Los conocidos como inhibidores del cotransportador de sodio-glucosa tipo 2 (iSGLT-2) son mis fármacos estrella; son buenos, bonitos y baratos, ya que tienen acciones específicas capaces de tratar, o compensar, todas y cada una de las complicaciones derivadas de la hiperglucemia (target organ damage - TOD-). Actúan bloqueando la reabsorción de glucosa en los túbulos renales proximales y/o en el intestino, aumentando la excreción renal y/o intestinal de glucosa y estimulando con ello la secreción de insulina (INS).
Con estas acciones, reducen la glucemia, el peso y la presión arterial (PA), y con ello sabemos que ayudan a la protección cardiorrenal, al mismo tiempo que retardan la progresión de la enfermedad renal crónica (ERC) al reducir la hiperfiltración renal en pacientes con diabetes tipo 2 (DM2). Esto se demostró a partir del 2015 con el ensayo Empaglifozin Cardiovascular Outcome Event Trial in Type 2 Diabetes Mellitus Patients (EMPA-REG OUTCOME), el primer estudio en abordar los resultados cardiovasculares de los iSGLT-2 en pacientes con DM2 con alto riesgo cardiovascular (RCV). (Sigue leyendo...)
Su acción metabólica es variopinta, ya que reducen la hiperglucemia tanto en ayunas como a nivel postprandial, y tienen un cierto papel antiinflamatorio al reducir la grasa, lo que es útil en la esteatosis hepática no alcohólica (MASLD), la obesidad, la hipertensión (HTA) y la dislipidemia. También ofrecen protección cardiovascular y, según este bloguero (Fu-Shun Yen et al., *JAMA Netw Open*, 2023), podrían ser útiles en la retinopatía diabética (RD).
Además de ser efectivos, son bonitos y baratos, pues tienen escasos efectos secundarios, son bien tolerados y su coste económico es asequible, lo que los convierte en fármacos muy coste-efectivos para la población con DM2 en general.
Esta monografía o revisión que hoy comentamos, explora las posibles formas en que los iSGLT-2 pueden reducir la inflamación en pacientes con DM2. Ya sea de manera secundaria, debido a un efecto antiinflamatorio indirecto al modular las vías metabólicas, reduciendo la inflamación del tejido adiposo, los niveles de ácido úrico, la hiperglucemia posprandial y la hiperinsulinemia, así como elevando los cuerpos cetónicos, promoviendo la pérdida de peso y disminuyendo el estrés oxidativo. O bien de manera primaria, ya que cada vez hay más datos que sugieren que los iSGLT-2 pueden inhibir intrínsecamente la inflamación, principalmente al reducir los niveles de biomarcadores inflamatorios relevantes, incluidos Factor de necrosis tumoral alfa (TNF-α), Interleukina (IL-1β), IL-6 y la proteína quimioatrayente de monocitos-1 (MCP-1).
Sin embargo, no todos los iSGLT-2 son iguales. Existen al menos seis isoformas distintas dentro del genoma humano. Así, los SGLT-1 son responsables de la captación de glucosa en el intestino delgado y reabsorben aproximadamente el 10% de la glucosa filtrada en el segmento 3 del túbulo proximal renal (S3), mientras que los SGLT-2 se encuentran principalmente en el túbulo proximal renal S1-S2 y son responsables de reabsorber aproximadamente el 90% de la carga de glucosa filtrada.
De los iSGLT actualmente aprobados por la U.S. Food and Drug Administration (FDA) -empaglifozina, canaglifozina, dapaglifozina, ertuglifozina y sotaglifozina- sólo la sotaglifozina es reconocida como un inhibidor dual (SGLT1/2). La canaglifozina, por su parte, también está relacionada con la inhibición del SGLT-1, además de inhibir el SGLT-2.
Y es que las concentraciones aumentadas de biomarcadores inflamatorios tienen una correlación con la hiperglucemia y la desregulación de la INS, por lo que tienen un potencial como indicadores predictivos en la DM2. Estos biomarcadores incluyen IL-1β, IL-6, TNF-α, MCP-1, molécula de adhesión de células endoteliales plaquetarias-1 (PECAM-1), molécula de adhesión de células vasculares-1 (VCAM-1), molécula de adhesión intercelular-1 (ICAM-1) y proteína C reactiva (PCR).
Cada vez hay más pruebas derivadas de diversas investigaciones in vitro e in vivo que indican que los iSGLT-2 tienen la capacidad de atenuar eficazmente la liberación de marcadores inflamatorios y la expresión de ARNm de citocinas proinflamatorias, incluyendo TNF-α, IL-1β, IL-6 y MCP-1.
Finalmente, no existen suficientes evidencias de investigación sobre el efecto antiinflamatorio del iSGLT1/2 sotaglifozina, que se estima tendría el efecto antiinflamatorio más fuerte entre los iSGLT, debido a su inhibición tanto del SGLT-2 como del SGLT-1, lo que impacta fuertemente en la microbiota y las hormonas intestinales.
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