilidad y ello hace que exista menos riesgo de complicaciones agudas derivadas del tratamiento.
Berkowitz SA, Meigs JB, Wexler DJ. Age at type 2 diabetes onset and glycaemic control: results from the National Health and Nutrition Examination Survey (NHANES) 2005-2010. Diabetologia. 2013 Dec;56(12):2593-600. doi: 10.1007/s00125-013-3036-4. Epub 2013 Sep 1.
5 de enero de 2014
Los 30 años del DCCT/EDIC
Los 30 años del DCCT/EDIC
Desde que los primeros resultados del Diabetes Control and Complications Trial (DCCT) (1982–1993, 6,5 años de seguimiento) presentados en la reunión anual de la American Diabetes Association (ADA) en las Vegas en el 1993 han pasado 30 años hasta que el año pasado en el ADA (Chicago) y en el encuentro de la European Association for the Study of Diabetes (EASD) en Barcelona se diera a conocer los nuevos datos tras este dilatado tramo de tiempo. La revista Diabetes Care recoge este aniversario con diversos artículos al respecto en donde se analizan los resultados del DCCT y su seguimiento observacional a lo largo del tiempo en el Diabetes Interventions and Complications (EDIC) (1994–hasta ahora).
En el DCCT/EDIC, demostró a los 6,5 y 20 años de seguimiento que la HbA1c, como marcador de hiperglucemia, sería la principal variable relacionada con las complicaciones a largo plazo en el paciente con diabetes tipo 1 (DM1). Mostró que la terapia intensiva en el DM1 con el objetivo de alcanzar unos objetivos glucémicos específicos, reducía el desarrollo y progresión de la retinopatía diabética (RD), nefropatía (NFD) y neuropatía.
Inicialmente el DCCT mostró como el tratamiento intensivo en un ensayo clínico con 1.441 DM1 redujo el riesgo de RD un 76%, de NFD un 50% y de neuropatía un 60%. En el seguimiento posterior (EDIC ) el control glucémico convergió tanto en el brazo intensivo como en el convencional (alrededor de HbA1c 8%) pero se mantuvieron los efectos del objetivo inicial a lo largo del tiempo. Así hubo menor incidencia y progresión de RD (HR reducciones 53-56) en el grupo de tratamiento intensivo (50% de reducción de complicaciones retinianas graves y de procedimientos oculares), menores tasas de micro/macroalbuminuria incidente (reducciones del 59/84%), mejoría en las tasas de filtrado glomerular (50%) y de la hipertensión arterial (20%), y menor prevalencia e incidencia de neuropatía periférica y cardiovascular. Sorprendió en el DCCT/EDIC que el control intensivo (durante 6,5 años) influyera en los resultados cardiovasculares a lo largo del tiempo, tanto en la arteriosclerosis subclínica (menor grosor intima-media carotidea, menor calcificación coronaria…) como en los eventos cardiovasculares (IAM, AVC y muerte cardíaca), lo que ayudó a consolidar el concepto de “memoria metabólica”.
Tras 20 años de los primeros resultados y 30 años desde el inicio del DCCT el seguimiento de la cohorte (EDIC) se han demostrado beneficios claros del tratamiento intensivo en el DM1 en el desarrollo y progresión de las complicaciones, tanto micro como macrovasculares. Unos beneficios que se han ido reduciendo con el tiempo pero que se han mantenido durante veinte años de acabada la intervención.
Como el UK Prospective Diabetes Study (UKPDS) en el DM2, el DCCT/EDIC ha mostrado como los beneficios cardiovasculares debidos al control glucémico requerirían al menos 20 años en manifestarse significativamente.
Gubitosi-Klug RA; DCCT/EDIC Research Group. The diabetes control and complications trial/epidemiology of diabetes interventions and complications study at 30 years: summary and future directions. Diabetes Care. 2014 Jan;37(1):44-9. doi: 10.2337/dc13-2148.
Lachin JM, Orchard TJ, Nathan DM; DCCT/EDIC Research Group. Update on cardiovascular outcomes at 30 years of the diabetes control and complications trial/epidemiology of diabetes interventions and complications study. Diabetes Care. 2014 Jan;37(1):39-43. doi: 10.2337/dc13-2116.
Cefalu WT, Ratner RE. The diabetes control and complications trial/epidemiology of diabetes interventions and complications study at 30 years: the "gift" that keeps on giving!. Diabetes Care. 2014 Jan;37(1):5-7. doi: 10.2337/dc13-2369.
Aiello LP; DCCT/EDIC Research Group. Diabetic retinopathy and other ocular findings in the diabetes control and complications trial/epidemiology of diabetes interventions and complications study. Diabetes Care. 2014 Jan;37(1):17-23. doi: 10.2337/dc13-2251.
Desde que los primeros resultados del Diabetes Control and Complications Trial (DCCT) (1982–1993, 6,5 años de seguimiento) presentados en la reunión anual de la American Diabetes Association (ADA) en las Vegas en el 1993 han pasado 30 años hasta que el año pasado en el ADA (Chicago) y en el encuentro de la European Association for the Study of Diabetes (EASD) en Barcelona se diera a conocer los nuevos datos tras este dilatado tramo de tiempo. La revista Diabetes Care recoge este aniversario con diversos artículos al respecto en donde se analizan los resultados del DCCT y su seguimiento observacional a lo largo del tiempo en el Diabetes Interventions and Complications (EDIC) (1994–hasta ahora).
En el DCCT/EDIC, demostró a los 6,5 y 20 años de seguimiento que la HbA1c, como marcador de hiperglucemia, sería la principal variable relacionada con las complicaciones a largo plazo en el paciente con diabetes tipo 1 (DM1). Mostró que la terapia intensiva en el DM1 con el objetivo de alcanzar unos objetivos glucémicos específicos, reducía el desarrollo y progresión de la retinopatía diabética (RD), nefropatía (NFD) y neuropatía.
Inicialmente el DCCT mostró como el tratamiento intensivo en un ensayo clínico con 1.441 DM1 redujo el riesgo de RD un 76%, de NFD un 50% y de neuropatía un 60%. En el seguimiento posterior (EDIC ) el control glucémico convergió tanto en el brazo intensivo como en el convencional (alrededor de HbA1c 8%) pero se mantuvieron los efectos del objetivo inicial a lo largo del tiempo. Así hubo menor incidencia y progresión de RD (HR reducciones 53-56) en el grupo de tratamiento intensivo (50% de reducción de complicaciones retinianas graves y de procedimientos oculares), menores tasas de micro/macroalbuminuria incidente (reducciones del 59/84%), mejoría en las tasas de filtrado glomerular (50%) y de la hipertensión arterial (20%), y menor prevalencia e incidencia de neuropatía periférica y cardiovascular. Sorprendió en el DCCT/EDIC que el control intensivo (durante 6,5 años) influyera en los resultados cardiovasculares a lo largo del tiempo, tanto en la arteriosclerosis subclínica (menor grosor intima-media carotidea, menor calcificación coronaria…) como en los eventos cardiovasculares (IAM, AVC y muerte cardíaca), lo que ayudó a consolidar el concepto de “memoria metabólica”.
Tras 20 años de los primeros resultados y 30 años desde el inicio del DCCT el seguimiento de la cohorte (EDIC) se han demostrado beneficios claros del tratamiento intensivo en el DM1 en el desarrollo y progresión de las complicaciones, tanto micro como macrovasculares. Unos beneficios que se han ido reduciendo con el tiempo pero que se han mantenido durante veinte años de acabada la intervención.
Como el UK Prospective Diabetes Study (UKPDS) en el DM2, el DCCT/EDIC ha mostrado como los beneficios cardiovasculares debidos al control glucémico requerirían al menos 20 años en manifestarse significativamente.
Gubitosi-Klug RA; DCCT/EDIC Research Group. The diabetes control and complications trial/epidemiology of diabetes interventions and complications study at 30 years: summary and future directions. Diabetes Care. 2014 Jan;37(1):44-9. doi: 10.2337/dc13-2148.
Lachin JM, Orchard TJ, Nathan DM; DCCT/EDIC Research Group. Update on cardiovascular outcomes at 30 years of the diabetes control and complications trial/epidemiology of diabetes interventions and complications study. Diabetes Care. 2014 Jan;37(1):39-43. doi: 10.2337/dc13-2116.
Cefalu WT, Ratner RE. The diabetes control and complications trial/epidemiology of diabetes interventions and complications study at 30 years: the "gift" that keeps on giving!. Diabetes Care. 2014 Jan;37(1):5-7. doi: 10.2337/dc13-2369.
Aiello LP; DCCT/EDIC Research Group. Diabetic retinopathy and other ocular findings in the diabetes control and complications trial/epidemiology of diabetes interventions and complications study. Diabetes Care. 2014 Jan;37(1):17-23. doi: 10.2337/dc13-2251.
3 de enero de 2014
La Guía de Práctica Clínica para el manejo de la hipertensión arterial del Eighth Joint National Committee (JNC 8)
La Guía de Práctica Clínica para el manejo de la hipertensión arterial del Eighth Joint National Committee (JNC 8)
Recientemente ha salido publicada la Guía de Práctica Clínica del Eighth Joint National Committee (JNC 8) de la American Medical Association (JAMA), que a diferencia de su homónima de la American Society of Hypertension (ASH) y de la International Society of Hypertension (ISH), ha supuestos un cierto revuelo por los cambios que se han producido con respecto a las versiones previas. Los cambios básicamente han sido relativos a los criterios diagnósticos y de control de la hipertensión arterial (HTA) en mayores de 60 años (150/90 mm Hg, recomendación A) en base a los resultados de los estudios HYVET, Syst-Eur, SHEP, JATOS, VALISH, y CARDIO-SIS, y a las recomendaciones para el inicio del tratamiento y la evaluación de los pacientes con HTA. En este aspecto, aquellos pacientes a quienes el ajuste de la medicación se hizo con los criterios anteriores (140 mmHg) más estrictos (JNC 7) señalan que no debe modificarse al no existir evidencias de efectos adversos, aunque con estos objetivos no se evidencien beneficios claros.
En la línea de las actuales GPC el documento del JNC-8 intenta responder a una serie de preguntas relacionadas con la HTA. Unas preguntas que han sido identificados mediante el sistema Delphi referentes a los límites del diagnóstico, el tratamiento, y los objetivos. Para ello hacen una revisión de la evidencia según las características de los pacientes y excluyendo aquellos ensayos clínicos -ECAs- con menos de 100 individuos o con una duración menor a un año. Con ello se intentan ajustar las incertidumbres de la evidencia a lo realmente demostrado reduciendo la influencia de la opinión de expertos en temas donde la evidencia es escasa.
Nueve recomendaciones para responder a tres preguntas: 1.- ¿Cúal es el umbral de tensión arterial (TA) a partir del cual se debe iniciar el tratamiento farmacológico que se relacione con mejoras los resultados de salud?. 2 .- ¿Qué medicamentos se relacionan específicamente con mejoras en los resultados de salud? Y 3.- ¿Qué diferencias existen entre ellos según beneficios y efectos adversos?
En menores de 60 años se iniciará tratamiento farmacológico cuando la TAD sea igual o superior a 90 mmHg pues reduce los eventos cerebrovasculares (AVC), la insuficiencia cardíaca (IC) y la mortalidad global.
Se recomienda en menores de 60 años iniciar tratamiento farmacológico en TAS iguales o superiores a 140 mmHg con el objetivo de mantener la TA por debajo de este umbral (recomendación 3), aunque esta recomendación es por opinión de expertos (grado E), no así por encima de esta edad (recomendación 1).
No encuentran evidencias en aquellos individuos con enfermedad renal crónica (ERC) menores de 70 años en que mantener TA iguales o inferiores 130/80 mmHg supongan beneficios en mortalidad global, cardiovascular o cerebrovascular en comparación con objetivos menos estrictos como 140/90 mmHg. Algo parecido existen sobre los beneficios sobre la progresión de la ERC. En el individuo mayor de 18 años con diabetes tipo 2 (DM2) se recomienda iniciar tratamiento farmacológico con el objetivo de mantener una TA inferior a 140/90 mmHg, aunque ello se recomienda en base a la opinión de expertos (recomendación 5). Lo que nos vuelve a demostrar las escasas evidencias que existen sobre los umbrales de la TA del DM2; pues en los ECA conocidos (SHEP, Syst-Eur, and UKPDS) el umbral es mayor (150 mm Hg), no existiendo (leo) aquellos ECA que comparen 140 mm Hg con 150 mm Hg en este colectivo. Sí que es cierto que el ACCORD-BP comparó un grupo con objetivos inferiores a 140 mm Hg frente a otro más estricto (inferior a 120 mm Hg) con parecidos resultados en los objetivos primarios.
A su vez el grupo de expertos recomienda los mismos objetivos en TAD con DM2 que aquellos sin la DM2 (inferior 90 mmHg). No encontraron suficientes evidencias para mantener objetivos más estrictos (inferior a 80 mmHg). Tampoco existen estudios que comparen ambos umbrales en los DM2.
Según la recomendación 6, en población de raza no negra, incluida la que tiene DM, el tratamiento farmacológico inicial debería incluir o diuréticos tiazídicos, o bloqueador de los canales del calcio (BCC), IECA, o ARA2 (B). Todos ellos tendrían parecidos efectos sobre la mortalidad, sobre los AVC, CV o sobre los resultados renales. No, sin embargo, en la IC donde las tiazidas fueron más efectivas que los BCC o los IECA, y a su vez los IECA más efectivos que los BCC.
Al parecer el panel de expertos no recomienda los betabloqueadores como tratamiento inicial de la HTA.
En aquellos de raza negra incluidos los DM, el tratamiento farmacológico inicial debería ser un diurético tiazídico o un BCC (B en población de raza negra, y C si tuvieran DM).
En conclusión, se relajan los objetivos apuntados en la GPC JNC-7 (2003) tanto en el diagnóstico como en el inicio del tratamiento antihipertensivo en pacientes mayores y en aquellos menores de 60 años pero que tengan a su vez DM o ERC. Se consolida a los clásicos diuréticos tiazídicos en el tratamiento inicial en la mayoría de pacientes, siendo el resto alternativas válidas (BCC, IECA, ARA2), y dejando a los betabloqueantes en segundo lugar.
Clinical Practice Guidelines for the Management of Hypertension in the Community A Statement by the American Society of Hypertension and the International Society of Hypertension. The Journal of Clinical Hypertension 2013
James PA, Oparil S, CarteR BL, et al . 2014 Evidence-Based Guideline for the Management of High Blood Pressure in Adults Report From the Panel Members Appointed to the Eighth Joint National Committee (JNC 8). JAMA. Published online December 18, 2013. doi:10.1001/jama.2013.284427
Recientemente ha salido publicada la Guía de Práctica Clínica del Eighth Joint National Committee (JNC 8) de la American Medical Association (JAMA), que a diferencia de su homónima de la American Society of Hypertension (ASH) y de la International Society of Hypertension (ISH), ha supuestos un cierto revuelo por los cambios que se han producido con respecto a las versiones previas. Los cambios básicamente han sido relativos a los criterios diagnósticos y de control de la hipertensión arterial (HTA) en mayores de 60 años (150/90 mm Hg, recomendación A) en base a los resultados de los estudios HYVET, Syst-Eur, SHEP, JATOS, VALISH, y CARDIO-SIS, y a las recomendaciones para el inicio del tratamiento y la evaluación de los pacientes con HTA. En este aspecto, aquellos pacientes a quienes el ajuste de la medicación se hizo con los criterios anteriores (140 mmHg) más estrictos (JNC 7) señalan que no debe modificarse al no existir evidencias de efectos adversos, aunque con estos objetivos no se evidencien beneficios claros.
En la línea de las actuales GPC el documento del JNC-8 intenta responder a una serie de preguntas relacionadas con la HTA. Unas preguntas que han sido identificados mediante el sistema Delphi referentes a los límites del diagnóstico, el tratamiento, y los objetivos. Para ello hacen una revisión de la evidencia según las características de los pacientes y excluyendo aquellos ensayos clínicos -ECAs- con menos de 100 individuos o con una duración menor a un año. Con ello se intentan ajustar las incertidumbres de la evidencia a lo realmente demostrado reduciendo la influencia de la opinión de expertos en temas donde la evidencia es escasa.
Nueve recomendaciones para responder a tres preguntas: 1.- ¿Cúal es el umbral de tensión arterial (TA) a partir del cual se debe iniciar el tratamiento farmacológico que se relacione con mejoras los resultados de salud?. 2 .- ¿Qué medicamentos se relacionan específicamente con mejoras en los resultados de salud? Y 3.- ¿Qué diferencias existen entre ellos según beneficios y efectos adversos?
En menores de 60 años se iniciará tratamiento farmacológico cuando la TAD sea igual o superior a 90 mmHg pues reduce los eventos cerebrovasculares (AVC), la insuficiencia cardíaca (IC) y la mortalidad global.
Se recomienda en menores de 60 años iniciar tratamiento farmacológico en TAS iguales o superiores a 140 mmHg con el objetivo de mantener la TA por debajo de este umbral (recomendación 3), aunque esta recomendación es por opinión de expertos (grado E), no así por encima de esta edad (recomendación 1).
No encuentran evidencias en aquellos individuos con enfermedad renal crónica (ERC) menores de 70 años en que mantener TA iguales o inferiores 130/80 mmHg supongan beneficios en mortalidad global, cardiovascular o cerebrovascular en comparación con objetivos menos estrictos como 140/90 mmHg. Algo parecido existen sobre los beneficios sobre la progresión de la ERC. En el individuo mayor de 18 años con diabetes tipo 2 (DM2) se recomienda iniciar tratamiento farmacológico con el objetivo de mantener una TA inferior a 140/90 mmHg, aunque ello se recomienda en base a la opinión de expertos (recomendación 5). Lo que nos vuelve a demostrar las escasas evidencias que existen sobre los umbrales de la TA del DM2; pues en los ECA conocidos (SHEP, Syst-Eur, and UKPDS) el umbral es mayor (150 mm Hg), no existiendo (leo) aquellos ECA que comparen 140 mm Hg con 150 mm Hg en este colectivo. Sí que es cierto que el ACCORD-BP comparó un grupo con objetivos inferiores a 140 mm Hg frente a otro más estricto (inferior a 120 mm Hg) con parecidos resultados en los objetivos primarios.
A su vez el grupo de expertos recomienda los mismos objetivos en TAD con DM2 que aquellos sin la DM2 (inferior 90 mmHg). No encontraron suficientes evidencias para mantener objetivos más estrictos (inferior a 80 mmHg). Tampoco existen estudios que comparen ambos umbrales en los DM2.
Según la recomendación 6, en población de raza no negra, incluida la que tiene DM, el tratamiento farmacológico inicial debería incluir o diuréticos tiazídicos, o bloqueador de los canales del calcio (BCC), IECA, o ARA2 (B). Todos ellos tendrían parecidos efectos sobre la mortalidad, sobre los AVC, CV o sobre los resultados renales. No, sin embargo, en la IC donde las tiazidas fueron más efectivas que los BCC o los IECA, y a su vez los IECA más efectivos que los BCC.
Al parecer el panel de expertos no recomienda los betabloqueadores como tratamiento inicial de la HTA.
En aquellos de raza negra incluidos los DM, el tratamiento farmacológico inicial debería ser un diurético tiazídico o un BCC (B en población de raza negra, y C si tuvieran DM).
En conclusión, se relajan los objetivos apuntados en la GPC JNC-7 (2003) tanto en el diagnóstico como en el inicio del tratamiento antihipertensivo en pacientes mayores y en aquellos menores de 60 años pero que tengan a su vez DM o ERC. Se consolida a los clásicos diuréticos tiazídicos en el tratamiento inicial en la mayoría de pacientes, siendo el resto alternativas válidas (BCC, IECA, ARA2), y dejando a los betabloqueantes en segundo lugar.
Clinical Practice Guidelines for the Management of Hypertension in the Community A Statement by the American Society of Hypertension and the International Society of Hypertension. The Journal of Clinical Hypertension 2013
James PA, Oparil S, CarteR BL, et al . 2014 Evidence-Based Guideline for the Management of High Blood Pressure in Adults Report From the Panel Members Appointed to the Eighth Joint National Committee (JNC 8). JAMA. Published online December 18, 2013. doi:10.1001/jama.2013.284427