La obesidad y el sobrepeso son dos enfermedades asociadas a adiposidad y por sí mismas comportan un aumento de la morbimortalidad de quienes la padecen. Hasta hace pocos años el tratamiento de las personas que padecían estas condiciones clínicas se centraba en la realización de dietas hipocalóricas restrictivas y de actividad física. En un segundo plano y casi exclusivamente con disponibilidad desde el ámbito hospitalario, a algunas personas se las ofrecía fármacos como orlistat, naltrexona-bupropion y liraglutide 3mg, intervenciones que permitirían alcanzar pérdidas de peso de -2,9%, -4,8% y -5,4% respectivamente. La última intervención y hasta hace un tiempo la que más peso permitía disminuir era la cirugía bariátrica, que venía de la mano de importantes consecuencias como alteraciones malabsortivas que hacían necesario que la persona sometida a ellas recibiera tratamiento suplementario con ciertas vitaminas.
En los últimos años la industria farmacológica y los profesionales de la salud están poniendo el interés en el manejo del sobrepeso y obesidad y gracias al desarrollo de ensayos clínicos se han comenzado a autorizar fármacos como semaglutida (SEMA) y tirzepatida (TIRZE) que han demostrado pérdidas significativas de peso prácticamente equiparables a las que se observan con tratamientos intervencionistas. (Sigue leyendo...)
Como se ha descrito, se han realizado estudios con cada uno de los fármacos mencionados por separado, pero no se dispone, en el momento actual, de trabajos que comparen los cambios en el peso entre las personas con sobrepeso u obesidad que estén recibiendo SEMA o TIRZE. Este hecho ha sido el que ha condicionado que un grupo de investigadores decidiera realizar este estudio descriptivo que, además de considerar los cambios en el peso entre las personas que usan cada uno de los fármacos, analiza también criterios de seguridad relacionados con los efectos adversos.
En definitiva, comentamos un estudio que tiene como intención comparar la pérdida de peso y la tasa de efectos adversos gastrointestinales en adultos con sobrepeso u obesidad que comenzaron un tratamiento farmacológico con SEMA o TIRZE independientemente de si padecían o no diabetes mellitus tipo 2 (DM2). Para alcanzar el objetivo propuesto se diseñó un estudio observacional de cohortes a partir de los datos registrados en la historia clínica electrónica (HCE) de personas pertenecientes al sistema de salud de los EEUU. Los reclutados fueron 41222 personas. Uno de los criterios de exclusión era haber recibido tratamiento farmacológico con agonistas del receptor del péptido similar al glucagón tipo 1 (arGLP1) durante los 60 días anteriores al momento de la selección.
Se consideró el inicio del estudio el momento en que se realizó la primera dispensación de SEMA o TIRZE y finalizó cuando aparecieron efectos adversos limitantes, necesidad de cambio de arGLP1 o tras alcanzar los 12 meses previstos de duración. El número de personas que recibió SEMA (n=32029) fue más numeroso que el de TIRZE (n=9193). La edad media de la muestra fue 52 años. Predominaron las mujeres (70,5%). El peso medio al inicio fueron 110kg (± 25,8kg), similar en los dos grupos. Un hecho interesante fue que las tasas de DM2 entre las personas con TIRZE fueron menores que las que usaron SEMA. Lo mismo ocurría con otras comorbilidades.
El objetivo principal fue el cambio de peso durante el periodo de tratamiento y se analizó como la posibilidad de disminuir ≥5%, ≥10%, ≥15%. También se analizó el porcentaje de peso perdido a los 3, 6 y 12 meses desde el momento en que se puso en marcha el tratamiento estudiado. El 81,8% (IC 95%, 79,8%-83,7%) de personas incluidas en el grupo de TIRZE perdieron ≥5% de peso. En el caso de SEMA el porcentaje fue menor, 66,5% (IC 95%, 64,3%-68,7%) siendo la diferencia de 17,2% a favor del primero. Si nos fijamos en porcentaje de personas que consiguieron pérdidas ≥10%, fueron 62,1% (IC 95%, 59,7%-64,3%) del grupo de TIRZE y 37,1% del de SEMA (IC 95%, 34,6%-39,4%), mientras que el porcentaje que alcanzó perdidas de ≥15% fue un 42,3% (IC 95%, 39,8%-44,6%) en la sección de TIRZE y 18,1% (IC 95%, 16,1%-20,0%) de SEMA.
De esta manera, si comparamos los diferentes resultados, vemos que las diferencias expresadas en Hazard ratio (HR) son favorables para TIRZE siendo de 1,76% (IC 95% 1,68-1,84), 2,54% (IC 95% 2,47-2,73) y ≥15% de 3,24% (IC 95% 2,91-3,61) respectivamente.
En lo que respecta al cambio de peso registrado durante los meses 3, 6 y 12 del seguimiento en comparación con el momento inicial, los resultados también fueron significativamente favorables para TIRZE registrándose diferencias de -2,4% (IC95% -2,5% a -2,2%), -4,3% (IC95% -4,7% a -4,0%) y -6,9% (IC95% -7,9% a -5,8%) respectivamente en beneficio de la molécula mencionada.
Quisiera apuntar que, cuando se realizó el análisis de subgrupos, aquellas personas que tenían entre sus antecedentes la condición de DM2, aunque reflejaron resultados similares a los de la población general sin la enfermedad, los cambios de peso observados con TIRZE fueron aún más beneficiosos en comparación con SEMA. Además de la eficacia, el estudio analizó la seguridad en lo que a efectos adversos medicamentosos gastrointestinales respecta y no se registraron diferencias significativas entre los dos grupos.
Se pudiera pensar por tanto, que las personas con obesidad o sobrepeso que recibieron TIRZE o SEMA desarrollaron una pérdida de peso importante que fue mayor con TIRZE para todos los objetivos propuestos. Más personas de este grupo alcanzaron pérdidas ≥5%, ≥10%, ≥15%. Del mismo modo, las personas aleatorizadas a TIRZE reflejaron mejores resultados de pérdida de peso en los meses 3, 6 y 12 de seguimiento en comparación con el peso que se registró en el momento inicial. Adicionalmente estos resultados fueron aún más agudos en aquellas personas que, además de sobrepeso u obesidad, tenían DM2 entre sus antecedentes. A pesar de todo debemos de ser cautos al tratarse este trabajo de un estudio observacional de manera que se aconseja poner en marcha ensayos clínicos aleatorizados que puedan ofrecer datos más sólidos.
TIRZE se puede concebir como una herramienta accesible para los médicos de atención primaria. Iniciar este tratamiento permitirá a los pacientes alcanzar pérdidas de peso significativas que mejoren las comorbilidades y la calidad de vida de quienes las usan sin aumentar los efectos adversos gastrointestinales que aparecen con los fármacos con mecanismos de acción similar.
¡Muchas gracias por el post!
ResponderEliminarEn la actualidad, nuestra tendencia es a comparar las dos principales moléculas comercializadas para pérdida de peso, pero obviamos algo (o al menos no lo mencionamos claramente): hacemos una comparativa sin tener en cuenta que semaglutida es un agonista o monoagonista de GLP1 y tirzepatida es un agonista dual (agonista GLP1 + agonista GIP), y como bien sabemos, la asociación de agonistas contribuye a pérdidas de peso mayores y mejora de otros parámetros clínicos y analíticos asociados. ¿Compararemos retratutide con semaglutida o con tirze o con ambas? Lo haremos, y estará bien hecho, pero nunca olvidemos que el coagonismo, a priori, lleva implícitas mayores pérdidas ponderales.
Comparamos con el objetivo de ver "cual es mejor", y es muy lícito, pero no comparamos moléculas de la misma familia farmacológica y esto nos puede llevar a concluir que una es mejor que otra, sin serlo...Aquí os lo dejo, para reflexión... Abrazo!