La monitorización continua de la glucosa (MCG) es un sistema de control de la glucemia que desde hace algunos años se recomienda en los pacientes con diabetes (DM) en tratamiento con insulina (INS) en diabetes tipo 1 (DM1) y en diabetes tipo 2 (DM2) con riesgo de hipoglucemia, pero no de manera generalizada. Su utilización con sistemas de administración automática de INS (AID -automated insulin delivery-) podrían, no solo mejorar los objetivos glucémicos de quienes lo utilizan, sino su calidad de vida, como ya hemos comentado previamente en este blog.
La MCG es un sistema que permite determinar la glucosa en el líquido intersticial y con ello conocer o estimar el rango glucémico, la variabilidad glucémica y las tendencias glucémicas. Los estudios y metaanálisis hasta el momento, como hemos comentado en otros post, han demostrado que la MCG mejoraría el control glucemia, reduciría las hipoglucemias y mejoraría la calidad de vida de aquellos pacientes tratados con INS. Además existen estudios que demuestran que variables intermedias como la HbA1c y la utilización de los servicios de urgencia mejoraron de manera sensible y estadísticamente significativa con la utilización de la MCG. (Sigue leyendo...)
Los Standard of Care in Diabetes (SCD) de la American Diabetes Association (ADA), en la sección de Tecnología y diabetes (sección 7, S126-144), que comentamos en el blog, nos recuerda que “El inicio de la MCG debe ofrecerse a las personas con DM1 en una fase temprana de la enfermedad, incluso en el momento del diagnóstico (2024).”
En esta 84ª reunión del ADA que se realiza en Orlando, el sábado 22 de junio se trató este tema mostrando que la prevalencia del uso de la MCG en personas con DM en Estados Unidos aumentó del 0,4% al 4,1% en el 2020 en seis años, o incluso más, pues algún otro estudio fue más allá. Pues aunque las prescripciones de dichos dispositivos en Estados Unidos vayan en la línea de las directrices del ADA, su uso en pacientes en tratamiento con INS y riesgo de debutar con hipoglucemia sufrió un incremento del 36% entre el 2020 y 2021.
La comunicación de dicha mesa, sin embargo, se circunscribió a la eficacia del mismo en el escenario hospitalario de pacientes con DM en tratamiento con INS. Pues los SMC del ADA apuntan “Las personas con DM que utilizan MCG deben continuar utilizándolas durante la hospitalización, cuando sea apropiado y bajo un protocolo institucional (2024)”.
Estudios sencillos con pocos pacientes, a modo de ejemplo, en pacientes hospitalizados en Stanford (Susan Seav, Stanford Medicine, California) y según los registros electrónicos contrastados mostraron que el 99,3% de las muestras de la MCG eran parejas en sus resultados a aquellas generadas por la punción digital; encontrando la mayoría de los resultados emparejados (87,7% o 1.315 de 1.506) en la zona A de Clarke, lo que significa que se consideraron clínicamente precisos. Esto permite dar seguridad a la utilización de estos sistemas en la que la INS se utiliza en situaciones extremadamente sensibles y delicadas.
En otro estudio, una asociación curiosa de pacientes fuera de la Unidad de Intensivos en la planta, las hiperglucemias identificadas en la MCG se asociaron con mayor frecuencia en la visita a los Servicios de Urgencias los treinta días siguientes (Flint et al).
En cuanto a las mejoras que la MCG genera en la práctica sanitaria el equipo de Michael S. Hughes et al. (Stanford) evaluaron a pacientes y enfermeras demostrado las ventajas del uso continuo de MCG.
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