La adherencia a estilos de vida saludable y las complicaciones microvasculares en diabetes tipo 2
Comentario de Enrique Carretero Anibarro @Enriq_Carretero
Las complicaciones microvasculares se han convertido en una carga considerable para los pacientes con diabetes mellitus tipo 2(DM2), la nefropatía diabética afecta a un 20%- 40% de la población con DM2 y la prevalencia de retinopatía diabética (RD) es del 28,5%. El manejo del paciente con DM2 se basa en tratamientos farmacológicos y en las modificaciones de estilos de vida (MEV). Se ha demostrado que las MEV han sido eficaces en la reducción de la mortalidad total y en la reducción de complicaciones macrovasculares. Sin embargo, aunque tenemos datos que apuntan maneras, no está claro que exista una asociación entre un estilo de vida y el riesgo de complicaciones microvasculares entre los pacientes con DM2.
En un análisis secundario de ADVANCE (Action in Diabetes and Vascular Disease: Preterax y Diamicron controle devaluated), en el que participaron 11.140 personas con DM2, la actividad física de moderada a intensa y el consumo moderado de alcohol se asociaron a una reducción del 15% de incidencia de complicaciones microvasculares tras aproximadamente 5 años de seguimiento.Y en un análisis post hoc del ensayo PREDIMED (Prevención con Dieta Mediterránea), la dieta mediterránea suplementada con aceite de oliva virgen extra redujo la incidencia de RD en un 43%, pero no de nefropatía diabética, tras una mediana de 6 años de seguimiento.
Para aportar luz sobre este tema hoy traemos un estudio prospectivo de cohortes que incluyó a pacientes con DM2 que no padecían enfermedades cardiovasculares (ECV) ni cáncer en el momento del diagnóstico de DM2 y que rellenaron los cuestionarios complementarios sobre DM del Nurses Health Study (NHS) en 2000 y 2005, y el Health Professionals Follow-Up Study (HPFS) en 2000, 2004 y 2008 en los EE.UU. Las cohortes del NHS y del HPFS utilizaron metodologías muy similares. En ambas cohortes cada 2 a 4 años se actualizó la información sobre la dieta, el estilo de vida, los antecedentes médicos y las nuevas enfermedades diagnosticadas. La tasa de respuesta fue muy alta, aproximadamente el 90%, en cada ciclo de 2 años para ambas cohortes.
Los factores relacionados con la dieta y el estilo de vida antes y después del diagnóstico de DM2 se evaluaron mediante cuestionarios validados. Los cinco factores de vida saludables evaluados consistieron en: no fumar, tener un peso corporal saludable: índice de masa corporal (IMC) de 18,5 o inferior a 25, realizar una actividad física de moderada a intensa (150 minutos a la semana), seguir una dieta de calidad (percentil 40 del Índice de Alimentación saludable alternativo) y un consumo moderado de alcohol (5-15 g/día para las mujeres y 5-30 g/día para los hombres).
Los resultados fueron las complicaciones microvasculares diagnosticadas en cuestionarios establecidos: neuropatía diabética, RD, la nefropatía diabética (NDM) y los trastornos de los pies.
Se incluyó en la cohorte a un total de 7.077 pacientes con DM2 (4.982 mujeres en el NHS y 2.095 hombres en el HPFS, edad media 61 años, 94,2% blancos. Durante el seguimiento se documentó un total de 2.878 casos de complicaciones microvasculares diabéticas, incluidos 1.796 casos de neuropatía diabética, 1.415 casos de RD, 383 casos de nefropatía diabética y 452 casos de trastornos del pie diabético.
Tras el ajuste multivariable, la adherencia a un estilo de vida sano antes y después del diagnóstico de DM2 se asoció significativamente con un menor riesgo de desarrollar complicaciones microvasculares.
En comparación con los pacientes sin complicaciones microvasculares, los pacientes con complicaciones microvasculares tendían a ser más jóvenes y fumadores, y tenían más probabilidades de presentar un IMC más elevado, una menor actividad física y una menor calidad de la dieta.
El riesgo relativo (RR) de los participantes con 4 o más factores de estilo de vida de bajo riesgo antes del diagnóstico de DM2 en comparación con cero fue de 0,73 (IC 95% 0,60-0,91) para cualquier complicación microvascular y de 0,71 (IC 95% 0,54-0,93) para la neuropatía diabética, 0,76 (IC 95% 0,57- 1,01), para la RD, 0,42 (IC 95% 0,23-0,79) para la NDM y 0,60 (IC de 95% 0,35-1,00) para los trastornos del pie diabético.
Se observaron resultados similares en la adherencia a un estilo de vida saludable tras el diagnóstico de DM, con un RR de 0,68 (IC 95% 0,55-0,83) para cualquier complicación microvascular, 0,67 (IC del 95% 0,51-0,88) para la neuropatía diabética, y 0,65 (IC del 95%: 0,48-0,86) para la RD, 0,57 (IC 95% 0,34-0,98) para la nefropatía diabética y 0,62 (IC 95% 0,37-1,05) para los trastornos del pie diabético.
Cada incremento en el número de factores de estilo de vida de bajo riesgo se asoció con una reducción del riesgo de complicaciones microvasculares del 6% (RR 0,94; IC 95% 0,90-0,98) y una reducción del riesgo de neuropatía diabética del 9% (RR 0,91; IC 95% 0,86-0,96). Los resultados fueron consistentes cuando los análisis se estratificaron por edad en el momento del diagnóstico de DM2, sexo/cohorte o factores del estilo de vida antes del diagnóstico de DM2.
Un estilo de vida saludable es una medida que indiscutiblemente aporta beneficios al paciente con DM2. Es una medida inocua, económica, al alcance de todos los pacientes, y que aporta beneficio en la reducción de mortalidad, de eventos macrovasculares, de eventos microvasculares, otras patologías asociadas y en muchos aspectos de la vida del paciente.
La actual epidemia de sedentarismo y obesidad son alertas de que aún no estamos transmitiendo a nuestra sociedad los beneficios que los hábitos de vida saludables pueden aportar a los pacientes con DM2 y a toda la población en general.
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