La prediabetes (PRED) es una condición metabólica, antesala de la diabetes mellitus tipo 2 (DM2), infradiagnosticada e infratratada cuya prevalencia mundial aproximada se estima en un 7 % y cuya detección y manejo precoz son imprescindibles. Una de las comorbilidades con la que se asocia es la obesidad o enfermedad metabólica adiposa. Cuando coexisten, el riesgo cardiovascular (CV) de la persona que la padece aumenta.
La pérdida de peso en personas con obesidad es imprescindible. Para ello, la medida clásica ha sido la realización de dieta hipocalórica y ejercicio físico. No obstante, de manera aislada, estas medidas son difíciles de mantener a largo plazo por las adaptaciones metabólicas y hormonales desencadenadas en el organismo, siendo necesario el uso concomitante de otras ayudas como fármacos o cirugía. En este sentido, los fármacos en estudio para el tratamiento de la obesidad están encontrando su espacio, pero no se habían desarrollado trabajos con personas que padecían obesidad además de PRED. Es por ello por lo que se desarrolló este estudio. (Sigue leyendo...)
STEP 10 (Semaglutide Treatment Effect in People with Obesity 10) es un estudio en fase 3, aleatorizado, doble ciego y paralelo, que analiza la eficacia y seguridad de semaglutida (SEMA) 2,4 mg administrada con una frecuencia semanal frente a placebo, además de asesoramiento sobre dieta y ejercicio, en personas con PRED y obesidad. Se desarrolló en cinco países, entre los que se encontraba España, e incluyó a 207 personas con edad ≥18 años que habían sido diagnosticadas de PRED y que presentaban índice de masa corporal (IMC) ≥30 kg/m².
El seguimiento fue de 80 semanas, 52 de tratamiento farmacológico durante las cuales se fue escalando SEMA con carácter mensual hasta llegar a la dosis deseada de 2,4 mg a la semana 16, y 28 restantes sin fármaco, exclusivamente con asesoramiento individual sobre estilo de vida saludable.
Se excluyó del estudio a personas que habían estado siendo tratadas durante los tres meses anteriores con hipoglucemiantes. Igualmente, a aquellas que habían perdido más de 5 kg de peso durante ese periodo de tiempo o habían realizado algún tratamiento para el manejo de la obesidad.
En el estudio STEP 10 predominaron las mujeres (71 %) y la edad media de la muestra fue 53 años (11). El peso corporal medio fue de 111,6 kg (22,2), el IMC medio 40,1 kg/m² (6,9) y el perímetro de la cintura medio 120,1 cm (14,7). En relación a los parámetros bioquímicos obtenidos al inicio del estudio, fueron: hemoglobina glicadade 5,9 % (0,3) y la glucemia basal plasmática media de 106,2 mg/dL (10,8).
El objetivo principal del estudio fue analizar el cambio de porcentaje de pérdida de peso corporal desde el momento basal hasta la semana 52 y analizar el porcentaje de personas que alcanzaron normoglucemia (HbA1c <6 % y glucemia basal plasmática <99 mg/dL).
Después de 52 semanas de seguimiento, el grupo aleatorizado a SEMA demostró mayores pérdidas de peso que el placebo [-13,9 % (0,7 %) vs -2,7 % (0,3 %)], siendo la diferencia estimada de -11,2 % (IC 95 % -13,0 a -9,4 %; p<0,0001).
Cuando se analizó el peso perdido hasta la semana 80, se reflejó que fue de -7,9 % (7,2) para el grupo de SEMA y de -1,3 % (5,0) para el de placebo, haciendo interpretar que se produjo un aumento de peso entre la semana 52 y la 80. Bien es cierto que la recuperación ponderal no alcanzó el estado basal.
En lo que respecta al otro endpoint primario, la vuelta a la normoglucemia, se observó que a la semana 52, la proporción de personas que la consiguió fue mayor en el grupo de SEMA 2,4 mg que en el de placebo. Concretamente, fue alcanzado por 103 (81 %) del grupo de SEMA y 9 (14 %) del de placebo [Odds ratio (OR) 19,8 (IC 95 % 8,7-45,2; p<0,0001)], y se mantuvo a las 80 semanas en 120 personas del grupo de SEMA y 4 del de placebo.
Si nos centramos en los datos sobre seguridad, el porcentaje de personas que padeció efectos adversos relacionados con el tratamiento fue de un 9 % en ambos grupos, 12 del de SEMA y 6 del de placebo. Estas complicaciones obligaron a interrumpir el tratamiento a 8 personas tratadas con SEMA y una con placebo.
Por tanto, se puede decir que SEMA proporciona una pérdida de peso mayor que placebo y que permite la reversión a normoglucemia en personas con obesidad y PRED, siendo su perfil de seguridad y tolerabilidad afín al observado con otros fármacos del mismo grupo y coherente con los observados en estudios previos con esta misma molécula.
Como médicos de familia, tenemos herramientas que nos van a permitir tratar nuevos espectros de enfermedades, como la obesidad, que mejorarán las características clínicas de las personas que las sufran y evitarán el desarrollo de otras enfermedades crónicas y de las complicaciones con las que estas se han relacionado. Pero en primer lugar, tenemos que realizar un diagnóstico adecuado, y no solo de la obesidad, sino también de la PRED. Después, debemos informar a las personas que convivan con estas dos entidades clínicas, especialmente si lo hacen de manera concomitante, de sus consecuencias y ofrecer soluciones con los tratamientos más adecuados, entre los que se encuentran fármacos como el mencionado en este artículo. No debemos “culpar” a las personas con obesidad de su enfermedad. Deben tener las mismas oportunidades que otras con diferentes enfermedades crónicas para beneficiarse de tratamientos farmacológicos con beneficios demostrados. Esperemos que este cambio llegue pronto.
McGowan BM, Bruun JM, Capehorn M, Pedersen SD, Pietiläinen KH, et al. & STEP 10 Study Group. (2024). Efficacy and safety of once-weekly semaglutide 2·4 mg versus placebo in people with obesity and prediabetes (STEP 10): a randomised, double-blind, placebo-controlled, multicentre phase 3 trial. The Lancet. Diabetes & Endocrinology, 12(9), 631–642. https://doi.org/10.1016/S2213-8587(24)00182-7
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